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Just A Little Favor por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Actualización temprana~


¡Sábado de actualización! 

Kibum abandonaba la cafetería cuando lo vio.


 


Son Dongwoon estaba ahí.


 


Tenía esa sonrisa dulce con la que lo conoció la primera vez. La de un chico con sueños, dulce y amable. Pero Kibum ya no podía pensar en él de la misma manera. Dongwoon podía ser todo eso y más, pero su relación no era ni seria la misma.


 


—¿Qué estás haciendo aquí?—No pretendía que su pregunta sonara tan brusca, pero tener a Dongwoon ahí sólo lo hacía actuar de esa manera.


 


Dongwoon caminó el espacio que los separaba y sonrió como si nada hubiera ocurrido entre ellos. Sus ojos eran amables y no parecía estar ahí sólo para molestarle.


 


—Hola, Kibum. —Sonrió una vez más. —Es un gusto verte, también.


 


Kibum rodó los ojos mientras le ignoraba y se alejaba. Lo escuchó reírse y escuchó también los pasos detrás de él. Dongwoon caminó a su lado sin decir una palabra.


 


—¿Qué quieres, Dongwoon?


 


Dongwoon le miró, entrecerrando los ojos hacia él. Kibum no sabía exactamente que quería Dongwoon, ni que estaba haciendo ahí, ni mucho menos cómo sabía que él estaba ahí.


 


Había ocultado de la mejor manera su trabajo en la cafetería de Jinki. Pero parecía que todo se estaba derrumbando con él desde que los problemas con Minho comenzaron. Todas las piezas de su torre de naipes caían tan lentamente que Kibum sentía como si no tuviera sentido volver a colocarlas en su lugar.


 


—Estuve en la compañía hace unos días. Me sorprendió no verte ahí. —Dongwoon no le miró mientras avanzaban en las calles y dejaban atrás la cafetería. —Tú mamá dijo que dejaste todo. Está preocupada por ti, Kibum, todos lo estamos.


 


Kibum entrecerró los ojos y trató de pensar en algo lógico en toda esa situación. No encontró nada. No encontró la razón del porque Dongwoon estaba ahí. Ni cómo se enteró de la pequeña cafetería.


 


—¿Estás aquí para decirme nada más eso?—Preguntó sin esperar respuesta. —Estoy bien, así que puedes marcharte.


 


Caminó alejándose de él, escuchando los pasos de Dongwoon detrás de él, de nuevo. Sintió los dedos de Dongwoon cerrarse sobre su brazo, impidiendo toda huida, segundos después.


 


—Basta, Kibum. —Fueron suaves sus palabras, pero con ese tono decidido. Enarcó una ceja, mientras bajaba la mirada hacia su brazo, diciéndole sin palabras que le dejara ir. Dongwoon no lo hizo. —Tal vez las cosas no son las mejores entre nosotros. Pero estuve a tu lado el tiempo suficiente como para darme cuenta cuando no estás bien.


 


—Estoy seguro que no me conoces lo suficiente.


 


Kibum movió el brazo, tratando en vano soltarse de él. Dongwoon podía ser realmente malo cuando quería y Kibum estaba seguro que no tendría compasión de él, sin antes decir y hacer lo que quisiera.


 


—Tu madre está dispuesta a dejarte regresar a la compañía y pasar por alto este experimento que estás teniendo.


 


Eso fue suficiente para que el enojo de Kibum creciera. Soltó su brazo del agarre de Dongwoon ganándose un fuerte dolor y seguramente una marca en el lugar. Pero estaba lo suficiente enojado como para soportar el dolor y más.


 


—Es por eso, Dongwoon, que tú y yo jamás podríamos tener algo serio. —Habló suave, aunque por dentro quisiera gritar. Dejó dentro cada emoción y no se permitió mostrarle lo afectado que estaba. —Ninguno se da cuenta, ¿Cierto?


 


—¿De qué estás hablando?


 


—Tú y mi madre viven en un mundo del cual no quiero ser parte. ¿No lo entiendes?—Comenzó su camino de nuevo, no importándole si le seguía o no. —Esto no es sólo un experimento, puedes decirle eso a mi madre. También dile que le agradezco, pero no pienso trabajar con ella más.


 


—¡Eres estúpido, Kibum!—Gritó, Kibum se detuvo con eso. —Eres tú él que no se da cuenta. Tienes la vida que todos quisieran tener. Tienes el apoyo de tu madre y de tus amigos. ¿No es suficiente para el gran Kibum?


 


Kibum abrió la boca, pero entonces la cerró. Dongwoon podía tener la razón si lo veía desde un punto material y era hasta cierto punto como había estado viviendo su vida los últimos años.


 


Pero era como una película cliché que se burlaba de él, ahora que no le importaba nada más. Era como esas películas y libros que odiaba en donde el protagonista caía en la realidad de su vida.


 


Kibum no lo quería. Lo estaba odiando en ese momento.


 


Estaba seguro que era un maldito por estar renegando de su vida, pero en ese momento no le importó en lo más minino.


 


—¿Es lo que quieres que te diga, Dongwoon?—Miró a esos ojos, esos que alguna vez le gustaron lo suficiente para comenzar una relación con él. —¡Sí, no es suficiente para mí! Y lo siento por ti, pero yo no necesito más que sólo diseñar y una estúpida relación contigo.


 


Los ojos de Dongwoon enfurecieron, pero estaba harto de sentirlo por él y las palabras que abandonaban de su boca. Si decirle a Dongwoon que no era suficiente, y que no estaba dispuesto a una tonta relación era lo suficiente como para alejarse, entonces lo haría una y otra vez.


 


—Tú madre no debería tener un hijo como tú. Y Taemin no debería tener amigos como tú.


 


Le dolió en alguna parte de su corazón, pisotearon esas palabras su corazón de una forma suave, como la verdad que, tal vez, era. Tal vez él no debía haber nacido ahí, tal vez él no era lo que su madre espero y tal vez su amistad con Taemin no era lo más sano. Pero no había remedio para eso.


 


—Tal vez.


 


—Fue una mala idea venir aquí. — Él murmuró para sí, perdido un poco, tal vez olvidando que Kibum estaba ahí. —Taemin no debería preocuparse de esa manera por ti.


 


—¿Qué tiene que ver Taemin en todo esto?


 


Dongwoon entonces le miró, su ceño fruncido y sus ojos aún molestos. A Kibum seguía sin importarle lo molesto que él podía estar, sólo quería que Dongwoon se marchara.


 


—Taemin está preocupado por ti. —Dongwoon dijo. —Fue él quien me dijo que estabas aquí. Tu madre no ha parado de hablarle, sólo quiere ayudar.


 


—Ese maldito.


 


—Pero Taemin es un ingenuo, Kibum. —Dongwoon habló, mirándolo una vez más antes de girar y darle la espalda. —No debería preocuparse por personas que no valen la pena.


 


Dongwoon no dijo nada más, ni le miró una vez más, se marchó después de eso, dejándole ahí con tantas cosas en la mente.


 


 


 


Choi Minho no tenía nada. Changmin había hecho lo que él pidió, pero no había más que rumores, cosas sin sentido e imágenes que no contaban nada más.


 


La relación entre Kim Jonghyun y Kim Kibum sólo era una base de rumores y noticias que no tenían sentido. Pero por más que las noticias estaban ahí, Minho aún no podía olvidar el beso que presenció, ni las imágenes que vinieron después de eso, ni mucho menos los celos que sintió.


 


Él podía estar molesto con Kibum, podía sentir que le mentía con cada palabra que abandonaba sus bonitos labios, pero el amor hacia él seguía ahí. No estaba muriendo con el paso de los días, tampoco estaba comenzando a sanar. Seguía ahí torturándole con imágenes de él y sus días cursis, con imágenes de Kibum siendo besado por Kim Jonghyun.


 


Y le molestaba. Odiaba a Kim Jonghyun sólo por haber tocado los labios que muchas veces besó.


 


Se odiaba por tener celos, por estar pensando cosas que no deberían estar importándole más. Pero era como si cada día el destino se encargara de recordarle su realidad.


 


—Esto no está bien. —Sulli dijo. Ella había llegado ese día con su sonrisa infantil dispuesta a prepararle su comida favorita. Minho estaba agradecido con ella, en verdad lo estaba, pero él sólo quería hundirse en una soledad sin recuerdos.


 


No la quería ahí, pero no podía simplemente decirle eso. Sulli había estado siempre con él, como esa hermana que nunca tuvo.


 


—¿Qué no está bien?


 


Sulli se dejó caer a su lado en el sofá, tomando su mano y entrelazándola con la suya. Ella le miró con esos grandes ojos bañados con preocupación.


 


—Es suficiente el tiempo que te has tomado de vacaciones, Minho. —Sintió el apretón en su mano y la caricia suave después. —Estás aquí sufriendo por él, cuando él podría estar haciendo su vida con alguien más. Yo también vi como Kim Jonghyun lo besó.


 


—¿Sabes algo? ¿Sobre ellos?—Preguntó, con el corazón latiendo aceleradamente.


 


Tenía miedo de la respuesta de Sulli. Tenía miedo de enterarse de la realidad de Kibum, una en donde él no estaba.


 


Tal vez no estaba preparado para saber el comienzo de la nueva vida de Kibum. Él podía estar investigando sobre alguna relación de Kibum con Jonghyun, pero siempre tenía miedo de lo que pudiera descubrir con eso.


 


Las palabras de Kibum seguían estrellándose contra él. Recordándole a él, haciendo que pensara en ellas una y otra vez.


 


Le hacían replantearse todo, le hacían pensar en si eran ciertas o no. Deseó poder ver los ojos de Kibum en ese momento, deseó verlos aunque sea un segundo y ver si en verdad Kibum era sincero con él.


 


Deseó muchas cosas que no podía tener, y que tal vez nunca tendría.


 


—No sé nada. Sólo sé que vi como Jonghyun lo besó y como Kibum no se retiró. —Sulli dijo. Entrelazó sus manos más fuertes, más posesivamente. —Pero sé que no me gusta verte así, Minho. Kibum no merece esto que estás haciendo. Tal vez no esté con Jonghyun ahora, pero puede estarlo después, o con otro. Kim Kibum tiene muchas personas detrás de él.  


 


Minho no tenía una respuesta para eso. No la tenía porque su corazón aún quería a Kibum, pero no confiaba en él. Y era tan ilógico, pero pensó que así era el amor, que era así como funcionaba cuando alguien que amabas te traicionaba.


 


Tenía tantos pensamientos que se sentía un poco perdido con todo. Pensar en Kibum con otra persona le estaba matando, pero su desconfianza hacia él no lo dejaba darle una oportunidad más.


 


—No quiero pensar en eso. —Murmuró inconsciente. Miró entonces a Sulli, ella tenía la mirada de una hermana preocupada. Minho se sintió peor.


 


—Esto no es sano, Minho. Es tiempo para olvidar, Minho, y para dejar el pasado atrás.


 


Minho asintió, porque las palabras de Sulli parecían ser las correctas.


 


 


 


Tocaron a su puerta cuando era más de las diez. Kibum en verdad no quería dejar la comodidad de su sofá, ni la película que estaba por ver. Pensó en fingir no estar, pero la persona que estaba detrás de la puerta, insistió una vez más.


 


Kibum dejó atrás el sofá y caminó con los pies descalzos hasta la puerta principal. El suelo se sentía refrescante contra sus pies y Kibum se sintió un poco mejor dejando entrar todo ese frío en él.


 


El rostro de Taemin le saludó cuando abrió la puerta. Taemin sonrió, pero Kibum no estaba de humor para él. Golpeó la puerta con su mano, e hizo el intentó de cerrar. Taemin atrapó su mano unos segundos antes y entró en su casa antes que pudiera cerrar.


 


—No quiero verte, Taemin. —Le dio la espalda, mientras caminaba de nuevo al sofá. —Pierdes el tiempo, así que puedes irte.


 


—Kibum. —Taemin tomó su brazo, haciendo que sus pasos de detuvieran. —Sé que estás molesto por…


 


—¿Molesto?—Kibum deshizo el agarré contra él y miró a Taemin, sin pensar en ocultar la molestia en él. —Molesto es poco, Taemin.


 


—Kibum, sé que no fue la mejor manera, pero en verdad estoy preocupado.


 


—No fue la mejor manera, Taemin. —No se molestó en esconder el enojo y la frustración que tenía. Taemin estaba ahí y él era el único culpable. —Estoy harto de esta situación, de mi madre, de Dongwoon, de ti.


 


—Sólo estoy preocupado por ti.


 


—¡Pues no lo estés!—Cuando gritó se dio cuenta que de alguna manera, se sentía bien. —No lo estés, Taemin. —Taemin le miró con los ojos abiertos y el dolor también. Pero no había más compasión para él. —¡Deja de estar en mi vida, Taemin! ¡Deja de entrar en ella!


 


—Solo quiero ayudarte. —No le sorprendió que la voz de Taemin se escuchara calmada a pesar de todo. —Sólo no quiero verte así.


 


—¡No quiero tu ayuda, no la quiero!—Taemin siguió con el dolor en los ojos, pero no parecía dispuesto a tener una pelea con él. —No quiero qué decidas que es mejor para mí, ni quien debe ayudarme. ¿Taemin, no lo entiendes? Quiero que todos dejen de decirme qué es lo mejor para mí.


 


Era bueno expulsar todo, se dio cuenta. Era bueno decir todas esas palabras que estaban torturándole. Se sentía realmente bien hacerlo.


 


—No fue lo mejor, Kibum, pero estaba realmente preocupado. —Taemin se acercó con pasos lentos a él, como si tuviera miedo de él. —Tu madre no ha parado de hablarme, y cuando Dongwoon escuchó la noticia, dijo que estaba preocupado.


 


—Sólo déjame, Taemin, ¿Sí?—Kibum se dio cuenta que las lágrimas ahora comenzaban a picar contra sus ojos. Tal vez era la frustración saliendo de él, todo lo contendido y ahora después de sus gritos, las lágrimas llegaban a él. —Deja de entrometerte en mi vida.


 


—Kibum, te quiero, y quiero verte bien. Sólo dime cómo ayudarte.


 


—¡Devuélvemelo entonces! —Se dio cuenta que las lágrimas ya recorrían su rostro cuando esas palabras escaparon de él. —Devuélveme a Minho y estaré bien. Sólo necesito a Minho.


 


Taemin dejó escapar un suspiro, mientras sus ojos le miraban con lastima. Kibum no quería lastima de las personas, quería a Minho y sólo él.


 


—No sé cómo devolverte a Minho, Kibum. —Sus palabras dolieron porque esa era su realidad. —Lo siento, pero no sé cómo.


 


Las lágrimas siguieron ahí, mientras Taemin se acercaba y le envolvía en un abrazo. Kibum no se resistió, no tenía las fuerzas para hacerlo. Lloró contra el hombro de Taemin, mientras repetía las mismas palabras.


 


—Entonces no sé si algún día pueda estar bien.


 


 


 


Minho estaba recostado, pensando en todo y nada cuando tocaron a su puerta. Tomó su móvil mientras veía la hora. Era demasiado temprano para que Changmin estuviera ahí, y decidió que tal vez era Sulli.


 


Llevó su móvil consigo, mientras salía de la cama y caminaba con pereza hacia la puerta principal.


 


Tocaron de nuevo, y una vez más, antes que alcanzara la puerta. Y decidió que esa persona no era Sulli.


 


Taemin estaba ahí cuando la puerta se abrió.


 


No tenía la mejor sonrisa y parecía molesto. Entró sin invitación y le miró con el ceño fruncido.


 


—Tenemos que hablar, Minho.


 

Notas finales:

Un capítulo menos, cada vez más cerca del final.


¡Nos leemos pronto!


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