Su cuerpo no le respondía como él quería, estaba caliente… tan caliente en todos los sentidos que solo se dejo hacer, estaba recostado en una cama, la habitación era apenas iluminada por la luz de una pequeña lámpara, todo olía a sexo… su cuerpo encendido, no le respondía como él quería, una mínima parte de su mente sabia que aquel que estaba sentado a horcajadas subiendo y bajando con lascivia no era Hyuga, pero simplemente no se podía controlar. Sabía que si no se dejaba hacer la excitación sexual lo atormentaría hasta llevarlo a la locura.
Una risita traviesa combinada con unos jadeos atravesó la oscura habitación.
-¿te gusta verdad?... a mí también… la tienes grande… y estas tan duro…-
Avergonzado por su falta de control llevo una mano a su boca tratando de ocultar el placer que sentía.
-no te contengas… me caliento mas cuando gritas…-
Aquella voz… sabia de quien era, reconocía vagamente aquella silueta pero había como una nube de confusión que no le permitía ordenar sus pensamientos.
-seguro que Reo se está divirtiendo también mucho. –
La mención del ex integrante de Rakuzan hizo que una alarma sonara en su interior. Reo… si no mal recordaba a él siempre le había gustado Hyuga.
Hyuga…
Haciendo uso de toda su fuerza de voluntad se sentó tratando de apartar de si el cuerpo que le complacía contra su voluntad, estúpidamente el cambio de posición hizo que el otro se aferrara a él con más fuerza rodeándole la cadera con sus largas piernas, su cuello con los brazos tal y como lo había hecho en su boda y se atreviera a besarle.
Su olor… aquel cabello… la voz.
-Makoto…- susurro incrédulo ante tal situación, el mencionado sonrió lleno de lujuria.
-por fin eres mío Teppei-
Pese a que su corazón y su mente le decía que tenía que quitarse de encima a aquel hombre tan despreciable su cuerpo actuó por su propia cuenta tomando las caderas del pelinegro y moviéndolas con más fuerza para sentir más placer. Los gritos y gemidos de Makoto aumentaron, se aferro con más fuerza a su espalda, rasguñándole, incluso haciéndole sangrar.
Cuando los dos llegaron al orgasmo obninublado por el placer residual Makoto quiso volverle a besar, terroríficamente con algo parecido a la ternura. Teppei tuvo la suficiente cordura para zafarse de su fuerte agarre y sentarse en la orilla de la cama ocultando el rostro entre sus grandes manos.
¿Qué demonios había pasado? ¿Cómo había acabado una simple aceptación de oler una fragancia en eso? Su estomago se comprimió dolorosamente y sintió el amargo sabor del liquido subir por su garganta, respiro profundamente un par de veces tratando de mantener a raya las arcadas pero finalmente fue vencido viéndose obligado a correr al váter para vomitar el poco contenido que tenía su estomago. Todo daba vueltas a su alrededor, se sentía mortalmente frio, su cuerpo temblaba.
-¿Qué fue lo que me hiciste?-
Su voz era igual de débil a como se sentía en ese momento, Makoto contesto desde la habitación.
-¿te gusta? Es una nueva droga que duerme a las personas, está muy de moda para los asaltos y… cosillas nada lindas… no te preocupes en una hora se irán los efectos…-
Se asomo al sanitario, ahora totalmente vestido, se puso en cuclillas para mirar con burla al hombre que yacía recargado en el retrete como si este fuera su único salvavidas, seguramente todo le daba vueltas. Sonrió sádico.
-te vez tan lindo… me dan ganas de follar de nuevo… pero me tengo que ir, Reonee me debe estar esperando… toma-
Como quien quiere la cosa el pelinegro le dio su móvil apagado y estiro la mano para acariciarle el rostro. Teppei inclino el rostro rehusando la caricia.
-de nada sirve que niegues que te gusto lo que paso… me costó muchos años pero finalmente te lleve a la cama como quería, pese a que no tenia publico me gusto… en serio – una sonrisa divertida y cruel se formo en su rostro - seguro que alguien te armara un verdadero jaleo si se entera de nuestra pequeña travesura… si es que puede claro esta… Adiós Kiyoshi… fue un verdadero placer.-
Cuando Teppei estuvo finalmente solo trato de calmar su agitado corazón y organizar sus caóticas ideas ¿Qué le iba a decir a Hyuga? ¿Qué era todo eso que le había dicho Makoto? “¿Reonee también se está divirtiendo?... ¿si puede?... tenía que comunicarse con su esposo cuanto antes.
Al encender su móvil se sorprendió de tener una infinidad de mensajes de voz y mensajes de texto, llamadas perdidas… de Hyuga, Riko, Momoi, Murasakibara, ahorrándose la molestia de indagar en uno por uno opto por llamar a su esposo.
Riko no tardo ni un pitido en contestar.
-¿¡Teppei!?... ¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?-
El extraño tono de preocupación de su amiga le dijo que nada bueno había ocurrido.
-¿y Hyuga?-
-Teppei… Hyuga esta… tienes… tienes que venir, estamos en el hospital, Hyuga ya está bien pero… te necesitamos-
La combinación de las palabras “Hyuga, hospital y ya está bien” lo único que provocaron fue que su corazón latiera desbocado, sus manos temblaron pero en esta ocasión a causa del temor.
-iré tan pronto me recupere… ahora no me puedo mover… -
-¿Cómo que no te puedes mover? ¿Estás herido? activa tu GPS para que me envíes tu ubicación y vallamos por ti, Hyuga está descansando ahora, los chicos me acompañaran.
Y así lo hizo, regresando de inmediato a la habitación casi a rastras se calzo su ropa como pudo y salió de la habitación donde estaba. Un hotel. Ese imbécil se había tomado el atrevimiento de drogarle, llevarle a un hotel y usar su cuerpo para satisfacerse. Lo aborrecía, realmente se sentía asqueado y quería meterse en muchas soluciones antisépticas por lo menos una semana.
Pero su Hyuga lo necesitaba.
En cuanto su cuerpo sintió la brisa nocturna el mareo se mitigo un poco. No tardo mucho en toparse con Riko, Aomine y Taiga. Entre los dos le apoyaron y subieron al auto, la castaña iba en los asientos traseros a lado de el.
-que mala pinta tienes… ¿Qué paso?-
Taiga con la mayor delicadeza que su cerebro de nuez le permitía poseer entro de sopetón a las preguntas indiscretas. Riko le permitió usar su regazo para recostarse y comenzó a acariciar sus cabellos sudados.
-me drogaron… -
-¿estás herido?- continuo esta vez la castaña. Teppei se limito a negar.
-¿sabes quien fue? – Aomine con la misma delicadeza del pelirrojo hizo otra pregunta indeseable.
-Makoto… - no quiso ahondar mas en el asunto, tenia primero que nada ordenar sus pensamientos y hablar con su esposo.
-a Hyuga también le drogaron- confeso la castaña con lagrimas en los ojos. Kiyoshi la miro con verdadera sorpresa en la mirada. Segundos después tuvo que limpiar con la punta de sus dedos las lagrimas de la mujercita que era como una hermana pequeña para él.
-Teppei… a Hyuga lo… lo…- el llanto se volvió tan incontrolable que incluso un par de gruesas y amargas lagrimas cayeron al rostro del castaño escurriéndose en sus mejillas. En cuanto Riko le dijo lo que le habían hecho a su esposo todo se volvió turbulento, oscuro. Comenzó a llorar permitiendo que la castaña le consolara, segundos después se sentó deseando poder ir buscar y matar al desgraciado que se había atrevido a dañar a su Hyuga.
Como pudo en cuanto llegaron al hospital se bajo del auto y se dirigió al área de urgencias, todos estaban ahí, no fue necesario para Midorima el pedir una muestra de sangre puesto que por la ira que desprendía el enorme cuerpo del ex base supo de inmediato que él no era el culpable y que sin problema alguno se la daría, después de todo el sabia también los protocolos de un hospital.
Le guio atreves de una serie de pasillos y finalmente entraron a un cubículo donde estaba el shooting guard.
-le hemos ministrado algunos medicamentos y muchas soluciones para estabilizarlo, no tardara en despertar, las lesiones en su cuerpo son graves pero no ponen en riesgo su vida, estará aquí hasta mañana y después podrán ir a casa-
Sin decir nada más el ex centro solo se limito a sentarse, tomar la mano de su esposo y mirarlo con profundo dolor en la mirada.