Las chicas lo sabían… después de todo la intuición femenina, y el solo echo de ser mujer (y por tanto más observadoras) les hacia darse cuenta de muchas cosas.
Cuando iban a la secundaria Momoi había sido flechada por el amor hacia Kuroko, pero vamos ¡¿Cómo era posible que alguien como Tetsu pudiera llamar la atención de una mujer?! O de alguna persona para ser honestos… y no por que pensara mal de su amigo (el chico era súper lindísimo no lo podían negar), si no por que nadie le veía, era tan invisible que difícilmente podías incluso darle “un punto de vista” a Momoi le llamaban la atención hombres como su amigo de la infancia Dai-chan, ¿y a quien no? Solo un tonto no apreciaría la belleza de su amigo, pero vamos… más allá del buen (muy buen) cuerpo del moreno y su instinto sobreprotector hacia ella y a Kuroko. Su carácter era igual o peor al de un cavernícola.
Su parquedad en palabras, su olvido a fechas importantes, su tono informal, su carácter en general eran cosas que a Momoi no le gustaban en los hombres, en cambio Tetsu era educado, caballeroso, directo al decir las cosas y bastante tierno, si Momoi hubiera podido fundir a sus dos amigos sin lugar a dudas hubieran sido el hombre perfecto… pero vamos, la pelirrosa sabia desde hacia muchos días que los hombres no eran su debilidad.
Siempre le habían agradado mas las cosas lindas, pequeñas, con olores suaves y que se sonrojaran hasta limites insospechados por una simple mirada suya. Riko cubrió todas y cada una de sus requisiciones desde su primer encuentro. Y el tercer encuentro, ese de los termas fue sin lugar a dudas el mejor de todos, ambas desnudas, rodeadas del vapor del lugar, viéndose, estudiándose y midiendo terreno. Cuando las dos se pusieron de pie con la intención de defender a su propio equipo la pelirrosa no había podido evitar llevar su mano al rostro de la castaña y acariciarlo con intenciones nada enemigas. Riko se había quedado de hielo frente a ella y no había podido hacer nada cuando le había besado, no dudaba que era su primer beso, y Satsuki sonrio inmente satisfecha de que ese beso fuera suyo. Aquella vez las dos se unieron tan íntimamente como se podían unir dos personas, no lo habían planeado, no lo habían contemplado si quiera pero tras terminar sudadas y agotadas del encuentro tan pasional que habían tenido se volvieron a lavar sus cuerpos, esta vez una ayudando a la otra… asi hasta la fecha.
Las dos sonrieron como si fueran el gato que se come al raton cuando vieron salir a Shintaro con una sonrisa boba en su mirada y una imagen que sin lugar a dudas era un ultrasonido en manos. No lo podían creer pero sin lugar a dudas sus mentes suspicaces sospecharon de un embarazo de cierto rubio que seguramente estaría en pleno llanto en brazos de su peliazul esposo. Cuando Midorima les dio la buena nueva todos lanzaros vivas de felicidad y Riko y ella sonrieron al ver que una mas de sus sospechas era cierta.
A menudo Riko y ella solian apostar en lo que pasaría o no con sus amigos, a veces ganaba ella, aveces la castaña pero nunca dejaban de pasar las cosas…
Lo primero que habían intuido había sido su relación de Tetsu y Taiga, es mas… al inicio ni ellos mismos sabían que estaban enamorados hasta la llegada de Himuro, Riko le había comentado a Satsuki que el “hermano” del pelirrojo y el tenia una clase de “relación” un tanto estrecha que al parecer hacían sacar el lado oscuro de la sombra de Seirin . No que Kuroko fuera muy expresivo pero cuando estaba enojado (cosa que le pasaba cuando “Himuro” era mencionado) daba mas miedo que la mismísima Riko enojada. El ojirojo extrañado por la actitud de su sombra había empezado a indagar hasta que el peliazul a bocajarro le había dicho a Kagami le había costado un par de minutos sumar dos mas dos y notar que tipo de celos era los que sentía su linda sombra, después de aclararle un millón de veces que su hermano era novio de Alex y que realmente le quería a el habían comenzado a salir.
Después fue que Midorima y Kazunari se habían casado.
Después que Aomine había visto que Kasamatsu protegía (a su estilo) al rubio e impulsado por los celos (hacia todo lo que se acercara al rubio) se había percatado de sus sentimientos y lo había secuestrado por un fin de semana entero en su departamento.
De Akashi ni si quiera habían intuido que estaba enamorada de Murasakibara, pero no les sorprendió que el pelirrojo fuera capaz de retar a su propio padre para que aceptara a su pareja o si no renunciaría a sus obligaciones con los negocios.
De Hyuga… bueno aquel par si que le había dado dolores de cabeza a la castaña… los dos eran tan…
Riko desde la primaria había visto a Hyuga como un segundo padre, por estúpido que sonara y pese a que los dos tenían la misma edad el pelinegro siempre la cuidaba, le cortaba el cabello, la peinaba, la defendia, incluso se ponían a hacer la tarea juntos puesto que Kagetora trabajaba mucho cuando recién su madre había muerto.
Cuando entraron a la preparatoria y Hyuga conoció a Teppei Riko lo supo, el pelinegro siempre evitaba estar a solas con el alto, siempre tartamudeaba cuando por alguna razón tenían que cruzar más de dos palabras, cada que Kiyoshi le abrazaba en un simple gesto “amistoso” su cuerpo se tensaba… y lo que era mejor de todo… ambos la protegían como si fueran la versión joven de su propio padre, los dos a su manera tenían siempre un consejo para ella, además de jugar en tándem de manera espectacular la chica se percato que las palabras y los gestos romanticos no eran necesarias entre ellos, se querían, los dos a su manera se lo demostraban y asi había sido desde que se conocían, para Riko su relación era mas que normal.
-Hyuga… acompañame por unos refrescos- sabiendo de antemano cuando tu mejor amigo te necesita rescato al ex lanzador de Seirin de los brazos (como de pulpo) de su castaño y altisimo amigo.
Una vez los dos estuvieron solos en el pasillo del hospital Riko pregunto a bocajarro.
-¿Qué pasa? ¿pelearon?- y la castaña se sorprendió al ver un rubor de limites nunca antes vistos en el rostro de su amigo, como siempre evadió su mirada y negó con un cabezaso-
-Teppei… me pidió matrimonio…- la castaña emocinada lo felicito, aun que Hyuga estaba sonriendo había una extraña emoción que como siempre su amigo no exteriorizaba.
-¿hay algún problema en la boda? ¿no lo quieres?-
Para sorpresa de la joven Hyuga volteo a mirarla escandalizado y grito inconcientemente -¡por supuesto que lo amo pero…! – guardo silencio al ver la sonrisa felina de su amiga ante semejante declaración, era la primera vez que el chico declaraba ante ella, en voz alta que “amaba” a Teppei.
-quiere que tengamos un hijo… muchos hijos de hecho-
La boca de la castaña se curvo en una delgada O…
-¿y tu no quieres?...- concluyo medio dudando su propia afirmación, aun que Hyuga no lo aceptara era muy paternal, siempre la había cuidado y cuando Kuroko, Kagami y los otros chicos de primero habían entrado al equipo el los protegía como si fueran sus polluelos, el y Teppei habían reconciliado incluso a la luz y su sombra en varias ocaciones, en la preparatoria eran algo asi como papa Teppei, mama Hyuga e hijos.
-no es eso… - se rasco la cabeza frustrado y se reacomodo los lentes de manera nerviosa. –lo que pasa es que… lo quiero… ¡lo quiero solo para mi! ¡maldicion! Solo de imaginar que cualquier persona CUALQUIERA lo toque me pone verde… por eso lo rechazaba tanto… me confunde su presencia, el es tan amigable con todos, siempre queriendo ayudar a las personas y ganándose con facilidad su afecto, y antes de darme cuenta ya me tenia embaucado… pero no quiero que ni lo vean… siento mucho miedo a que me deje.-
La castaña fue testigo por primera vez de la no conocida inseguridad del shoot guardian de Seirin. Sonrió comprensiva.
-Hyuga… ¿sabes que esos celos son solo temor tuyo y no tienen fundamentos verdad?- el moreno asintió, lo sabia ¡por supuesto que lo sabia! ¡¿Quién demonios podría poner en duda el amor que le profesaba Teppei?! Si desde que le había aceptado como novio no había dia en que no le dijera “te amo”, nunca se cansaba de adorarle con el cuerpo, siempre le cumplia sus caprichos por mas que tratara de ocultarlos, lo mimaba, era tan cariñoso y cuidadoso con el cuando le hacia el amor que normalmente hasta le hacia llorar…
-en serio Riko… todo esto es tan confuso que … no se que hacer…-
-pues me lo hubieras dicho a mi en primer lugar, tal vez lo hubiéramos solucionado nosotros-
Los dos amigos brincaron alertados cuando la voz cantarina de Teppei les advirtió de su presencia, estaba a unos metros de ellos, sonriente pero con cierto temor en la mirada; al parecer Hyuga no era el único que sentía muchos celos de que alguien se acercara a su amante.
-chicos… esto es algo que realmente tienen que hablar… cualquier cosa estoy para ayudarles, los dos son mis amigos, mi familia, los amo y deseo lo mejor para ustedes, hablen, siempre solucionan todo, esto no será la excepción.-
La chica abrazo a cada uno fraternalmente y desapareció por el corredor con un par de latas de refresco. Hyuga agacho la mirada avergonzado, los dos ahí, de pie a mitad del pasillo. Como siempre fue Teppei quien se acerco al moreno y cogió sus manos para llamar su atención, las llevo con lentitud hasta sus labios y las beso con idolatría.
-¿en serio me amas tanto que no me quieres compartir ni con nuestros hijos?- el tono dulce y divertido del ex base hizo que se ruborizara mas.
-bueno… al menos eso es un si para que nos casemos ¿verdad?-
Hyuga asintió estúpidamente, quería reir, llorar, correr, abrazar a ese hombre hasta sentirse fundido con el.
-vamonos a casa…- susurro quedito y con voz seductora el alto. Hyuga se sintió tan estúpidamente hormonal en ese momento, tan solo ¡TAN SOLO! Con ese susurro había comenzado a excitarse, pues bien sabia lo que eso significaba.
-vamos a llegar y apenas cierre la puerta te voy a besar hasta quitarte el aliento… te quiero desnudar, abrazarte, entrar lentamente en ti y quiero hacerte gritar hasta que me rompas los oídos-
Los dedos del pelinegro fueron besados uno a uno y sin poder evitarlo Hyuga gimio, satisfecho Teppei sonrio, se hinco y saco del fondo del bolsillo interno de su chaqueta un anillo.
-entonces ¿aceptas ser mi esposo?- ¡maldicion! Con lagrimas en los ojos Hyuga asintió enérgicamente ¡era peor que una escuincla enamorada!, se supone que el chillon era Teppei…
-¿cargabas siempre ese anillo?- susurro con un nudo en la garganta temiendo realmente soltarse a llorar.
El castaño se puso de pie obligando a Hyuga levantar la mirada para verse directamente a los ojos, sonreía divertido, igual que en la preparatoria, siempre tranquilo, fuerte, viendo todo objetivamente como si supiera lo que pudiera o no pasar ante cualquier situación.
-bueno… uno nunca sabe cuando el amor de su vida le va a dar el si para casarse…- sonrio con ese gesto tan suyo que le hacia verse infantil y divertido.
-gracias por esperarme…- susurro el castaño y le abrazo fuertemente. Hyuga supo que se refería a todo… a esperarlo por casi un año cuando se había lesionado en el partido, por que aun después de que habían inciado una relación se habían tenido que separar un tiempo por cuestiones de la escuela... habían pasado tantas cosas juntos en esos años que realmente seria un verdadero desperdicio no seguir adelante. Escondió su rostro en el fuerte pecho de su futuro esposo dejándose embriagar por el seductor aroma. Sonrio estúpidamente… al igual que Kiyoshi…
Por el momento se daría por bien servido con la boda, los niños… bueno… los niños podrían venir después, lo mas probable es que cuando ambos firmaran el acta de matrimonio y Hyuga se percatara que no lo dejaría por nada del mundo cedería a cumplirle ese pequeño capricho.