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Insinuaciones por Akuma Michaelis

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Notas del capitulo: Tarde unos dias para escribir este capitulo porque tuve un bloqueo. En fin el hecho es que aqui esta el capitulo ^^
Espero que lo disfruten.
Los sirvientes de la mansión se encontraban especialmente inquietos, ya que un extraño acontecimiento había estado pasando los últimos dos días allí adentro.

Ciel su orgulloso y egocéntrico amo se encontraba encerrado en su estudio todo el día bajo una total depresión que ponía a más de uno nervioso.
Jamás lo habían visto de ese modo y eso los asustaba más que nada.

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No entiendo porqué…, fue la verdad lo que dijo.
Pero no me duele estar equivocado…, no lo se algo me inquieta… -murmuraba el pequeño conde mordiendo algo inquieto su labio inferior.



*Flashback*



Yo jamás lo podría amar a usted. Ya que soy solo un demonio, no puedo “amar” es un sentimiento muy vano e inservible para mi. Lo único que deseo con ansias es su cuerpo y alma. Y eso, lo tengo asegurado en un futuro.



*End of Flashback*


Eso es verdaderamente cierto y obvio para cualquiera... –suspiro finalmente, para unos segundos después quedarse totalmente dormido.
La falta de sueño le había afectado esos dos días seguidos.


Se abrió sigilosamente la puerta del estudio y el refinado mayordomo entro como de costumbre a dejar la merienda del pequeño sobre su escritorio mas no espeto ninguna palabra para no despertar al ojiazul.
Aparentemente desde lo sucedido aquel día el pequeño no había tenido ánimos de cruzar palabras con el demonio.
Así que el pelinegro solo le dirigió una mirada cautelosa a Ciel y se dispuso a salir de la habitación.

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Se encontraba caminando tranquilamente por el jardín, al parecer ese día nada había logrado molestarlo.
Sonreía para sus adentros con verdadero entusiasmo y calma.

De repente se oyeron pasos tras si y al voltear se dio cuenta de que era Sebastian, quien estaba en pie pasivamente observándolo.

No te arrepientes de lo que dijiste? –susurro Ciel pacientemente.

No me arrepiento.
Lo que dije es verdad… los demonios no podemos amar. Es un principio natural para nosotros, un hecho que nos presenta vulnerables. – se explico el mayor con sosiego.

Respuesta a la que fue seguida por una mirada baja por parte del conde.

Pero… eso no quiere decir que no me incluya.
Últimamente me siento débil, no. Mejor dicho... tengo una debilidad. – dijo el alto mayordomo al pequeño a medida que se acercaba para tomar su mentón y acercar sus labios.

Antes que sucediera ese suave roce el mayordomo demonio suspiro unas dulces palabras – Lo amo, my lord.

A lo que Ciel solo pudo observarlo fijamente pero con una gentil mirada, despegar poco a poco sus labios y decir.

Yo tam…

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JIJIJI

Soñando cursilerías conde? – dijo un voz quebradiza que provenía de unos labios tétricos que estaban junto a los de Ciel en aquel momento.

Ciel aun medio dormido, solo pestaño una vez y salto hacia atrás espantado al observar que tenia al undertaker a escasos centímetros de su rostro, quien estaba riendo psicoticamente a modo de diversión.

Que-que-que haces aquí sepulturero?! –exclamo totalmente nervioso y fuera de sus cabales el pequeño ojiazul quien había caído de la silla en la que dormía debido a su sobresalto.

Vengo a agradecerle conde. –reía el siniestro sepulturero.

Agradecerme? Que cosa? –pregunto extrañado tratando de reordenar su cabeza debido a la situación tan extraña y al aun más extraño sueño que había experimentado.

Quería agradecerle la fantástica risa que obtuve por su obrar. –decía maravillado y cínico este extraño personaje de cabello plateado.

No entiendo a lo que te refieres. Mejor explícate y que sea rápido. – ordeno el joven conde, la presencia de ese ser le ponía incomodo.

Me refiero a la nota que le deje hace unos días en la noche. –sonrío como si fuera la cosa mas simpática que hubiera dicho en su vida.

Uh?

* La casa estallo en ruidos provenientes del estudio del conde, debido a que el pequeño había estallado toda su ira contra un entretenido enterrador que corría sigiloso fuera de la mansión mientras reía *

Como?! Así que fue él??! AH POR DIOS! Que más puede pasarme!! –gritaba totalmente desquiciado Ciel que creía que ya no le quedaría nada de cordura dentro de su cuerpo.

Sucede algo Bocchan? – se escucho la suave voz de su mayordomo que había entrado al estudio fingiendo no saber nada de lo acontecido, por supuesto que mucho antes ya había detectado la presencia del extraño shinigami en la mansión pero decidió solo darse por aludido.

Que si sucede algo?! –rugió exasperado el pequeño, pero al reconocer a su mayordomo al que había inculpado injustamente decidió bajar su tono de voz y desviar su mirada al suelo con orgullo.
Le dolía bastante lo que le había dicho aquel demonio, aunque no supiera porque, pero le dolía aun más tener que pedirle perdón.


Si bueno, creo que no tuviste la culpa Sebastian. Lamento haberte inculpado. –dijo altivamente tratando de no sonar para nada arrepentido y luego solo lo observo con aspecto serio como si nada pasase.

Yo se lo dije mucho antes Bocchan. Pero, disculpas aceptadas. Lamento también haberle dicho aquellas palabras, aunque… lo que dije fuera verdad. Los demonios no podemos amar… – dijo educadamente el pelinegro pero luego solo esbozo una sonrisa misteriosa.


“Lo que dije es verdad… los demonios no podemos amar.”

Esas palabras retumbaron en la cabeza de Ciel miles de veces e inmediatamente pudo acordarse íntegramente el apasionado sueño que había tenido como si su cabeza hubiera accionado un interruptor.

Por primera vez ante los ojos de alguien el rostro del pequeño conde adopto un intenso color rojizo debido a la vergüenza que sentía en ese momento.
Cosa que para los ojos del mayordomo no paso desapercibida y en silencio dirigió unos pasos largos hacia Ciel.

Absolutamente todo en ese momento le hizo recordar a su sueño.
Para el momento en el que Sebastian se acercaba Ciel divagaba sin encontrarle explicación a nada y vivía un deja vu con cada palabra y acción de su mayordomo.

Últimamente… -susurro suavemente el demonio mientras tomaba el mentón del joven conde, mientras Ciel ya no ponía contener toda la vergüenza que sentía.
Su rostro ardía y pensaba que se desmayaría en cualquier momento, esos ataques hormonales no eran comunes en alguien como él.

Últimamente… parece bastante débil. No estará por enfermarse? –dijo inocentemente Sebastian y Ciel perdió la estabilidad un momento ante su sorpresa.

No, solo. Creo que no he dormido bien… es todo. – dijo desorbitado el conde pero tratando de parecer cuerdo.

Si es así, será mejor que se recueste. – objeto finalmente el mayordomo para luego ordenar un poco la habitación y salir del estudio en espera de sus quehaceres diarios.

Ciel solo se dejo caer en la silla junto a la ventana, necesitaba aire. En lo posible mucho más del que sus pulmones pudieran llenarse.
No entendía el porque de sus sueños, de esas situaciones tan humillantes y no solo eso… lo que menos entendía era…

Porque sentía algo removerse dentro suyo, como una inquietud, cada vez que su mayordomo se acercaba tanto.


Rendido ante la conmoción del día solo dejo caer su cabeza en el marco de la ventana y respirar profundamente.
Notas finales: Que les parecio?
Comenten.
Review, Review. JAJA.


x Akuma.

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