Hacia ya cuatro días que Kiba había vuelto a la escuela, lo habían recibido todos sus compañeros de la misma forma afectuosa como si se hubiese perdido diez años en el mar. Durante ese tiempo se la pasó más estudiando para recuperar las clases perdidas, aunque el director le había asignado al preceptor para que lo ayudara.
El castaño llegó al día jueves con menos ánimo del que todo mundo esperaba, de hecho, creían que se había relajado tanto que le costaba volver a estudiar. Todos estaban equivocados, lo que el chico tenía era una ansiedad enorme que le carcomía el pecho… hacia tiempo que no había visto a Shino y deseaba con todo su corazón poder verlo una vez más… aunque fuese de lejos.
Su amigo Haku lo miraba detenidamente, no tenía idea de que era realmente lo que le pasaba, pero deseaba ayudarlo. De todo corazón quería que su amigo fuese feliz y nada lo lastimara, pero sabía que tenía algo que hacer antes que cualquier deseo propio.
-Kiba…- dijo alcanzándolo a la salida de la institución- me cuentas que te ocurre?-
-…nada…- respondió con desgano.
-En serio, somos amigos- lo abrazó por el hombro mientras caminaban-¿Qué te pasa?-
-Haku…yo… me enamoré de alguien mientras estaba en casa de mis tíos- dijo sonrojado.
-Picarón- rio levemente- ¿La extrañas?-
-No le dije… lo que sentía… y creo que lo arruiné- estaba deprimido.
-Mira, tengo una idea- sacó su celular- Vamos a decirle a tu madre que vas a mi casa y te acompaño a ver a tu novia-
-…”Shino no es una chica -_-U” ¡Gracias!- lo abrazó eufóricamente.
-Pero… vamos a tener que escaparnos- aclaró el pelilargo.
-Vamos en el tren… pero es bastante viaje-
-¡Apúrate!- lo tomó del brazo y juntos salieron en dirección a la estación, procurando no ser vistos por un conocido.
El viaje fue bastante largo, ambos chicos estaban bastante nerviosos por causas diferentes. En cuanto llegaron a la estación, el castaño salió corriendo en dirección al autobús, el cual tomaron de inmediato. Allí Kiba le dijo a su amigo que debían caminar un poco, pero eso no era problema.
Al Inuzuka casi se le salió el corazón al divisar la verde muralla de plantas del barrio privado, estaba con su corazón latiendo a mil por hora y repetía una y otra vez el nombre del chico de lentes en su cabeza. No podía estar más feliz por haber llegado hasta allí.
Ambos bajaron del transporte y caminaron varios metros juntos. Kiba no pudo esperar más hasta que comenzó a correr hacia la entrada, que aun estaba lejos, hasta que escuchó el grito ahogado de su compañero de viaje. Volteó a ver y se quedó paralizado.
-Hola- saludó un hombre que trotaba vestido con ropa de deportes y se había detenido junto a él- si eres un buen chico y vienes… no pasara nada- dicho eso continuó su carrera.
No pudo hacer nada más, con prisa subió al coche y guardó silencio. Dentro había tres personas, quien conducía tenía el cabello blanco largo y los otros dos estaban armados. Haku estaba completamente pálido, nervioso y parecía que podía desmayarse en cualquier momento.
Cambiaron de automóvil a una camioneta en una estación de servicio, una vez dentro de la misma les vendaron los ojos y ataron las manos. Kiba no sabia ni cuanto tiempo habían permanecido en ese vehículo sumidos en un perfecto silencio, en cuanto este se detuvo los hicieron caminar al menos 500 metros y escucho el sonido de una puerta abrirse.
Estaban dentro de una casa pequeña, la sala tenía cámaras en las esquinas, la cocina estaba separada de ella por una puerta gruesa y había una habitación con dos camas individuales…
-¿Qué hacemos aquí?- preguntó el castaño irritado y cansado del silencio.
-Vaya, te tardaste en preguntar- dijo un hombre mientras lo sentaba en una silla, lo mismo hicieron con el pelilargo- Estás aquí porque hay un problema- dijo desatando la venda.
-HAKU!!!- volteó a ver al otro chico- ¿Estás bien?-
-A…asustado, pero bien-murmuró esbozando una leve sonrisa.
-Están bien por ahora- dijo otro sujeto, ambos estaban armados- Déjenme presentarme, pueden llamarme Kimimaro- señalo a los demás- ellos son: Sakon, Zaku, Zetsu y la señorita es Tayuya-
- Ya basta de formalidades estúpidas- se quejo Sakon- La cuestión es que o recibimos el pago o se mueren-
- ¿De que hablas? No debemos a nadie- dijo el castaño enseñando sus colmillos.
-Tu no, pero nuestro jefe tiene un asunto pendiente y te necesitamos. Créeme que es triste involucrar a un inocente-
Quien había ingresado a la habitación era un hombre alto, con barba y que hablaba con un cigarrillo en la boca. Se identifico como Asuma, se veía como un hombre sincero y no tenía la misma apariencia amenazante de sus compañeros.
-La verdad es que hay una deuda que debemos saldar… y por eso te trajimos- exhaló un poco de humo- Lo lamento por tu amigo. Tienes un carácter complicado y necesitamos que te portes bien- sonrió- No les pasará nada, es una promesa-
-Si, claro- soltó sarcásticamente la única fémina.
-De por el momento se quedaran aquí-
Dentro de la habitación vacía se quedaron Zaku y Kimimaro. Los demás se retiraron, dejando a los dos muchachos a solas, estos se ubicaron en una de las esquinas de la habitación, parecían estar debatiendo algo y Zaku se veía muy molesto.
-Esto es estúpido- se quejó el de cabello oscuro- sabes las cosas que haría con él?- dijo mirando en dirección a los chicos.
-No te atrevas a tocarlo- dijo el castaño en tono amenazante.
-… no estaba hablando de tu amigo- se acercó y lo sujeto del mentón- la verdad, él no me interesa- Kiba ladeo el rostro librándose del toque del otro- Me encanta tu carácter, con gusto te rompería… el orgullo- susurró en su oído.
-Zaku- lo nombró su compañero- Asuma te romperá los brazos si le tocas un cabello… y lo sabes-
-Ya lo se, maldición- se apartó- “pero valdría la pena”- pensó mirando al muchachito que se veía perfectamente violable con su uniforme escolar… tarde o temprano podría sacarse el gusto- Veamos que tienen encima-
El joven, tal vez un par de años mayor que Shino, se acercó a Haku y palpó sus bolsillos. De ellos extrajo su billetera, una tarjeta, un sobre pequeño de color celeste y su teléfono celular. Después entregó las pertenencias a su compañero y se dirigió a Kiba.
Una vez estuvo con el, repitió la operación que con el otro chico: lo puso de pie y comenzó a palpar sus bolsillos. Tanteó desde la parte de los tobillos, el pantalón y subió por las piernas del chico hasta los bolsillos de enfrente, estaban vacios. Desde allí se desvió a los bolsillos de atrás, aprovechando para tocar lo que no debía, y de allí pasó a la chaqueta.
Sacó el teléfono, una billetera y un pañuelo. No había nada de raro en lo que llevaba encima, cuando tomó el aparato levanto la tapa y divisó la fotografía de la pantalla. Su rostro demostró enfado, sonrió de medio lado y miro al chico.
-Que pequeño es el mundo…- murmuró torciendo una media sonrisa.
-¡Deja eso!- se resistió.
-Claro.. ya no lo vas a usar- sujetó la tapa con una mano y el teclado con la otra, bastó un movimiento de las manos del pelinegro para que el teléfono se rompiera por la mitad- Ups, se me resbaló- rio.
-Maldito infeliz- se puso de pie.
-No me provoques- lo sujetó del cuello.
Haku, que había permanecido en silencio, pateo al sujeto para que se alejase de su compañero.
-Mocoso idiota- le dio un golpe provocando que su labio inferior sangrara.
-¡HAKU!- gritó el Inuzuka desesperado.