El silencio reinaba aquel lugar, se podía escuchar el trinido de las aves y al viento soplar, los dos se contemplaban mutuamente, cada uno sumergido en sus pensamientos, hasta que un ruido los interrumpió era el estómago del menor pues no había comido nada desde el día anterior
– veo que tienes hambre, seguro no cenaste ayer – le dijo el mayor
- n-no, no comi nada, se me antoja algo dulce, como leche con galletas, como los que me diste la primera vez que nos encontramos – le dijo un poco tímido el menor
- antojos?, eso me hace recordar algo – se dijo el mayor así mismo – bueno si quieres eso, tenemos que levantarnos e ir a mi casa, y tú me tienes que guiar, no sabes cuánto sufrí para encontrarte – le dijo el mayor un poco serio, para que el menor se asustara, pero después sonrio al ver que realmente el menor se asustaba, le gustaban todas sus reacciones, cada vez lo quería mas. Se levantaron y se alistaron para partir, la cabaña otra vez se quedaba sola, el menor iba adelante, como él conocía el lugar, así que era el guía, estar caminando por el bosque junto con el menor le recordó algo, la primera vez que lo vio, miro la mano del menor y por acto de reflejo se la agarro, aquella vez también quería hacer eso pero no podía, el menor se sorprendió y se sonrojo hasta las orejas – te ves tan lindo – le dijo el mayor, Misaki le vio un poco sorprendido, y los dos se detuvieron – cuando lleguemos tenemos que hablar de algo muy seria, bueno de varias cosas, pero antes de decir cualquier cosa – se detuvo un momento, tomo aire y continuo – quiero decirte que te quiero – le dijo en forma segura y firme, el menor se sonrojo más hasta las orejas y se quedó paralizado – e independientemente de lo que decidas, después de que hablemos, yo nunca me voy alejar de ti, siempre voy estar a tu lado – dijo el mayor antes de que el menor pudiera decir algo, el menor se sentía muy feliz, seguía pensando que estaba en un dulce sueño, y quería disfrutarlo, su sonrisa volvió a su rostro, la felicidad no podía caber en el, sentía que podía morir, - y-yo también – dijo un poco inaudible, pero continuo – yo también te quiero Akihiko-san – dijo un poco nervioso pero seguro y con una amplia sonrisa. Akihiko al observar aquella hermosa escena, se sentía feliz, hace mucho que no observaba aquella sonrisa tan llena de felicidad, jalo al menor de la mano lo beso y lo cargo y dieron varias vueltas, sus sentimientos eran correspondido y el ya lo sabía desde hacía mucho tiempo, bajo al menor y lo jalo, comenzando a correr, sin saber a dónde, se sentía feliz, libre, como si un gran peso se habría caído de su espalda, por fin podía amar, sin miedos ni preocupaciones – Akihiko-san por aquí no es el camino – le dijo el menor – no importa Misaki, solo siente el viento y vive el momento, déjate llevar – le dijo el mayor sin detenerse, tropezaron y cayeron por la pradera, el peliplata abraso al menor para que no se haga daño y cayeron a un lugar lleno de flores multicolores, los dos comenzaron a reír como locos no les importa nada, solo importaban ellos dos en aquel lugar, esta vez fue el castaño quien jalo a el mayor y lo llevo a un lugar donde había varios árboles y arbustos donde crecían frutos silvestres, - aquí es donde vengo cuando estoy feliz, y como estas frutas porque son muy dulces, es como si la naturaleza se alegrara por tu felicidad y te regala estos frutos – dijo el menor tratando de alcanza un fruto, pero no podía cogerlo estaba muy alto, el ojilila al ver como su niño saltaba tratando de alcanzar, se paró a su atrás y cogió la fruta – toma, esto es lo que querías, no - le dijo cerca del oído, acto que hizo sonrojar al castaño – yo quería que lo pruebes y compartas la felicidad conmigo – le dijo un poco tímido, - no pongas esa cara, que me dan ganas de devorarte – pensaba el mayor, a él no le gustaban los dulces pero, por su niño, no le importaba comer algunos, cogió y se lo comió, delante de un expectante castaño, hizo una mueca de disgusto, miro de reojo al menor, que parecía haber recordado, que a su señor no le gustaban los dulces, parecía asustado, - no pongas esa cara, esta delicioso, comer dulces una vez no me va matar – le dijo con una sonrisa, robándole un beso, asi pasaron toda la mañana entre juegos y risas, el menor se sentía como un niño, pues nunca había hecho nada de eso nunca en su vida.
Llegaron a la casa donde se alojaba Akihiko, los dos estaban cansados y sucios – primero debes bañarte, después hablaremos – le dijo el mayor – pero el menor no se movía de donde estaba parado, mayor se le acerco, de una manera seductora, y cerca de su oído – o quieres que nos bañemos juntos – le dijo mordiendo su oreja, el menor se sonrojo, y le sonrió, pues era cierto quería estar al lado del mayor no quería separarse, tenía miedo que todo se acabe, que sea un simple sueño, el mayor al ver esa traviesa sonrisita cargo al castaño como una princesa y lo llevo hasta el baño, lo dejo a un lado de la tina, abrió la llave del agua y le hecho un líquido, que poco a poco se hacía burbujas, jalo al menor y lo desnudo, lentamente quitando prenda por prenda de una forma muy sensual, hasta que le dejo sin nada, el menor solo se dejó hacer, el mayor también se desnudó, bajo la atenta mirada del menor y se introdujo primero a la tina después hizo una seña para que el menor se metiera, Akihiko cogió una esponja y le hecho un jabón el cual recorrió por todo el cuerpo del menor de una forma delicada y amable, como si se tratara de una valiosa joya, era un acto tan puro lleno de amor, el menor se sonrojaba, cada rose lo hacía sentir feliz , sentía que se estaba entregando a su señor pero no era en un acto de lujuria sino de amor, el menor cogió una esponja e hizo lo mismo que el mayor, cuando termino, el menor dio un inocente beso al mayor, el peliplata se estaba conteniendo para no atacar al menor en el baño, pero ese beso destruyo toda determinación, lo encendió, esta vez fue el mayor quien dio el beso, pero fue mas demandante, su lenguas se encontraron en una danza, se separaron por falta de aire, luego comenzó acariciar su cuello y la otra se dirigió a sus pezones, comenzaron otra vez con otro beso, pero el mayor se detuvo – mi niño, solo tú sabes cómo hacerme perder la cordura le dijo el mayor saliendo de la tina y poniéndose una toalla que lo cubría de la cintura para abajo, cogió otra toalla en forma de bata y sacando al menor delicadamente al menor del agua se la puso, lo cargo otra vez y se dirigieron a la habitación y lo recostó en la cama, y comenzaron a besarse lentamente pero poco a poco fueron aumentando volviéndose más demandantes, el menor ya se sentía excitado, pero el ojilila quería tomarse su tiempo, fue recorriendo todo su cuerpo con besos, llego a los pezones y los atendió uno por uno, lamiéndolos y chupándolos como si de un dulce se tratara, y cuando ya estuvieron duros los dejo y bajo llego hasta su abdomen y recordó que ahí estaba su hijo, - disculpa pequeño o pequeña, pero tengo que aprovechar mientras pueda – dijo en sus pensamientos, besando con delicadeza aquel lugar, bajo un poco más y ahí se encontraba un duro miembro del menor que esperaba ser atendido con urgencia, el menor solo gemía, cada vez más fuerte, - quieres que atienda esta parte? – le pregunto el mayor en forma juguetona- el menor no podía responder – s-si Akihiko-san – le respondió como pudo, el mayo cogió el miembro del menor y lo lamio desde la punta hasta abajo, tal acto hizo arquear al menor, cogiéndose fuerte de las sabanas, introdujo lentamente el duro miembro en su boca y comenzó con el vaivén subiendo y bajando, lentamente torturando al menor, pues le gusta sus reacciones y las caras de placer que ponía, poco a poco fue amentando de velocidad metiendo lo más que podía, a su boca, el menor ya no gemía sino gritaba de placer – ah a-ahh Akihiko-san y-ya no, ahh ya no puedo más, y-yo voy – no dijo nada más pues se había corrido en la boca del mayor, el peliplata con gusto bebió la esencia del menor - te quiero, mi niño – de dijo cerca del oído, mientras el menor recuperaba la respiración – te quiero, no lo dudes – continuo diciendo, esas palabras resonaban en el menor y lo hacían muy feliz – y-yo también – le dijo el menor, recuperando el aire – ahora es mi turno de demostrarle lo que he aprendido – le dijo el menor con una picara sonrisa y se sentó encima del mayor, eso sorprendió mucho al peliplata nunca se imaginó abajo, pero le gustaba la idea – si no me demuestras bien lo que has aprendido te enseñare de nuevo – le respondió el mayor, el menor lo beso torpemente, y comenzó bajando por el cuello dándole tímidos besos, estaba muy sonrojado y nervioso, pero él había comenzado así que no había vuelta atrás, de una manera más segura se dirigió a los pezones del mayor, dándole unas pequeñas mordidas las cuales sacaron unos roncos gemidos al peliplata, al ver esa reacción el menor sonrió triunfante, pero solo estaba comenzando, bajo hasta el miembro del mayor, el cual estaba muy duro y era grande, - todo esto entra en mi – dijo el castaño, viendo el miembro del mayor – me dan ganas de morderlo – pensó el menor, dándole un beso y después perdiéndolo delicadamente, sacando unos gemidos roncos pero más fuertes, Misaki continuo lamiéndolo y metiéndolo en su boca lo más que podía, pues su boca era pequeña y no entraba todo, y como le enseño su señor fue subiendo y bajando aumentando cada vez más, hacer eso le excitaba, escuchar los gemidos roncos su príncipe, Akihiko enredo su mano en los pelos le castaño y empujaba suavemente su cabeza para que fuera más profundo, - ah a-hh uhmm mi pequeño, yo voy a correrme – le dijo el mayor – correrse?- pensó el menor deteniéndose con el duro miembro en su boca, hasta que sintió un líquido en su boca el cual bebió por acto de reflejo – asi que a esto se le llama correrse – pensaba el menor liándose las comisuras de sus labios, pues había salido un poco su boca era pequeña, y luego se lamio la mano, ver ese acto encendió otra vez al mayor el cual quería estar dentro del castaño – ya no aguanto más, lo que hiciste fue maravilloso, pero yo quiero estar dentro tuyo – le dijo el mayor, pero el castaño no le dejo levantarse, - no te preocupes ahora es mi turno de acerté sentir bien recuerdas, le dijo dándole un beso, el mayor se sorprendió aún más, a que se refería con eso, el castaño se llevo tres dedos a la boca mojándolos con saliva, para poder lubricar su entrada pues sabía que sin preparación le iba a doler, hizo toda la preparación luego se colocó el miembro del mayor en su entrada y poco a poco se fue introduciéndose a sí mismo, el mayor se sentía tan bien, nunca imagino esa pose con el menor, el menor se detuvo por un rato, para acostumbrarse con el miembro pero poco a poco fue moviéndose, penetrándose asi mismo, el mayor le ayudaba agarrándole de las caderas, y el también movía sus caderas para más contacto, para que sean más profundas, el menor subía y bajaba cada vez más rápido, encontrando ese punto especial, estaba perdiendo la cordura por culpa de la lujuria – ah a-ahhhh Akihiko-san lo quiero – dijo el menor corriéndose, pues el mayor lo estaba masturbando, cuando se corrió apretó con sus paredes al duro miembro del peliplata haciendo que este se corra en su interior – yo también mi pequeño – le dijo, dándole un beso, los dos se recostaron juntos, recuperando la respiración – muchas gracias por todo – le dijo el menor cayendo profundamente dormido pues estaba muy agotado – yo soy el que debe agradecer, tenía que decirte varias cosas, pero te las diré mañana– dijo el mayor dándole un beso en la frente – esto parece como la calma antes de la tormenta – pensaba para si mismo el peliplata.