El rubio se sentó derrotado en la cama del hospital del área de rehabilitación donde trabajaba Midorimachi, respiro profundamente un par de veces e inquieto como era se puso de pie y comenzó a caminar como león enjaulado en la habitación, Daiki se mareo de tan solo verlo.
-no puedo creer que me estés pidiendo el divorcio por algo tan estúpido como el sexo… por qué no veo otra necesidad básica en este momento que quieras cubrirme… desde que estas en el hospital no se me ha parado ni una vez ¡ni una! Porque vivo preocupado por ti en todo momento, juramos estar juntos hasta que la muerte nos separara, estas iniciando tu rehabilitación y Midorimachi y los neurólogos dicen que estas avanzando bien, la medula no se fracturo así que solo es cuestión de que se desinflame totalmente y continúes con tu terapias para que vuelva todo a la normalidad, ¡¿y tú me pides el divorcio?! ¡¿No fuiste tu el que me dijo cuando perdí a nuestro hijo que pese a todo me amabas y que querías seguir conmigo?! No sé cuál es la diferencia… ¡dímela! … ¡¿piensas que de buenas a primeras te voy a dejar y qué?! ¡¿Me caso de nuevo o qué?! ¡Eres un verdadero cabron! No te vas a deshacer de mi tan fácilmente además nadie Daiki Aomine NADIE puede tocarte si no soy yo… si tanto te preocupa el sexo pues me la chupas… y si no pues te la corto la mando a disecar y me la meto yo solo… es mas eso te puede servir como terapia… para que empieces a mover esas manos flojas y que hagan algo de provecho.-
La perorata del rubio duro 10 minutos y Daiki estaba segura que las enfermeras, los camilleros, los doctores, los terapeutas y varios pacientes con sus respectivos familiares que se encontraban en sus respectivas áreas laborales o sus habitaciones les habían escuchado ¿Cómo era posible que una petición de divorcio había terminado en una plática de sexo? Si bien había mucha razón en eso lo que más le avergonzaba era el depender tanto de una persona, no podía ni comer solo… se sentía estúpidamente vulnerable.
La entrada tímida de una enfermera totalmente sonrojada hizo que el rubio guardara silencio y se calmara, espero que la señorita diera el medicamento del horario a su esposo –en un momento viene el camillero para trasladarlo a su silla de baño… ¿se les ofrece algo? – los dos negaron con un rotundo no y Daiki tuvo la certeza de que la chica había salido con la cara pálida y llena de alivio de poder dejar el lugar.
El rubio en seguida abrió la puerta del closet, tomo una playera y un short, unas sandalias y comenzó a cambiarse en total silencio. Si no fuera porque las piernas del moreno no le respondían tenia la certeza que el mismo se hubiera pateado el trasero; Ryota estaba llorando mientras velozmente se cambiaba de ropa, antes de que pudiera decir algo un camillero entro, y entre él y su esposo le trasladaron a una silla especial para el baño, echa de plástico que tenia un agujero en el asiento parecido a un retrete, puesto que no tenia control total de su tronco con ella le pasaban al baño para hacer sus necesidades y para la ducha, los barandales de la silla evitaba que se fuera a los laterales, una vez estuvo acomodado el otro chico salió y Kise cerró la puerta del baño, aislándolos temporalmente.
-Ryo… yo… lo- antes de poder disculparse un chorro de agua fría cayo en su cabeza y este dio un respingo, el rubio le miro con lagrimas en los ojos mientras templaba la temperatura del agua. –Eres un verdadero idiota Aominechi…- la regadera de teléfono cayó al suelo mojando los pies de ambos mientras el rubio se inclinaba hacia él y le besaba desesperadamente. –te amo tanto… en serio te amo tanto que no me importa si más adelante no puedes caminar, si te tengo que cambiar el pañal cuando seamos viejitos o si te tengo que llevar en mi espalda para que estemos juntos la mayor parte del tiempo… te amo Daichi… entiéndelo, no lo dudes, no te avergüences de depender de mi en este momento, no tengas miedo de que te deje de amar…por qué no lo hare, nunca- el moreno escucho atentamente mientras tragaba fuertemente en un intento nulo de deshacer el nudo en su garganta, había sido tan estúpido, Ryota había hecho tanto por él en esos meses, incluso desde siempre, reconoció el moreno; pese a que las enfermeras de rehabilitación eran atentas y sabían lo que hacían el rubio se había empeñado en aprender todo lo necesario para cuidarle, como movilizarle, estaba siempre que podía presente en sus terapias, se había capacitado para bañarle, cambiarle, había investigado arduamente acerca de sus medicamentos, memorizándose los horarios y la farmacodinamia de cada uno de ellos, los cuidados a su piel, a su circulación, su digestión, el manejo de excretas, no permitía que nadie le tocara a no ser que fuera los terapeutas y los médicos y solo lo estrictamente necesario, la habitación que compartían en ese hospital tenia una pequeña cama que los primeros días apenas y ocupaba puesto que el rubio casi no dormía, pero una vez Daiki le había asegurado que le llamaría si necesitaba algo comenzó a dormir mas, y su descanso definitivamente aumento cuando una noche, una vez le permitieron dormir sin el aparato ortopédico ese, furtivamente se había escabullido a su cama y se había acostado en su pecho, temeroso a lastimarle, para esos días Daiki no sentía nada y no movía nada a excepción de su cabeza, los dos durmieron profundamente, sus cuerpos tan cerca era una sensación tan gratificante, era como un bálsamo de consuelo para tantos días de sufrimiento. Esa misma noche fue la primera vez que Aomine movió sus brazos, supusieron ambos que en sueños, el rubio se había alejado de su esposo y el moreno al anhelar mas cercanía de aquel cuerpo tan amado le había abrazado con fuerza, Kise no paraba de llorar mientras les decía a sus amigos las nuevas buenas, y ahí seguía, sin dejarle, cambiando incluso horarios de trabajo, pidiendo sus vacaciones juntas, nunca abandonándole.
En ese momento tomo entre sus manos el rostro de su rubio y seco las lagrimas con la yema de sus dedos. –en verdad lo siento… entre en pánico…- el rubio se limito a inclinarse de nuevo para volver a besarlo. Una ligera mueca de dolor por parte del moreno le hizo detenerse en el momento. -¿Daichan… te pasa algo? – el moreno asintió mientras buscaba algo con la mirada. –El agua me está quemando el pie…- la regadera de teléfono que hasta ese momento seguía abierta y colgando apuntaba directamente al moreno, Kise se agacho en seguida a recoger el aparatito y comenzó a templar nuevamente el agua, era cierto, estaba muy caliente para el gusto de su Dai…
Ambos se voltearon a ver con los ojos bien abiertos, incrédulos, las lágrimas que ya habían cesado en el rostro del rubio se aglomeraron de nuevo mientras con urgencia tocaba el timbre de llamado para las enfermeras y corría como loco a su habitación, en búsqueda de su celular para llamar a Midorima.
-siente… ¡Daichi sintió caliente en su pie! ¡Midorimachi mi Daichi está recuperando su sensibilidad! – el peli verde no tardo ni 3 minutos en llegar a la habitación, con la respiración agitada, en compañía del neurólogo y un terapeuta, el moreno se sintió un poco incomodo de que todos se hubieran reunido en el baño para examinarlo, de hecho una enfermera tuvo la ética necesaria como para cubrirle la cintura con una toalla.
-cierra los ojos Aomine- pidió con aplomo el peli verde mientras sacaba un tipo de lápiz, de punta roma y lo pasaba por la planta del pie de su amigo, el moreno cerro mas los ojos en clara señal de molestia y movió débil pero con buen reflejo la pierna.
-¿lo sentiste? – el moreno asintió mientras sentía que se repetía la misma acción en su otra pierna, la sensación era mas débil pero ahí estaba…
-eso es bueno, la sensibilidad comienza a regresar, esta irá cambiando gradualmente, en ocasiones habrá hipersensibilidad, es decir un mínimo roce te podría doler, mañana te revaloraran los terapeutas para que la fuerza aumente al tiempo que la sensibilidad-
Sonrió con verdadera emoción al notar la mejoría de su amigo –te estás recuperando de manera estupenda, será mejor que termines de bañarte, y en cuanto te traigan tu comida regreso para que platiquemos mejor.- la pareja sonrió contenta y ambos se permitieron juguetear un poco durante el baño, festejando el nuevo avance del moreno.
Tenia un calor abrazador en todo su cuerpo que lentamente se iba concentrando en su vientre, deseo… en 8 meses era la primera vez que sentía deseo sexual de manera desbordante, no solo tenia ganas a que le masturbaran o que le vieran hacerlo por sí mismo como había pasado ya en ocasiones anteriores, no, por primera vez en meses tenia ganas de sentir a su esposo dentro de el hasta llenarle hasta el ultimo rincón con su esencia pero como bien sabia las erecciones que presentaba su esposo no eran siempre “confiables” la sensibilidad había aumentado considerablemente en todo el cuerpo, el moreno ya tenia un mayor control de esfínteres y sus movimientos pese a ser algo torpes y lentos comparados a una persona normal eran cada vez más fuertes. El problema residía en que no controlaba del todo las erecciones, al estar alterada la sensibilidad había ocasiones en que “Daijunior” simplemente no se levantaba así le tocaran la marcha zacatecas, y en otras ocasiones con una sola mirada el “amiguito” se levantaba y no había poder humano que lograra ponerlo en su lugar… y para frustración de Ryota una vez en la que la sensibilidad de su esposo parecía estar “normal”, sentado a horcajadas sobre él mientras subía lenta y placenteramente del falo erecto de su esposo este de repente dejo de estar erecto ¡lo había dejado a medias! Y Daiki avergonzado le había tenido que dar una buena sesión con la boca.
En ese momento se dejo llevar por sus más bajos instintos y comenzó a besar a su esposo el cual estaba dormido, de manera inmediata el mayor le correspondió saliendo lentamente de su somnolencia. Más animado Ryota dejo caer con cuidado el peso de su cuerpo sobre el moreno, profundizando el beso, acariciando el pecho contrario, ronroneando de felicidad cuando una mano escurridiza toco su trasero por abajo del pijama acariciándole con firmeza, apretándole más contra él.
-quítate la ropa… ayúdame también…- ordeno con la voz ronca el moreno demostrando también su ansiedad por poseer aquel bello cuerpo, el rubio obedeció puesto que la fuerza que tenia en esos momentos su esposo no eran las suficientes como para desnudarle… una vez ambos estuvieron sin prenda alguna el rubio se dejo preparar por unos dedos ensalivados, para minutos después comenzar a descender su cadera en la erección palpitante de Daiki. Los dos gimieron despacito y cuando lo tuvo hasta adentro se inclino hacia enfrente para besarle.
-te amo cada día mas- susurro el rubio mientras la lengua del moreno tocaba su sensible cuello. –yo mas…- aseguro Daiki permitiendo que el rubio comenzara a subir y bajar en su erección. Era tan maravilloso, podía sentir nuevamente aquella estrechez que le acogía con calidez, las descargas placenteras recorriendo todo su cuerpo. Con facilidad tomo el control de la cama de hospital y comenzó a subir la cabecera para quedar lo mas sentado posible, tan pronto lo estuvo engullo con ansia un pezón erecto del rubio y con verdadero placer llevo sus manos a la erección de su esposo para masturbarle.
-¡DAICHI! – chillo el rubio mientras comenzaba a moverse con más fuerza sobre la erección, deseando mas… mas…
Esa noche, después de muchos meses los dos terminaron juntos, los dos gritaron su orgasmo, se besaron hasta cansarse y se permitieron mimitos, sonrisas y miradas que habían evitado tontamente ya ni sabían porque.
-Daichi y yo hemos hecho el amor en más ocasiones- confeso con una sonrisa tonta a su amigo Tetsu mientras tomaba el desayuno con él, en la casa de los Kagami mientras la ropa de su esposo y la propia se terminaban de lavar en la secadora.
-me alegro mucho por ti… Aomine ha mejorado bastante… y es bueno que intimen, Midorima dijo que es sano tratar de normalizar su vida sexual cuanto antes.- el rubio aun dentro de su burbujita de felicidad suspiro cual quinceañera.
-y pensar que el idiota quería que nos divorciáramos…- ante esto los ojos del peli azul se abrieron en sorpresa.
-¿si lo hizo?- el rubio confundido bajo de su nubecita de vuelta a la tierra.
-si… ¿Cómo lo sabes?- dio un sorbo a su café mientras trataba de ocultar la naciente intriga que le acechaba.
-no lo sabía… pero sospechaba que algo así pasaría tarde o temprano… ¿Qué le dijiste?-
El rubio sonrió travieso.- que se pateara el culo si pensaba que se iba a deshacer de mí tan rápido-
Tetsuya sonrió cómplice al comentario. –me alegra tanto que seas tú el esposo de Aomine…- ante el silencio del ojimiel el otro continuo. –nosotros no somos muy expresivos… ni él ni yo… por eso por más que nos hubiéramos querido en el pasado de antemano no habríamos llegado a ningún lado… nunca nos declaramos, le abandone en cuanto su poder comenzó a crecer y me retraje mas dentro de mí mismo, tú hiciste lo contrario… nunca lo dejaste, ni a él ni a mi… y finalmente fuiste tú quien hizo que el Daiki de la secundaria volviera a surgir, fue tu amor y tu perseverancia las que lo alcanzaron, y ha sido eso mismo lo que le ha ayudado a recuperarse. Taiga, los chicos y yo le visitamos varias veces a la semana, pero tu siempre has estado ahí para él, nunca perdiste la esperanza en que se recuperaría, nunca dejaste de creer en el… eres justamente lo contrario a Aomine… es por eso que se complementan tan bien… no sé si me explico.-
El rubio asintió mientras trataba de retener las lagrimas y sonreía sonrojado, tantos años que había sentido celos hacia aquella persona que estaba sentada frente a él, tanta envidia que sentía cada vez que Daichi le comparaba con él, siempre tratando de superarle para que en ese momento Tetsuya le dijera que lo admiraba… realmente se sentía estúpido.