Se mantenía sentado en el borde de su cama, observando algo enfurecido la ventana. Es que nunca tendría un momento en paz? – se preguntaba continuamente Ciel interiormente.
Su estomago comenzaba a molestarle debido a que no había comido nada en todo el día por culpa de los desastres ocasionados.
Solo trataba de ignorarlo para no obligarse a ir a la cocina y evitar encontrarse con nadie más.
Por lo que solo se poso en uno de los pilares de la cama y observo fijamente la luna llena de esa noche ya que aun no tenia sueño.
Lamento las molestias ocasionadas hoy. – El pequeño conde escucho esa voz tan familiar y suave a sus espaldas-
Sebastian se acerco con parcimonia frente al conde y deposito allí una bandeja llena con los postres favoritos del pequeño.
Solo podía percibir ligeramente los rasgos de Sebastian bañados con la luz nocturna bajo la oscuridad de su habitación.
Tenia demasiada hambre y los dulces se veían deliciosos, así que por una vez hizo como si nada pasara y se acerco a comer lentamente sin decirle una palabra a su mayordomo que en ese momento, aguarda de pie junto a la ventana en silencio y totalmente inmóvil.
El pequeño conde satisfacía su apetito con las exquisiteces que el demonio le había llevado sin abrir la boca en ningún momento para otra cosa que no fuera comer.
Sebastian aun permanecía allí en pie, rígido, como una perfecta estatua.
Tan solo por un momento el conde lo observo de reojo y con sus delicados labios pronuncio un suave – Gracias.
Sebastian no pudo hacer otra cosa que sorprenderse y quedándose mirándolo fijamente ante tal acto.
Soy tan descortés siempre que te asombra? –dijo el pequeño con gesto de mal humor pero a la vez parecía como que quería ocultar un sutil sonrojo aunque no se notase debido a la falta de luz.
No, es eso. Pero si es bastante raro de escucharle tan con la guardia baja. –sonrió simplemente sin ninguna emoción falsa por detrás.
Dirigió una mirada fría hacia él como autodefensa más solo respondió – basta de peleas, por hoy. Estoy exhausto. – Dicho esto siguió llenando su estomago.
Como ordene Bocchan. –susurro al aire con voz calmada y grácil y solo permanecio allí esperando a que terminara de comer, por lo que tardaría algo de tiempo ya que el conde parecía disfrutar cada dulce como si fuera el ultimo.
No te cansas siempre de estar de pie? –dijo el pequeño ojiazul sin siquiera pensar la frase ya que era bastante obvia la respuesta puesto la condición de su mayordomo como demonio.
Pero a pesar de saber eso, deseo expresar esa bondad por esa vez en agradecimiento.
Puedes sentarte acompañándome hasta que termine de comer, solo por hoy.
- murmuro el conde como si fuera el mayor de los honores para cualquier ser lo que acababa de decir.
Pensó que ante tanta arrogancia expuesta el demonio no aceptaría tal cosa y solo diría alguno de sus comentarios irónicos.
Mas se sorprendió al ver que su demonio mayordomo estaba incorporándose a su lado en la cama para hacerle compañía en silencio con una amable sonrisa en sus labios más sin observarlo en absoluto.
A pesar de todo Ciel disfrutaba la tranquilidad del momento.
En dado momento el plato de dulces quedo vacío y el pequeño Phantomhive estaba satisfecho.
Bien creo que ya es hora de dormir… -susurro algo incomodo el conde por la extraña presencia a su lado, (no era usual que alguien compartiera su cama de cualquier forma).
Así que solo se incorporo para darle la señal a Sebastian de que lo mudara de ropa.
El mayordomo estuvo en pie en instancias de segundos y desvistió y vistió a Ciel con sumo cuidado aun sin pronunciar palabra alguna.
En cuanto estuvo listo, se dirigió a la cama para acostarse finalmente.
Su elegante mayordomo lo arropo suavemente y luego observo el rostro del conde por un momento para concluir diciendo – Esta noche ya me he quedado con usted, puede dormir sin que nadie lo cuide verdad? – sonrió sutilmente en la penumbra.
Ciel ya acostumbraba a pedirle que se quedara hasta que se durmiera pero debido a esa frase su orgullo pudo más y simplemente acotó – Por supuesto.
A lo que el mayordomo hizo un gesto de amabilidad y apago las velas para que pudiera descansar - Buenas noches… Bocchan.
Dicho esto, salió de la habitación dejando a un pensativo Ciel que en uno de sus recuerdos entremezclados de dio cuenta que hoy no se había efectuado ninguna visita en la mansión.
Sebastian dijo mas tarde… quizás sucedió algo. –susurro eso y pocos segundos cayo en sueño profundo.
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Eran cerca de la 1:00 de la mañana en la mansión. Y todo el mundo suspiraba en sueños ecepto una figura sombria tras la ventana.
Conde tendría que aprender a recibir a sus invitados.
Yo anuncie ya mi visita en la noche.
Una voz macabra y quebrada resonó murmurando hacia adentro de la habitación de Ciel.
Pese a esto el pequeño no se inmuto ya que su sueño era más fuerte que el mismo.
Una figura de cabello largo plateado y un traje negro de sepulturero observaba al pequeño desde el marco de la ventana que aun se hallaba abierta.
Muy bien, ya que no he tenido bienvenida.
Le dejaré un pequeño recado. – el undertaker sonrio maliciosamente y tomo un pequeño cuaderno y con una perfecta caligrafía diferente a la suya escribió algo en un trozo de papel, luego solo lo dejo junto al cuerpo de Ciel sobre la cama y salió nuevamente por la ventana despidiéndose en silencio.
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El contenido de la nota esperaba ansioso a ser leído el día posterior, mientras tanto Ciel se mantenía aislado de toda preocupación dentro de sus sueños.
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