NARUTO NO KOKORO:
Takaita Hiwatari
Capítulo 7: “¡Comienza el entrenamiento! ¡Adiós, Konoha!”:
Después de la pelea con Lee, Naruto había terminado totalmente magullado y agotado. Caminaría arrastrando los pies de no ser porque ya tenía las plantas bastante maltratadas por sus andanzas en el bosque. Antes de despedirse, Lee le había gritado bastante entusiasta que deseaba volver a tener pronto otra lucha amistosa. A pesar de tener hambre, no le apetecía regresar a casa todavía y ver la cara del idiota de Sasuke, así que prefirió vagar por la aldea. Casi una hora más tarde se encontró con Shikamaru que sentado en la baranda de un puente miraba entretenido las nubes. Corrió a saludarle y cruzaron algunas palabras, hasta que Naruto le pidió que le enseñara a jugar shougi. Nara asintió y se encaminaron a la casa de éste.
Al percatarse de que Uzumaki estaba hambriento, le ofreció algunas sobras de la comida de hacía menos de dos horas, cosa que el rubio agradeció inmensamente. A simple vista parecía que sólo estaban Shikamaru y él en casa.
Una vez que Naruto se encontró sentado con el tablero frente a él y todas las fichas colocadas correctamente, presintió que jugar shougi sería muy complicado.
Shikamaru le explicó pacientemente que el shougi era un juego de táctica y estrategia, así que debía tomarse su tiempo y meditar cada movimiento antes de llevarlo a cabo. Le mostró las fichas y le enseñó los tipos de movimientos que podía hacer cada una. Lo único que le quedó más o menos claro a Naruto, es que su objetivo era salvar a su rey y capturar al de Shikamaru.
Media hora después, Naruto pensó que efectivamente el juego era complicado, Shikamaru le ganaba con una rapidez increíble empleando pocos movimientos. La alegría le invadía cuando conseguía capturar alguno de los peones de su oponente, pero una hora después comprendió que Nara los usaba como señuelo para atraerle y poder capturar a su rey. ¡No era bueno meditando estrategias!
Cuando ya estaba por rendirse y lanzar el tablero por los aires de una patada, se acercó un hombre que se presentó como el padre de Shikamaru, Nara Shikaku. Notó sorprendido que Shikamaru era bastante parecido a su padre físicamente. El adulto tomó asiento a su lado y pidió que iniciaran una nueva partida, prometiendo ayudarle. Gracias a la ayuda y los consejos del hombre, consiguió al menos acorralar al rey de Shikamaru por un momento, pero finalmente perdió de nuevo.
No se dio cuenta de la hora que era hasta que el cielo comenzó a teñirse de tonos anaranjados, amarillentos y diferentes azules, comenzando a mostrarse las primeras estrellas. Su estomago rugió sonoramente, rogando por algo de comida. Sonriendo nervioso se excusó diciendo que se marchaba a casa, y aunque Shikamaru le preguntó si quería quedarse a cenar, se negó rápidamente.
Caminando de regreso a su hogar, suspiró y observó el cielo mientras se acariciaba el estómago. Le gustaría mucho comer carne a la barbacoa en Yakiniku Q, o ir a Ichiraku y degustar un buen tazón de ramen.
A unas calles de llegar al barrio Uchiha, detuvo sus pasos al contemplar una gran sombra en el suelo. Siguió aquella sombra con la mirada hasta encontrarse con los pies del dueño de ésta. Finalmente levantó la cabeza para descubrir quién era el dueño de semejante sombra, y parpadeó asombrado cuando lo descubrió.
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