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Just A Little Favor por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Hola.


Esta vez tardé un poco más en actualizar. Quería hacerlo desde el viernes, pero algunos inconvenientes me lo impidieron.


En fin nos leemos al final. 

—Dongwoon, tenemos que hablar.


 


Dongwoon asintió mientras caminaba hacia el escritorio. Kibum de alguna manera sabía que el lugar donde trabajaban no sería el mejor lugar para terminar con la relación, pero si concia solo un poco a Dongwoon, entonces todo estaría bien.


 


Esperaba que ningún escándalo se llevara a cabo. No quería delatarse ante su madre o alguna secretaria en el lugar. Ella estaría muy decepcionada con su decisión, pero Kibum estaba seguro que era lo mejor. 


 


Desde que el primero beso de Minho había llegado, él solo podía pensar en esos suaves labios y querer más y más. Había evitado a Dongwoon a toda costa y empezaba a sentirse infiel por un beso. Lo era, al menos eso creía y no quería ser etiquetado como un hombre infiel, tenía que terminar todo con Dongwoon si quería continuar con el plan de Taemin.


 


—¿Qué sucede, Kibum?


 


Diablos, hasta su nombre escuchaba extraño en esos momentos. Se había acostumbrado tanto a que Minho lo llamara Key, que empezaba a gustarle ese nombre, del cual no tenía idea de dónde había salido.


 


Miró entonces a Dongwoon. Era atractivo, no podía negarlo y hubo un tiempo en donde creyó que Dongwoon podía ser una parte permanente de su vida. Pero Minho había entrado en su vida, trayendo consigo risas, que pensó ya no existían y conversaciones que pensó nunca tener.


 


Sabía que se estaba involucrando demás y las palabras de Taemin que antes no tenían importancia, ahora le daban miedo. Demasiado.


 


—Dongwoon. —Comenzó tranquilo y sereno, pero por dentro no era igual, ¿Qué debía decirle? No tenía idea. —Creo que lo mejor es que nos separemos.


 


Esperó por el posible grito o la furia de Dongwoon, pero nada de eso sucedió. Dongwoon no estaba enfadado, sólo sorprendido. Por un momento pensó en retractarse y hacer como si nada hubiera pasado, entonces pensó en Minho y no entendió por qué, pero todo parecía correcto.


 


—¿Qué?


Se obligó a mirarlo como lo hacía con las personas que lo molestaban. Entrecerró los ojos e hizo exactamente lo que su madre decía debía hacer, lanzar dagas con los ojos. Dongwoon no se sorprendió en lo absoluto, parecía conocer esa mirada tan bien como lo hacia él.


 


—Lo que escuchaste, Dongwoon. —Lo miró una vez más, antes de bajar la mirada e ignorarlo—No me hagas repetirlo una vez más.


 


Kibum creía que eso sería suficiente. Debía ser suficiente para que Dongwoon se marchara sin preguntas que no podría contestar y que tampoco quería hacer.


 


—Debes estar bromeando, Kibum—No fue suficiente, pensó, no lo fue. —No puedes simplemente tirar nuestra relación así.


 


Sí que podía, pensó. Su madre se había encargado de hacerle saber que podía hacerlo, y ahora estaba dispuesto a hacerlo. Era obvio que Dongwoon no lo quería, no estaba enamorado al menos y que tal vez lo que Dongwoon deseaba era solo los privilegios que le dejaba su relación, sólo quería la comodidad de saber que había alguien ahí que podía llamar suyo.


 


Pero no era la forma de Kibum de quererse llamar ‘suyo’. Él quería esa comodidad, pero diferente. Quería ese sentimiento de tener a alguien a todo momento, no sólo por tener que hacerlo, sino porque quisiera hacerlo. Él quería esas sonrisas cómplices y tímidas, necesitaba esos estremecimientos y las ganas de tocar cada parte del cuerpo ajeno. Y eso no lo obtendría con Dongwoon.


 


Se dio cuenta que había estado pensando con más profundidad de que debería y miró a Dongwoon. Seguía ahí con el ceño fruncido y no creyendo las palabras dichas anteriormente.


 


—Puedo y quiero hacerlo, Dongwoon.


 


Dongwoon lo miró, tratando de ver dentro de él, Kibum lo dejó. Podía esconder sus sentimientos en ese lugar, había ganado práctica a través de los años. Dongwoon no era un rival tan fuerte como su madre.


 


—Mira, Kibum, tal vez hoy no es el mejor día para ti y lo entiendo. Has estado atrasado con la nueva línea de ropa y tal vez estés estresado. Dejaré que pienses mejor esta loca idea que tienes.


 


Cerró los ojos mientras negaba con la cabeza. Dongwoon no estaba aceptando tan fácilmente como debería hacerlo. Este no era uno de esos caprichosos que Dongwoon seguramente pensaba era.


 


Lo observó girar y dirigirse a la salida. No podía dejar que eso quedara así, tenía que hacer algo, pero no estaba completamente seguro de qué debería decirle para hacerle entender que eso era el fin.


 


—Dongwoon. —El nombrado se detuvo y miró por sobre su hombro. —No hay nada que pensar. Esto se acabó aquí.


 


 


 


—¿Entonces cuándo podremos conocerlo?—Changmin preguntó, alzando las cejas de la forma en que Minho lo odiaba. Lo odiaba también en esos momentos, él podía ser molesto si quería.


 


—¿Conocer a quién?—Tomó el café que estaba ahí esperándolo como todas las mañanas.


 


—No quieras hacerte el listo conmigo, Minho, no funciona. —Changmin sonrió, esa sonrisa que odiaba también. —Sabes bien de quién hablo. He estado escuchándote hablar de él durante semanas, es justo que lo conozca.


 


Minho pensaba lo mismo, Changmin era lo más cercano que tenía a un hermano y Key se estaba convirtiendo en alguien demasiado cercano. Tenía miedo de lo que Key le estaba haciendo sentir, pero estaba dispuesto a tomar ese riesgo.


 


Key era diferente y también lo era todo lo que le estaba haciendo sentir. Nunca había querido conocer a alguien tan a fondo, nunca antes había querido saber los sueños y deseos de una persona como lo hacía con Key.


 


Y eso daba miedo, demasiado.


 


—He pensado en llevarlo a lo de Sulli, ¿Crees que es demasiado pronto?—Changmin se encogió de hombros. Minho quería algo más que solo ese gesto.


 


No sabía si era demasiado pronto para presentarlo a todos sus conocidos. No quería que Key se asustara y entonces todo terminara. Lo que en realidad no sabía, porque no tenía ni idea de qué era lo que tenían.


 


Key había estado distante en la última semana. No hablaba y cancelaba sus encuentros, empezaba creer que Key se estaba aburriendo de él. Le entregaba tan poco, que Minho recibía esas pequeñeces como si fueran lo más grande. Key era mucho mejor que sus ex-parejas y simplemente no quería que se acabara tan pronto.


 


—No sé. Creo que eres el único que podría saber si es demasiado pronto, ¿No crees? —Changmin esperó su respuesta, pero Minho no tenía una.


 


—¿Debería? —Changmin negó con la cabeza, mientras una sonrisa se formaba en su rostro. A él le divertía la situación, pero a Minho no.


 


—Deberías, Minho, deberías.


 


 


 


—Puedes irte, Kibum. Cerraré pronto. —Jinki, su nuevo jefe dijo. Kibum abrió la boca dispuesto a replicar, pero entonces recordó que él no era la autoridad en ese lugar. Sin embargo, él debía decir algo para quedarse solo unos momentos más, impacientar a Minho y entonces hacer que se marchara.


 


Ese era su plan, o al menos una idea por parte de Taemin. «Sólo sé un poco difícil, Kibum. No le dejes saber que tienes demasiado interés en él». Las palabras se repitieron en su mente como una grabación descompuesta. La voz de Taemin sonaba descompuesta en su cabeza, así que eso estaba bien.


 


Pero era difícil hacer todo lo que Taemin quería, Minho era su mayor y gran impedimento. Se sentía incapaz de seguir mintiendo y tener diferentes cambios de humor.


 


Dios, Minho debe pensar que estoy loco.


 


—¿Escuchaste lo que dije, Kibum?—La voz suave y autoritaria de Jinki, rompió sus pensamientos. Asintió, despistado, sin querer escuchar a Jinki.


 


—Estaba pensando que tal vez pueda ayudarte a cerrar. —Jinki frunció el ceño, mientras lo miraba perspicaz.


 


—Ha sido una tarde muy larga, ¿Por qué no quieres irte a casa aún?


 


Jinki sonrió, alentándolo a hablar. Kibum se vio tentado por esa sonrisa amable y amigable. Él tenía una poderosa sonrisa, que hacia querer contarle todos sus problemas y ser reconfortado por esa suave voz, pero aún no tenía la confianza suficiente. Además que pensaba que no sería profesional.


 


—Es sólo que…—Abrió y cerró la boca, las palabras querían salir, pero Kibum no se podía permitir ceder, o eso creía. —Mi amigo vendrá por mí, ni siquiera sé si puedo llamarlo amigo. ¿Qué somos? No lo sé. Sólo no quiero lidiar con él en estos momentos.


 


Jinki abrió los ojos y parecía querer reír, Kibum no lo culpaba, no después de todo ese mar de palabras que escapó de su boca. Sintió sus mejillas calentarse y deseó que Jinki no lo mirara de esa manera.


 


—Con un ‘sólo quiero ayudar’, hubiera bastado. —Negó con la cabeza, mientras sonreía a Jinki. Él era una persona increíble.


 


Kibum le dio la espalda a Jinki, tomando una silla del lugar y levantándola sobre la pequeña mesa. Un rostro sonriente le devolvió la mirada a través del cristal y sus manos se congelaron.


 


Minho estaba ahí.


 


Kibum maldijo y se regañó al no pensar bien las cosas. Había cometido el error de decirle a Minho sobre la cafetería en donde ahora trabajaba y él había prometido pasar por la cafetería y así caminar hacia el parque juntos, como una pareja, que no eran.


 


Lo último que había pensado era que en verdad Minho pasaría por él. Ya que lo primero no había funcionado, pensó que su plan de hacerlo esperar hasta impacientarlo, podría funcionar, pero tampoco lo parecía, Minho estaba caminando directamente hacía él.


 


Cuando la clásica campana sonó perturbando el silencio, Jinki se dio vuelta.


 


—Estamos cerrando. Lo siento. —Él le dio a Minho esa sonrisa amable y apenada antes de fruncir el ceño. Jinki ladeó el rostro y estudió a Minho. —¿No eres Choi Minho?


 


Kibum quería morir justo ahí, en ese momento. Minho sonrió y asintió. Estaba en problemas, Kibum decidió muchos problemas.


 


—El mismo. —Minho y Jinki se estrecharon mientas compartían algunas palabras. Kibum decidió ignorarlos. —¿Key? —Minho habló, haciendo que todo movimiento quedara olvidado, de nuevo. —¿Has terminado?


 


—¿Ustedes se conocen? —La mirada confundida de Jinki era graciosa, pero lo último que Kibum quería hacer era reír. —¿Key? —La forma en que preguntó dejó en claro la pregunta escondida ahí. Kibum decidió ignorarlo también.


 


—Key es… —Minho lo miró y sonrió. —Mi pareja.


 


—¿Pareja?—Jinki saboreó la pregunta con incredulidad y las cejas elevadas.


 


Kibum optó por dejar de ignorarlos y caminó hacia ellos.


 


—Minho y yo no somos nada. —Usó ese tono desinteresado y frío que tanto había perfeccionado y demasiado tarde evitó la mirada de Minho. Él parpadeó y parpadeó y escondió el tinte de dolor tan rápido que Kibum pensó que lo había imaginado.


 


Jinki se aclaró la garganta y después fingió interesarse en las sillas descuidadas del lugar.


 


—Creo que terminaré de cerrar aquí. Puedes irte. —Jinki dijo, moviéndose incómodamente por el lugar. — Nos vemos mañana.


 


—¿Estás seguro? Puedo quedarme aquí y ayudar-


 


—Ve.


 


El tono fue casi autoritario que Kibum tuvo miedo de haberlo hecho enojar. Jinki sonrió como tratando de tranquilizarlo y asintió hacia la puerta.


 


—Sólo espérame un minuto. Iré por mis cosas.


 


Kibum caminó hacia la parte trasera del lugar y tomó sus cosas lo más rápido posible. Cuando regresó al lugar, Minho estaba en la puerta, despidiéndose de Jinki y sonriendo como siempre lo hacía con sus admiradoras: cálido y agradecido.


 


Salieron a las calles vacías, y Minho se alejó sólo unos pasos de él. Kibum pensó que lo estaba haciendo bien. Justo como Taemin había dicho, fue frio y desinteresado. Era solo que no esperaba que se sintiera mal por haberle hecho pasar un mal momento. Solo quería regresar el tiempo y retractar sus palabras y aceptar esa etiqueta que Minho quería poner a su relación.


 


Una relación que no debe pasar a más, se dijo.


 


—¿Una tarde larga?


 


—Sí, estoy agotado.


 


Cuando Minho quiso tomar su mano, Kibum la alejó tan rápido como pudo. De nuevo, se sintió mal por hacerle ese desprecio. Las palabras de Taemin aún resonaban en él y parecía como si un Taemin inexistente lo siguiera en cada momento.


 


—Habrá una fiesta dentro de unos días. Pensaba que podíamos ir juntos, ¿Qué dices? —Minho sonrió y se dio cuenta de que él estaba haciendo todo lo posible por arreglar la situación. Arreglar algo que ni siquiera había ocasionado.


 


¿Qué estaba haciendo con él?


 


—¿Sí?—Trasladó su mirada hacia las calles, tratando con todas sus fuerzas no mirarlo a los ojos otra vez.


 


—Es de una amiga, Sulli. Tal vez has escuchado de ellos o visto alguno de sus trabajos. ¿Qué dices?


 


Sí, él estaba dispuesto a decir, sí.  Entonces recordó a Taemin y el recordatorio de saber todo lo que pasaba entre él y Minho. Detuvo sus pasos y encaró a Minho.


 


—Creo que esta noche estoy muy cansado para una de nuestras caminatas. —Sonrió levemente. —Sobre la fiesta, lo pensaré y te daré una respuesta pronto. ¿Bien? —Dejó un beso en la comisura de la esponjosa boca y se alejó unos pasos de él. —Nos vemos, Minho.


 


 


 


Kibum se sentía paranoico, nada nuevo en su vida, pero esa noche un poco más paranoico que otras ocasiones. Había aceptado, o más bien Taemin había aceptado su asistencia a la fiesta de la amiga de Minho.


 


Taemin tardó horas en convencerlo de que estaría seguro y no se encontraría con nadie que pudiera perjudicar el plan. Aun así Kibum tenía un mal presentimiento sobre esa fiesta.


 


La noche no había sido la mejor, pero la sonrisa en el rostro de Minho al verlo esa noche, lo valía todo. Minho parecía tan ingenuo a todo, que Kibum se regañaba cada minuto por estar estresado y no solo disfrutar de la velada.


 


Después del incidente con Sulli, la cual se había encargado de dejarle claro que no podía jugar con su amigo, todo había estado relativamente mal. Estuvo indignado unos minutos, pero después lo olvidó.


 


Rió cuando recordó a Sulli advirtiéndole sobre jugar con su amigo. ¿Acaso no era él el que debía ser advertido? Después de todo estaba como saliendo con el jugador autoproclamado, Choi Minho.


 


Buscó la mano de Minho inconsciente y cuando sintió los dedos de Minho entrelazarse con los suyos, se relajó un momento.


 


Duró poco.


 


Su rostro se descompuso y  su cuerpo se congeló. Minho pareció notarlo porque detuvo sus pasos y lo miró preocupado. Detrás de Minho un rostro sonriente le devolvió la mirada.


Nicole estaba ahí.


 


—¿Kibum? —Ella sonrió, mientras llegaba hacia él—Ha sido un largo tiempo, ¿No es así? —Ella ignoró a Minho y abrazó a Kibum, sonriendo. —Estoy muy feliz de verte, Kibum.


 


Vio a Minho fruncir el ceño y entrecerrar los ojos.


 


—¿Kibum? —Minho preguntó, haciendo que su nombre sonara extraño con su voz. —¿Por qué te ha llamado Kibum?


 


Cuando Minho preguntó, Kibum se regañó una vez más por aceptar ese plan. 

Notas finales:

Las mentiras de Kibum no son lo mejor, pobre de él.


¡Nos leemos pronto! 


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