Las horas pasaban lento, era una tortura y ver el reloj todo el tiempo no servía de ayuda. Si tuviese que escoger una habilidad, escogería el hacer correr el tiempo a su voluntad… aunque la inmortalidad sonaba muy bien. Suspiro pesadamente y reclino su silla cómodamente hacia atrás. Todas las clases, excepto historia, eran demasiado aburridas.
Dirigió su mirada a los demás chicos, Konan estaba bastante concentrada con la vista al frente, Itachi tomaba notas sin despegar la vista de sus apuntes, Sasori daba alguna que otra mirada furtiva a Deidara que no disimulaba al mantener su vista fija en el pelinegro.
Tenia su look despreocupado de siempre, se ganaba toda clase de halagos por su buena figura y curioso color de ojos. Le gustaba ser parte de la atención de los demás, tal vez para llenar el pequeño hueco que llevaba desde que era un niño, pero no iba a pensar en ello y se quedaría tranquilo como siempre.
Gracias al cielo ya habían finalizado las cinco malditas horas de prisión, por lo tanto, podía irse de allí sin la menor dificultad. Corrió hasta el patio lateral donde estaba su bicicleta, la llevo a la entrada y espero a su compañero de viaje. El ojiazul se puso azul de solo pensar en volver a subirse en la bicicleta, simplemente iba a dar una vuelta con Sasori, Pain y Konan. El albino se encogió de hombros y en menos tiempo del mínimo esperado ya se encontraba a mitad del camino. Sonrió al ver que los automóviles habían ganado el paso y cruzo al otro lado sin mayor dificultad.
-Estoy en casa…- se anunció mientras se descalzaba.
-Bienvenido…- lo despeino un poco- ¿Qué tal tu día?-
-El mismo infierno de siempre-
-…tengo un sueño…- murmuro el mayor- ver el nombre de mi hermanito en la pared de los alumnos de honor ¿Te imaginas? Hatake Hidan-
-Sigue soñando, Kakashi…- curiosamente el refrigerador tenía más alimentos de lo acostumbrado. Cuando eso ocurría, el peli gris sabia lo que quería decir- No-
El mayor rio levemente ante la cara de su hermano, se había hecho cargo de él desde la desaparición de su padre y la depresión que había llevado a su madre al hospital psiquiátrico. Por eso había dejado muchas cosas pendientes, su hermanito menor había aprendido a cocinar desde pequeño para que “Nii-san se alimente bien porque necesita energía”. Pero ese niño había crecido demasiado.
Después de una cadena de suplicas y de insultos, Hidan decidió complacer a su hermano y comenzó a preparar algo ligero para ambos. El mayor era editor de unas novelas nada”inocentes”, la mayor parte del trabajo la realizaba en la casa, aunque en ocasiones podía desaparecerse algunos días sin dejar un mensaje.
-Esto casi esta…- comento en voz alta.
-¿Cuándo volverás a llamarme “Nii-san”?-
-Nunca- lo apunto con el cuchillo- recuerda eso…-
-Jejeje, solías ser tan tierno- se acerco al otro que estaba desprevenido y le dio un zape.
-Eso duele- se sostuvo la parte afectada- Baka, Nii-san……-
-Nunca digas nunca- se sentó a la mesa.
-Cierra la maldita boca y come-
-Eso suena difícil…-
-Urusai- Hidan pensaba que sin esas estúpidas discusiones no podría vivir.
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Deidara había logrado separar a Konan de su novio y no morir en el intento. Necesitaba ayuda urgente con un tema de vital importancia del cual dependía su vida amorosa, él no tenía experiencia con chicos y que mejor que la peliazul que había logrado conquistar al serio de Pain.
-¿Cómo haces para acercarte a Itachi?-
-Lo intento… pero es inútil- paso una mano por su cabello- Es que no se me ocurre nada realmente bueno y se me terminan las ideas-
La peliazul suspiro pesadamente, el rubio era el rey de lo obvio y de seguro el Uchiha lo evitaba porque sabia lo que planeaba. Pero decirle eso era cortar la ilusión que tenia y era lo que menos deseaba. Así que la joven dirigió la vista al suelo como si ver la hierba a sus pies fuese inspirador. Finalmente creyó encontrar una buena solución o al menos un buen primer paso para acercarse al pelinegro de ojos rubí.
La chica le pidió a Deidara que recordase lo que usualmente hacia el pelinegro, el chico lo meditó y lo único que recordaba era el hecho de buscar a sus hermanos. Como primer punto, el rubio debía ofrecerse a buscar a su hermana, de manera que había una excusa para caminar ese tramo juntos, y como segundo método algo un poco mas rebuscado.
-Te va bastante mal en historia ¿cierto?-
-si es cierto- la miro un momento- no es para que hagas todo un discurso de ello-
-No seas idiota, Dei- se acerco para hablarle con mas confidencialidad- Mira, lo único que necesitas es hablar con el Tiburon. Según sabemos el único que toma clases de apoyo en su materia es Itachi y es la mejor oportunidad para estar con él-
La idea le parecía muy buena, estar en la clase con el pelinegro era magnifico y si necesitaban hacer algo podían resolverlo juntos. Lo único malo era que al día siguiente ya tenía la clase y no hacia tiempo a anotarse en el registro del profesor. Pero oportunidades le sobraban después de aceptar la propuesta de su compañera.
-Konan, eres brillante- sonrió el chico- Podría besarte-
-Guárdate tus besos para Itachi- respondió divertida ante el sonrojo del otro- Además, los chicos no tienen una buena cara desde que nos separamos de ellos- Sasori y Pain observaban atentos a ambos jóvenes alejados de ellos. El primero temiendo por el rubio y el segundo por la peliazul, definitivamente no los dejarían estar a solas jamás.