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Cuando vayas a morir... por kozzha

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Notas del capitulo:

Waaa mil disculpas por subir el cap hasta ahora pero es que tuve que estudiar y hacer miles de cosas que me mantenían un poco ocupada u.u pero pues ahora como estoy en cuarentena por la Influenza ( la kozzha está enferma de algo que se llama L.E.S. p l q corre riesgo de contagiarse de cualquier cosa y morir u.u p lo q prefiero quedarme encerrada en casa hasta nuevo aviso jajaja).

Disfruté mucho escribir de este cap pues Esog es un amor jajaja tan cruel y soez como la misma autora jajaja. Espero y sea de su agrado la mascotita de nuestra linda muerte.

Cha...no me queda más que decir.

disfruten del cap.

 

Ah si!!!

este cap va dedicado especialmente a Luffissa y a Dulce_Pena_Hime.

besos

kozzha.

Consuélame otra vez
Porque no pienso volver.
El suelo tiene sed.
La vida es imprecisa
Déjate caer.

Las horas no demoran
A mi alma desertora.
Explícalo muy bien.
Se abre la tierra.
El cielo está a mis pies.

 

Capítulo 7
Juventud I

 

 El camino hacia la última etapa de la corta vida del joven escritor era largo por lo que un muy aburrido Esog miraba a Eiri, quien hecho un ovillo en el asiento de enfrente sollozaba.

 -Deja de llorar como un párvulo, tan sólo son recuerdos...ya es pasado-bufó la muerte-supéralo.

 Eiri alzó la vista hacia la Átropos y le miró con cólera.

 -¡Superarlo!-farfulló, poniéndose de pie-para ti es fácil decirlo, no tienes sentimientos o eso perece ser y tu existencia sólo se alimenta del sufrimiento de nosotros los mortales.

 -Tranquilo pequeño, no te alteres, sólo fue un comentario-comentó el "mocoso" rascándose la cabeza. Completamente cegado por el cólera, el rubio alzó su puño y estuvo a punto de golpear a Esog,  pero sin previo aviso el tren frenó drásticamente provocando que el rubio cayera sobre tánatos. Avergonzado y molesto consigo mismo esperó alguna burla por parte de su juez pero éste simplemente lo miró cono los ojos entrecerrados. Apartó a Eiri de su regazo y miró la ventanilla del vehículo-no es normal que el tren se detenga a medio camino-Eiri lo miró sin comprender y cuando iba a preguntar, Esog salió de la  pequeña cabina que compartía con el escritor. Cuando el niño salió, miles de pasos se oyeron por todo el pasillo pero el rubio no vio a nadie, sin saber que sucedía miró hacia la ventanilla y notó que el monótono paisaje blanco era adornado por una espesa neblina oscura, su enojo poco a poco se fue desvaneciendo al igual que los recuerdos vividos en su adolescencia. Volvió su atención hacia la entrada de la cabina en donde estaba parado Esog-hay demasiados pasajeros en el tren.

 -¿Pasajeros?, pero sólo somos nosotros dos.

 -Te equivocas, todo el tren está lleno de almas que murieron.

 -¿Y porque no las he visto?

 -No tienes el don-la parca tomó asiento en su lugar- espero que pronto el tren vuelva a funcionar.


 Como veían que el tren no volvía a las andadas, un impaciente Esog se puso de pie y le ordenó a Yuki:

 -Será mejor ir a pie.

 -Pero...-el rubio imitó a la muerte y el par salió hacia el monótono paisaje que estaba completamente lleno de niebla. -¿Sabes como llegar a la otra estación?-comentó, viendo como Esog caminaba  zigzagueante.

 -Sé perfectamente el camino, él único problema es que esta vetusta muerte ya no tiene la vista de antes.

 -¿Y como sabes que camino tomar?...todo es blanco.

 -Para ti es sólo un pedazo de cosa blanca pero para mi es mas que eso...

 -¿Que es?

 -No le pienso decir a un simple mortal lo que es esta parte del camino-comentó despectivo el niñato. detuvo su andar y bufando se sentó en lo que podría llamarse el suelo de aquel lugar-Es un fastido...no puedo ver nada con esta maldita niebla, tal vez por esto el tren se detuvo también...creo que mejor será llamarlo, pues cada vez veo peor-un poco malhumurado, el soez niño se rasco la cabeza.

 -¿El?...o será que tampoco tengo derecho a saber de quien hablas-Eiri se cruzó de brazos.

 -Pronto lo conocerás-se quedaron por largo rato esperando al "susodicho" hasta que a lo lejos se pudo escuchar unos pasos, no eran humanos, por lo que el difunto escritor se erizó un poco.

 De entre la niebla surgió una un perro de tres cabezas, completamente blanco, con los ojos profundos al igual que la parca.

 -Por fin haz llegado mi niño-saludó jovial Esog a aquella criatura quien agitaba la cola contento mientras eran observados por un atónito Eiri.

 -Este es Lebúcull, ustedes los humanos lo conocen como Cerberos o Garm. el rubio miró a la "mascota" de tánatos-Tiene la mejor vista...el podrá guiarnos hacia la otra estación.

 -Hacia mi juventud...

 -Exacto.-el perro comenzó su marcha mientras era seguido por Esog y Eiri.

 Después de un largo timpo en que estaban caminado en medio de la nada, el escritor decidió romper el silencio.

 -¿Falta mucho?-bufó.

 -A caso, ¿Te haz cansado?...eso es extraño; nunca había escuchado a una alma quejarse de cansancio.

 -No estoy cansado, sólo un poco exasperado, ¿Tampoco es normal que sienta eso?

 -El alma siente amor, temor, deseo, felicidad...pero no cansancio ni hambre, eso es del cuerpo que haz abandonado.Y si falta mucho.

 -¿Como cuánto?

 -Mmmm...pues en las medidas que ustedes utilizan...como ocho kilómetros.

 -¡Ocho kilómetros!-exclamó el joven rubio.

 -No lo tomes en serio, no sé exactamente cuánto sea eso, simplemente se me ocurrio-rió divertido el cruel niño llamado Esog. Eiri sólo apretó la mandíbula. Había aprendido que lo que más hacía regocijar a  ese niñato era que él se enfadara, por lo que hizo un gran esfuerzo y se trago su enojo.

 Siguieron el resto del camino en silencio, hasta que Lebúcull se detuvo a olfatear.

 -Hemos...

 -Hemos llegado-le interrumpió Yuki Eiri.

 -¿Cómo sabes?

 -Porque ahí estoy-el difunto señaló hacia el lado derecho de ellos en donde yacía una escena en donde se mostraba a un Eiri de 19 años, que acomodaba sus pertenencias en una modesta habitación-aquel día fue cuando ingresé a una de las universidades privadas de Nueva York. rápidamente aquella escena se mezclo con la espesa neblina para darle paso a otra en donde se mostraba a un solitario Eiri escribiendo en la biblioteca, ignorando completamente los cuchicheos de los demás compañeros.

 -Te volviste muy solitario...

 -No me gustaba mantener alguna relaicón con nadie...nadie me comprendería.

 En otra escena se mostraba al primogénito de los Usegui hablando con el encargado de una editorial, quien había aceptado publicar la primera novela que había escrito nuestro protagonista.Y así siguieron más escenas de aquella faceta. En algunas se mostraba las conquistas femeninas del joven; en otras se mostrabab a un Yuki de fiesta en fiesta, bebiendo en exceso y buscando pleito.  Después se mostraba el gran éxito que había tenido la novela debut del joven, volviéndose un best-seller y como también las siguientes novelas que publicó.

 Después de tener un gran problema con un profesor, el rubio fue corrido de aquella universidad como también de las siguientes dos a las que ingresó. en ese transcurso el hombre se hizo su famoso piercing en la oreja y se tatuó las iniciales de Kitasawa en su tobillo izquierdo, dando a entender que siempre llevaría aquella cruz cargando.

 -Aún muerto...nunca superarás lo de aquel sujeto...que triste...-suspiró Esog.

 -Y nunca descansaré de aquel gran peso pues estaré en el infierno con él.

 -Ustedes me culpan a mi de que los mandé al infierno pero pues ustedes mortales son los que marcan su forma de morir, no yo...bueno...a veces si no no sería divertido para mí-rió escpandalosamente el niño mientras un Lebúcull le la mano con u a de sus brazos mientras las otras dos se gruñían.

 -Veo que te divierte mucho tu trabajo.

 -No me quejo...fui creada para esto, por lo que no me queda quejarme.

 Fastidiado de que estuviera betado en la mayoría de las universidades de Nueva York, Yuki se había visto obligado a regresar a Japón a continuar con sus últimos estudios.

 De entre la niebla  que era cada vez más espesa se formó una escena en donde se veía a  Eiri y a su hermano menor Tatsuha, fumando en el patio trasero de la residencia de los Usegui.

 -Me dá tanto gusto que hayas regresado hermano, la vida aquí es muy aburrida.

 -Me imagino.

 -Aunque debo informarte de algunas novedades aquí en Kyoto.

 -¿La neurótica señora Himura se volvió lesbiana?

 -No dudes que algún día lo admita-rió divertido el moreno-no no es sobre ella, son dos noticias referentes a una personita muy preciada por tí-los ojos amarillentos miraros escrutadores a su hermano menor-la anciana Kaede falleció hace un mes y su hija mayor se mudó a la residencia de la anciana con su familia.

 -¿Por que no me avisaste?

 -Lo hice pero al parecer tu te olvidaste de mí desde que te fuiste a Nueva York.

 -¿En que cementerio está?

 -En donde está mamá.

 -¿Cuál es la otra noticia?

 -Que te heredó todos sus libros, te dejó una carta y que por fin he conocido a su nieta, la que decía que era tu novia, ¿recuerdas?

 -Si nieta Ayaka...

 -Así es...es bonita, debo de admitirlo pero muy tímida y desde que la conocí a preguntado por tí, al parecer la anciana Kaede le platicaba mucho de tí.

 La imágem se sidolvió, dejando a un taciturno Eiri.

 -Aquella mujer siempre fue buena conmigo, por ella es que comencé a tener interés por los libros y...no me pude despedir de ella...como con Shuichi.

 -En eso no sólo participé yo...también lo hizo Azznarepze, así que culpala mejor a ella.

 Otra escena apareció frente al trío. Ahí se encontraba Eiri, dejando un ramo de flores en la tumba de la difunta señora.

 -Gracias por lo libros...-habló el joven. a lo lejos se escuchó unos pasos que por el sonido de los tacones, supo que era una mujer la que se acercaba. Se detuvo frente a a la tumba de Kaede. Aquella mujer no pasaba de los 28 años, cabello castaño y en u corte de melena.

 -¿Eras nieto de Kaede?-preguntó la joven.

 -No...un amigo.

 -Yo también-miró de arriba a a bajo a Eiri para después volver a hablar-me llamo Kanna Mizuki-la castaña hizo una reverencia.

 -Soy Eiri Usegui-imitó a la joven.

 -¡Eiri Usegui!-exclamó-por fin lo conozco, lo he estado buscando.

 -Para que-comentó escuetamente el rubio.

 -En su lecho de muerte, la señora Kaede me encargó que le ayudara con eso de sus libros, pues según ella, desde pequeño tenía una gran habilidad en eso de la escritura.

 -Ella fue la que me motivó a dedicarme a eso.

 -Bien...pues cualquier cosa aquí está mi tarjeta, trabajo como editora en una de las mejores editoriales del país, por si algún día le interesa publicar una de sus tantas novelas.

 -Gracias.

 La escena desapareció dando paso a otra; una de las facetas más desagradables de su juventud: cuando la familia Usami había hecho un trato con el señor Usegui, comprometiendo a Eiri con la jovencita Ayaka, aunque éste ni si quiera la conociera del todo.

 -Si detestaba a mi padre, desde ese momeno comencé a odiarlo por completo-comentó Eiri, pero fue ignorado por la parca quien le hablaba melósamente a  su querido perro.

 Tras aquel trato, Eiri huyó hacia la capital de Japón en donde fastidiado de la escuela, decidió continuar con su carrera como novelista, contratando a Mizuki como su editora; y como sucedió en Nueva York, sus novelas tuvieron tal éxito que en poco tiempo se había vuelto el escrito más famoso y reconocido en el país nipon. Su vida personal era todo un desastre, enrrollandose como mujeres de todo tipo pero sin desear formalizar una relación, para nada.

 De aquel tierno jovencito aún quedaba poco; pero por temor a ser traicionado como tiempo atrás, el rubio había formado una coraza inrrompible, o eso es lo que creía hasta que algún día por fuerzas del destino, apareció la persona que el creía que nunca iba a aparecer...

 Al trío lo envolvió un parque, el parque Saki, en donde el escritor siempre salía a despejarse cuando terminaba de escribir. El cielo se encontraba oscuro y el viento soplaba pasivo. Eiri miró como Esog y su "mascota" corrían por aquella ilusión, divertidos.

 -Será lo más viejo del mundo pero se comporta como una mocosa-pensó Eiri.

 El viento comenzó a soplar aún más fuerte y frente a él apareció una imágen de él mismo, llevaba puesto un traje sastre color vino, en combinación de una camisa negra al igual que los zapatos, su reflejo encendió un cigarrilo y siguió su camino hacia él. De repente una hoja de cuaderno rozó su mejilla, aunque no sintió el roce, notó aquella hoja la cuál fue a parar a los pies de su otro yo. Lentamente giró su cuerpo y al otro extremo del Eiri de 22 años se veía un jovencito de 17 años o menos quien llamaba completamente la atención por su vestimenta y sobre todo por su cabello color rosa.

 -Shuichi...-murmuró Eiri al ver a su amante.

 

 

 

 


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