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Zorras pelirrojas. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Nuevamente un extra porque, aunque esto tambien podria haber sucedido en el universo del fanfic, se me hizo muy loco. (o sea, loco dentro de lo loco) O tal vez la loca sea yo, y esto es un capitulo extralargo del fic.

 

Extra: vestido de novia.

 

(Tono del narrador de programa) El equipo se reúne para salir de compras. Esta compuesto por un experto en modas, Juha, un aprendiz de experto, Miko su sobrino, el asistente personal del experto en modas, Mikko su amante, el padre de la novia, a efectos prácticos, Jarmo su hermano y el flamante novio, Jari, quien será iniciado en los misterios maritales de aguantar pacientemente horas y horas en el centro comercial, soportando música pop y viendo trapos y trapos completamente iguales.

O eso cree él.

-Estás loco si crees que tu hermano va a dejarte usar un vestido de novia para nuestra boda. – respondio Jari cuando le dijo despejara el sábado pues iban a ir a escoger un vestido de novia.

-No conoces a mi hermano. Terminará aceptándolo, pagándolo y llorando de emoción junto a mi.

-Eso espero – refunfuñó Jari. Era como un lindo gatito… montés. – sobre todo pagarlo porque yo ni lo sueñes. Si no he sacado mi álbum por falta de dinero.

Jari estaba como el piojo y la pulga de la canción infantil, que se van a casar, y no se han casado por falta de pan (quien sepa la tonadita aplíquela), responde la hormiga desde su hormigal: “que se hagan las bodas, que yo daré el pan.” b34; “¡Albricias, albricias, ya el pan lo tenemos!
Pero ahora la carne, ¿dónde la hallaremos?” b34; Un lobo responde desde aquellos cerros: b34; “que se hagan las bodas, yo daré becerros” b34;b34;b34;
y así sucesivamente hasta que completaba todo lo de la boda. Por la boda Jari no tenía que preocuparse monetariamente hablando, por su álbum sí.

-Sí, sí. – Juha lo tranquilizó con un beso.

Jari se fue, apenado porque sentía que tenía poco dinero para Juha, pero este se quedó sonriéndose al estilo del amante de Jari, Teemu-san, o sease, como gatito ladino.

Ahora, a las puertas del prestigioso almacén de novias Kleinfeld, sucursal Helsinki, Juha se reía entre dientes como el criado del príncipe Rudofkvosky. Miko lo imitó en su extraña risita y Jari, al notar que ambos lo veían y se reían disimuladamente sintió un escalofrío bajarle por la espalda.

El grupo entró y fue como penetrar en el castillo de la dama blanca de Lothlorien: blanco por donde miraras, blanco y dorado, lujo y raudales de luz. Vestidos de novia de todas las formas y tamaños que pudieran imaginarse. Jari, que había previsto que la experiencia sería una suerte de viacrucis nupcial se quedó embelesado. Hubo que remolcarlo de la manita para que dejara de mirar todo como el primer turista japonés que salió a occidente.

En la mesita cercana a él había un florero de cristal magnifico, la transparencia era absoluta, tanto del cristal como del agua. Las patas de las perfumadas flores blancas lucían como recién sumergidas en el agua. El nivel de perfección que mostraba el lobby de la tienda cumplía con las expectativas de perfección en general de Jari.

 

Por el impoluto mármol del piso llego taconeando la asesora de ventas. Era una chica latina, llenita, con el pelo intensamente morado.

 

-Hola, soy Nezal, su asesora. ¿Quién es la novia?

La pregunta era válida pues había tres nenas pelirrojas casaderas presentes.

-¡Yo! – dijo Juha exultante como en un anuncio de Chanel.

-¡Felicidades! – le respondió Nezal como si estuviera en el mismo anuncio. – No necesitas presentarme a tus acompañantes porque los conozco a todos, kyaaa! – grito de fangirl – Jari mi brujo malvado, -. El aludido hace gesto de WTF - Miko mi depredador sexual, - sonríe como un gato grande a punto de lanzarse sobre la presa - Mikko my little sweet cuchi-uh, - se sonroja como la little sweet cuchi-uh cosa que es - Jarmo mi osote de peluche. – se deja abrazar. - ¿Quién es el novio?

La pregunta también era válida porque el matrimonio lésbico entre ukes está permitido en Finlandia.

-Yo. – masculló Jari.

-¿Estarás presente durante la cita?

-¡Sí! – respondió Juha – Eso de que el novio no debe ver a la novia en su vestido es de la época en que la novia llegaba virgen al matrimonio.

Jarmo gruñó, Jari no hizo nada y los demás se rieron.

-Acompáñenme por favor, les he reservado el mejor salón y son mi única cita del día. – de hecho, había conseguido el empleo solo para atenderlos.

De camino al salón Jari se fue quedando atrás, embobado por los blanquísimos vestidos. Eran tan bonitos. Se quedó parado frente a uno que parecía hecho de nieve. Lo tocó, era suave y vaporoso. Juha y Nezal regresaron a buscarlo. Durante el trayecto el pelirrojo le confió su plan a la pelimorada y fliparon.

-¡Mi amor! – exclamó Juha - ¿Quieres que me pruebe ese vestido?

-S-sí – titubeó Jari. No cabía duda de que Juha se vería hermoso en el pero… realmente le habría gustado probárselo el mismo. A ver que se sentía ponerse un vestido. Lo más femenino que había usado habían sido túnicas largas para unas de las primeras fotos promocionales de Ensiferum, esas en que luego lo confundían con Masha, la de Arkona.

Uno y otra notaron su gesto y se miraron, sonrientes como Budas.

-¿Qué tipo de vestidos te gustaría probarte?

-Sorpréndeme. – dijo Juha, llevándose a su prometido que seguía volteando a admirar vestidos.

La salita era íntima y elegante, con los espejos más grandes que Jari había visto jamás y un pedestal al centro. La asesora parecía una montaña andante de vestidos al entrar. Juha tomó de la mano a Jari y entraron al probador. Jarmo iba a protestar pero su hijo lo detuvo.

-Va a ayudarle con el estilo, Jari no sabe nada de moda, papá.

Jarmo asintió, después de todo, el vestido iba a ser para Jari, el más gay de la relación. Aceptado que su hermanito era gay, sería el más gay, no, al revés, el menos. El seme. Jarmo se encontraba en la fase de negación.

Por eso no se sorprendió cuando vio salir a su yerno, digo, cuñado, en un enorme vestido que parecía hecho con pedacitos de nube.

 

*

 

-¡Ay! ¡Que despistada soy! – había dicho Nezal – Traje los vestidos en la talla de Jari, no en la tuya Juha.

-¡Ay! ¡Que despistada eres! – respondió Juha en el mismo tonito falso – Bueno, que Jari se los pruebe.

-¡¿Qué!? – exclamó Jari, que bien que quería pero no podía admitirlo. Su machez se lo impedía.

-Vamos cariño, no seas pesado. La pobre chica ha traído todo esto, lo menos que podemos hacer es probárnoslo.

-¿Tú te probarás los vestidos luego de mí?

-Sí.

No era mentira. Se los probaría. Pero en su talla y los que le gustaban.

-Bueno… - aceptó Jari, que como todos los que quieren y no pueden solo necesitaba un empujoncito para caer.

Jari se desvistió para deleite de Nezal, que lo veía con un gesto que no tenía nada que envidiarle al de Miko Kylmanen. Se quedó en ese tipo de prenda interior masculina cruza de la truza y el bóxer: pegadita, pata corta, soporte moderado en bolas, estampado de dragones. Bueno, esto último solo en los de Jari.

Entreambos, novio y asesora, le pusieron el vestido que capturara su atención. Al mirarse al espejo Jari se sintió como la reina de la nieve. Al mirarlo en el espejo Juha y Nezal hicieron grandes esfuerzos para no reírse… aún.

-¿Quieres mostrárselo a los demás?

 

Jari asintió. Deseo que Teemu-san estuviera ahí para verlo en su primer vestido de novia. En su primer vestido ever.

Mikko abrió los ojos como moldes de pastel. Miko, que ya tenía lista la nikon para inmortalizar el evento, disparó el primer click. Había tomado un curso xpress de “La fotografía más rápida del Oeste” con la Dujardin. Jarmo se quedó inexpresivo. Su futuro cuñado se veía horrible.

El vestido era strapless, de princesa, con el talle a la cintura, y de esta, en ángulo de 45°, se abría una enorme falda hecha de pequeños fruncidos de gasa. La falda llegaba al piso, sin cola.

-El strapless es fabuloso. – dijo Juha, flipándolo.

-Sí, acentúa sus hombros.

Si algo no necesitaba que le acenturan Jari, era los hombros. Los tenía anchos. Con su cuerpo de seme, ancho de espaldas, sin muchas nalgas, flaco, medio nervudo, con huesos grandes y masculinos, el travestismo le sentaba fatal. La única prenda femenina que le quedaría bien sería una burka talibán que solo dejara ver sus ojos.

-Me encanta la textura de la tela – Jari acariciaba su falda – es como traer puesta una nube.

De tormenta o de qué, pensó Jarmo. Miko cambió la cámara al modo de filmación. Dammit! Se había perdido esa joya para la posteridad.

-Probemos otro vestido. – dijo Juha.

-¡Sí, sí! – asintió Nezal y antreambas lo metieron de vuelta al probador – Que se pruebe este.

Jari salió luciendo un vestido asimétrico, es decir, con un solo tirante, hecho de colas de conejo. Todo: desde el tirante hasta la falda. Jarmo no creía que hubiera habido tantos conejos en el mundo como para arrancarles sus colas y hacerlas vestido. Miko filmaba a Jari en toda su gloria.

-Este es más suave. – Jari no dejaba de apretar las bolitas peludas, pero creo que el otro era más elegante… ¡Teemu-san! – exclamó al verlo a lo lejos.

Teemu se quedó estupefacto al ver al esperpento nupcial que lo saludaba alegremente. Como no se movía corrió hacia él. Teemu sintió mucha vergüenza al ver que todos se le quedaban viendo. ¡Donde me bese, se dijo, es el acabose!

Pero Jari se contuvo.

-Mira mi vestido Teemu, ¿a que es bonito? Espera, me pondré el anterior para que lo veas.

Jari se levantó la voluminosa falda de colas de conejo para correr a saltitos al probador. Asesora y novio entraron tras él. Miko le hizo señal a Teemu para que se sentara a su lado.

-¿Quién te invitó, Teemu?

-Juha-chan. – dijo Teemu-san.

Jarmo lo aceptó, lo que Juha hacía, bien hecho estaba. Jari salió con el vestido #1.

-¿Podrías repetir como te sientes usando ese vestido? – pidió Miko.

-Me siento como si estuviera en las nubes. – no era tan buena como la anterior pero valía.

Teemu se sentía como si estuviera en un programa de la cámara oculta. Pero no, la cámara la llevaba bien visible Miko.

-Jari es un chico atlético, tiene que presumir esos brazos torneados y esa espalda de nadadora. – dijo la asesora, sin carcajearse aun.

A Mikko se le escapó una risita. Pero como era tan poquita cosa, nadie lo notó.

-Este vestido no me gusta tanto. – dijo Jari al salir, enfundado en un vestido strapples corte columna, es decir, sin nada de volumen abajo, de una tela pesada y con mucha caída, la cual caía hacia dentro de la parte que iba de debajo de los hombros a la cintura, marcada con un cinto, y de ahí caía tristemente recta hasta el piso. Cuando Jari se movía, su total ausencia de caderas y nalgas se daba a notar penosamente.

-Acentúa lo delgado que estas. – dijo Nezal.

-Como un fideo fetuchini, tío. – se mofó Miko y ahí si ya todas las zorras peliteñidas se rieron.

-Parece un gancho de tintorería – comentó Jarmo muy acertadamente, con lo que las risas se convirtieron en carcajadas.

Jari se ofendió.

-Este vestido no me gusta. Es horrible.

-¿El vestido? – susurró maliciosamente Mikko.

Pero ya Juha y Nezal iban tras Jari.

-Me gustan los vestidos grandes, elegantes. – dijo la novia.

-Dale una oportunidad a este – pidió Nezal, mostrando uno de encaje, sin crinolinas ni nada que le diera volumen en la falda.

-No se… - titubeó Jari

-El encaje es muy romántico.

-Pruébatelo mi amor. – ordenó Juha.

-Aunque tiene mangas cortas, acentúa tu espalda con este detalle, ves? – Nezal le recogió el cabello con una pinza.

El detalle consistía en que en lo ancho de la espalda habían dejado un escote en forma de triángulo, cuyo vértice superior se cerraba en el cuello y sus otros vértices estaban casi bajo las axilas. Pero Jari tenía la espalda tan ancha que no le cerraba. Luego de batallar inútilmente contra la espalda “de nadadora” de Jari Nezal usó un listón para sostenerlo, pasándolo por el ojal y en torno al botón.

Jari se miró al espejo.

-El moñito queda muy bonito, pero…

-¡Te ves divina! – dijo Nezal, empujándolo para afuera.

El flash deslumbró a Jari: mientras Miko grababa, Teemu-san sacaba fotos con su celular.

-¿Qué piensan de este?

-A mi todos esos vestidos se me hacen iguales – declaró Jarmo – blancos, largos… - se calló lo que con todos se veía igualmente feo Jari.

-No papá, este tiene un bonito detalle en forma de trapezoide en la espalda.

-Es triangulo – aclaró Nezal – sólo que a Jari no le cierra.

-¿Esta gordo? – preguntó Teemu-san.

-Hombrudo. – respondió Juha, y todas se rieron. Hasta Jarmo.

Jari se ofendió más notoriamente que antes y regresó muy digno, alzándose mucho las naguas, al probador. Todavía riéndose asesora y novio lo ayudaron a quitárselo.

Como se tardaban en salir de nuevo (A Jari se le habían atorado los brazos en las mangas demasiado estrechas para él) Jarmo se paró y empezó a inspeccionar los vestidos. Cogió uno que llamo su atención. Lo llevó al probador, pero Jari ya estaba listo para mostrar su 5° vestido.

Este era de falda en forma de globito, pero, por lo mismo, corto arriba de la rodilla. El talle era en forma de corset, con mangas aparte, que se abrochaban por separado sobre cada brazo. El vestido era bonito, pero una vez más, no en Jari.

Miko flipaba con las piernas peludas, pues el único lugar donde Jari tenía vello era en la mitad inferior de las piernas, como los futbolistas. Mikko se rió de sus rodillas huesudas y Teemu lo veía con su expresión de gatito tonto tras lo cual lo mismo estaba con la mente en blanco que pensando en pay.

-La tela es muy bonita – Jari acariciaba sus mangotas de raso brillante – pero la falda corta no sé…

-Quizá con unas medias. – propuso Miko.

-¡Si, blancas, de enfermera! – dijo Nezal yendo por unas.

-O con unas botas altas. – propuso Mikko.

-Teemu-san, ¿tú qué opinas?

-I like pie. – respondió Teemu con su sonrisa linda.

-Le podemos poner una cola, si el largo te incomoda – Nezal ya estaba de vuelta con unas medias muy sexys. Se las dio a Juha para que se las pusiera a Jari mientras ella iba por la cola. Con las medias los vellos de las piernas de Jari se notaron más, pues como eran largos quedaron como monstruos volteados hacia arriba. – Esta es la cola.

Nezal ajustó una larga pieza de tela que era como la mitad posterior de un vestido. Se ceñía a la cintura con un lazo. Jari se miró de espaldas.

-¿Qué piensan ahora?

Las zorras, Teemu incluido, permanecieron en la calma que precede a la tormenta.

-Pónganle el velo. – pidió Miko.

Puesto el largo velo de gasa, soltaron la carcajada.

-¡Ay dios mío! – Juha se doblaba de risa.

-¡No sé qué es mejor, si las mangas de hada o las medias blancas! – se carcajeaba Miko.

-¡Las medias! – dijo Teemu.

-¡Teemu-san! – reclamó Jari.

-Yo que Juha no me casaba con el. – dijo Jarmo entre risas.

Mikko se reía discretamente. Jari se lo agradeció, por que pensó que lo hacía por deferencia a él, no porque era poquita cosa hasta para reírse.

Tanta carcajada atrajo la atención de Randy, el director de moda.

-¿De qué nos reímos? – preguntó lindo y cordial como era. Al ver de qué se reían él también se rió - ¡Oh, esto es fantástico! Hacia tanto que no teníamos un novio con tanto sentido del humor.

Juha y Miko intercambiaban pulgares arriba.

Ofendidísimo, Jari espetó:

-No le veo la gracia a tratar de encontrar el vestido de mis sueños. – y se alejó arrastrando la cola tras él.

-Oh my god! – exclamó Randy - ¿Es la novia?

-Ya quisiera. – dijo Mikko.

-No, la novia es Juha, pero estamos pasando un buen rato con el novio.

-Encantado de conocerte Juha. Vaya, que bueno que no son una pareja lésbica porque en ese caso… tu prometida seria la novia más fea que ha pisado Kleinfeld.

Randy se rió con las demás y luego entro con la asesora y la novia. Jari se sacó apresuradamente la lagrimita que se le escapaba.

-No es la silueta correcta para ti. – Randy se adueñó de la situación. Era realmente un mago para encontrar el vestido perfecto para la novia.

-Me gustan los vestidos de gala, muy amplios y elegantes.

-¿Y los detalles? ¿Pedrería?

-Sí – los ojitos de Jari brillaron – me encantaría un poco de pedrería, nada demasiado llamativo…

-Regreso en un instante.

Randy fue por vestidos y Nezal tomó el elegido por Jarmo.

-No voy a ponerme ese horrible vestido para que se sigan riendo de mí. – exclamó Jari.

-Vale, sal y díselo a Jarmo.

Refunfuñando, Jari se puso el vestido. Era de princesa… de Disney: mangas de jamón, o sea, un globo junto a los hombros y ceñidas hasta la muñeca, con escote cuadrado y talle no muy ceñido, la falda amplia con muchas crinolinas y un par de retazos de tela sobre las caderas como el vestido de la Cenicienta.

-Este vestido es horrible. – Jari salió a grandes trancos, apenas subiéndose al pedestal antes de volver al probador, entre las risas de sus acompañantes.

-¡Las mangas son como las de Sailor Moon! – gritó Miko.

Expectantes, vieron a Randy ingresar al probador con más vestidos.

-Este es un Pinina Torne – mostro uno ante el cual las pupilas de Jari se dilataron – tiene escote de corazón, cintura alta, pedrería Swarovski y una falda impactante.

Jari se apresuró a meterse en él.

-Es divino, es divino – susurraba mientras se lo ajustaban. - ¡Oh por dios! Me siento como una novia.

En cuanto se lo cerraron salió radiante a que los demás lo admiraran. Las carcajadas con que lo recibieron lo hicieron enojar.

-¡Este vestido es fabuloso!

-Realza tu espalda de nadadora. – dijo Miko.

-Y tu falta de bubis. – añadió Teemu.

-¡Teemu-san! – volvió a reclamar Jari – Si sigues así no me casaré contigo!

-¡Oye! – Jarmo se levantó – Tú vas a casarte con mi hermanito.

-Bueno, sí, pero si no fuera a casarme con Juha no me casaría contigo Teemu-san!

-Ni yo lo aceptaría. – susurró Teemu-san a Miko-kun.

-No les gustó. – dijo un decepcionado Jari a Juha, Nezal y Randy, que lo habían presenciado todo.

-No te apures corazón, tal vez con otra silueta.

-Esta de sirena – propuso Nezal.

-El corte sirena me gusta. – Juha iba por uno de sirena.

Jari se dejó enfundar en un vestido asimétrico de sirena: tenía una manga larga, ceñida, y del escote hasta la mitad de los muslos estaba ceñido también, decorado con encaje y algunas perlas. De la mitad de los muslos hasta el piso se abría una exuberante falda de varias vueltas, orlada de perlas. Le pusieron el velo, orlado de perlas también.

A Jari le gustó su reflejo, aunque no se sintió como reina ni como novia. Afuera, todos lo recibieron imitando el gesto de Teemu-san: gatito ladino.

-¿Qué opinan de la silueta de sirena? – preguntó Nezal, que estaba detrás del novio, y mientras hablaba delineaba su silueta.

-Que recuerda que las sirenas son unos monstruos. – dijo Jarmo.

-¿Qué no se supone que es apretado en la cadera? – preguntó Mikko, pues a Jari casi le volaba.

-Es que Jari es dos tallas menor en la cadera que en la sisa (bajo las axilas) – explicó Nezal.

-Realza la ausencia casi Samuliniana de nalgas. – opinó Miko.

-¿Samuliniana? – preguntó Jarmo.

-Aja, como Samuli “Skrymer” Ponsimaa, el novio de Vreth, que no solo no tiene nalgas sino que está sumido. – respondió su hijo.

-Ya. – Jarmo ubicó al mentado, a quien deberían cobrarle solo medio pasaje en los aviones porque los filósofos discutían sobre si podía ir “sentado”.

-Pero se le puede ajustar en la cadera – Nezal apretó con unas pinzas – digo, si podemos hacer vestidos juntando la mitad de arriba de uno con la mitad de debajo de otro.

-¡Vestidos Frankestein! – exclamó Juha.

-¡Fuk jea! – exclamo Nezal – De hecho, tenemos vestidos negros para las novias góticas.

-Kya!

-Y rojos para las novias hindús.

-Kyaaa!!! – Juha se orgasmeó: ya se veía en su corte sirena, apretado hasta no poder respirar y color rojo.

-Me gustaría probarme uno negro. – dijo Jari.

-Va a parecer cuervo. – susurró Teemu.

-O sirena original – culturizó Jarmo – eran mitad pajarracos.

Eso le dio ideas a Nezal que fue volando por un vestido negro con plumas, strapples, de falda larga y amplia, adornado con plumas en un lado del pecho y en el contrario de la cadera. Se lo puso a Jari y lo presentó:

-Con este modelito se casó el de los Rasmus.

-¡Oh! ¿Se casó? – preguntó Miko.

-Sí, con el que se besaba.

-No sé, creí que me gustaría negro por ser metalero pero… - Jari se vio interrumpido por las carcajadas.

-¡Metalero este! Si tiene alma de la reina de la primavera. – dijo Jarmo.

-De la reina del invierno. – Jari volvió a demostrar que tenía el valor de enfrentarse directamente a Jarmo. – El negro no me gusta.

-Cariño, antes de que te cambies, ¿podrías hacer la muerte del Cisne? – pidió Juha.

-¡Qué! – exclamaron los presentes.

-Jari-sama baila ballet. – lo ventaneó Teemu-san.

-Hace una imitación fantástica de la Portman en Black Swan.

-¡Vuela tío Jari, vuela! – pidió Miko.

Como su público lo aclamaba Jari se lució. Sus aleteos de pajarraco moribundo eran tan largos y lucidos como sus solos de guitarra. Finalmente la palmó cayendo con la gracia de un pterodáctilo. Pero los presentes aplaudieron a rabiar, director de moda incluido.

Contento Jari regresó al probador. Nezal aprovechó para meterlo en un vestido rosa. De primera instancia Jari se negó a ponérselo, pero al verse envuelto por un mar de guipiur y gasas rosa pálido, con motivos florales bordados en blanco.

-Me gustan las manguitas. – dijo cuando salió. Eran de gasa bordada, amplias y abiertas, hasta el codo – Al mover los brazos siento que aleteo como una mariposa.

Jarmo negó con la cabeza. Mariposón, mas bien.

-¡Aletea tío Jari, aletea! – pidió Miko.

El aleteo de Jari produjo una tormenta en el otro hemisferio y en el salón de novias de Kleinfeld produjo que Jarmo le diera palmaditas en la espalda a Mikko, creyendo que se ahogaba, pero no, era un ataque de su risita moderada.

-¿Estas bien? – preguntó el osote.

-Sí… - respondió Mikko, a pesar de que habían estado a punto de expectorarle los pulmones enteros.

-Este vestido me gusta mucho. – dijo Jari.

-No me sorprende. – susurró Teemu-san  a Miko-kun.

Era completamente ridículo: escote cuadrado bordeado de encaje de bolillos hecho por auténticas abuelas nonagenarias, cinturón de raso rosa, con un graaan moño detrás, falda con plisaditos de gasa y moñitos abajo.

-¿Alguien se ha casado con este vestido? – preguntó Randy.

-Angelina de Gravillac. – respondió Nezal.

-Eso es todo. – dijo Randy.

-No es un accesorio de novia, pero creo que va muy bien con el vestido. – dijo Nezal entregándole un báculo de pastorcita.

-¿Se pueden usar accesorios que no sean de novia?

-¡Claro! Los más solicitados con las alas de hada para los enlaces wikas.

-¡Alas de hada! – a Jari se le pusieron las pupilas en forma de corazón.

-¡No, hadas no! – exclamó Teemu - ¡Me ha obligado a ver todas las pelis de Tinkerbell con él!

Los Mikkos le palmearon la espalda. Tinkerbell de Disney era tan cursi que ni a Mikko-chan le gustaba. Por cursi.

-¿Puedo encargar unas alas de hada? – preguntó Jari.

-¡Claro! Del color y las dimensiones que quieras, con o sin pedrería.

-¿¡Del color que quiera?!

-¡Sí! – Nezal lo llevaba al probador.

-¿Podrían ser rosas que se desvanecieran en violetas que se desvanecieran en azul hacia abajo como la portada de mi futuro álbum?

-Sí. Y les podemos aplicar encaje y pedrería tornasol.

-Kyaaa!

La asesora sacó al exbrujo malvado, ahora hadita en tonos pastel, enfundado en el penúltimo vestido de novia que le tenía preparado: era delicado, casi transparente, y más parecía una camisola larga que un vestido pues era de tirantitos de espagueti y escote profundo en V en la espalda, en el pecho cada tirantito era el vértice de un triangulito indecente que apenas cubriría una copa A, pero como Jari era copa analfabeta, no importaba. Le quedaba bien pegada a los músculos pectorales, estirados los frunciditos de la copa. En la espalda, la V que debía abrirse en un ángulo agudo se abría en uno obtuso.

La falda caía casi lisa, era más larga de atrás, arrastraba unos 30 centímetros por el suelo y adelante era ligeramente alta para que se apreciaran los zapatos, botines en este caso.

Nezal le había recogido el pelo a Jari en un chongo rudimentario y le había puesto una tiara con velo incluido, bordado, delicado y que contrastaba brutalmente con la cara angulosa y la gran nariz del rubio.

Las zorras se morían de risa. Mikko alejado de Jarmo, para no sufrir su amabilidad.

-Los tirantitos realzan la espalda de nadadora de Jari. – dijo Nezal.

-¡Podría cruzar a nado el Atlántico! – dijo Miko entre carcajadas.

-El Pacífico. – completó Teemu.

-Ya verás Teemu-san. – amenazó Jari – Juha, ¿Por qué no me defiendes? – reclamó a su novio.

A Mikko le dio un verdadero ataque de tos de tanta risa.

-Hermanito, ¿de veras te vas a casar con… - miró de arriba abajo al rubio- esto? Hasta una escoba con faldas se vería mejor.

-Hasta Mikko es más viril. – dijo Miko. Mikko sacó el pecho.

-Sí, me voy a casar con él. – aseveró Juha.

-Gracias mi amor, tu si me comprendes. – le dio un besito uke.

Nezal le guiñó el ojo a Juha y se llevó a su momia.

-Hasta el día de hoy tenía mis dudas de que mi tío amara al narizón. – susurró Miko a Teemu.

-Eso o le puso un seguro de vida. – respondió Teemu, a quien se le había pasado por la mente en los desesperantes momentos en los que parecía que el álbum jamás estaría.

-O es simplemente que los semes Kylmanen tienen un gusto pésimo para escoger pareja. – opinó Mikko, quien quería creer que por eso Juha no lo había elegido.

-¿Tú crees? – preguntó Miko.

-Sí, mira a tu papá, escogió a… tu mamá.

-Cierto – dijo Mikko – pero tu razonamiento tiene una falla épica tocayo.

-¿Cuál?

-Mi tío es uke.

Jarmo le pegó.

-No le digas uke a tu tío.

-“No le digas uke a tu tío” – rezongó por lo bajito Miko – a todos los niños les enseñan a decir la verdad y a mi…

Jari apareció luciendo una creación más allá de la fantasía de cualquier novia o de Lovecraft: un Pinina Torne de tirantitos espagueti, con broches en forma de flor en los puntos en que se unían a un corpiño con abertura central y pliegues verticales, un tanto prehormado y que por tanto dejaba ver el vacío en el pecho de Jari. El talle del vestido, desde debajo del busto hasta la cadera, era súper entallado, tipo corsé, hasta con varillas, y era de tela tipo tul, transparentosa. Entre las varillas tenia bordados simulando enredaderas de flores hacia arriba.

La falda era exageradamente voluminosa, y elaborada. Al frente, sobre las rodillas, se recogia en dos broches en forma de moñito para que la novia luciera las piernas, pero los lados y lo de atrás eran largos hasta el piso. Capas y capas de tela, tul, crinolina y pedrería como para deslumbrar a un ciego.

En cuanto se lo puso Jari lo flipó. Salió sonrojado e hiperventilando. Miró a Juha a los ojos.

-¡Me siento como una novia en este vestido!

Juha le sonreía, demasiado impactado para carcajearse. Miko lo inmortalizaba todo pensando en subirlo al internet.

-¡Este es mi vestido, puedo sentirlo! – las lágrimas rodaban por los pómulos de Jari.

-¿Te imaginas caminando al altar con él? – lo ayudó Miko. Era un cabroncete.

-¡Sí! ¡Juha! ¡Mi amor! ¡Este es mi vestido! – lo abrazó.

Esta escena, normalmente emotiva y cursi fue ridícula y mega cursi. Mikko cayó al piso en lo que parecía un ataque de epilepsia pero era de risa. Miko demostró su gran habilidad para hacer una cosa con la mano, otra con la boca y retorcerse al mismo tiempo: filmar, carcajearse y carcajearse. Teemu lloraba de risa y Jarmo pegaba puñetazos en el sofá, haciéndole un hoyo.

Nezal casi tiraba a Randy al suelo con ella; ambos reían como hienas con daño cerebral. Como pudo, la asesora le colocó el velo.

-Do you say yes to the dress?

-Yes! I do.

Nezal cayó al piso agarrándose la barriga. Randy se sostuvo de Juha. Cuando pudo volver a respirar dijo:

-¿Llamo para que te tome las medidas?

-Sí, y quiero encargar unas alas de hada también…

-El vestido cuesta veinte mil euros. – soltó la asesora.

-¿¡Que?!

-Veinte mil euros, sin contar las modificaciones: una talla más grande de los hombros, el velo y las alas se venden por separado.

-Veinte mil euros. – silbó Teemu – No los hemos juntado ni para sacar el disco.

-Teemu-san, si invertimos lo del disco en mi vestido y tú aportas el fideicomiso de tus padres podría comprármelo…

-No. – dijo Teemu-san.

-¡Pero Teemu-san! Es el vestido de mis sueños…

-Y el de mis pesadillas. – replicó Teemu-san.

-Sí, no jodas. Te ves horrible. – dijo Jarmo – Y esa es una cantidad obscena de dinero.

-¡Me siento bonito en este vestido!

-Pues tú te sentirás como te salga de los cojones pero te ves espantoso.

-Jari querido, ¿no decías tú que era muy gay que quisiera casarme en vestido? – se la cobró Juha.

-¡Ah! ¡Te atreviste a decirle gay a mi hermanito!

Nadie se atrevía a decirle a Jarmo que no mamara. Es la ventaja de medir dos metros y tener un derechazo que vale por tres.

-Jari, yo soy el que va a usar vestido.

-Podemos usar los dos… - suplicó Jari.

-No, es un coñazo que los dos contrayentes lleven vestido, no se puede bailar, no se pueden acercar, y es dificilísimo que combinen sin opacarse. – Juha se guardó lo de que estaba bien que no quería que nadie lo opacara en el día de su boda pero que su novio fuera un esperpento era demasiado.

-Pero…

-Además, ¡tú eres seme! – susurró Juha.

-¡Te dejo ser mi seme! – susurró Jari.

-Ya, pero en la boda queda fatal. – dijo en voz alta al ver que Jarmo hacia chiquitos los ojos – Además, no tienes dinero para pagarlo.

-¡Tú tampoco! – Jari iba a hacer berrinche: si él no podía tener el vestido de sus sueños Juha tampoco!

-Yo sí. Jarmo va a pagarlo, ¿verdad querido hermano?

-Sí, todo para mi bebé. – Jarmo le acarició la cabecita. Ni se acordaba que el plan inicial era, justamente, comprarle el vestido a Jari.

Miko los vio con celos.

-Jari-sama, quítate ese vestido que me da nervios pensar que lo manches.

Randy, que odiaba ver una novia con el corazón destrozado, y sobre todo, sin comprar vestido le dijo:

-Hay opciones más económicas…

-No hay manera de conseguir este brillo, perfección y glamour por dos mil euros… - se lamentó Jari.

-No, pero, veo que a ti y a tu otro novio – Jarmo erizó los vellos del lomo – les gusta lo japonés, tenemos un precioso kimono de novia a tres mil quinientos euros, y se puede mandar hacer en rosa que se desvanece en azul que se desvanece en violeta…

-¿Sí? – preguntó Jari-sama interesado.

Randy le hizo señas a Nezal de que él se encargaba del pobre chico bruja (bruja en mexicano=pobre).

-Ok. – dijo la chica – Juha, ¿Qué silueta tienes en mente?

-Un corte de sirena, entallado, glamoroso, fabuloso. Quiero que todas las bitches que asistan a mi boda se mueran de envidia. – Miko lo apoyó – Quiero que todos sus semes se mueran de antojo.

-Bueno querido, eso ya pasa diario. – risita.

-¡Pero queremos que Juha se vea más hermoso que nunca! – exclamó Mikko.

-Yo me imagino a mi tío en un vestido negro.

-Yo quiero que se ponga el vestido que escogí – dijo Jarmo y Juha hizo como si hubiera probado un limón muy acido.

-I like pie. – opinó Teemu.

-Ok. – Nezal y Juha se fueron a la bodega de los vestidos. Regresaron cargados como arbolitos de navidad. – Pruébate el de tu hermano, al mal paso darle prisa.

-¡Oh! Pero este horrible traje deformará de manera espantosa mi esbelto talle. – se lamentó como el corregidor de El sombrero de tres picos (versión fílmica mexicana).

-Paciencia, usía – le respondió en el mismo tono Nezal.

Una vez puesto se miró al espejo y dijo:

-Me veo gay.

-Menos que de costumbre…

-¡Que!

-Que el lazo esta menos largo que de costumbre, pero la cinta no da para más. – disimuló Nezal-Garduña.

-¡Para lacitos estoy! Ni que fuera Mikko con sus gatos.

Jari regresó a tiempo para reírse con los demás del vestido. Miko seguía filmando:

-Tío, levanta la mano y di “Por el poder del prisma lunar”

Tío levantó la mano pero con el dedo medio bien arriba.

-Me gusta. – declaró Jarmo para horror de Juha. – Te ves como una princesita.

-¡Lo odio! – gritó Juha y regresó al probador.

Jarmo se dirigió a Teemu, que sonreía:

-Cuando iba al kínder hizo La Cenicienta, y adoraba sus manguitas.

Miko se reía de su tío por lo bajini.

-¿Y nunca quiso hacer La Sirenita? – preguntó.

-Sí, esa la hizo en la secundaria. Le encantaba su brassier de conchas. – volvió a comentarle a Teemu, que seguía sonriendo.

Pujidos y jaleos se dejaban oír del probador, haciendo ceñifruncir a Jari. Más cuando las dos peliteñidas salieron del probador despeinadas y sonrojadas. Más aun cuando vio que Juha se veía hermoso en su elegante vestido blanco.

-¡Te ves hermoso! – exclamó Mikko aplaudiendo.

-Me gusta. – declaró Jarmo. Teemu asintió.

Juha se miraba a los espejos desde el pedestal: se veía fabuloso, como el sí tenía cintura y hasta unas pocas de caderas el talle ajustado resaltaba su esbelta figura, y la falta de bubis, si en Escandinavia alguien la notaba, no era rara.

-Me encanta esta parte – se acarició de las costillas a los muslos, antojando a Teemu – pero en el pecho, ¿podríamos encontrar algo que diera la ilusión de tener volumen?

-Por supuesto. – Nezal lo llevo al probador, y con talco y exfuerzo lo sacó de ese vestido y lo metió en otro, similar, con un bonito escote de corazón ligeramente prehormado, que realmente daba la ilusión de que tenía unos pechitos acordes a su complexión.

-Kyaaa! Me veo fabuloso – exclamó saliendo. – La falda tiene un poco de cola, es más dramática, y esto – se agarró “las bubis” - ¡Me encanta!

-A mí también. – dijo Teemu.

-¡Te ves divino! – exclamó Mikko pegando brinquitos.

Jari lo veía verde de envidia como la bruja verde del Mago de Oz.

-¡Me encanta! – repitió Juha manoseándose, girándose y admirándose.

Nezal y Randy babeaban por él, el director de moda, encontrando su lado hetero.

-Tío, te ves muy sensual, sólo… - titubeó el chico – no sé si es tu intención que se note, pero llama mucho la atención. – señaló su entrepierna.

Ahí, un problema con el que la mayoría de las novias no tiene que lidiar, se apreciaba en toda su erecta gloria. Juha soltó un gritito y se tapó como nena.

-No, no quiero que se vea, desentona horriblemente con el vestido. – Juha se sentía mortificado.

-I like it. – sonrió Teemu.

-¡Teemu-san! –reclamó Jari-sama.

-I like pie. – le contestó.

-Otra silueta entonces, de talle largo a la cadera. – sugirió Nezal.

-¡No! Lo quiero de sirena. Basta con que lo esconda entre las piernas.

-¿¡Qué?! – exclamó Jarmo.

-Ya lo he hecho antes, - para una competencia en bikini- sólo que ahorita se me olvidó. Vamos. – él y la asesora se fueron dejando a Teemu con cara de I like y a Jarmo de dolor.

-Ya me cansé. – dijo Nezal a Randy cuando salió tras la flamante novia, sin ningún epic fail que desmintiera que era novia.

Ni rastro del bulto.

-¿No te duele? – preguntó Jarmo con cara de auch!

-Un poquito, basta con que no me siente, pero da igual porque esto esta tan entallado que no me voy a sentar.

-¡Te ves hermosísimo! – Mikko parecía estar a punto de hacerse pipí de la emoción.

-¿Y cómo vas a ir al salón de fiestas? – aguitó la fiesta Jari - ¿Caminando? Está a kilómetros de nuestro departamento.

-Vittu! – exclamó Juha – tendré que viajar entre sentado y recostado en el asiento trasero de la limosina.

-Haz la prueba – dijo la asesora levantado a los acompañantes del sofá.

Con trabajos, Juha se dobló al mayor ángulo que pudo alcanzar y se dejó caer en el asiento. Hizo un gesto de dolor peor que cuando Jarmo le dijo que se probara su vestido.

-¡Levantenme, levántenme! – pidió.

-¿No puedes respirar? – preguntó Miko.

-No, las bolas. – explicó el adolorido novio. Una vez de pie y pasado el dolor dijo: - Viajaré de pie en una limosina descapotable.

-¿Pero y el peinado? ¿El velo?

-Vittu perkele!

-Quizá si te vistieras en el salón… - sugirió Jarmo.

-No quiero renunciar a mi entrada triunfal en limosina. Ni modo, me aplastaré las bolas ese día.

-¡Juha!

-Bah! Sin estar excitado harán menos bulto y me dolerán menos.

Randy lo abrazó, emotivo.

-Tu dedicación a la moda es heroica. – lo felicitó.

-Entonces, ¿este es tu vestido? – preguntó la asesora.

Juha se miró unos instantes antes de contestar.

-No. Es muy bonito pero… necesito llorar como lo hizo Jari – morros de este – sentirme como una novia.

Mientras Juha se probaba otros tres cortes de sirena bastante parecidos entre sí el resentimiento de Jari crecía: ¡Jum! ¿Por qué Juha si se veía hermoso en vestido y él no? ¿Por qué a Juha iban a comprarle el vestido de sus sueños y a él no?

-¿Tu porque tienes esa cara? – le dio un codazo Jarmo.

-No es justo. – dijo Jari – Tenemos una relación equitativa, yo también debería tener el vestido de mis sueños.

-Que puto. – exclamó Jarmo, expresando el sentir general. – Oye tú, el que le gusta el pay, ¿Por qué no te casas tú con esta reinona y salvas a mi hermanito?

-I like pie. – contestó Teemu con tono de no quiero.

-Ush! – dijo Juha, saliendo en bata – este narizón es mío, antes de que yo lo aceptara por esposo nadie lo pelaba y ahora todos me lo quieren quitar.

-Yo no. – dijo Miko, con tono inocente y mirando malicioso a Jari.

-Tú también. – dijo Mikko – Acuérdate de “me folló bajo la escalera”.

Jari levantó las cejas y Jarmo el lomo, amenazador.

-A ti te folla de a de veras, por eso no se lo quieres quitar a mi tío ya lo tienes.

-¡¿Qué!? – rugió Jarmo.

-Nada, nada, bromean, ¿verdad? – Juha los vio horrible.

-Sí, sí, bromeamos, bromeamos – tranquilizaron a coro.

-Voy por más vestidos.

-Pero si con todos te ves hermoso hermanito.

-Ese es el problema. – se lamentó Juha llevando la mano a la frente, teatral.

-Todos son iguales… - masculló Jarmo – blancos, vestidos, blancos…

-Papi, dado que yo soy un gran seme y no me voy a casar en un matrimonio gay vestido de novia, ¿me das el dinero del vestido para comprarme accesorios y guitarras?

-Mmmm – Jarmo lo miraba. Siendo honesto consigo mismo, y tenía que serlo a la hora de tomar decisiones monetarias, debía admitir que era bastante probable que Miko terminara necesitando un vestido de novia… - Ya veremos. Cuando termine de pagar el de tu tío.

-¿Y cuánto vas a gastar en su vestido? – pregunto Jari.

-Lo que sea necesario. – respondió Jarmo.

-Ummm, y, si te sobra dinero, ¿me comprarías el mío, hermano mayor? – pidió pestañeando.

-No. Y no vuelvas a llamarme hermano mayor, insecto. Tú nunca serás de mi familia.

-Voy a casarme con tu hermano, sí seré de tu familia. – retó Jari.

-Sigue molestándome y no llegarás vivo a tu boda.

-Jarmo – lo reprendió Juha detrás de una montaña de vestidos – deja en paz a Jari.

-¡Él me provocó! – lo acusó como niño pequeño.

-Jari, deja de provocar a Jarmo. O no te dejaré ponerte mi vestido de novia después de la boda.

-Kyaaa! – exclamó Jari - ¿De verdad me dejaras usar tu vestido?

-Sí.

-Si te entra. – comentó Jarmo.

-¡Gracias mi amor!

-De nada corazón.

-¿Cuántos vestidos faltaran? – pregunto Miko, harto de tanta melcocha – La batería de la cámara esta baja.

Juha salió en uno negro de corte princesa que accedió probarse para complacer a la asesora y a su sobrino y que estaba amando. La cintura era alta y la falda amplia, impactante, lisa, sin más adornos que el brillo satinado de su fina tela. El talle era corrugado, strapless. El corrugado, sumado al prehormado del escote ligeramente elevado al centro, daba la ilusión perfecta de bubis.

-¡Te ves maravilloso! – Mikko tenía tal gesto que Randy se acercó a indicarle donde quedaba el baño.

-Le hacen falta adornos. – opinó Miko

-Con unos guantes largos y un collar quedara impactante. – dijo Nezal.

-Y una tiara. – dijo Jarmo – quiero que se vea como una verdadera princesa.

-Aaaw! – Juha lo miro enternecido. La asesora le colocó los guantes en tanto Randy iba por la tiara, el collar y el velo. Juha se miró al espejo con lágrimas en los ojos.

-Y podemos hacerlo en rojo. – añadió como último detalle Nezal. Le mostró el fabuloso tono rojo de la tela muestra.

-¡Oh dios mío! ¡En rojo! – Juha miró a Miko y luego a Mikko, a quienes había contagiado su amor por el rojo.

-¿Este es tu vestido? – preguntó la asesora - ¿Fabuloso, glamoroso y rojo?

Juha volvió a apretar los labios.

-Pero, los guantes y el velo rojos, ¿no se verán mal?

-Cierto. – dijeron los Mikkos – Además yo quiero pedrería. – añadió Miko-kun.

Randy y Nezal cuchichearon.

-Tenemos un Pinina Torne en el que creemos que se verá fabuloso, pero cuesta doce mil euros.

-Tráiganlo – dijo Jarmo – No se le puede poner precio a la felicidad de mi amado hermanito. – se le humedecieron los ojos y al amado hermanito también, fue a abrazarlo con cuidado de no estropear el ramo – Ustedes ven a la novia, pero yo veo al pequeño que traté de criar como un hombre. – le acarició la cabecita, despeinándolo – Siempre será mi pequeñito.

 

Toma aparte de Randy:

-Cuando los papás se involucran en el proceso de elegir el vestido de novia, eso habla de una relación muy estrecha. Es duro para un papá ver a su pequeñita como una mujer lista para emprender el vuelo. Es – se seca la esquina del ojo con la esquina del pañuelo – muy emotivo.

 

Y como el cariño (o la culpa por tratar de criar como niño a una pobre niña) expresados en cristales Swarosky es de los mejores que hay, la asesora se llevó a Juha al probador y lo ayudó a meterse en un vestido que lo reunía todo: el corte era de sirena, pero las líneas elegantes, el aire renacentista. Era strapless recto, con pedrería cayendo en forma de triángulo invertido del escote hacia abajo, ceñidísimo en la cintura y la cadera, hasta arriba de las rodillas, de ahí surgía pedrería adornando hacia arriba, nuevamente en forma de triángulo, y hacia abajo la falda se abría en un ángulo de unos 60°, más larga tras, arrastrando unos 50 centímetros de cola bordada con profusión de pedrería, en tanto al frente solo estaba orlada.

-Se puede hacer en rojo con los cristales negros, o viceversa. Te ponemos unos guantes de los que dejan los dedos descubiertos ciñéndose al corazón, negros también, y bien altos. Y el velo como prefieras, rojo con pedrería negra o negro con pedrería roja.

Mientras Nezal hablaba Randy le pasaba un pañuelo para que se secara las lágrimas.

-¡Oh dios mío! Esto es tan hermoso – se abanicaba – me siento como nunca en este vestido.

-¿Estás listo para mostrárselo a tu familia?

Juha asintió y salieron afuera. Jari, Teemu y Miko se quedaron con la boca abierta. Jarmo rompió a llorar. A Mikko se le salió un chisguetito.

-¡Mi bebé! – Jarmo se levantó y lo alzó por la cinturita, girándolo en el aire. – No puedo creer que vaya a casarse – sorbida de mocos – con ese gusano mariposón. – señaló a Jari.

-Teemu-san, ¡defiéndeme!

-He likes pie. – dijo Mikko.

-Cuando Jari-sama salió de la crisálida no salió una mariposa sino una polilla. – se burló Miko.

-Dejen en paz a Jari. ¿Ordeno el vestido rojo con pedrería negra o negro con pedrería roja?

-¿El velo va a ser igual? – preguntó Miko.

-¿De qué color vas a llevar el cabello? – pregunto Mikko. Su tocayo asintió.

-Rojo.

-Entonces deberías llevar el velo negro con pedrería roja.

-Y el vestido rojo con pedrería negra.

Los Mikkos y Jarmo asintieron.

-¿Y los guantes? – preguntó la asesora.

-¿Rojos o negros? – preguntó Miko.

-¿También van a llevar pedrería? – preguntó Mikko.

-Podemos hacerlos con pedrería. Negros, que se ajusten al dedo corazón con un anillo integrado con una gran piedra roja para que brille, y otras mas pequeñas siguiendo el diseño del vestido. – propuso Nezal y todos asintieron. – Entonces, ¿este es tu vestido?

-¡Sí, este es mi vestido!

Las otras zorras pelirrojas se lanzaron a abrazarlo. Todas lloraron, tocaron la tela, alabaron. Jarmo estaba conmovido, Teemu antojado y Jari envidioso. Abandonaron Kleinfeld muy satisfechos, todos menos Jari (y había que ver que Jarmo se iba con una deuda de 13780 euros, accesorios y modificaciones incluidas. Y faltaban los zapatos).

Para contentar a su novio polilla Juha lo llevó, una vez despedidos los otros, a una tienda de disfraces. Ahí le compró uno de hada, alitas incluidas, y le prometió que podría dejárselo puesto mientras se lo follaba J (Juha a Jari).

 

  *-*

Notas finales:

Vestido de novia el programa me encanta. Me enamore de Randy. Enamorense ustedes tambien.

https://www.youtube.com/watch?v=-l9QvJKa-pg

En cuanto a los vestidos mencionados en el fanfic, todos son diseños mios.

Jari sama se pone tacones, rubor, pestañas postizas y es hermosa, dejenla en paz xd!

El proximo sabado asisto a un concierto de Wintersun *-* Tratare de violar a Jari sama!!!


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