-¿y en serio no te habías dado cuenta de que estas esperando?- cuestiono incrédula Satsuki mientras miraba a la pareja, acurrucada en la cama de hospital.
-no… la verdad no… solo en una ocasión me sentí un poco mareado pero se lo adjudique a la falta de descanso.-
-¿y que van a hacer?- cuestiono Riko mientras bebía un poco de café de un dispensador del hospital… - Aomine-kun aun no se recupera del todo, y Ryota-kun no puede hacer esfuerzos ahora… lo mejor será que se vallan a vivir a la casa de alguno de nosotros para que podamos ayudarles a los dos.-
Puesto que la mejoría del moreno era bastante estaba planeada su alta del hospital y solo acudiría a sus terapias físicas por la mañana.
-Midorimachi y Akashichi nos dijeron lo mismo… incluso nos ofrecieron un área de sus casas, dicen que estaríamos separados a ellos pero al mismo tiempo estarían al pendiente de nosotros, será solo temporal… Daichan ha mejorado tanto que no dudo que en un par de meses podamos regresar a nuestra casa-
Las chicas debían darle bastante crédito a la fuerza de voluntad del rubio, era tan digno de admirar. Una vez vieron que el sueño se reflejaba en la dorada mirada decidieron irse y dejar a la pareja en el hospital, si sin duda después de muchos meses de dolor y oscuridad comenzaban a verse un poco de luz.
Cuando el rubio salió del baño y vio a su marido acostado de lado en la cama viéndole como hacía mucho que no lo hacía sintió una descarga enorme de adrenalina, por Dios… llevaba 12 años enamorado de ese hombre, desde que tenían 14 años tras recibir ese bendito balonazo en la cabeza y le había visto jugar con tanta pasión había deseado el presente que estaba viviendo, entrar a su habitación, verlo ahí, tumbado cual pantera negra y podérsele acercar y besarlo… y…
Cuando volvió en si noto que las cosas no habían quedado solo en su mente, realmente se había acercado a su esposo y recostándose con él en la cama le había asaltado con un beso apasionado, el profundo gemido de Daiki le llego hasta lo más profundo el alma.
-Ryota… ¿sabes que estamos en la casa de Akashi verdad?- el rubio siguió el asalto frotándose sin pudor en el muslo del moreno, gruño con necesidad ante la excitación creciente.
-no te preocupes… Akashichi me dijo que suelen tirar cosas, corretearse por la casa y jugar SM… quiero ver quien es mas gritón… si ellos o nosotros…-
Sin lugar a dudas el Ryota que estaba besuqueándole con febril deseo estaba pensando solo con las hormonas, Daiki bien sabía que su rubio era tímido y solía taparse la boca con lo que tuviera a la mano… se encogió de hombros mentalmente importándole muy poco que sus vecinos fueran dos Ex jugadores y compañeros de la generación de los milagros. Tarde que temprano tenía que intimar con su esposo y pues… no se iban a esconder ¿o sí?... lo que fuera a tronar pues… que tronara de una vez.
Con un movimiento casi felino se giro dejando al rubio debajo de el… justo como siempre le había gustado tomarlo hasta antes del accidente. Su esposo pareció sorprendido ante la muestra de su fuerza cada día mas recuperada, se miraron a los ojos entre divertidos, emocionados y sorprendidos.
-creo que ya es tiempo de que las cosas empiecen a volver a la normalidad-
La ropa comenzó a salir volando por toda la habitación y el rubio se dejo hacer más que contento por la situación ¡Cuánto había extrañado que fuera Daichan el que estuviera arriba de el sometiéndole con toda su presencia! Aun que el moreno se encontraba un poco agotado no dejo de abrazarle en ningún momento, cada embestida que daba era fuerte, certera, cada beso le robaba el oxigeno de manera mortífera y cada palabra de amor susurrada entraba por sus oídos y se depositaba en su corazón, su Aomine Daiki, el jugador estrella de la generación de los milagros y de la academia Too, el policía más honesto y bueno que hubiera en todo Japón estaba ahí, con él, haciéndole el amor no solo a su cuerpo… si no también a su alma, a su corazón…
Un mes más tarde todos estaban reunidos en el registro civil festejando la boda de el ex capitán y el centro de Seirin… Riko tuvo que contener la risa tantas veces… su amigo pelinegro estaba más tieso que un palo y Kiyoshi no podía quitar de su rostro esa estúpida sonrisa…
Para extrañeza de todos Akashi lloro… más de uno le miraba entre sorprendido, y comprensivo, era poco pero comenzaba a notarse una pequeña protuberancia en su vientre y muy seguramente todos los ahí presentes estaban recordando su propio enlace con sus respectivas parejas. Kise ya había utilizado más de una caja de pañuelos desechables, al igual que al ex capitán pelirrojo el estaba muy sensible por las revolucionadas hormonas de su cuerpo. La reunión posterior al acto cívico había sido muy tranquila, solamente habían asistido los allegados a la pareja.
Tetsuya y Akashi extrañamente se medio ocultaron atrás de sus parejas cuando la hermosa Alex llego con su ahora esposo Tatsuya, Aomine caminaba ahora con tan solo el apoyo de un bastón y Kise con apenas poco mas de 3 meses comía como si fuera todo un ejército, incluso comía mas que Taiga.
Todos estaban contentos, bailando, bebiendo, sin lugar a dudas por fin podían decir que todo era normal.
Hasta que llego el… un extraño silencio reino el lugar… el desagrado que mostraba la mayoría de los invitados era palpable, sin embargo eso no amedrento al pelinegro a seguir avanzando hasta llegar a los recién casados y comerse con la mirada al castaño.
-me entere que hoy era su boda así que quise traerles un pequeño presente… felicidades chicos-
Pese a que sonreía todos notaron que sus sentimientos eran de todo menos de felicidad, Hyuga se adelanto y cogió el regalo sonriendo tan hipócrita como el otro.
-o… muchas gracias Makoto, no pensé que fueras a venir… - el aura negra que asomaba por atrás del ex capitán asusto a todos.
Excepto a él… después de todo su cinismo solo había crecido con el paso de los años.
-espero que sus vidas sean muy felices… - la mirada demasiado apreciativa que le lanzo a Kiyoshi hizo que la sangre de Hyuga hirviera ¡estaban en su boda! Y ese cínico venia y se lo comía con los ojos.
-enhorabuena… - murmuro y antes de que pudiera evitarlo Hyuga ya era abrazado por Makoto, pero bien sabia con que propósito, ¡era para hacerle alguna seña lujuriosa a su Teppei! Se soltó del agarre y confirmo su idea al ver sonrojado a su ahora esposo evitando mirar al extraño ese, más rápido que un pulpo ya había abrazado a Teppei y este sin otra opción le correspondió al gesto de manera forzada.
-gracias por tus buenos deseos… si permites al novio respirar… tienen que ir a partir el pastel… - la interrupción de Kuroko fue tan bienvenida que Kiyoshi suspiro con alivio y Hyuga ni presto ni tardío se acerco a su marido rodeándole el brazo posesivamente.
-supongo que nos veremos después… cuídense… mucho- levanto una ceja sugerente al castaño y salió del salón con aire triunfante.