Jari se sentía como loco desde que Juha se había ido. Y eso que solo habían pasado dos días. El día que terminó con Juha no pudo dormir en toda la noche: se la pasó practicando. En la universidad atemorizó a un alumno hasta el llanto. Por primera vez en el semestre conversó con Stanek sobre algo tan banal como la vida personal.
El físico, que de rompimientos ajenos o propios sabía tanto como de repostería le obsequió la única perla de su sabiduría al respecto:
-Las relaciones amorosas son más complicadas que la teoría de las diecisiete dimensiones.
Jari bufó.
-Diecisiete dimensiones matemáticas son una cosa con la que se sabe cómo lidiar. Lento pero seguro, dimensión a dimensión… Pero a ver, lidia tú con un hermano sobreprotector de dos metros y ciento veinte kilos que es instructor de combate cuerpo a cuerpo del ejército, que comenzara con arrancarte las pelotas por haber tenido sexo con su hermano menor.
Stanek elevó las manos, sin saber que decir.
-Supongo que es una inecuación. Tener sexo con un hermano menor no es equivalente a que te castren por ello.
-No es solo sexo… - Jari se mesó los cabellos – Si fuera solo sexo sería fácil, con la cantidad de putos que hay… ( y eso que Mikko Kylmanen no había engrosado las estadísticas) es él también, lo extraño: su calor en la noche, su gelatina grumosa, incluso su desorden – rió -… su olor en las sábanas me vuelve loco.
-Cambia las sábanas. – sugirió Stanek.
-¿No extrañaste a tu ex esposa cuando se divorciaron?
-No.
-No estabas enamorado…
-Supongo que no. Si estas enamorado debes sumar el amor al sexo y ver si es equivalente a ser castrado por ello.
-Bueno, lo de castrado no es seguro…
-Jari– Stanek lo miró molesto – debes introducir los datos exactos o la ecuación será un fracaso.
-Su hermano me dará una paliza tremenda. Costillas y quizá un brazo o una pierna rotos. Si no hubiera terminado con él, me habría defendido. Ahora si vuelvo quizá lo azuce.
-Actuaste impulsivamente. El desorden introducido por sus sobrinos y la policía actuó como catalizador y te dejaste arrastrar.
Dicho así de claro Jari se sentía aun peor. Más imbécil. Se golpeó la frente con la mano.
-Es tan lindo…
-La belleza es algo subjetivo…
-No lo conoces, ¿verdad? – Stanek negó con la cabeza. Jari le mostró una de las fotos que guardaba en su móvil. Las pupilas del físico se dilataron.
-Posee una gran belleza. Los cabellos sueltos de su peinado trazan curvas como las de las partículas al desintegrarse. - Stanek no había dirigido semejante halago ni a su ex esposa. – Vale la pena recibir una paliza con costillas y un brazo o pierna roto por acostarse con él. ¿Estás seguro que es un él? – concluyó interesado.
-Positivamente.
-Vaya. Vale la pena hasta replantearse la propia heterosexualidad por acostarse con él. – Stanek se acariciaba la barba que llevaba tres días sin afeitar por estar ocupado en cosas más importantes – Si no logras volver con él, ¿me pasas su teléfono?
-No. – Jari lo vio feo.
Nunca los había presentado por la debilidad que sentía Juha hacia los maduritos sexys, como Marco Hietala, Bret Michaels e incluso Sean Connery. No era como que Stanek fuera tan viejo como el último o tan sexy como los primeros, pero con su pinta de abuelo metalero (pelo canoso, largo, algo de barba y look a base de jeans y tshirts negras) tenia cierto encanto que… atraía. Obviamente, no a él, pero Juha podría sentirse atraído. Y Juha era tan hermoso como para sacar de su letargo hasta a un físico de partículas.
-Les mandaré el trabajo del día a mis alumnos por email e iré por él.
Stanek se quedo pensativo.
-¿Qué? – inquirió Jari.
-Trato de recordar la frase que se usa en estos casos para desear el éxito de la empresa: ¿es “que la fuerza te acompañe”?
***
Mikko Uusima estaba batiendo crema chantilly a mano: le gustaba más como quedaba y como el pastel era para Juha bien valía la pena trabajar un poquito más. Usaba un mandilito lleno de rosados holanes sobre su suéter gris de cuello alto y sus viejos pantalones rojos. Si tuviera bubis, el movimiento de batir a mano los haría sacudirse tentadoramente… por fortuna, los holanes del mandil, aunados a su pelo rojo peinado en dos colitas daban esa ilusión.
Mikko Kylmanen seguía el movimiento con sus pupilas como un gato al acecho de una presa. El uke amiguito de su tío lo atraía bastante. No tirárselo teniéndolo a mano le parecía tan ilógico y desperdiciado como no recoger un euro tirado en el piso. Ahora que batía mas rápido movía hasta sus pompas, con el moño del mandil arriba de ellas, invitándolo a hacerlas pachoncitas… Mikko afiló sus garras y avanzó hacia él por detrás, tan felino que el otro Mikko no lo sintió llegar hasta que le metió las manos por debajo de sus brazos, agarrándole las inexistes bubis.
-¡Ah! – exclamó el uke desvalido, casi tirando la crema que batía.
-¡Sorpresa! – exclamó el suke depredador, repegando su entrepierna – Mira que tenemos aquí… - metió el dedo en la crema (ofensa cocinera) y se lo chupó ostentosamente - ¡Ummm!!! – saboreó todo cochino – Que rico. Quiero más.
-No le metas el dedo. – lo reconvino Mikko.
-¿Te lo meto a ti? – Mikko le acercó el dedo encremado a la boca.
Mikko Uusima la cerró, por lo que Kylmanen le embarró la crema en los labios, acercando luego su rostro para lamerla.
-¡No! ¡Estate quieto! – protestó el pelirrojo - ¡Déjame en paz! – el chico había acabado con la crema de los labios y se siguió lamiendo el cuello - ¡No! – Mikko Uusima ni podía defenderse por tener ocupadas las manos con el tazón de la crema y las aspas para batir.
-Que rico, Mikko – el lujurioso adolescente se le restregaba, lo manoseaba y lo lamía, todo a la vez – Desnúdate, acuéstate en la mesa y déjame cubrirte con esta blanca, espesa y deliciosa cremita.
-¡No! – chillo Mikko: era para el pastel de Juha.
-¿O quieres comerme tú a mi? Por mi está bien: solo pon mucha crema en mi culo y úsala como lubricante cuando me empales de una certera estocada. – el chico había leído muchos fanfics yaoi.
-¡No! ¡Déjame! ¡Ah! ¡Aah! – este último ya fue medio placentero - ¡Auxilio! ¡Juha! – a punto de ser violado, pedía auxilio a su seme ideal. (Más fácil lo defendia su gato Raven.)
Quiso la fortuna que Juha anduviera cerca, pues había olido que Mikko horneaba su pastel favorito.
-¡Mikko! – exclamó apenas entrar y ver la escena - ¡Suéltalo inmediatamente!
Mikko Kylmanen hizo caso omiso.
-¿Qué no me oyes? ¡Que lo sueltes ya! ¡Mikko!
Pero su sobrino no hizo caso. Tuvo que ir a emplear la fuerza para liberar a su amigo.
-¡Mikko suéltalo ya! Vitun lapsi! ¿Por qué no me hacías caso?
-Vittu! ¿Me estabas diciendo a mí, tiíto? – Mikko se fingió el que no entendía.
-Sí, a ti. – le pico el pecho – No te quieras pasar de listo. Mikko mi amigo no te estaba agarrando.
-¿No? – insinuó socarrón.
-No, y me vas a obedecer o ya verás con tu padre. – amenazó - ¿Quieres que le hable y le diga lo que vi?
-¡No! – esta vez fue sincero.
-Pues entonces no vas a tratar de violar a Mikko, pobrecito. – Uusima se había refugiado en su pecho – Mira como lo has puesto.
-Y arruinó la crema para tu pastel. – lo acusó alzando la carita y acercándola a la de Juha.
-¡Y arruinaste la crema de mi pastel! – eso ofendía más a Juha.
-Lo bueno que todavía estoy a tiempo de hacer otra.
-Hazla Mikko, quédate tranquilo, yo me llevo a Mikko para que no se siga molestando. Ven Mikko. ¡Ven!
-¡Oh! ¿Era a mí, tío? – se señaló como subnormal.
-Sí, tú. De ahora en adelante serás Miko, con una k, y Mikko será Mikko, con dos k, como va.
-¡Jum! ¿Y porque me quitas una k a mí y no a él? – protestó Miko.
-Porque él llegó primero. Y de todos modos tú pronuncias mal tu nombre, a lo ruso, con una sola k. – y lo jaló.
-¡Eso es injusto! – se siguió quejando Miko – ¡Mi nombre es Mikko, Mik-ko – lo pronunció bien – con dos k! – y se dejó llevar por Juha.
***
Cuando Jari abrió su email se topó con un extraño correo. Lo enviaba Anonymous from Dubai, tenía un archivo adjunto de casi quinientos megabytes y el titulo más sospechoso que había visto: “Este correo no es un virus ni spam, contiene una importante revelación sobre su novio Juha Kylmanen.”
Le parecía recordar que Anonymous eran unos hackers y había en cada país. Lo de que no era virus ni spam le hizo creer que era justamente eso. Pero la parte de la importante revelación sobre su novio lo hizo dudar. Obviamente lo enviaba alguien que lo conocía, aunque no de su círculo intimo (aunque bueno, su círculo intimo se limitaba a Juha) pues si no, ¿Cómo habría sabido que eran novios hasta hacia poco? Solo los presentes en el rompimiento y Stanek sabían que habían terminado, cosa que trataba de remediar.
Que el correo hubiera sido enviado a su email de la universidad, que era público, indicaba que tampoco era alguien de su círculo cercano. Teemu y el resto de los chicos tenían su email personal, y el facebook también.
Quizá el correo lo mandaba el sobrino resbaloso de Juha y estaba lleno de insultos y virus. O quizá realmente lo mandaba alguien de Dubai que los conocía… La curiosidad le pudo a Jari y abrió el correo, cerrando los ojos y arrugando la nariz, como cuando cantaba.
Pero cuando los abrió no se encontró con un burlón mensaje de virus. No. El texto del correo, escrito en un impecable inglés salpicado de emoticones le informaba que debería saber que ese video adjunto de su novio teniendo relaciones con Vreth Lillmans había circulado en el internet un par de días antes.
Intrigado Jari descargó el video. Lo que vio lo dejó boquiabierto… y empalmado.
***
Mathias dejó un mensaje en su contestador, un recado en su puerta y se dirigió a Oulu para entregar en persona el regalo que Vreth le había filmado a Juha. Tanto Vreth como él albergaban grandes esperanzas de volver con Juha: le habló por teléfono para informarle que el abogado ya había descubierto quien filtró el video y que Vreth ya la había ajusticiado. Le preguntó asimismo cuando podía pasar a dejarle un regalo de parte de Vreth y el pelirrojo le informó que ya no vivía en Helsinki por haber roto con Jari, flipó.
El video filtrado al internet le había hecho recordar lo buena que era su vida sexual (de ambos) con Juha. Y Mathias, ahora que había recuperado a Samuli, descubrió que no lo disfrutaba tanto como debería. En su recuerdo, los tiempos pasados juntos eran mejores, Samuli era mejor.
Después de todo lo que le había hecho su ego estaba más interesado que su corazón en quitárselo a la Lola.
Saber que Juha estaba disponible le hizo revolotear mariposas en el estomago. Era un chico tan lindo, tan divertido, seme para él y uke para Vreth… el novio ideal. En el baño del aeropuerto de Oulu se alisó el pelo con silicona y cepillo-plancha operado tanto por batería como por corriente alterna (batería en este caso) y tomo un taxi para no despeinarse.
Al llegar a la dirección se desconcertó un poco. Era una pastelería, o un cafesito. Ubicada en una casa, si, pero una pastelería. Puso su mejor sonrisa (como de barbie) antes de llamar con la campanilla. Un lindo pelirrojo acudió. Solo que no era su lindo pelirrojo.
-Disculpe, ¿aquí vive Juha Kylmanen?
-Sí… - el chico lo miraba ceñudo. Mathias temió haber sido grosero. – Toma asiento Vreth, iré a avisarle.
-Gracias, pero soy Mathias Lillmans.
El chico arrugó más el ceño antes de perderse. Mathias tomó asiento en una butaca increíblemente cómoda. Mikko Uusima había acondicionado su sala como saloncito de té: pequeño, acogedor, primoroso. Estampados florales, carpetitas tejidas, detallitos rococó… una abuela habría estado encantada. Mathias lo estaba.
-¡Mathias! – Juha venía a él tan rápido que las cadenitas que adornaban su pantalón a la altura de la cadera tintineaban - ¿Cómo estás? – lo abrazó y alcanzó a ver al chico de antes asomado a la puerta - ¿Dónde está mi regalo?
-Aquí esta – Mathias le entregó un dvd envuelto en papel de regalo y con un moñito rojo. Recordaba que el rojo era su color favorito.
Juha desgarró el papel como un niño en navidad y observo intrigado el dvd sin rotular.
-¿Qué es?
-Velo.
Juha encendió la tele y el dvd. Mathias se puso nervioso: aquello era una pastelería y los clientes podían entrar en cualquier momento.
-Ju-juha – tartamudeó – sería mejor que lo vieras en privado…
Demasiado tarde. En la pantalla de diecinueve pulgadas colgada sobre una pared con papel tapiz flordelisado ya aparecía Vreth diciéndole obscenidades a Samuli antes de hacérselas.
Las cejas de Juha se alzaron y sus pupilas se dilataron. Cuando Vreth se la metió a Samuli haciéndolo gritar de dolor se volteó fugazmente a ver a Mathias, asombrado. Mathias bajo el rostro, apenado, y vio de nuevo, de reojo, al chico pelirrojo que le había abierto.
Continuara...