Minho frunció el ceño, confundido y un poco perdido. Entrecerró los ojos y miró mejor a Taemin. Sí, era él. Taemin estaba ahí. Miró después a Kibum, tenía los ojos abiertos y mordía su labio inferior. Miraba a Taemin de una forma extraña, como si esperaba que las respuestas se las diera él y nadie más.
—¿Kibum?—Preguntó un poco más confuso y esperando respuestas. —¿Lo conoces?
—Qué sorpresa, Minho. —Taemin giró, mirándolo a los ojos. Su sonrisa era dura, y fría y las palabras sonaron tan desinteresadas y sin sentimiento. Era también para él de esa manera.
No estaba feliz de ver a Taemin, no quería hacerlo. Las cosas entre Taemin y él no habían terminado de la mejor manera. Si bien era cierto que tal vez había prometido cosas que no cumplió, creía que Taemin no debió gritarle de la forma en que lo hizo y abofeteado tan fuerte como ese día. Todo entre Taemin y él era tenso e incómodo.
Su relación había pasado de noches juntos hasta al amanecer a nada. Pero Minho estaba bien con eso, no amó ni siquiera un poco a Taemin como amaba a Kibum. No sentía las mismas sensaciones y no quería sostenerlo entre sus brazos como quería hacerlo con Kibum. Era diferente y de alguna forma agradecía que su relación con Taemin no hubiera funcionado.
—Hola. —¿Hola? La palabra sonó extraña, pero era lo único que en ese momento podía decirle.
—¿Conoces a Kibum, Minho?—Taemin preguntó, enarcando la ceja. Curioso de una forma extraña, Minho pensó.
Había algo en la mirada de Taemin y en la de Kibum que le pareció extraño. Había algo también en la escena que no parecía estar bien. Ahí estaban ellos, su pareja y su ex-pareja juntos, hablando y Minho sabía que algo no estaba bien. Que había una conexión de todo que no podía interpretar. La mirada de Kibum era extraña, estaba ahí de pie como si no supiera que hacer.
Minho decidió ignorar todo un momento. Pensó que tal vez Kibum sólo se sentía un poco perdido. Pensó que tal vez estaba un poco incómodo ahí, con una persona con la que solía salir. Pero entonces recordó que tal vez Kibum no entendía quién era Taemin.
—Kibum es mi pareja. —Evadió la mirada de Taemin para concentrarse en Kibum y entonces sonrió. —¿Cómo se conocen ustedes?
Kibum miró a Taemin, lo que le pareció extraño. De nuevo, como si esperara que sea Taemin el que hablara y dijera todo, Kibum no habló. Minho se obligó a no darle importancia y esperó la respuesta de Taemin.
—¿Pareja? Hombre rápido. —Algo brilló en los pequeños ojos de Taemin que no le gustó. —Kibum y yo somos amigos de infancia, ¿Cierto, Kibum?
—Así es. —Kibum parpadeó y entonces le sonrió. Su corazón comenzó a latir un poco más rápido con ese gesto. Lo quiso en ese momento y deseó que Taemin no estuviera ahí.
—¿Amigos?—Preguntó cuándo las palabras sonaron más fuertes, más complicadas. —No tenía idea.
Miró a Kibum esperando una respuesta a la pregunta no dicha, pero Kibum le sonrió de nuevo, mirando después a Taemin. Algo no estaba bien, el pensamiento lo atacó otra vez. Pero por más que pensaba en una razón, no encontraba una. Era tan extraño.
Su mirada cayó en Taemin segundos después. Se notaba incómodo, frunció los labios de una manera que, antes era totalmente adorable, pero ahora lo encontraba sin delicadeza y para nada bonito.
—Creo que debería irme. —Taemin le sonrió a Kibum, mirándolo también de una forma nada agradable y entonces fijó sus ojos en él. —Todo un placer verte de nuevo, Minho.
Entonces se alejó como si nada hubiera pasado, dejando a Kibum y a él solos. Kibum se movió incómodamente en la acera. Sonreía y sus ojos brillaron cuando sus miradas se encontraron, pero Minho sentía que algo no estaba bien.
—¿Por qué no me dijiste que Taemin y tú eran amigos?
Él mordió su labio inferior y Minho lo encontró adorable. Quiso besarlo ahí como todas las noches lo hacía, pero primero tenía preguntas que hacer.
—Taemin y yo no hemos mantenido contacto desde hace un tiempo. —Evitó su mirada cuando las palabras dejaron sus labios. —Pensé que no era importante.
—Ese es el problema, Kibum. Tú piensas que no es importante, pero lo es para mí. —Se enojó sin saber la razón exacta. —¿Sabías que Taemin y yo éramos pareja?
—Lo sabía, sí. Por eso no te dije nada, pensé que sería incómodo. Y como dije antes, Taemin y yo estamos un poco distanciados. Por favor, dime que no estás molesto.
Kibum acarició su mejilla suavemente, y Minho tomó su mano entrelazándola.
Pensó que todo se estaba haciendo realidad. Kibum y la palabra problema, eran uno solo. Kibum era su problema andante. Lo hacía más suave, más enamorado, y más débil de una forma romántica.
Kibum podía atraparlo con esos pequeños ojos brillantes. Podía hacerlo loco con esa sonrisa y cuando le decía que lo quería, Minho sentía la necesidad de hacerlo feliz por el resto de su vida. Nadie era como Kibum y nadie había logrado eso en él.
Por un momento lo asustó, pero entonces todo estuvo bien cuando las esquinas de los labios de Kibum se elevaron y sus miradas se encontraron. Estaba bien tener miedo, estaba bien sentir cada parte de él estremecerse. Todo estaba bien si era con Kibum.
—No estoy molesto, Kibum. Pero me hubiera gustado que me lo dijeras. No quiero tener un problema como lo sucedido con Changmin otra vez.
—He sido sincero contigo en todo, Minho. —Bajó la mirada, pareciendo un poco tímido. —Sólo omití esto, porque pensé que sería incómodo. ¿No lo sentiste así cuando Taemin estuvo aquí?
—Lo fue. —Aceptó sin dudarlo. No quería que él y Taemin estuvieran juntos de nuevo. Aún no estaba seguro de cómo interpretar la mirada y sonrisas de Taemin.
—No quiero que Taemin entre a nuestra vida como la ex-pareja. Estaré celoso. —Sonrió de esa forma coqueta que Minho amaba, guiñándole un ojo a su paso. —Ahora, que me dices de entrar y darte una rebanada de ese pastel que tanto te gusta, y después podemos ir a casa y no sé, tal vez pueda pasar la noche ahí. ¿Qué dices?
—Me gusta ese plan.
Kibum miró a Taemin. Él había estado en la cafetería en el último par de semanas casi a diario. Intuía que era lo que mantenía a Taemin en la cafetería y no tenía nada que ver con los buenos postres.
Taemin sonreía de una forma diferente cuando Jinki le hablaba. Notaba sonrojos que nunca había visto en él y parecía tímido algunas veces. Ese Taemin era como el niño que él recordaba. Se sentía mejor que con el Taemin dispuesto a tomar venganza.
Kibum pensó que de alguna forma tener a Taemin un poco más cerca era lo mejor. Necesitaba saber qué sucedía con él y con todo lo referente al plan. Decidió seguir con el plan de Taemin o al menos mentirle a Taemin con respecto al plan. Hacerle pensar que todo marchaba de acuerdo a cómo él quería, y hacerle creer que Minho estaba a punto de decirle cuánto lo amaba.
—¿Jinki sabe sobre el plan? —Taemin preguntó, cuando abandonaron la cafetería. Minho no pasaría esa noche por él, y después de la sorpresiva llegada de Taemin, agradecía eso. —¿Sobre Minho y porque estás con él?
Kibum miró a ambos lados cuando escuchó la pregunta de Taemin. Aun sabiendo que Minho no estaría ahí, el miedo lo invadió. Desde la primera y última vez que los tres se encontraron, Kibum tenía miedo y sentía como si en cualquier momento Minho se enteraría de todo.
Le gustaba creer que encontraría una manera de arreglar todo con Taemin y Minho sin que ambos chocaran y se enteraran de todo. Pero la realidad lo perseguía siempre y en cada momento. Como si supiera que tenía que pasar, sí o sí.
—¿Por qué? —Exigió.
—Sólo no quiero que Jinki se entere de eso. —Se encogió de hombros como si fuera natural.
—No quieres que Jinki se entere de la clase de persona que eres.
—¿Qué se supone que significa eso?—Exigió también, deteniendo los pasos. —¿Qué clase de persona soy, Kibum?
—Estás buscando venganza contra tu ex-pareja. —Enarcó una ceja y extendió las manos. —¿Qué clase de persona te hace?
Taemin entrecerró los ojos y después sus ojos lo miraron divertido.
—Me estás ayudando con eso. —Taemin sonrió. —No sé, pero no creo que te haga mejor persona que yo.
Kibum sonrió, dándole la razón. De alguna forma, le divirtió ese momento. Taemin entrelazó sus brazos juntos y siguió caminando con él a su lado. Se preguntó si no estaría tan mal como Taemin lo estaba, después de todo, Taemin estaba en lo cierto, lo estaba ayudando, o al menos lo estuvo en un principio.
Era un problema, y juntos eran el doble de problemas, su madre siempre lo decía. Tal vez era la razón porque la Taemin y él eran amigos. Tal vez de alguna forma era como Taemin o mucho peor.
—¿Estás interesado en Jinki?
—Es lindo. —Taemin se encogió de hombros, pero el brillo en sus ojos le dijo que Jinki era algo más que “lindo” para él.
—Así como tú puedes leer las mentiras en mí, puedo hacerlo contigo también, Taemin. —Detuvo sus pasos y entonces acunó el rostro de Taemin entre sus manos. —Escucha bien. Si en verdad estás interesado en él, no debes guardar secretos. Créeme, sé cómo una pequeña omisión o secreto, puede ser perjudicial.
—No es como si me fuera a casar con él, Kibum. Me gusta, es todo por ahora.
—Sigue diciéndote eso.
—Mejor dime, ¿Qué tal va todo con Minho? —La curiosidad brilló en sus pequeños ojos y una sonrisa se formó en sus labios. Kibum suspiró, pensando que Taemin no olvidaba las cosas rápidamente.
Deseó que Taemin olvidara todo, como ni nunca hubiera pasado, pero eso no era posible. Decidió que seguiría con esa mentira a los ojos de Taemin. Le haría creer que seguía con el plan y tal vez Taemin lo olvidara con el tiempo.
—Todo está bien.
—¿Bien? —Comenzó a caminar de nuevo, tomando el brazo de Kibum rápidamente. —¿Es todo?
—Sí. Creo que el plan va bien. Presiento que Minho dirá las palabras pronto.
—¿En verdad?—Eso pareció alegrar a Taemin y extendió su sonrisa, pareciendo un niño. —No sé cómo puedes soportar tanto. Cuando estaba con Minho no podía sacarle las manos de encima. —Taemin rió y él se obligó a sonreír.
Tenía celos. Pensar en Minho y Taemin juntos, le revolvía el estómago. Le sabia mal y deseaba que lo de ellos nunca hubiera ocurrido. Fingió una sonrisa cuando Taemin lo miró otra vez y se guardó las palabras que querían escapar.
—Es fácil. —Mintió.
—Tal vez deberíamos ser buenos con Minho. Tal vez deberías pasar la noche con él. —Caminó sin mirarlo esta vez y murmuró algo que no entendió. —Pensaré en algo, Kibum. Y pronto Choi Minho estará muriendo de amor por ti.
Había algo en los fines de semana que Minho amaba. Era Kibum, por supuesto. Era ese fin de semana en que sólo eran ellos, sin nadie más, sin nada más. Minho amaba pasar los fines de semana con Kibum, solos en su casa, con un par de películas que nunca terminaban de ver.
El cuerpo de Kibum estaba a su lado. Desnudo, y sólo cubierto con una fina sabana, que sólo alcanzaba a cubrir pequeñas partes. Kibum dormía, su respiración era suave y lenta, su cabello caía sobre su frente y Minho pensó que podría despertar con esa imagen para siempre.
Se dio cuenta entonces que estaba enamorado.
Enamorado de Kim Kibum.
De sus sonrisas, de su cuerpo, de su risa escandalosa, de sus besos y de sus caricias. De cada parte de él que le dejaba ver y conocía. Amó también la forma en que su vida parecía estar asentándose con Kibum en ella.
Su casa no parecía tan fría y en cada parte en que mirara, parecía que Kibum estaba ahí. Había ropa de Kibum en su armario, su taza favorita estaba a lado de la de él. Había una manta en el sofá con la que Kibum le gustaba acurrucarse, la cocina tenía todo lo que Kibum necesitaba para cocinar y todo parecía estar en el orden correcto.
Se dio cuenta también que necesitaba más de Kibum. Más de sus besos y abrazos. De sus risas y sus postres. Lo necesitaba en cada momento de su vida y entonces el amor lo golpeó. No había necesidad de seguir buscando, Kibum era el porqué de sus relaciones fallidas.
No era, por supuesto, la culpa de Kibum. Era que ninguno fue Kibum. Como una ducha fría sobre él, Minho se dio cuenta que Kibum era lo que estaba buscando. No había más. Kibum era el indicado.
Estaba tan enamorado.
Sonrió entonces cuando Kibum se movió a su lado. La sabana cayó a sus pies, el cuerpo desnudo de Kibum atrapó su mirada. Era esplendido y perfecto y era de él. Kibum bostezó de una manera adorable, cerrando y abriendo sus pequeños ojos.
Minho lo abrazó, no importándole nada más. Kibum encontró el camino a su cuerpo y en unos segundo estaba sobre de él. A Minho no le importó, sus manos viajaron a la cintura delgada y acariciaron en círculos.
—Buen día. —Murmuró, mientras encontraba sus labios. Fue un beso rápido y simple, un sólo roce que hizo que su corazón latiera un poco más rápido.
—Buen día, Minho.
Kibum sonrió, sus pómulos elevándose y sus ojos brillando. Y con eso Minho decidió que era el momento, besó a Kibum de nuevo suavemente y después dejó un pequeño beso en su nariz.
—Te amo. —Confesó.
Sintió a Kibum tensarse y paró cada caricia en su cuerpo. ¿Fue muy apresurado? ¿Kibum no se sentía de la misma manera?
—¿Qué acabas de decir?
Minho sonrió, pensando rápidamente cómo arreglar la situación. No había, decidió, no había nada que arreglar. Amaba a Kibum y tenía que hacérselo saber.
—Te amo. —Sonrió tímido, como nunca lo había hecho. —Y lo siento si fue apresurado, pero…
La boca de Kibum se estrelló contra sus labios. Abrió los ojos y después los cerró cuando los dedos de Kibum se enredaron en su cabello. Era perfecto como sus labios se encontraron y como los dedos de Kibum se aferraron a su cabello, como si no quisiera dejarlo ir.
—Fue perfecto. —Kibum dijo contra sus labios. —Te amo también, Minho.