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You seem to need hope por parku

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Notas del capitulo:

Acá Parku comebackeando con, si mis cálculos son correctos, el penúltimo capítulo :3 O eso se supone :P

Quiero agradecer y dedicar este capítulo a JHS_LCFR. Me beteó, me dio ánimos, me acompañó en la noche de escritura e incluso aportó un poquito de ella para el Lay POV C: ¡Gracias JHS! Se te quiere n-n Tenemos que "juntarnos" a escribir más seguido :3

SÍ, LEYERON BIEN, EN ESTE CAP HAY LAY POV :B

¡Por cierto! Les dejo mi nuevo fic, que escribo con PandaPon: Antonym Es KaiTao con HunLay ^^

You seem to need hope
Capítulo 30



Cuando pude reaccionar, Lay ya no estaba a la vista. Caminé rápidamente para salir del colegio, con la respiración entrecortada debido al nudo que insistía en aguantar. Me parecía muy pronto para llorar y, además, no pensaba hacerlo en público.


En pocos minutos llegué a la cuadra donde vivíamos Yixing y yo, pero al estar a pocos metros de su casa frené en seco, olvidando momentáneamente el motivo por el que estaba yendo ahí.
Un hombre permanecía parado en la puerta de la casa de Lay, fumando. Observé desde mi lugar su pelo marrón, su pálida piel y lo poco que llegaba a ver de sus facciones. Se veía avejentado, pero podía asegurar que había sido un hombre muy atractivo en sus años de juventud. Un hombre que probablemente había sido igual a mi novio. Porque Yixing seguía siendo mi novio, ¿O no?
Notó mi presencia y mantuvo sus ojos fijos en los míos, que no podían dejar de mirarlo; dándole una larga calada a lo último que le quedaba del cigarrillo. Dejó salir el humo y me sonrió de costado, logrando que me estremeciera del miedo ante una sonrisa tan falsa y con un deje de maldad en la mueca. Entró a la casa silbando una alegre melodía. Jamás en mi vida había visto algo tan perturbador como la imagen que acababa de presenciar del padre de Lay. Como si fuera una película de terror, su silbido al entrar a la casa había sido como la frutilla del postre, detonando un temblor incontenible en mi interior que se expandió hasta la punta de mis dedos.

Todavía temblando y con mucho miedo, que ahora lo sentía por el bien de la familia que vivía en esa casa, seguí de largo y entré rápidamente en mi hogar; sintiendo que era el lugar más hermoso y seguro del mundo. Finalmente toda la tensión por lo de Suyin, la discusión con Lay y haber visto a su padre por primera vez, se liberó en forma de lágrimas que no dejaban de correr por mi rostro mientras iba a la cocina para tomar un enorme vaso de agua. Me sentía totalmente cobarde por no haber hecho nada pero, de todos modos, ¿Qué hubiera podido hacer? Por mano propia nada, y si buscaba ayuda iba a terminar empeorando la situación de Yixing y Meiling cuando volvieran a estar a solas con su padre.

Me faltaba el aire de tal manera, que tuve que sostenerme de la mesada de la cocina para no caer al suelo por un repentino mareo. Estiré mi mano para abrir la canilla de la pileta y, después de sacarme los anteojos, me enjuagué repetidamente la cara, como si haciendo eso lograra volver en el tiempo y que todo estuviera bien de nuevo. Me sequé con mi propia remera, me puse los anteojos y salí de la cocina para ir a mi habitación.

En el trayecto, repasé lo que había pasado en el colegio. Con todo lo que me había dicho Suyin, yo decidí no creerle y confiar en Lay. ¿Por qué él no podía hacer lo mismo por mí? Entendía que él había tenido una prueba visual, por así decirlo, cosa que yo no; pero aún así seguía sin tener sentido que yo hubiera estado esperando para llegar a esa chica. Porque, de ser heterosexual, jamás me fijaría en alguien así. Y estaba seguro de que Lay sabía eso. ¿Qué le hacía desconfiar? La única opción que se me ocurría, me llevaba de nuevo a su ex novia: Ella lo había engañado tantas veces, que había terminado marcando a Yixing, haciendo que desconfíe. Nunca había notado eso, pero tenía sentido que tuviera ese miedo después de haber estado sufriendo engaños por varios años.
Intenté recomponerme y calmarme, pensando que al día siguiente hablaría con él y le explicaría todo. Pero no podía negar el hecho de lo doloroso que me resultaba el que no confiara en mí. Y cuando entré en mi cuarto, todos los recuerdos se agolparon en mi mente, volviendo a llenar mi pecho de angustia y mis ojos de lágrimas.

Esa habitación que albergaba tantas primeras veces para Yixing y para mí. Tantas palabras de afecto, tantos besos, tantas caricias, tantos abrazos, tantas sonrisas, tantas bromas, tantos sentimientos. Tantas muestras de amor y confianza.

Sin dejar de llorar, me acerqué al equipo de música, lo encendí y puse play. Enseguida comenzó a sonar la música que había estado escuchando la noche anterior: la melodía que Yixing había creado para la letra de mi canción. La tristeza que me produjo volver a pensar en Lay, recordando lo bien que estábamos hasta hacía unas pocas horas me abrumó.
Me dejé caer sentado al suelo, hundiendo mi cabeza entre mis rodillas y abrazando mis piernas. Comencé a cantar bajito la letra, con la voz quebrada. De nuevo perdí a alguien... Tal vez... simplemente no estoy hecho para el amor. Y, a pesar de pensar algo así, me empeñaba en no dejar ir el sentimiento. Porque amaba a Yixing con todas mis fuerzas y me negaba a dejar ir algo tan grande.

Horas después, el cansancio por tanto pensar y llorar, terminó por ganarme y, todavía sentado en el suelo, caí dormido.


***



[Lay POV]


Estaba acostado en mi cama, con la sábana cubriendo hasta mi cabeza. Ese día había faltado al curso, levantándome de la cama únicamente para hacerle el almuerzo a Meiling y después acostarla para que durmiera la siesta. Mi preciosa hermana menor... la única que había logrado sacarme una sonrisa durante la última semana. Ella era uno de los seres que más adoraba junto con mi madre, Chen y... Me giré para quedar de costado y suspiré fuertemente, dejando que algunas lágrimas cayeran. Escuché la puerta abrirse y me sequé el rostro rápidamente.

- Sos un idiota, espero que lo sepas- escuché decir a Chen.
- Sí, ya lo sé- aseguré, destapándome, viendo cómo se acercaba y se sentaba en la cama -¿Cómo entraste?- cuestioné, imitándolo y apoyándome en el respaldo de la cama.
- Por una ventana- confesó sin ningún problema. Fruncí el ceño.
- Tengo que decirle a mi mamá que ponga rejas en las ventanas- comenté, haciéndolo reír. Me miró unos segundos y, levantando su mano, me pegó en un costado de la cabeza con la mano abierta.
- ¡Ay! ¿Y eso por qué fue?- pregunté, sosteniendo la parte que me dolía.
- Porque sos un idiota. ¿Cómo, por dios, cómo fuiste capaz de desconfiar de LuHan? ¿Eh?- se veía bastante enojado.
- ¿Te enteraste?- bajé la mirada.
- Sí, y no precisamente porque mi mejor amigo me lo contó. MinSeok finalmente logró que LuHan le cuente porqué se la pasaba caído, porqué lloraba todo el tiempo y porqué su novio pareció evitarlo durante una semana. ¿Cómo pudiste hacerle eso a alguien como LuHan?
- Ya sé, pero cuando vi eso...- intenté hablar, sintiendo mis ojos humedecerse. Tenía tanta razón que dolía.
- No me importa lo que viste. Esa... mujer es una cualquiera. Se acostó con medio colegio. Hasta con Yimou, que supuestamente era tu amigo. ¡Incluso intentó seducirme a mí!- un escalofrío lo recorrió -Pero la rechacé, obvio- lo miré sorprendido, ya que eso último era algo que no sabía -¿Sabés, siquiera, qué fue lo que pasó entre Suyin y LuHan?- negué con la cabeza. Suspiró pesadamente -Sos más idiota de lo que creía- aseguró.
- Dejá de insultarme y hablá, o te tiro por la ventana por haberme pegado- le dije frunciendo los labios, creando un puchero. Lanzó una carcajada que hizo que me dolieran los tímpanos. A pesar de que habían pasado solo unos cuantos días, sentía que hacía mucho tiempo que no escuchaba el sonido de una risa que no proviniera de Meiling.
- Suyin le dijo que está embarazada de vos, que lo usas para no tener que hacerte cargo del bebé. Que te seguiste acostando con ella después de la ruptura- fruncí el ceño, muy enojado -Ya sé que es mentira- dijo cuando vio mi intención de hablar para quejarme -LuHan no le creyó, él confió en vos- remarcó eso último, haciendo que me sintiera peor de lo que ya me sentía -Y ella, al ver que su mentira no había funcionado, lo besó a la fuerza. LuHan no sabe por qué, ni si ella sabía que vos estabas mirando. Creo que dijo algo de que... la empujó del abdomen, pero le dio miedo empujar ahí porque sabía que estaba embarazada, entonces la mordió para que lo soltase.
- Es una...- apoyó su mano en mi boca para callarme.
- Sí, pienso lo mismo. Investigué el caso- me contó, haciéndose el misterioso -Está embarazada, sí sí, pero del profesor de gimnasia- saqué su mano de mi boca.
- ¡¿Qué?!- exclamé, asqueado.
- Sí, porque ella quería librarse de gimnasia por el resto del año y bueno... para lograrlo hizo lo único que sabe hacer, ¿No te parece?- se recostó -Le salió el tiro por la culata, si me preguntas a mí.
- Ni siquiera es tan buena- comenté -Quiero decir, para alguien que tiene tanta experiencia, uno se esperaría algo mejor. Pero la verdad es que LuHan, que no tuvo tantos encuentros, es mejor que ella...
- No quiero saber tanto- pidió riendo y volviendo a sentarse.
- Pero si vos me contás todo... ¡Con lujo de detalles!- me quejé, viendo como el infantil de mi mejor amigo me sacaba la lengua.
- ¿Entonces? ¿Qué tenés que decir al respecto?- me preguntó Chen, como una madre que regaña a su hijo.
- Ya sé, estuve mal, pero no sé cómo enfrentarlo ahora, cómo remediarlo- le dije con renovada tristeza.
- Se nota lo mucho que lo amas, y lo mucho que él te ama- sonreí melancólicamente. No estaba seguro de que eso siguiera siendo así después de mi muestra de desconfianza -Habla con él, estoy seguro de que te va a escuchar- se acercó a mí y apoyó su mano donde me había pegado -Y perdón por pegarte, pero te lo merecías- sonrió tiernamente.
- Supongo que es verdad- suspiré.


Nos quedamos hablando un rato más, y luego Chen me dijo que tenía que irse. Bajamos en silencio, para no despertar a Meiling y, justo cuando llegamos al lado de la puerta, escuché un silbido que hizo que se me pararan los pelos de la nuca y mi corazón comenzara a golpear con mucha fuerza contra mi pecho. El ruido de las llaves en la cerradura no se hizo esperar.
- Chen- hablé bajito -Salí por atrás- lo miré con miedo.
- ¿Qué?
- ¡Rápido!- grité por lo bajo, tomándolo de la muñeca y guiándolo hasta la parte trasera de la casa.
- Pero...- lo empujé para que saliera -Quiero ayudarte...- lo miré angustiado y, conteniendo el miedo, cerré la puerta.
- Gracias, Chen- dije a través de la madera y, sin esperar respuesta, volví a acercarme a donde escuchaba que estaba mi padre. El mundo se me vino abajo al escuchar lo que decía con su horrible voz.
- Esa nena estúpida, siempre deja sus asquerosas cosas tiradas. Me hace tropezar, me hace tener que saltarlas... Tal vez, si le doy una linda lección como al inútil de su hermano, aprenda a no dejar sus juguetes esparcidos por ahí- sentí cómo empezaba a subir la escalera.

Con el corazón en la mano, corrí hasta la escalera, pasando por arriba de una Barbie partida al medio. Subí, desesperado, entrando al pasillo donde pude ver a mi papá parado frente al cuarto de Meiling, con su cinturón en la mano. Me acerqué rápidamente cuando vi que estaba por abrir la puerta y, pensando solo en la seguridad de la inocente y hermosa persona dentro de esa habitación, le di un golpe en la cabeza con la mano abierta al hombre que decía ser mi padre. Un golpe tan insulso e infantil como el que Chen me había dado. Un golpe como el que podría darle un manso perro chihuahua a un rabioso Doberman: lejos de hacerle daño, solamente lograría enfurecerlo más. Él se dio vuelta, echando fuego por los ojos, completamente furioso.
Apretando sus dientes, me tomó del pelo, haciendo fuerza para que bajara y me arrodillara en el suelo. Ya sabía cómo iba a terminar todo esto. El dolor que sentía por el tirón de pelo era nada comparado con lo que se venía. Tiró una última vez y, con la misma mano, empujó para que cayera acostado al suelo.
- Te voy a enseñar... a no volver a ponerme una mano encima, mocoso maleducado- temblando de miedo, evité recordarle que él había formado parte de mi educación. Me arrodillé y me quedé de espaldas a él, esperando.

Y entonces lo sentí, más fuerte que nunca. El frío del metal, que ahora parecía caliente, fundiéndose en la piel. Quemando mi espalda y desgarrando otra de mis remeras. La hebilla abriéndose paso en la carne.
Me apoyé en mis manos, negándome a quejarme en voz alta, aguantando el intenso dolor con mis dientes muy apretados. Estaba harto, harto de los golpes y de la furia... ¿Por qué? ¿Por qué yo, por qué nosotros, por qué ahora? Mi mamá no se lo merecía, Meiling no se lo merecía... ¿Yo? Yo, con tal de que ellas salieran sanas y salvas, aguantaría lo que fuera. Cualquier cosa, incluso cuando me dolieran hasta los pulmones y me flaquearan las piernas. Tal vez... habré sido muy malo en mi vida pasada y en esta estoy pagando por todo lo que hice, logré pensar, comenzando a llorar.

Normalmente se conformaba con dos o tres golpes. Esta vez, en cambio, había llegado a contar cinco antes de perder la cuenta. Estaba algo mareado, con ganas de vomitar y la vista nublada. Ya no sentía dolor, sólo la sangre correr por mi espalda. Cuando me di por vencido en mantenerme de rodillas, me dejé caer al suelo, resignado a que tal vez no saldría de esta. Me iba a ir, dejando las cosas mal con LuHan y probablemente mi hermana pequeña iba a encontrar mi cuerpo inerte en un rato. Para mi alivio, escuché el ruido del cinturón cayendo al suelo.
- A ver si así aprendiste algo. Quedate con el cinturón, no quiero que mis cosas estén manchadas con tu sucia sangre. Me voy antes de que venga la puta de tu mamá, que hoy no tengo ganas de verla ni escucharla- se alejó, empezando a silbar una melodía que no conocía.

Me mantuve tenso, sintiendo fuego en mi espalda, hasta que escuché la puerta que daba a la calle abrirse y cerrarse. Respiré, aliviado, mientras me incorporaba torpemente y me sentaba. Apoyé mis antebrazos en mis rodillas, y me mantuve mirando el suelo; intentando respirar como correspondía. Y, al igual que todas las veces anteriores, me pregunté por qué mi padre me odiaba tanto.

- ¿Brony?- escuché a un costado. Levanté la cabeza y miré la puerta de la habitación de Meiling, que estaba apenas abierta y su carita se veía por el pequeño espacio -¿Ya se fue el hombre malo?- preguntó con la voz llorosa. Estaba muy asustada, pero no podía decirle que se acercara para consolarla, porque eso sería dejar que me viera por completo. Y no podía permitir eso en el estado en el que estaba.
- Sí, mi vida- respondí lo mejor que pude -Pero quedate en tu pieza, ¿Sí? Mirá un poco de televisión, que en un rato te llevo la leche con chocolate- le sonreí.
- Bueno- iba a cerrar, pero se frenó y volvió a abrir apenas la puerta -¿Brony?
- ¿Sí?
- Te amo, hermanito- dijo antes de cerrar la puerta.
- Yo también, hermanita- respondí.


Antes de que llegara a levantarme del todo, escuché la puerta de abajo abrirse. Por los pasos tranquilos y livianos, supe que se trataba de mi mamá. Subió la escalera, mientras yo intentaba llegar al baño, ayudándome con la pared.
- ¡Yixing!- exclamó a mis espaldas. No había logrado ocultarme como las demás veces. Finalmente mi madre se iba a enterar de todo. Suspiré, angustiado -¡Bebé! ¿Qué te pasó?- preguntó, corriendo hasta mí. Me giré y la miré con ojos llorosos y, probablemente, apagados. Ella se acercó y yo desvié la mirada al cinturón en el suelo, notando cómo ella observaba para el mismo lado, buscando lo que yo miraba -¿Él?- cuestionó, con la voz quebrada.
- Sí- respondí roncamente.
- ¿Desde cuándo?
- Unos meses... Siempre logré evitar que se metiera con Meiling, no te preocupes por ella- sonreí forzosamente.
- Soy la peor madre del mundo- se lamentó, comenzando a llorar -Vamos al baño, quiero ver bien tu espalda- me acerqué, sonriendo tristemente y la abracé con la poca fuerza que tenía. Su llanto se convirtió en uno más sonoro y desconsolado. Me devolvió el abrazo con delicadeza- Perdón... Perdón por no haberme dado cuenta antes y dejar que todo haya llegado tan lejos.
- Shh...- dije bajito, para no alterarla más -No te disculpes, sos la mejor mamá del mundo, y por eso no quise que te enteraras- repliqué, aceptando la ayuda de mi mamá para ir al baño.


- Mi precioso hijo- susurró entre lágrimas, cuando me saqué lo que quedaba de mi remera y pudo inspeccionar mi espalda -Mirá lo lastimado que estás- abrió el botiquín de primeros auxilios. A través del espejo, pude ver su mirada, que desbordaba determinación -Puedo aguantar cualquier cosa que haga ese hombre, pero no que se meta con mis hijos. Esto no va a quedar así- informó, con el enojo plasmado en su rostro y voz.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ;A; Solo Dios -YJHS- sabe lo mucho que me costó el Lay POV xD


Espero que me puedan dejar sus comentarios ^^


Nos leemos pronto, espero :3

 

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