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Just A Little Favor por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Esta vez es lunes de actualización. Debí actualizar desde el sábado pero me quede sin internet el fin de semana y bueno ya no pude actualizar. Hoy una actualización mañanera, a penas y son las 7:00 a.m, no sé qué hago despierta tan temprano. En fin… 

Kibum se dio cuenta, que era más fácil decir, que hacer.

 

Se vio a sí mismo atrapado en una semana contra reloj. Descansar, era lo último en su vocabulario, y caminaba y despertaba todos los días porque tenía que hacerlo.

 

A Kibum nunca le había importado trabajar bajo presión, pero desde el problema con Minho sus energías habían bajado considerablemente.

 

Después de Minho, sus peleas con él y sus peleas con Taemin, el sueño no lo dejaba vivir. Sin embargo, a pesar del cansancio tanto físico como emocional, Kibum se dejó caer en el trabajo.

 

Él podía tener sueño, estar cansado y demás, pero se despertaba temprano y llegaba a la compañía con su siempre café en la mano y esa mirada que hacía que todos le tuvieran miedo.

 

Porque después de Minho, Kibum se refugió en el Kibum que todos temían, pero se aseguró que después del desfile, después de la presentación, se alejaría de ese mundo y se buscaría.

 

Pero el tiempo parecía tan lejano para él. Parecía que mientras más pasaban los días, más lejano era el día en que se libraría de todo.

 

Y había días en que quería dejar todo. Dejar a su madre con todo el trabajo, abandonar eso que no lo llenaba y buscar otra cosa que hacer. Apreciaba los momentos que tenía en la cafetería de Jinki y los atesoraba y disfrutaba como una de las mejores cosas en su vida.

 

Porque sí, a pesar de ser descubierto en la mentira, a pesar de ser tachado como un mentiroso, Kibum seguía asistiendo cada tarde a lo de Jinki, amaba esos momento más que cualquier otra cosa en ese momento, porque era como respirar para él.

 

Amaba ver sus creaciones desparecer de las vitrinas, amaba escuchar los halagos de todo lo que salía de sus manos, pero sobre todo amaba ese respiro y ese soplo de esperanza que la cafetería le daba.

 

Porque tener a su madre y la presión, para él no era lo mejor.

 

Ella estaba ahí, como cada mañana. Tenía siempre esa mirada seria en su rostro y señalaba cosas y eliminaba otras. Murmura a veces para sí y otras miraba a Kibum como si de otra persona, y no su hijo, se tratara.

 

Kibum no podía odiarla a pesar de todo. Era su madre, la persona que, a pesar de los malos momentos, estaba ahí para él. Y la quería, siempre la querría.

 

—Entonces, Kibum. —Ella dejó los bocetos olvidados y centró su mirada en él. Kibum tuvo un poco de miedo con esa mirada que ella le dio. —¿Me dirás quién es el chico que estuvo el otro día por aquí?

 

Kibum también tuvo miedo de la reacción de su madre. Ella sabía una parte, él después de todo, había asegurado que Minho era la persona más importante en su vida. Pero su madre no sabía los detalles, no sabía cómo todo comenzó, ni la vida que llevaba escondida.

 

Pero Kibum también estaba cansando de las mentiras, de todo lo que lo oprimía y no lo dejaba ser. Decidió entonces sólo aclarar unas cosas, sin dejar en claro todo. Ella sabría todo lo acontecido cuando él decidiera que era el mejor momento.

 

—Es Choi Minho. —Habló, mirándola directamente a los ojos. —Creo que todos conocen a Choi Minho, ¿No es así?

 

Su madre frunció el ceño, mientras cruzaba los brazos. La observó atento, ella siempre tenía algo que decir, pero esta vez ella esperaba que Kibum se explicara más, mucho más.

 

—Kibum. —Ella regañó en ese tono que a él le molestaba. Ese tono cansado, como si Kibum fuera un niño pequeño, que no entendía nada.

 

—¿Sabes quién es Choi Minho?—La mujer asintió. —Entonces, no hay nada más qué decir.

 

—Cuida tus palabras, Kibum. —Para Kibum eso no era nada nuevo, ella siempre usaba esas palabras cuando no obtenía lo que quería y Kibum había evadido el tema de una manera peculiar.

 

—No hay nada qué decir de Minho. —Decidió bajar la mirada y fingir revisar los dibujos olvidados. Él tiempo se le agotaba y si su madre seguía hablando, él sólo perdería.

 

—Creo que hay mucho que decir de ese señor. —A Kibum le molestó la palabra ‘señor’ y no lo ocultó. Bufó, mientras encontraba la mirada de la mujer una vez más. —Sobre todo, creo que merezco saber el porqué de la pelea.

 

—No hubo ninguna pelea —Pero eso era una total mentira, porque sí fue una pelea. Las miradas que Kibum recibió el día después, eran un claro signo. Los susurros en la empresa estaban siempre detrás de él, preguntándose que hacia Choi Minho ahí, preguntándose qué tipo de relación mantenían y cuál había sido la causa de la pelea.

 

Kibum no estaba seguro de cómo el rumor se había esparcido, ni mucho menos cómo se enteraron de la situación. Él estaba seguro que nadie estaba cerca cuando todo sucedió.

 

—Kibum. —Su madre repitió y comenzaba odiar su nombre. —No trates de ocultarme cosas. ¿Qué pasó entre ustedes?

 

Kibum no estaba seguro de hablar. No estaba seguro de qué tanto decir, después de esas palabras. Decir la verdad, estaba en sus planes, pero no estaba seguro de los detalles.

 

—Minho y yo nos conocimos en un bar. —Comenzó, observando atentamente a la mujer. —Nos encontramos otras veces, muchas veces más. Y comenzamos una relación.

 

Calló cuando no pudo soportarlo un minuto más. Ella era su madre y debía confiar en ella, pero esa no era su relación. De alguna manera, creía que mientras menos su madre supiera, mejor sería todo.

 

—¿Y Dongwoon?—La mujer enarcó una ceja, expectante, curiosa. —Dongwoon y tú estaba muy bien, no sé qué pasó contigo, Kibum. —Ella negó con la cabeza, dejó los papeles olvidados y se incorporó. —Tal vez deberías pensar mejor las cosas.

 

—¡No!—Se sorprendió, como lo hizo su madre, con ese grito. Pero ya estaba hecho y también ya estaba cansado de esa manera en que lo trataba. No podía con eso más, se dio cuenta, no quería soportarlo más. —¡No! —Repitió. —No puedes entender, nunca podrás entender, mamá. No quiero pensar nada, no quiero estar con Dongwoon de nuevo. Quiero a Minho. No tengo nada que pensar, estoy cansado que me trates de esa manera.

 

Habló tan rápido, tan fuerte, que se sorprendió de nuevo. No le importó la mirada de su madre, esa mirada de decepción que últimamente le daba. Era más de lo que podía soportar, ella nunca lo apoyaría.

—¡Kibum!

 

Ella alzó la voz, pero tampoco le importó.

 

—¡No más ‘Kibum’! —Kibum negó con la cabeza. —Ya no puedo más contigo, mamá. No pensaré nada, no haré nada de lo que tú quieras y no me importa lo que pienses. —Pasó a su madre cuando decidió tomarse el día libre. Se detuvo en la puerta y entonces la encaró. —Estoy cansado de que me digas que hacer. Por una vez haré lo que yo quiera. —Suspiró, antes de hablar de nuevo. —Terminaré y presentaré esta colección, pero después de eso, no lo haré nunca más.

 

Ella abrió la boca, pero Kibum decidió que ese era el momento para marcharse. Se dio la vuelta y caminó lejos de ella.

 

Y lo sintió realmente bien. Como un respiro de aire fresco.

 

 

 

—Minho, espera —Minho detuvo sus pasos cuando sintió los dedos de Sulli deslizarse por su codo. —Tal vez esto no es una buena idea.

 

El la miró por sobre su hombro, frunciendo el ceño. Había escuchado esas palabras muchas veces en la última hora, pero sinceramente no le importaba lo que Sulli pudiera pensar o no.

 

—Puedes quedarte en casa si quieres, Sulli. —Dijo, mientras deshacía el agarre que ella ejercía en él. —No tienes por qué venir si no quieres.

 

—Changmin, tienes que ayudarme. —Sulli desvió la mirada de él un momento y se enfocó en Changmin, éste se encogió de hombros, mientras negaba. —Dile que no es buena idea.

 

—Déjalo hacer lo que quiera, Sulli. —Ella negó con la cabeza, mirando de nuevo a Minho.

 

Minho decidió ignorarlos, caminando hacia el vehículo.

 

Sulli podía tener razón, tal vez no era la mejor idea, ni su mejor decisión. Pero la invitación había llegado hasta él y decidió no ignorarla.

 

Era un actor después de todo y era normal que asistiera a desfiles de modas. Él causaría un gran alboroto al estar ahí, después de la noticia de la separación con Kibum. Se preguntó cómo en tanto tiempo que estuvieron juntos, los medios no lo acosaron con la noticia de Kibum siendo un diseñador.

 

Tal vez, pensó, fue porque todos creían que conocía la verdadera identidad de su pareja, o tal vez era también, porque Kibum siempre estaba en la sombra de su madre, tratando de hacerse un nombre en la industria.

 

Podría ser también porque era dos mundos completamente diferentes, y ellos no debían toparse para nada. Pero lo habían hecho, y de la peor manera. Minho, sin embargo, no quería pensar en eso.

 

Él sólo quería ver a Kibum en ese mundo en donde no lo conocía. Quería ver de cerca al Kibum que realmente era, al que tuvo que ocultar para estar con él.

 

—Minho. —Sulli habló de nuevo, cuando llegó a su lado. —Quedémonos en casa, preparare tu comida favorita, ¿Si?

 

Sulli podía mirarlo con esos grandes ojos infantiles y pedirle lo que quisiera, pero en esa ocasión, la belleza de Sulli no le ayudaría. Sentía que de alguna manera, tenía que ver el mismo lo que Kibum realmente era.

 

—Puedes quedarte en casa, Sulli. No estás obligada a venir. —Sonrió suavemente antes de entrar al vehículo. —Pero nada de lo que digas me hará quedarme. Iré, te guste o no.

 

Ella no dijo nada más. Changmin llegó a su lado, tecleando en el móvil y Sulli no tuvo otra opción más que entrar al vehículo también.

 

El viaje fue corto. Minho estaba ansioso, desesperado por ver ese lado que él desconocía. Y cuando llegó y observó a cada persona a su alrededor, sintió que no debió haber llegado hasta ahí.

 

Pero la decisión estaba tomada y él estaba en el lugar. Caminó con Changmin y Sulli a su lado y decidió disfrutar al menos el espectáculo.

 

Fue todo lo que él esperó y más. No estaba seguro de saber si Kibum lo había visto entre toda la gente, pero él estuvo pendiente de cada movimiento que su ex-pareja hacía.

Parecía el Kibum que vio en imágenes cuando todo llegó a él. Parecía una persona que no era. Tenía sus pequeños ojos delineados, y sonreía de una forma más fría, como si no lo sintiera, como si no quisiera estar en ese lugar, escuchando a las personas halagarlo.

 

Caminaba tan delicada y seguramente, que por un momento le recordó a su Kibum. Al que preparaba pastelillos a mitad de la noche y el mismo que le sonreía de una manera más especial por las mañanas.

 

—Es lo que querías ver, ¿No es así? —Changmin tomó su codo, justo como Sulli lo había hecho momentos atrás. —Ve a casa antes que todos se den cuenta de esa mirada que tienes en el rostro.

 

Él no sabía qué clase de mirada tenía en el rostro, pero estaba seguro que no era la mejor. Y, sinceramente, tampoco le importaba. Sólo quería ver más un poco más, aunque su corazón estuviera doliendo, y las ganas de gritar se hicieran más fuertes a medida de los segundos pasaban.

 

—Sólo un momento más. —Murmuró.

 

Dejó a Changmin ahí, cuando Kibum entró en su mirada. Él caminaba con una persona y sonreía de esa manera que no quería ver más.

 

Minho los siguió, sin importarle nada.

 

 

 

Kibum se dio cuenta que algo no estaba bien. Cuando todo el estrés quedó atrás, o al menos una gran parte, sintió que algo no estaba del todo bien.

 

No fue los arreglos de último momento, ni la sonrisa que estaba cansado de mantener en su rostro. No fue su madre gritando antes que todo el espectáculo comenzara, ni fue las carreras que él dio de un lado a otro.

 

Había algo, sentía algo, pero no podía descubrirlo.

 

Fue cuando Kim Jonghyun lo tomó del brazo y lo arrastró con él que Kibum pudo darse cuenta.

 

Fue también cuando Kim Jonghyun susurró algo que no entendió contra su oído que lo vio. Fue cuando Kim Jonghyun pasó su brazo por su cintura y lo apretó contra él que su mirada se encontró con la de Minho.

 

Él estaba ahí. Mirándolo de frente, a sólo unos pasos de él.

 

Minho estaba ahí, y parecía molesto.

 

Notas finales:

Un capítulo menos en esta historia y Kim Jonghyun entrando.


¡Nos leemos pronto! 


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