Kagami se tenia que inclinar demasiado para cumplir su objetivo, era tan sencillo perderse en la profundidad de los besos de su esposo, le levanto con suma facilidad para que las piernas del ojiceleste rodearan su cintura y asi sus rostros quedaran a la misma altura. Apenas y había cerrado la puerta de su hogar ambos, sin mediar palabra se habían lanzado el uno sobre el otro, hacia tanto que no hacían el amor sin preocupaciones, si no era por algo que le ocurria a sus amigos, era por algo que le ocurria a ellos o por su propio hijo, el niño se había enseñado a bajar de su cunita y les había interrumpido ya varias ocaciones en mitad del acto.
Tenían tanta prisa que Taiga casi se teletransporto con su esposo en brazos hacia la sala, frente a la pequeña chimenea eléctrica que no supo como pero había encendido, deposito a su amado en el suelo separando sus cuerpo solo lo necesario para quitarse la ropa y desnudarlo a el y sin dudarlo volvia al ataque de la blanca piel. ¿hace cuanto tiempo que no hacían el amor en la sala? ¡estaba tan emocionado! El saber que toda la casa era suya para amarse le hacia sentir tan bien.
Giro a su Tetsu y enseguida ataco su cuello, sus homoplatos, su columna, mordisqueaba y dibujaba círculos con la lengua de manera tan lenta y provocativa que el ojiazul comenzó a gemir fuertemente.
-¡oh Taiga! – chillo cuando sus nalgas fueron gentilmente masajeadas y sus caderas alzadas para dejarle expuesto. Una lengua invasora comenzó a prepararle suavemente.
Aferrando con sus uñas la alfombra Tetsuya comenzó a empujarse hacia la lengua de su compañero, buscando mas contacto, deseando que no fuera eso lo que le penetrara, si no la hombría llena y dura que palpitaba con ansiedad en la pelvis del menor*.
Se incorporo con ansia y con un poco de ansiedad obligo a su compañero a acostarse. Con la experiencia adquirida atravez de los años de matrimonio habían conocido hasta el ultimo lunar de cada uno, sabían que partes tocar y cuales no de cada amante.
Se sento a horcajadas en el vientre de su pelirrojo, acariciando con sus nalgas la hombría, dura, llena, caliente. Se inclino hacia enfrente y beso el cuello, lamio la clavicula, los pequeños y morenos pezones, introdujo los dedos en los rojizos y sudados cabellos.
Descendió con lentitud por el fuerte y marcado abdomen, tan diferente al suyo que era mas suave y que aun tenían un par de pequeñas estrias debido a su primer y esperaba no ultimo embarazo, resiguió la oscura línea de vello y tomo con su boca la carne que se levantaba orgullosa de la parte media. Lamio la punta y abriendo en totalidad su boca introdujo el falo hasta la profundidad de su garganta. Taiga inclino la cabeza hacia atrás mientras siseaba lleno de placer. Rara vez Tetsu se atrevía a estimularle con la boca. Cuando supo que no aguantaría mucho mas tomo con gentileza el rostro de su esposo para indicarle que parara y le beso hasta cortarle el aliento. Le recostó nuevamente en la alfombra y lentamente entro en el estrecho canal que le esperaba entre las cremosas nalgas, se mantuvo quieto un par de segundos, miro el rostro rubicundo de su peliazul y aparto el cabello de su rostro perlado en sudor, le abrazo con fuerza y comenzó a mover sus caderas rítmica y profundamente, era su noche, después de mucho harian el amor sin interrupciones, Shiro se había quedado con Akashi y Murasakibara a petición de la pareja, ese dia Momoi y Riko se quedaban a la hora de visita con Aomine y Kise, se amaron hasta quedar totalmente agotados, abrazandose fuertemente el uno al otro a mitad de la sala, confortándose con el calor del otro para seguir viéndose con ese mismo amor que se profesaban desde que fueran estudiantes.