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Redención por Sorgin

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Notas del capitulo:

Siento mucho la tardanza.

Las puertas de la división de citaciones se abrieron para permitir el paso a cuatro hombres. Uno de ellos llevaba las manos atadas y caminaba empujado por un hombre de cabellos negros.

 

-No te pares.- Dijo con furia.

 

-Esta no es manera de tratar a un invitado mi querido Tsuzuki.- Rió Muraki.

 

-Tú no eres un invitado sensei. Eres un detenido.- Le recordó amablemente Watari. Cruzaron el pasillo que comunicaba con el despacho de su jefe como una exhalación, sin embargo antes de entrar el shinigami de ojos amatistas arrojó al médico contra una silla donde lo inmovilizo.

 

-Disculpa que no te invite a la reunión, pero supongo que podrás perdonarme.- El peli plateado únicamente le dedicó una sonrisa. Un hombre de cabellos y extrañas cicatrices en los ojos se acerco a ellos.- Tarezuma, ¿te importaría vigilar un momentito al doctor Muraki?.- El hombre encogió los hombros mientras expulsaba el humo de su cigarrillo.

 

-Uhmm.- Una sonrisa burlona apareció en su rostro.   

 

Watari y Tsuzuki entraron en el despacho de su superior tras despedir cordialmente a Hijiri. En el interior de la instancia se encontraba el jefe Konoe acompañado de Tatsumi, el hombre clavo sus ojos en el miembro más antiguo dirigiéndole una mirada severa.

 

-No podía dejarle allí.- Fue la única excusa que utilizó en su defensa, mientras tomaba asiento al lado de Watari.- Puede que nos sea útil.

 

- No soy yo quien debe juzgar tus acciones Tsuzuki.- Todos los presentes le miraron sorprendidos al secretario.- Sin embargo,- Ya era extraño que no añadiese nada.- creo que no tomaste en cuenta el peso que tus acciones podrían acarrear.

 

-¿Sabéis algo del chico?.- Tercio Watari. El jefe negó con la cabeza.

 

-No.- El secretario se apoyo en la mesa.- Nuestras lecturas son bastante inestables desde que se abrieron los pasajes al Inframundo.

 

-Debo encontrarle.- Tsuzuki se colocó sus codos sobre las rodillas y enterró su cara entre sus manos.

 

-¿Es cierto que viste al Duque Astaroth Watari?.- El rubio asintió.- Esto complica las cosas. Si entramos en los dominios del Duque probablemente nos capturarían antes de localizarle. Sin una posición concreta es un suicidio.- El secretario se rasco la barbilla.- Sin embargo sino hacemos algo pronto podrían matarle.- Tsusuki levanto la vista con preocupación.

 

-¿Y como sugieres que le busquemos Tatsumi?.- Watari se cruzo de brazos.- No podemos presentarnos en Judesca y preguntarle a Astaroth por el chico. Aunque puede que no sea tan mala idea.- Se levanto de la silla con una gran sonrisa y salió del despacho siendo seguido por todos. Se dirigió hacía la silla en la que estaba atado Muraki.- Tarezuma golpéale por favor.- El aludido dio una calada a su cigarrillo y sin esperar una explicación hizo lo que se le ordeno.

 

-Watari, ¿estás loco?.- El rubio sonrió al ver que Muraki escupía sangre.

 

-Eres un hombre increíble sensei.- Dijo el hombre de ojos de miel.- Eres capaz de invocar demonios, entrar en la tierra de los muertos…sin olvidarnos del poder que tienes sobre las personas.

 

-¿A dónde quieres llegar?.- Preguntó Konoe sorprendido colocando a Hijiri tras él.

 

-Nunca he conseguido una explicación que me satisficiese de cómo podías encontrar a Tsuzuki tan fácilmente. Y es que no la había.- El doctor sonrió.

 

-¿A que te refieres?.- Los ojos violetas del shinigami iban de uno a otro pasando por todos los presentes.

 

-Siempre decías que era sorprendente como te encontrabas con él en todas tus misiones. Pero la verdad es que él se encontraba contigo a través de Hisoka. ¿No es cierto doctor?. No solo le maldijiste, le marcaste. Y puedes encontrarle este donde este.- Sonrió satisfecho.

 

-Al final si que vas a resultar útil.- Sonrió Tatsumi.- Localízale.

 

-¿Y si me niego?.- Contesto orgulloso el médico.

 

-Probarás dolores inimaginables.- Le susurró al oído Tsuzuki.

 

-Oh mi querido angelito no causarme dolor, estoy acostumbrado a él.- El muchacho de ojos esmeraldas se acerco a él.

 

- Lo que necesitáis es un poco de diplomacia.- Les sugirió.- Me permitís.- Los muchachos asintieron y el joven se acerco al médico, escondiendo algo entre sus manos. Se arrodillo ante el peliplateado.

 

- No eres tan atractivo muchacho. Me gusta más tu versión rubia.- Dijo con sorna.

 

-Sensei, por favor no te equivoques conmigo.- Dejo ver el abrecartas que traía acercándolo a una zona sensible del hombre; a la vez sus piernas fueron inmovilizadas por Hajime y Tsuzuki.- Tienes dos opciones. Escucha atentamente pues no lo repetiré. Primera nos ayudas y todos contentos; segunda te niegas y empiezo a cortarte cada parte de tu cuerpo empezando por la que más te gusta.

 

-¿Quién quiere discutir pudiendo negociar?.- Fingió una sonrisa mientras tragaba saliva con fuerza.- Pero necesito tener mis manos libres.- Tsuzuki se colocó detrás de él y lo sujeto por el cuello.

-Imagino que mi contacto no te supondrá una distracción Muraki.- Se jacto Tsuzuki.

 

-Tu contacto siempre es delicioso mi querido muchacho; es más si quieres puedes pegarte aún más.- “no me des ideas”, pensó el pelinegro. Muraki comenzó a formar sellos con sus manos. Un mapa apareció en enfrente de todos. Era plano y transparente apenas se reconocían las fronteras del lugar sino era por líneas verdosas que fluían en el aire. Un punto del mismo color apareció de pronto, estaba estático.

 

¿Qué es eso?.- Pregunto Hijiri sorprendido tratando de tocar aquellas líneas de luz.

 

-No hagas eso.- Espetó Tatsumi.- Eso es un mapa espiritual, y el punto es Hisoka.

 

-Demo, ¿de dónde es?.- Pregunto el muchacho frunciendo el ceño. Los mayores y más expertos se dirigieron una mirada  preocupada.

 

-Hijiri tu sabes que hay varios mundos, ¿verdad?.- El adolescente asintió.- Bien. Primero esta el mundo de los humanos, después el otro mundo que podríamos decir que esta dividido en tres sub mundos.

 

-Watari resúmelo.- Le susurró Tatsumi, éste simplemente le ignoro.

 

-Bien como decía este otro mundo esta dividido en el lugar donde nosotros estamos. El segundo mundo es el de las ilusiones donde residen las bestias sagradas y por último esta el inframundo, infierno o como prefieras llamarlo.- El muchacho abrió los ojos enormemente.

 

-Hisoka, ¿esta allí?.- Todos asintieron.

 

 -Por eso nosotros no podíamos localizarle. Solo alguien que este armonizado con el mal podría hacerlo. En nuestro caso eso es imposible. En el suyo,- Señaló a Muraki.- supongo que es algo natural.

 

-¿Cómo vamos a entrar allí?.- Tsuzuki y Hajime se dedicaron a atar al doctor.

 

-Supongo que no nos queda más remedio.- Suspiro Konoe.- Deberéis ir solo dos y él.- Apunto con el índice al doctor. Es el único que puede encontrar al muchacho. Sin embargo ante cualquier señal de peligro, o extraño movimiento deberéis matarle y salir de allí lo antes posible. Aunque eso signifique dejar al muchacho allí.- Tsuzuki fue a reclamar.- Es una orden.

 

-¿Quién ira?.- Pregnto Watari. Tsuzuki se adelantó con la determinación en su mirada. El jefe Konoe suspiró resignado.

 

-No nos queda otra opción. Los únicos que pueden cumplir esta misión son Tsuzuki y Tatsumi. Partiréis mañana al amanecer. Necesitáis descansar reponer fuerzas. Además de un plan.  Hablare con los gemelos para ver si pueden conseguir algún plano del lugar. Mientras el doctor pasara la noche en uno de nuestros calabozos y este vez aseguraos que no escape.

 

 

La luz se filtraba por la puerta dando a la estancia una aspecto tétrico. El muchacho de cabellos rubios y piel de marfil se agitaba violentamente bajo las sábanas, empapándolas en sudor. Imágenes incomprensibles cruzaban su mente. Una niña de largos cabellos negros gritaba desesperada mientras un hombre la arrojaba violentamente sobre una cama de madera con largos cortinones. Olía a alcohol, a sangre, a sudor y sobre todo a miedo. Sentía el dolor desgarrándole como si fuese la muchacha.

 

De pronto la escena cambio. La muchacha seguía con él pero ahora no estaba con el hombre sino con un niño de apenas dos años entre sus brazos. El hombre volvió a aparecer y sintió temblar sus piernas. El niño fue arrojado contra el suelo y la muchacha abofeteada. Pudo sentir el dolor en sus propias mejillas. Y de nuevo el reflejo de esos ojos amatistas.

 

Despertó con un profundo grito. Esos ojos le habían asustado pero más aún cuando comprendió que no pertenecían a la mujer. Golpeó frenéticamente la puerta suplicando que le dejaran salir. La puerta se abrió y la muchacha con la que había soñado, ahora convertida en mujer, apareció en el rellano.

 

-¿Quién eres tú?.- Pregunto Hisoka sujetando su mirada. La mujer simplemente estiro su mano para rozar el rostro del joven, quien trato de zafarse.

 

-Tranquilo Soka-chan.- Le sonrió amablemente.- Solo tuviste una peadilla.

 

-Y un cuerno.- Se quejo.- Eso no fue una sueño, eso era real. Era… era tu dolor.- Sintió como las lágrimas resbalaban por su piel de porcelana en el mismo instante en que la joven le abrazaba.

 

-Eso que viste es parte de mi pasado, mi pequeño.- Aparto el flequillo que se golpeaba en la frente del muchacho a causa del sudor.- Por eso te traje aquí. No somos tan diferentes, ¿no crees?.

 

-Tengo miedo.-Las palabras escaparon de sus labios. Su insisto le hacía confiar en ella.

 

-Note preocupes. Yo te protegeré. Toma mi mano Hisoka, no dejaré que vuelvas a sufrir.- El muchacho se abrazo a ella.- Yo te devolveré al lugar que te corresponde, mi dulce niño.- Tras la puerta un hombre rubio sonreía maliciosamente.

 

-Tsuzuki…- Hipo el muchacho. La joven revolvió los cabellos dorados.

 

-Hay alguien ahí fuera a quien extrañas Soka-kun.- Le sonrió, el muchacho se sonrojo visiblemente.- Si quieres yo puedo mostrártelo.

-¿Cómo?.- Pregunto tímidamente.

 

-Ven conmigo.- Tomo su mano y salió de la habitación, corriendo y riendo por los pasillos. Su vestido de color vino ondeaba por la velocidad. Torcieron los pasillos del laberinto de piedra imposibles de distinguir. La mujer se paro de pronto y soltó una risita al ver el rostro sonrojado del joven.- ¿Ni siquiera aguantas una carrerita?.- Se burlo cariñosamente.

 

La poseedora de las amatistas giro el pomo de la puerta de madera lacada. La estancia estaba llena de muebles cubiertos por sábanas de color violín. En el centro de la estancia brillaba un espejo ovalado de plata, suspendido en el aire. Una extraña energía lo rodeaba.

 

-Pídele que te muestre a quien deseas y él hará su magia.- El muchacho lo miro con desconfianza.- ¿Quieres ver una prueba?.- Miro al espejo y colocó su mano sobre él.- Muéstrame a Astaroth.- Al los pocos segundos el reflejo brillo y les mostró a un hombre rubio que iba a tomar una ducha.- Ups.- Y retiró la mano rápidamente.- Ahora inténtalo tú.- Aún con escepticismo siguió las instrucciones.

 

-Muéstrame a Asato Tsuzuki.- El espejo brillo y dejo ver a un hombre tumbado en la cama sin dejar de dar vueltas.- Baka.- Sonrió el rubio. Pero de pronto alguien más apareció en la estancia.

 

Mientras en el edificio del Enma Tsuzuki se levantaba para abrir le puerta de la habitación donde pasaría la noche. Había estado trabajando hasta tarde con Tatsumi para elegir el plan de acción por lo que creyeron que sería más cómodo alojarse allí. Pero no habían sido los únicos. Ante el un adolescente de cabello oscuro se sobaba las manos nervioso.

 

-Lo siento, ¿estabas durmiendo?.- Tsuzuki negó y se aparto para dejarle pasar.- Es que tengo miedo.

 

-¿Miedo?.- Sonrió el mayor.- ¿De qué?.

 

-De que no vuelvas.- Tsuzuki le sonrió divertido.

 

-Eh no hay de que preocuparse. Soy el empleado más antiguo, ¿recuerdas?.- El muchacho le miro sin comprender.- eso es por algo y te aseguro que tengo una gran experiencia.- Iba a decir algo más pero unos húmedos labios sobre los suyos le hicieron callar. De pronto la presión de un cuerpo sobre él le hizo caer sobre la cama. Una lengua se deslizo ansiosa por su cuello. En ese instante Hisoka retiro su mano del espejo.

 

-¿Ocurre algo?.- Preguntó preocupada la joven al ver como dos cristalinas lágrimas resbalaban por los sonrosados carrillos del joven.

 

-Él… me ha reemplazado.- calló de rodillas al piso y sintió como alguien le abrazaba.

 

-No merece que llores por él.-  Susurró la mujer en su oído. Le ayudo a ponerse en pie y le guió hasta la salida. La puerta se cerro tras ellos y el espejo volvió a brillar con la energía residual del muchacho.

 

- No vallas tras él es un suicidio.- Grito el adolescente llorando.- No quiero perderte Tsuzuki. ¡Quédate a mi lado!.- Gritó. Sin embargo lo único que consiguió es que el otro hombre le apartase delicadamente.

 

-Lo siento Hijiri, pero yo…le amo.- Sonrió tristemente.- Y si es mi vida lo que tengo que dar para recuperarle,- La tristeza de su rostro despareció y sus ojos brillaron con determinación.- que así sea.- hijiri le miro sorprendido y salió del lugar llorando.- Soka-chan, ¿dónde estás?.- Suspiró Tsuzuki dejándose caer en la cama.

 

Los pasos de Hijiri se alejaron del lugar. Sus ojos húmedos no le permitieron distinguir la figura de un hombre entre las sombras. Una silueta que se deslizo hasta el despacho del jefe Konoe.

 

-Empieza a complicarse, ¿no crees, Konoe?.- Sonrió el conde mostrando su verdadera forma al retirarse la máscara.

 

-No creo que “complicada” sea la palabra apropiada para definir esta situación.- El jefe frunció el ceño y entre los suaves claro oscuros su faz envejeció mostrando profundas arrugas.- yo diría más bien “peligrosa”.

 

-Sigues pensando que ella esta detrás de todo, ¿no?.-El jefe asintió y el Conde suspiró.- Astaroth esta bajo su influjo, realmente esa muchacha es increíble. Pero, ¿crees aconsejable dejar ir a Tsuzuki?.

 

-No.- Dijo el hombre provocando la risa en su amigo.- Pero sería peor si se lo impidiese.

 

-Si la ve y recuerda el pasado, ¿sabes lo que pasará?.- Tomo un pisapapeles y se lo paso de mano en mano.- Le costó mucho recuperarse. Si cae en otra crisis durante la misión…

 

-Conozco los riesgos; pero no tengo elección. Yo también espero no haberme equivocado.- Contesto la pregunta no formulada.- Las piezas han sido colocadas en el tablero, ahora solo podemos esperar.

 

-Y rezar.- Apostilló su amigo.- Solo espero que no sacrifiques tus peones innecesariamente.- Colocó el pisapapeles en su sitio y se dirigió hacía la puerta.- Siempre odie el ajedrez.

 

Las disfunciones en el espacio temporal de los mundos volvieron a darse en el mundo de las ilusiones, donde un nuevo agujero de gusano se abrió. El olor a mar penetro en el desierto flotante llevando junto a él una agradable brisa. El señor de los dragones observo con calma como uno de los generales del señor de las tinieblas penetraba en su tierra de destierro. Focarol hacía su aparición.

 

- Mis respetos señor de los dragones.- El monstruo con aspecto de serpiente marina y dos grandes colmillos en su boca inclino la cabeza ante el diminuto rey dragón.- Traigo buenas nuevas para ti y una jugosa alianza que encontrarás gratamente satisfactoria.- Kurikara sonrió y ladeo su cabeza. Sería una charla realmente interesante.

 

 

 

 

 

N.A.: Perdón por lo mucho que he tardado en actualizar. Solo espero que os guste. Musus y hasta pronto.

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