Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

CdM; Kentin x Alexy: "Poison" por ZaffireHeart

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo sientooo!!!! no tengo perdón de Dios! Me he tardado una eternidad! pero ya estoy aquí!


Espero que la espera en exceso haya valido su espera QnQ


Let's Go!

Corazón de Melón

Castiel x Nathaniel (CastNiel)

"Love me in Black"

Parte 1;

Allí estaba él, sumido en esos malditos libros llenos de polvo, pero que él los disfrutaba tanto. ¿Es que acaso no puedo ser capaz de generar esa misma fascinación para él?

Lo odio, lo odio por hacerme sentir de esta manera, además, ¿¡Es broma!? ¿¡En serio!? ¿¡Justo del maldito delegado exigente!?

Odiaba verlo tan sumido en sus estudios… porque a pesar de que él decía que se sentía a gusto aprendiendo, estudiando, yo presentía, que en realidad, era más prisionero de ellos, que otra cosa.

No solo parecía esclavo de los libros, sino que parecía uno de verdad, ¿Qué eran todas esas marcas en su espalda? Se lo había preguntado una vez en los vestuarios, cuando me llamó la atención su espalda moreteada, pues, no parecían “raspones” por simples descuidos, como él alegaba fehacientemente y aún ¡con una sonrisa! ¿¡Qué clase de persona sonreí al preguntarle por sus heridas!?

Pues la verdad que ni yo dándole la golpiza de su vida, le podría dejar la espalda de esa manera…

Por alguna extraña razón, me sentía impotente, y sentía ganas, de romperle todo lo que se llama cara, a quien le estuviese haciendo eso, pues estaba claro, que aún ese “maltrato” seguía vigente. Y aún así, él siempre se mostraba sonriente, y sereno. ¿¡Acaso era un maldito masoquista!? ¡No! No le veo aires de “Sadista o masoquista”…

Estaba tan concentrado en observarlo que no me di cuenta de que me estaba apoyando con demasiado peso, en la gran repisa, y eso provocó que el mueble se moviese… en ese momento él elevó la mirada alerta, y yo como nunca me puse nervioso. ¡Mierda! ¡Había sido descubierto!

-¿¡Quién anda allí? ¿*Tu sucrette*?-

Ante aquella repentina pregunta, no pude ocultarme más, y a muy a mi pesar, tuve que salir de mi “escondite” y fingir, desinterés, lo más perfecto que m pudiera salir.

-No, ya quisieras, ¿es que no te cansas de comer libros? Digo, no sé… parece demás aburrido-

-Ah, solo eres tu Castiel…-

Pero el desinteresado y hasta “decepcionado” resultó ser él. Esas frías y vacías palabras se clavaron ferozmente en mi pecho… se sintieron realmente como dagas de hielo totalmente afiladas y a gran velocidad…

“¿Sólo tú?” ¿¡SOLO TU!? ¿¡Quién demonios se creía para tratarme con esa absoluta indiferencia y desinterés. Abrí mis ojos momentáneamente en gesto de sorpresa, para luego inmediatamente transformarlo en uno de total desagrado al fruncir mi ceño…

-¡Hey! ¿¡Quién demonios te crees para hablarme de esa manera!?-

Él suspiró cansino, cerró su libro con cierta violencia, y elevó su mirada hacia la mía, esos orbes dorados, me cohibían, sentía que con solo una mirada fija a mis ojos, podría llegar a descifrar todo de mí, mis sentimientos, mi personalidad, y hasta el porqué de mis comportamientos tan pendejos…

-Mira Castiel… no estoy de humor para seguirte tus jueguitos de altanería, así que si me disculpas, ya me voy a mi casa, debido a que la tranquilidad de este lugar se esfumó, gracias a tu “aballasadora” presencia.-

Se levantó de su asiento, cogió el libro y dio unos cuantos pasos hacia mí, me puse nervioso, a pesar de que mi ceño se mantenía fruncido. Pensé que “me iba a enfrentar” y me iba a someter a una especie de “interrogatorio” corroborado por esos orbes ambarinos, “desnudándome” por completo, y dejándome totalmente vulnerable a él…

Pero nada de eso paso… “¿afortunada o lamentablemente?” A pocos pasos de mí, se subió a una pequeña banqueta, y comenzó a hacer espacio entre los apretados libros, para ubicar el que llevaba en mano.

Sin poder evitarlo, mis ojos se dirigieron automáticamente a su trasero… y pues aquel pantalón color marrón claro de vestir, lo acentuaba aún más, me le quedé observando sin poder controlarme. Tragué saliva en lo que mi boca se había abierto a penas un poco, al inclinar levemente mi rostro hacia arriba, para “seguirlo” con la mirada…

-¡Aish! Maldito libro, ¿¡Por. Qué. No. Entras!?-

Se oyó un exasperado Nathaniel, mientras se veía que quería ubicar aquel libro a la fuerza.

-Hey… no ejerzas tanta fuerza, perderás el equilibrio.-

Le advertí sin emoción alguna en mis palabras, pues, estaba absorto en su trasero, no es que fuera perfecto, redondo y “pellizcable”, pero es que simplemente… “me atraía”.

-Silencio… no necesito que alguien como tú me dé indicaciones de cómo guardar un libro, ¡además tú! ¡El más lector de todos!-

Habló con sarcasmo a lo último, clavándome más de sus puñales gélidos…

-¡Argj! ¿¡Por qué demonios me hablas así!? ¡Que yo sepa milagrosamente, estoy hablándote bien!-

-Sí, como digas… ¡Entra ya, estúpido libr-! ¡AAAAH!-

Su última “forzada” para que aquel libro entrase, se vio interrumpida, por la ya predicha, pérdida de equilibrio, al principio la estantería se tambaleó por la fuerza ejercida, luego al él deslizarse hacia atrás, tuvo el intento de sujetarse de uno de los estantes, pero sus manos resbalaron de la lustrada madera, y cayó, arañando el aire como si éste fuera a proporcionarle el soporte que necesitaba.

Yo inmediatamente que vi que resbaló, me apresuré hacia dónde estaba él, trastabillé, pero por suerte, pude sujetarlo, o mejor dicho, “amortiguarlo”.

Pues no alcancé a extender los brazos para sujetarle, cuando él ya había impactado fuertemente contra mi cuerpo, y pues ambos caímos al suelo, yo rompiéndome el huesito dulce, el coxis, ante el repentino y fuerte “aterrizaje” hacia el suelo, y pues él quedó entre mis piernas, con su espalda apoyada en mi pecho agitado, así como también el de él.

-¡Estúpido libro!-

-¡Hey! ¡Ya deja de quejarte! ¡El que acabó con el coxis fracturado fui yo!-

Hablé exasperado, en lo que él al parecer se percata de mis palabras, y hecha la cabeza hacia atrás, girándola lo más que pudo, para poder establecer mejor contacto visual.

 

“¿No te dijeron

De la manera en que esto sería?”

 

Tenerlo así de cerca jamás me había pasado, ni había tenido la oportunidad tampoco, pero ciertamente, su cercanía me aceleraba el corazón. Sus ojos eran mucho más preciosos de lo que se podía apreciar de lejos.

Nuestras miradas se cruzaron… se conectaron. Él por primera vez, mostraba un gesto un poco más dócil, estaba sorprendido… al igual que yo ahora. Sus mejillas se tornaron rosáceas. Y rápidamente atinó a ponerse de pie, pero no se lo permití.

 

“Le pediste a Dios una mujer

Y acabaste conmigo”

 

Le tomé por el hombro y lo obligué a “tomar asiento una vez más” ¿Sería este el momento adecuado? Tenía miedo de lo que su respuesta, pudiera causarme internamente.

 

“Quizás te ame

Quizás te destroce”

 

-¿Qué te pasa Castiel? ¡Ya déjame, necesito regresar a casa, es demasiado tarde ya… DEMONIOS!-

-¡La hora no importa! ¡Necesito hablar contigo!-

Hablé de una manera imponente, haciéndole frente a mis más “bellos y ambarinos tormentos”.

-¡Oh~ sí! ¡Claro que importa! ¡Tú no sabes de lo que mi padre es capaz si desobedezco “el maldito toque de queda”! Ahora ¡suéltame!-

Bien… no sé si lo estaré imaginando o no, pero al mencionar a su padre, creo haber presenciado “un atisbo de terror en sus ojos” pero que con su rudeza al hablar, se vio “mimetizada”.

-Bien, si no me quieres escuchar, aquí y ahora, me escucharás camino a tu casa…-

Me puse de pie de manera repentina, dejándolo aún en el suelo, a lo que él luego de mi movimiento, al parecer golpeó contra el frío suelo a pesar de ser de madera, y tembló ligeramente…

Pero segundos después de mí, se paró, cosa que a cualquier otro, aquel titiriteo, habría pasado de ser percibido, para mí no…

Ya nada de lo que él hacía o decía, pasaba de ser percibido por mí, aunque demostrara lo contrario. Y sí, sé que probablemente quedaré como un maldito acosador pervertido desesperado…

Pero es que no lo sé… este chico… este hombre… me parecía tan fascinante como repugnante a la vez, tanto que mi corazón estaba realmente confundido.

Tanto tiempo de llevarnos como perro y gato, que con el tiempo, todas sus reacciones, comenzaron a parecerme encantadoras, además de que poseía una apariencia encantadora. Todo en él me parecía encantador…

Desde su nombre, hasta su faceta de “Hulk”. Nathaniel… no sé porqué aquel nombre, lo asociaba inmediatamente con la “miel”, quizás sea por esos orbes ambarinos, quizás por su voz tan dulce,… quizás por su sonrojo que le daba a su rostro un toque encantador… o quizás… por todo ello…

No lo sé, pero definitivamente, me encontraba totalmente hechizado y cautivado por mi “peor enemigo”…

Dicen que del amor al odio hay un solo paso, y ese paso, es atravesar la línea, la línea del perdón…

Sí, quizás ya estaba cansado de “discutir” con él “por cualquier cosa”, y no era nada más ni nada menos, que por estos sentimientos, que poco a poco fueron despertando en mí, corroyéndome por dentro… Pues ahora todo mi mundo, mi universo, incluso hasta mi interior, estaba lleno de “Nathaniel, el estúpido delegado” Pero era “MI estúpido delegado” o eso es lo que deseaba…

-¿Y bien? ¿Qué demonios querías decirme, llevamos ya medio camino recorrido y aún no has dicho ni una sola palabra desde la biblioteca…-

Oow… así que había estado sumido en mis pensamientos todo este tiempo… wow… esto sí que nunca me había pasado. Sonreí de lado derrotado… Mira lo que has hecho conmigo “estúpido delegado” al cual, al parecer amo…

-Oh, sí… bien… como decirlo…-

-No lo sé, pero piensa en ello rápido, porque estamos a 7 cuadras de mi casa… el tiempo se agota, tic tac, tic tac…-

Esas palabras habían logrado ponerme nervioso… ¿pero cómo decirle que me gusta, así tan de repente, luego de que hace tan… horas atrás, nos arrancábamos prácticamente los ojos…?

-Tic tac, ¡TIC TAAAC! ¡Ya Castiel! ¿¡Qué tanto misterio!? Esto es extraño ¿sabes? ¿Desde cuándo, mi peor enemigo me acompaña a ca-?

-¡Me gustas! ¿¡De acuerdo!? ¡Ya lo dije! Me gustas...-

Hablé primero desesperado, luego exasperado, para finalizar “derrotado”. Sus palabras, me habían puesto demás nervioso…

-Oooooookeeey…- Habló absolutamente extrañado luego de detenerse en el medio del parque que estábamos atravesando… giró sobre sus talones y yo como nunca, bajé la mirada, poniéndome rojo como un tomate, incluso más que mi cabello, y eso si era mucho… -¿Acabo de escuchar, lo que acabo de escuchar? ¿Es lo que yo creo que-?-

-¡Demonios! ¡Sí Nathaniel, sí! ¡Es una maldita y cursi declaración! ¿¡Contento!?-

Contesté exasperado, no pudiendo controlar mi mal genio, y pues, es que me encontraba demás avergonzado… ¡DIOS SANTO! ¿¡Desde cuando el “gran Castiel” anda declarándosele a CHICOS? ¡CHICOS! ¡Y encima a NERDS!

-Okey… esto sí que no me lo esperaba… ¿A qué demonios viene ese repentino “interés” en mí? Que yo sepa nos odiamos… o sea… y-yo te odio, tú-tú me odias, ¡nos odiamos! Así tienen que ser las cosas…-

Hablaba un Nathaniel, absolutamente shockeado, explicando aquella “teoría” con movimientos de manos y gestos de absoluta confusión… yo elevé una de mis cejas, y luego blanqueé los ojos, y me crucé de brazos…

¿Y eso, se puede saber porque tiene que ser así? Mira… no sé cómo, pero las cosas en mi interior cambiaron… y créeme, me siento realmente avergonzado y humillado, de confesarte esto, ¡y encima a ti! Pero estoy decidiendo se honesto… pues realmente ya estos “sentimientos” estaban carcomiendo mi mente, y afectando mi sueño… así que decidí decírtelo… ¿acaso no tienes aunque sea la decencia, de fingir estar impactado o avergonzado? ¿No puedes buscar una manera, “adorable” de rechazarme?-

Hablaba totalmente entregado a la situación, pues, a pesar de mis sentimientos, sabía que iba a ser rechazado a la primera, pero en vez de eso, me encuentro con todo un cuestionario de cosas sin sentido… y yo diciendo más ridiculeces de las que jamás me imaginé, ¡rayos! Esto es humillante…

-¿Y quién dijo que te rechazaré?-

Preguntó curioso, yo volví la vista hacia sus ojos, dado que había girado mi rostro de la vergüenza que sentía, y observé que él también estaba sonrojado. Abrí mis ojos a más no poder… ¿Él… él me estaba aceptando, así sin más? ¿Sin ninguna clase de reproche? ¿Así de fácil había resultado ser?

Abrí mi boca para proferir alguna vocal consonante, cualquier cosa, menos palabras, pues sentía que mi voz se había ido… mi boca se abría y cerraba levemente ante el impacto de sus palabras…

-Aunque… estás en lo correcto… no puedo corresponderte.- Aquello terminó de desmoronar mi mundo… incluso hasta creí que mis piernas fallarían, al decirlo con tanta seriedad… ya decía yo que era demasiado bueno para ser cierto… -Po-por a-ahora…- Susurró más para dentro suyo, que para fuera, pero yo le oí de todas maneras… y una vez más nuestras miradas se conectaron… ciertamente su rostro iluminado por la luz de la luna, acentuaba aún más su sonrojo y su bella piel pálida. -¡Mierda! ¡Me tengo que ir! ¡Rayos! ¡Adiós!-

Dijo de repente, al mirar su reloj… para luego salir huyendo de allí, como alma que se lleva el diablo… yo me quedé observando a la nada ahora, estirando mi mano a la misma, en un fallido intento, por atraer nuevamente a mis brazos a Nathaniel…

-¿Por ahora? ¿A qué demonios se refería con ello? ¿Qué quiere decir con “por ahora”?-

Pensé en vos alta, en lo que luego de unos segundos, doblé a la derecha, y me dirigí a mi casa. Ya mañana le vería en el Sweet Amoris, y le pediría una explicación más clara y concreta.

 

¨ POV Nathaniel ¨

¿¡Qué demonios había sido todo eso!? ¿Castiel…? ¿¡CASTIEL DICIÉNDOME QUE LE GUSTO!? ¡NO! ¡No, no, NO! Eso es absolutamente imposible… Él, él no puede estar enamorado de mi. Estoy seguro de que es una broma de muy mal gusto.

Pero si lo era… ¿Por qué se tomó la molestia de acompañarme hasta casa, como nunca jamás había pensado, ni siquiera en sus pesadillas? Sus palabras, su mirada, emanaban seriedad… ¿acaso será cierto?... No, no puede serlo…

Sí, ha sido una broma de muy mal gusto…

Llegué a mi casa, y abrí la puerta con sumo cuidado sin hacer una pizca de ruido. Entré en puntillas de pie, pero no resultó.

-¿Te parece divertido llegar a esta hora Nathaniel?-

Esa voz grave que me helaba la sangre, al oírla con cierta ira en ella… mis ojos se abrieron en claro gesto de sorpresa… en ese momento quedé estupefacto, petrificado.

-¡Pa-padre! ¡Pu-puedo explicarlo!-

Y en ese momento, con mi mandíbula temblando a más no poder, mi padre comenzó a dar pasos lentos hacia mi persona.

<><><><><><><><><><><><><><><> 

Al otro día en la escuela, en hora del receso, Castiel vino a verme a la sala de delegados. Y el solo hecho de verlo, se me vino como cachetazo a la mente, “todo lo vivido ayer”. Me sonrojé sin poder evitarlo. Y bajé la mirada, y me puse aun más nervioso cuando cerró detrás de él, la puerta con lentitud.

-¿Qu-qué, qué quieres ahora Castiel? Es-estoy o-ocupado con unos pa-papeles…-

-Quiero que hablemos bien, sobre lo-lo de ayer…-

Fue la primera vez que oí vacilar a Castiel, y le oí dirigirme la palabra, de una manera “calmada”…

-O-oye mira, ¿sabes? N-no hay nada de qué hablar…-

Me puse nervioso ante la repentina “citación” de la situación ayer.

-¡Pero!-

Refutó como si fuera un niño pequeño regañado al que no le daban oportunidad de explicarse.

-Pero te de-dejé bi-bien en claro mi re-respuesta, así que-

Estaba a punto de decir que “me dejara en paz” muy a mi pesar, pero él no me dejó terminar… y me interrumpió, callándome realmente la boca, ante aquellas palabras.

-¡Hagamos una tregua!-

Dijo él, dejándome realmente impactado, no me esperaba eso de él… ¡Dios! ¿¡Qué le sucedía!? ¡Era todo lo contrario, a lo que siempre solio ser!

-¿U-una tre-tregua?-

-Sí, no es nada muy complicado de entender, yo te perdono todo, tú me perdonas todo, nos olvidamos de nuestro “oscuro pasado” e intentamos empezar de nuevo… ¿Qué te parece?-

Sonaba tan convincente, y tan tentadora esa oferta.

-Ridícula… sabes perfectamente que nuestro “destino” es llevarnos como perro y gato, además de que-

-¿¡Por qué!? ¿¡Por qué te empeñas tanto en no querer hacer un pequeño esfuerzo para “cambiar” las cosas!? ¡POR DIOS! ¡Mírame! Estoy aquí pidiéndote una tregua, diciéndote que perdono todo lo que sucedió ¡entre nosotros! ¡Qué estoy dispuesto a cambiar! Y tú… tú te empeñas en decir cosas ridículas. ¿¡Por que las cosas tienen que ser como dices que deben ser!? ¿¡En qué lugar está escrito el que nos debemos llevar mal!?- Le observaba realmente pasmado, jamás había visto a un Castiel, prácticamente “rogar” por algo, pues aunque no fuera tan gráfico, eso es lo que a mí me daba a entender. -¡Yo! Yo...-

-De acuerdo… acepto la tregua… pero nada más, ¿de acuerdo? Procuraré ya no tratarte tan mal… lo in-intentaré-

 

 “Vivimos en la oscuridad

Te he empujado a ser mi amigo

No hay escapatoria

De este infierno en el que te he puesto

Debes perdonarme.

Pero amarme es un pecado”

 

Quería, pero a la vez no quería “estrechar” mi relación con Castiel… no, no debía permitirle “conquistarme” si bien, sentía cierta atracción, por aquel bruto bravucón, y malhumorado Castiel… no podía caer en sus redes, aunque con aquellos hermosos ojos grises, ojos color ceniza, lograba derretirme, sentía como su mirada la cual parecía “fría y gélida” aplacaba aquel deseo desenfrenado por querer ser “suyo” si bien su mirada me tranquilizaba, también en ocasiones me alteraba de sobremanera.

Era contradictorio lo sabía, pero ese es el efecto que él causa en mí, “confusión”.

-¿Lo dices en serio?-

Cuestionó levemente sorprendido, yo tragué saliva y de cierta manera déspota contesté-

-¿Tengo cara de estar bromeando?-

-No, tienes cara de desearme, pero no entiendo porqué tu contaste negación…-

Dijo de cierta manera burlesco… yo me sonrojé aún más y desvié la mirada y le di la espalda.

-Vete ya, necesito terminar con esto…-

-¿Es que acaso no descansas, ni si quiera en el receso? Vamos relájate, y comparte unos besitos conmigo…-

-¡DIJE QUE NO! VETE CASTIEL!-

Respondí aún más hostil que antes… un silencio invadió la sala de delegados, un silencio realmente devastante e insoportable, hasta que unos pasos, se encargaron de “rellenarla”.

Siento su mano en mi hombro, sujetarlo con fuerza, y en cuestión de segundos, me gira por completo hacia su rostro.

Nuestros rostros se encontraban a una distancia casi inexistente, y en mis venas, el torrente sanguíneo comenzó a “disparatarse”. Quemándome por dentro…

-No sé, ni comprendo tu postura… no sé qué es lo que pretendes, si hacerte el difícil o qué… pero de que te tendré te tendré. No ahora, no mañana, pero quizás pasado… y grábatelo bien en esa “maravillosa” mente que tienes “Delegadito de cuarta”… serás mío, tarde o temprano.-

Me soltó, dejándome con los labios resecos, con el corazón inmóvil ante aquellas palabras dichas de manera calma, pero que “emanaban” claramente esa ira que contenía. Se giró y se dirigió a la puerta. Ubicó su mano en el picaporte y se quedó allí unos segundos.

Mi cuerpo ante el “empuje” chocó con una de las sillas que allí se encontraban y me apoyé en la mesa, para no perder el equilibrio, un pequeño “sonido” escapó de mí, al recibir aquel “impacto” que de cierta manera dolió un poquito.

Me le quedé mirando impactado, sorprendido ante aquellas palabras… él soltó el picaporte, y se dirigió nuevamente hacia mi cuerpo, como si se tratase de un tropel de toros enfurecidos… y sin darme tiempo a reaccionar, cuando menos me lo esperé, me encontraba siendo “devorado” por Castiel, quien sostenía mi mandíbula con cierta violencia.

Empecé a “retorcerme” al querer liberarme de aquel contacto, pero su cuerpo era un poco más “fibroso y fuerte” que el mío, me podía. Y más aún cuando “enlazó” su brazo alrededor de mi cintura, atrayéndome más a su cuerpo.

El aire, el alma, la vida, se me iba en aquel beso, que al sentir mi cuerpo impactar con el suyo, no pude evitar corresponder…

Un beso sumamente salvaje… respiraciones bruscas y violentas, “decoraban” ahora la “Sala de Delegados”.

Me “liberó” de sus “zarpas” una vez más de esa misma manera brusca que me hacía retroceder paso y medio. Mi respiración se encontraba mucho más alterada que la de él, y mi rostro seguramente era un tomate, sobrepasado de madurez.

Sus ojos gélidos ahora me parecían llameantes en exceso. Su sonrisa ladina complementaba aquel aspecto de “lujurioso empedernido” que tenía.

Fruncí mi ceño, le miré a pesar de que lo encontraba imposible, y con el dorso de mi mano y puño, limpie mi boca con brusquedad, hasta llegar al punto de casi pasparla.

-¡IDIOTA! ¿¡Qué demonios me has hecho!? ¡Te he dicho que NO! ¿¡A qué demonios ha venido eso!?-

-A que necesitabas comprobarte a ti mismo, que no te resulto tan indiferente como “paupérrimamente” lo demuestras…-

Habló de manera arrogante, mi ceño se frunció aún más, si es que se podía ante aquellas palabras.

Bajé mi puño de mi boca, y me acerqué a él con pasos firmes, él sonrió de lado, expresando claramente… “¿Lo vez? Yo tengo razón”.

-Eso es… ven a mis brazos, se que te ha encantado.-

Dijo abriendo un poco sus brazos, para recibirme, pero de un fuerte manotazo lo aparté, y le asesté una buena abofeteada, tan fuerte que le quedó levemente mi mano marcada. Él frunció el ceño y se tomó la parte afectada.

 

“¿Estás preparado para mí?

¿Me amas en negro?

Te empujaré lejos.”

 

-¡JAMAS! ¿¡OISTE!? Jamás vuelvas a hacer eso, ¿¡me has escuchado rockero de quinta!?-

Le hablé y él enarcó una ceja, luego de deslizar lentamente su mano de mi abofeteada. Me miró y yo estaba aún iracundo y rojo, mitad ira, mitad pena.

Tragué saliva una vez más, nuestros ojos se encontraron, y el aire se tensó, de tal manera, que un chichillo, podría cortarla tranquilamente.

“Eones” después, que fueron segundos a decir verdad, él una vez más respira bruscamente, y vuelve a “atacarme” azotándome esta vez contra la puerta.

-¡Aahnms!-

Gemí sin poder controlarlo…

 

“Luego te haré regresar”

 

Él de una manera veloz, desajustó mi corbata, y comenzó a mordisquear mi cuello de manera salvaje. Yo era ahora incapaz de ofrecer resistencia alguna.

Él desprendió los primeros 3 botones de mi camisa, de una manera inhumanamente ágil, y deslizó parte de ella por uno de mis hombros, comenzó a mordisquearlo también…

-Ahmsn, ¡Ca-Cast-!  De-deten- amsn-

No podía ni siquiera “proferir” su nombre completo, un calor abrumador, comenzó a invadir mi interior, ese torrente sanguíneo, volvió a alterarse provocándome una sensación símil, a la de un volcán en trabajo de erupción.

Sus brazos, se habían aferrado con ahínco a mi cintura, y su cuerpo me arrastró nuevamente hacia la mesa, choqué contra ella, y él aún sin liberar mi hombro y mi cuello de sus labios “hambrientos”, me “acostó” allí.

Mis manos se encontraban inertes, todo mi cuerpo lo estaba, ante aquellas “notas de placer”. Ante aquellos deliciosos escalosfríos que a la vez contrastaban con mi hirviente torrente sanguíneo.

Mi miembro estaba comenzando a reaccionar, cuando oigo la campana dando aviso de que las clases, ya volvían a comenzar… él al oír aquel sonido, dio un “último mordisco” a mi hombro, y se separó, volvió a mirarme a los ojos, esta vez sí un poco más agitado. Sonrió de lado, limpiándose él ahora la boca con su dorso, y mirándome ahora de manera feroz…

-Nadie me dice lo que debo o no hacer… además, tu cuerpo dice totalmente lo contrario a tus palabras…-

Volvió a sonreír con sorna, en lo que yo le observaba agitado, y aún  “semi desnudo” y “semi erecto” ¡Maldito rockero!

No dije nada… no estaba en condiciones de decir nada, pues mi estado no me lo permitía. Él finalmente se acomodó un poco la ropa, y salió de la sala, como si nada, dejándome, “deseoso de más”…

 

“Puedo hacerte sentir amor

Puedo ser muy distante”

 

Mordí mi labio a más no poder, con una ira incontrolable, me sentía humillado, ¡Frustrado! Y eso era lo que más cólera me provocaba. Conmigo mismo, por no saber “controlarme” cuando él anda “revoloteando” a mis alrededores.

 

“¿En verdad me amas?

¿Me amas en negro?

Ámame en negro”

 

Luego de acomodarme la ropa lo más que pude, y de intentar bajar aquella erección a como dé lugar, me dirigí al aula, por suerte el profesor aún no había ingresado, pero de todas maneras yo odiaba “entrar tarde a clases” ¡Maldito punk!

 

Las horas de clases pasaron, y sentía esa constante mirada en mi nuca, comenzaba a irritarme, pero intentaba concentrarme en la clase de Literatura.

Luego de ello, cuando las clases terminaron por completo, como era de esperarse, me dirigí nuevamente a la sala de delegados, a terminar unos “papeles” que por culpa de cierto “punk” no pude terminar…

Entré algo paranoico a la sala, y me encontré allí con Melody.

-¿Nathaniel? ¿Qué te sucede?-

Preguntó inquisidora, ante mi “espasmo” al verla sentada allí en la mesa.

-Na-nada, estoy bien, lo siento, solo venía distraído, y pues, me sorprendiste, ya que no te vi entrar…-

-Oh… ya veo, bien, ya no importa. Pero… ya que estás aquí, ¿podrías ayudarme con un papeleo, y explicarme como se hace esto? Es que aún no estoy del todo familiarizada con esto.-

Sonrió tímidamente y colocándose un mechón de cabello detrás de su oreja, me miró y se sonrojó.

-Lo siento, tengo mis propios asuntos que resolver, y los necesito resolver urgente, el tiempo apremia. Lo siento, deberás hacerlo por ti sola, o en algún otro momento te explicaré, pero ahora no puedo…-

Hablé de una manera… hmm ciertamente fría, pero a la vez sereno, y por un santiamén, un centelleo de “decepción” fue lo que me pareció ver en sus ojos. Agachó su mirada, y juntó sus papeles.

-Oh, siento ser una molestia, es que pensé que realmente me podrías ayudar, pero no te preocupes, ya veré como lo resuelvo…-

Dijo en tono lastimero, yo sin siquiera mirarla, asentí, y desplegué mis papeles sobre el escritorio.

-Siento, no poder serte de ayuda en estos momentos.-

-Si… descuida.-

Hablo casi sin voz, mientras se ponía de pie, y se retiraba, no sin antes mirarme, pues sentía su mirada en mí, pero no desprendí un segundo mi mirada de los formularios que tenía que llenar…

Ella desistió, y comenzó a caminar.

-Melody…-

Dije de repente, luego de que diera 3 pasos, ella se dio vuelta de inmediato, y le miré a los ojos, se notaba ansiedad en ellos ahora.

-¿¡Si Nath!?-

-Cierra bien la puerta luego de retirarte, por favor…-

Volví mi mirada a los malditos papeles, que ahora me hacían acordar al “episodio” vivido con ese maldito punk…

-Si…-

Dijo ya dándome la espalda, y escuché como la puerta se cerró de una manera mucho más brusca de lo que me imaginaba, levanté la mirada, pero ella ya no estaba…

-Sí, al fin silencio absoluto, y tranquilidad, espero poder concentrarme ahora sí, en terminar estas cosas…-

Por un momento… creí que esa puerta se abriría, y daría paso a un Castiel burlón, y que mi “momento de tranquilidad” se terminase… pero nadie más entró por esa puerta luego de que Melody salió. Y extrañamente, me sentí un poco decepcionado y triste. Y con solo pensar que me siento de esta forma, me repudio a mi mismo…

Ya tarde casi anocheciendo, decidí dar por terminado mi trabajo, pues, realmente mi cabeza, ya no daba para más, y comenzaba a dolerme.

Así que suspirando, aún decepcionado, junté los papeles, los dejé perfectamente ordenado, al lado de un fichero, y tomé mi mochila, me lo llevé al hombro, y mientras salía de allí, restregaba mis ojos suavemente, pues, también mi vista comenzaba a arder.

Salí del instituto y nadie… absolutamente nadie estaba esperándome fuera, con una sonrisa “burlona”, o con algún comentario enervante…

Ya por el parque que quedaba cerca de mi casa… comencé a utilizar una vez más mi mente…

<><><><><><><><><><><><><><><> 

//FLASHBACK//

-¿Y bien? ¿Qué demonios querías decirme, llevamos ya medio camino recorrido y aún no has dicho ni una sola palabra desde la biblioteca…-

-Oh, sí… bien… como decirlo…-

-No lo sé, pero piensa en ello rápido, porque estamos a 7 cuadras de mi casa… el tiempo se agota, tic tac, tic tac…-

-Tic tac, ¡TIC TAAAC! ¡Ya Castiel! ¿¡Qué tanto misterio!? Esto es extraño ¿sabes? ¿Desde cuándo, mi peor enemigo me acompaña a ca-?

-¡Me gustas! ¿¡De acuerdo!? ¡Ya lo dije! Me gustas...-

//FIN DEL FLASHBACK//

 

“Cuando nos reunimos por primera vez

Pensé que había un error

¿Cómo podías amarme?

Hiciste una presa fácil”

 

“¿Realmente a Castiel le gustaba alguien como yo, que sólo tiene en su cabeza, estudios y más estudios? ¿Realmente alguien como él, se siente atraído a “un nerd” como yo? Es que no puedo creerlo, somos tan opuestos, somos agua y aceite, blanco y negro, cielo y tierra…”

Sin que me diera cuenta, mi rostro estaba algo hirviente, a pesar de la temperatura baja… es que aún no caía, debe de ser un error, o una broma de muy, muy mal gusto… aunque… pensándolo bien, si fuese una broma, no creo que haya decidido “llegar tan lejos” como lo hizo…

¿¡REALMENTE LE GUSTO!?... No… no Nath, no te ilusiones, sabes que tarde o temprano... todo acabará. Él no tiene aspecto de querer “una relación estable y seria”…

 

¿No te enseñaron que amar

No era más que dolor?”

 

¡ESPERA! ¿¡Acaso, estoy reconsiderando sus palabras!?

“-No sé, ni comprendo tu postura… no sé qué es lo que pretendes, si hacerte el difícil o qué… pero de que te tendré te tendré. No ahora, no mañana, pero quizás pasado… y grábatelo bien en esa “maravillosa” mente que tienes “Delegadito de cuarta”… serás mío, tarde o temprano.-”

E-esas fu-fueron sus palabras, ¿cierto? Entonces… ¿Realmente me quiere? Parecía realmente determinado y decidido a cumplir con “su amenaza”.

 

¿Qué vez cuando miras a mis ojos?

Un mar azul

Un lugar en dónde tu corazón podría descansar”

 

-¿Qué es lo que realmente pretendes de mí Castiel?-

Me pregunté a mí mismo, totlamente sumido en mis pensamientos, y una vez más esas palabras, “me respondieron”… “…y grábatelo bien en esa “maravillosa” mente que tienes “Delegadito de cuarta”… serás mío, tarde o temprano.-”

-¿A qué hacías referencia exactamente con esas palabras, “serás mio”…?-

 

“Dónde podría ahogarse

Dónde nunca sobrevivirá”

 

Mi desconfianza era tal, que realmente no podía permitirme, “creer” en esa palabras, por más convincentes que sonaran, y pues, realmente me han tentado… pero debo ser fuerte…

 

Cuando mis pensamientos me abandonaron y “me devolvieron a la realidad” me encontré frente a mi casa, “sin nadie que interviniera mi llegada”.

¡CIELOS NATHNIEL! ¡Ya deja de lamentarte porque el infeliz ese no se ha cruzado en tu camino desde el receso!

Mordí mi labio inferior, y con algo de ira, abrí aquella puerta, que muy a mi pesar, aún “no quería atravesar”…

Y allí estaba “la autoridad de la casa” con sus facciones duras y severas, sus brazos cruzados, de pie, y con su traje impecable, a pesar de que ya hacía una hora que seguro había vuelto del trabajo.

-Me quedé a terminar labores extras, de aquel “puesto” que me has obligado a tomar… así que estoy cansado y solo quiero ir a mi habitación ¿sí?-

Le hablé por primera vez, de una manera realmente ingrata, é frunció su ceño, y antes de que “empezara a ladrar” simplemente subí apresurado a mi habitación.

-¡EVANS NATHANIEL AUBRIOT! ¡Vuelve inmediatamente aquí!-

Blanquee mis ojos, ya arriba, y le ignoré, sabía que aquello, me iba a salir demasiado “caro”, pero realmente no me encontraba de humor para escuchar sus sermones, los cuales, me sabía de memoria.

-¡NATHANIEL!-

Escuché una vez más, aquel rugido furioso, de mi padre, pero me tiré en la cama, envolví la almohada alrededor de mi cabeza, e ignoré, cualquier clase de sonido “exterior” a mi habitación.

Giré y quedé mirando a mi despertador digital… esos números en color rojo… me hacían acordar a alguien… y sin pensarlo, lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas, ¿Por qué?

Simple, por no poder creer en sus palabras.

De acuerdo, lo admito, también me gusta… pero es que realmente no sé lo que me atrae de él, simplemente me atrae, me “abduce” con sus ojos grises y fríos, con su sonrisa ladina, con su voz seductora, con su actitud “atrevida”, no lo sé, simplemente me enloquece, odio admitirlo, pero es así…

Pero… no puedo, NO DEBO, no… debo concentrarme en mis estudios… “darle una oportunidad” simplemente, “me desviará de mis objetivos…” según las palabras de mi padre, hacia ambos… aunque, esas palabras eran más para mí, pues a Amber, le otorgan más libertades, y eso es sólo por ser la menor y la “mujer”…

¿Por qué a ella no le gritaba de esa manera tan severa, cuando trae una mala calificación? Cosa que siempre es así… ¿y porqué cuando yo traigo un 80 me “crucifica”?

Realmente no le entiendo, o sí, “preferencia” eso se llama “preferencia” por la “princesa”…

-Maldito Castiel, te… odio- Fruncí mi ceño con alto nivel de ira mirando aquellos “números en rojo” –Pero también te deseo, y por eso te odio aún más…- Me giré, e intenté dormir, no tenía ganas de cenar, ni tampoco de cambiarme, mordí mi labio y al parecer me dormí así, pues al otro día desperté con un extraño sabor a hierro en mi boca. El maldito despertador, comenzaba a sonar. Le apagué furioso y me levanté.

Apronté mis cosas, me cambie de ropa, y salí de la casa, sin siquiera desayunar, no tenía ganas de ver a nadie hoy, ni mucho menos ser testigo de cómo “los caprichos de la princesa, eran acatados y cumplidos”…

No es que le diera todo, ni tampoco que demostraran un “amor desbordante” por ella, pero que de seguro le demostraban más que a mí, seguro…

Ustedes quizás piensen que son celos, y sí, en parte sí, pero también es indignación, pues mi padre se llena la boca hablando de lo “autosuficiente e independiente” que hay que ser, y que para eso necesitamos “notas óptimas” y resulta que tratándose de “Ámber” era todo lo contrario, y en vez de “favorecerla” la “perjudicaban”.

 

Llegué finalmente al “Sweet Amoris”, y me senté en un banco del patio, uno de los pocos que había, y allí me quedé totalmente ido, mirando al vacío, hasta que mi estomago rugiente me devolvió a la realidad haciéndome notar que había alguien a mi lado, a quien obviamente ni siquiera presentí acercarse. Giré mi rostro y ¿adivinen quien era?

Sí Castiel… me sorprendí, y abrí mi boca para proferir algo, pero él ni siquiera se tomó las molestias de mirarme. Me sentí enojado, pero a la vez aliviado, no tenía ni fueras ni ganas, de empezar con una discusión tan temprano.

Se encontraba sentado de manera despreocupada en la banca, mirando hacia el vació también, con una mano en el bolsillo de su pantalón, y con la otra tirando diminutas piedras al patio, me le quedé observando unos segundos estupefacto.

Ni una sola palabra… comenzaba a hacérseme incómodo, hasta que por fin había decidido a hablar, y decirle que quizás podría reconsiderar “su oferta”, pero cuando estaba por decirle algo, un “gigante” de 1.80 o más, apareció a su lado. Lysandro.

-Aquí estabas Castiel, creí que nos encontraríamos en el parque, para luego ingresar juntos…-

-Y de hecho te estaba esperando, pero te tardaste y me vine solo, estaba cansado de esperar.-

-Lo siento mucho, es que se me había perdido mi libreta en mi habitación y no la encontraba, causándome un evidente retraso.-

-Sí, debí imaginarlo, y retraso el que tienes en la cabeza. En fin, vamos.-

Yo le miré estupefacto, cuando él se puso de pie, colocando ahora ambas manos en sus bolsillos, dándole un “toque cool” a su postura. Me miró de reojo.

-Come, desde la cuadra y media se escucha el rugir de tu estómago.-

Habló serio, y me “lanzó” prácticamente una barrita de cereal que sacó de su bolsillo, yo la cogí y le miré algo sonrojado, él desvió la mirada y se fue sin decir nada.

-Con permiso Nathaniel, tenga buen día.-

Me saludó finalmente Lysandro, con aquel tono amable y característico de él, a lo que yo solo atiné a asentir, estaba hecho todo un lío. ¿Castiel se había preocupado por mí? ¿Castiel me cedió su “desayuno”? ¡OH MIERDA! Mis colores comenzaron a inundar mi rostro, y mi sangre comenzó a bullir…

Y con mucha pena, abrí aquella barra de cereal y pues me la comí a toda realmente tenía hambre, y estoy seguro de que hasta el almuerzo no aguantaría, además, de que debía de estar lúcido y en óptimas condiciones, para rendir con eficiencia y eficacia la jornada escolar.

 

La hora de gimnasia llegó, no me sentía con ánimos de rendir exigencias físicas, además de que no era realmente lo mío, pero debía hacerlo de todos modos, pues de eso también dependía mi nota en esa materia.

Un pequeño juego de basquetball entre hombres, y previos ejercicios de calentamiento y demás… lograron que realmente me agotara, pero por suerte esa hora ya había finalizado, fui el primero en dirigirme a las duchas, odiaba “apestar a sudor”, o más bien odiaba sudar, pero pues supongo que era inevitable.

Sin esperar a nadie, me dirigí a mi casillero de los vestíbulos y lo abrí para tomar mi toalla junto con mi shampoo. Unas manos repentinas, tomaron las mías antes de que pudiera sujetar algo, y me las colocaron por encima de mi cabeza, sin tener en cuenta que un cuerpo levemente más grande que el mío, me aprisionó contra la fría “chapa” de los lockets, contacto el cual me hizo erizar, pues, estaba con el torso desnudo.

-Hola, ¿me extrañaste?-

Notas finales:

Espero que hasta aquí les esté resultando "agradable" xD Nos vemos en la segunda parte :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).