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Just A Little Favor por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Espero seguir sin atrasarme en las actualizaciones.


¡Sábado de actualización! 

Kibum sabía de alguna manera que no todo podía ser tan perfecto. Y mientras observaba el cuerpo desnudo de Minho, pensó que esa era la famosa ‘calma antes de la tormenta’. Aunque para ser sinceros, Kibum creía que la tormenta les había atacado más de una vez en días anteriores.


 


Porque a pesar de lo que había sucedido la noche anterior, Kibum creía que no todo sería felicidad en un futuro cercano.


 


El cuerpo desnudo de Minho estaba ahí, y Kibum no pudo sino más recordar cada toque, cada beso, cada caricia, y cada orgasmo de la noche. Sí, fue una noche maravillosa y Kibum no entendía como después de haberse gritado en las calles y armar un espectáculo, terminaron en el departamento de Minho y desnudos.


 


Y mientras observaba con más detalle el cuerpo de Minho y su cabeza caía una vez más contra su hombro, Kibum deseó quedarse así por siempre. Encerrados en esa burbuja, sin pláticas con verdades dolorosas, y abrazado al cuerpo de Minho una eternidad.


 


Pero la burbuja se rompió más rápido de lo que pensó, y el cuerpo de Minho comenzó a moverse. Kibum salió de sus brazos, porque en alguna parte de su mente, una película mala se reproducía, y Minho le despedía de su vida al ver lo ocurrido.


 


Pero Minho sólo parpadeó una par de veces y frunció el ceño cuando el sol golpeó su hermoso rostro. Kibum dejó caer su cuerpo al otro lado de la cama, sentándose cuando Minho abrió los ojos y encontró su mirada.


 


—¿Kibum? —Minho preguntó confundido, como si no recordara nada de la anterior noche. Minho parpadeó y restregó sus ojos y después le dio una larga mirada. Kibum se sintió desnudo, y no era sólo porque lo estaba, la mirada de Minho pesaba más esa mañana.


 


—Uh, buen día. —Murmuró un poco desordenado, mientras buscaba su ropa en el suelo. Kibum evitó la mirada, se sentía demasiado ansioso y con un mal presentimiento que decidió era mejor marcharse en ese momento.


 


—¿Qué estás haciendo?—La pregunta de Minho resonó en la habitación. Kibum se paralizó en su lugar, con su camisa en la mano y sin saber qué decir. —¿Kibum?


 


—No es obvio, Minho. —Habló rápido, mientras encontraba su ropa interior sobre la camisa de Minho. —Estoy buscando mi ropa.


—Sé eso. —Escuchó a Minho suspirar, y le escuchó rodar en la cama también. —Lo que no sé es por qué lo estás haciendo. Regresa aquí. —Minho palmeó la cama, y asintió hacia el lugar vacío a su lado. —Creo que no hemos hablado apropiadamente.


 


—Tengo que buscar mi ropa. —Murmuró encontrando la mirada de Minho. —Tengo que vestirme. —Minho enarcó una ceja pero a Kibum no le importó. Simplemente no lo encontraba apropiado a pesar de todo.


 


Porque una conversación se tenía que llevar con la ropa puesta y no en la cama desnudos y recorriendo el cuerpo del otro, pensó.


 


Minho le dejó hacer y esperó los largos minutos que Kibum tardó en encontrar su ropa, mientras él también buscaba unos pantalones deportivos y dejaba su torso desnudo.


 


—Entonces…—Minho dijo, y Kibum se dio cuenta que no sabía que debía decir. —No sé lo que estamos haciendo, Kibum, en verdad que no tengo idea de lo que estamos haciendo.


 


Y parecía inseguro, Kibum decidió, y confundido y un poco perdido en toda la situación. Pero él también lo estaba. Minho y él habían pasado la mayor parte del tiempo peleando, pero una vez que sus cuerpos se encontraron todo pareció cambiar, y sólo existían los besos y la manera de lograr estar desnudos lo más rápido posible.


 


—No lo sé tampoco. —Confesó. —Pero maldita sea, quiero saberlo, necesito hacerlo, Minho. —Se dejó caer en la cama, y enterró su rostro entre sus manos. —¿Me estás dando una oportunidad con esto?


 


Lo escuchó suspirar una vez más, pero se vio incapaz de mirarle. Tenía miedo de su respuesta. Tenía miedo de Minho y un rechazó después de esa noche.


 


—No lo sé. —Minho dijo. —¿Cómo puedo estar seguro que esta vez eres sincero?, ¿Quién eres, Kibum?


 


Y ahí estaba de nuevo, Kibum pensó, todos los problemas en su relación. Él sabía que su actitud no fue la mejor y que en un principio todo lo que dijo fueron mentiras, pero ahora estaba ahí, casi suplicando por oportunidad más.


 


—Te he dicho miles de veces que lo siento, lo hago aún, pero Minho, cada minuto a tu lado fue verdad. —Dejó su lugar en la cama, y se paseó de un lado a otro incapaz de controlar sus manos. —Y todo lo que dije fue verdad, y te amo como ni tienes idea.


 


Kibum no sabía que más decir, en verdad no estaba seguro de cuáles eran las palabras correctas para que Minho creyera en él y le diera una oportunidad más.


 


—Una parte de mi te cree, Kibum, lo hace en verdad, pero escuché tu conversación con Taemin y descubrí varias de tus mentiras y entonces no sé qué pensar.


 


Kibum negó con la cabeza, mientras dejaba escapar una maldición de sus labios. Entendía a Minho, porque él también hubiera pensado y hecho lo mismo de esa situación, pero estaba seguro de no poder estar en una relación de ‘te creo ahora, pero mañana no sé’.


 


—¿En verdad no puedes ver la verdad en mí?, ¿Ni un poquito puedes confiar? —Preguntó, pero no espero respuesta. —Yo sabía que estabas mintiéndome el día en que me dijiste que pasaste la noche con Taemin, que la gente como tú no cambiaba. Las revistas podían decir una cosa, y tú también, pero me bastó verte a los ojos para saber que era verdad y que no.


 


—No es lo mismo.


 


—¿No es lo mismo?—Rodó los ojos, mientras avanzaba por la habitación. —Me miraste a los ojos y dijiste que habías pasado la noche con Taemin, después de haberme dicho esa mañana que me amabas.


 


—¡No pasó nada!—Minho gritó, mientras pasaba una mano por su cabello, desordenándolo. —No pasó ni una maldita cosa ese día. Sí, Taemin estaba en el hotel y sí entré en una habitación con él, pero no pasó nada.


 


—Taemin no dijo lo mismo.


 


—Conoces a tu amigo, ¿no es así?—Minho dejó la cama también y comenzó a mover cosas de lugar, sin hacerlo del todo. —Taemin nos ha estado controlando a su gusto, ¿no te has dado cuenta de eso?


 


—Taemin dijo…—Kibum murmuró, ignorando las palabras de Minho. —Él dijo que tú eras el mismo, que no sólo intentaste llevarlo a la cama a él, sino que estabas coqueteando con todos en el lugar, después de todo no estaba contigo.


 


—¿Y creíste eso? —Detuvo sus movimientos y le miró desde el otro extremo de la habitación.


 


—Tenía bastantes razones para hacerlo, ¿no crees? Tú mismo me lo aseguraste. —Observó a Minho cerrar los ojos y pasarse una vez más la mano por su cabello, desordenándolo aún más. —Pero no lo hice, porque tenía la esperanza que de todo se arreglara entre nosotros. Es sólo que me sorprende lo mucho que Taemin me ha estado mintiendo.


 


Asintió, distraído, pensando en Taemin y cada una de sus mentiras. La manera en que le miraba a los ojos y creía ver la verdad brillar en él, pero había estado totalmente equivocado. El pequeño Taemin que jugaba el su patio trasero ya no existía.


 


—Bien, ahí lo tienes. —Minho dijo, dejándose caer en la cama una vez más. —Taemin no es lo que aparenta, estuvo aquí hace unos días, hablando sobre lo mucho que te ama y que lo mejor era que no te buscara más.


 


—¿Qué?—Kibum movió la cabeza tan rápido que se lastimó el cuello, buscó la mirada de Minho, pero él sólo asentía. —¿De qué estás hablando?


 


—Él estuvo aquí, me advirtió, casi me amenazó y dijo que haría todo lo posible para tenerte a su lado.


 


Kibum sintió que todo estaba perdiendo sentido. Era peor de lo que pensaba la situación con Taemin.


 


¿No había dicho hace sólo unos días que haría cualquier cosa para hacerlo feliz?, ¿Estaba mintiendo?, ¿Toda su relación con Taemin sólo era un espejismo?


 


Sintió esas ganas de gritarle a Taemin una vez más, de hacerle decir la verdad por una vez y descubrir al verdadero Lee Taemin detrás de todas esas mascaras.


 


—Yo no sabía. —Kibum murmuró. —Él ha estado a mi lado todo este tiempo, y lo quiero, es mi amigo, pero no sé qué ha pasado. —Estaba murmurando todo, sin hablarle a Minho en realidad.


 


—Yo no sé qué pensar tampoco, Kibum, pero creo que tenido suficiente por hoy. —Fue después de esas palabras que Kibum miró a Minho.


 


Él le daba la espalda y registraba en su closet, moviendo la ropa más brusco de lo normal.


 


—¿Minho?—Sabía que no necesitaba hacer la pregunta para que Minho entendiera.


 


Minho giró para mirarle y suspiró. Tenía una toalla en la mano y ropa limpia en la otra.


 


—Sólo necesito pensar un poco más sobre todo esto. —Dijo, dándole la espalda a su paso y dirigiéndose al baño. —Aún no estoy seguro de que hacer, Kibum.


 


Minho se perdió detrás de la puerta que llevaba al baño y Kibum tomó eso como una respuesta.


 


Terminó de arreglarse la ropa, y se miró en el espejo, acomodándose el cabello rápidamente, para después abandonar el departamento de Minho.


 


 


 


Minho pensó que encontraría a Kibum sentado en su cama cuando saliera de la ducha, pero no era así. No había rastros de Kibum y parecía como si todo lo ocurrido momentos atrás jamás hubiera pasado.


 


De alguna manera sabía que se lo merecía. Kibum no podía estar soportando esa loca conversación que no parecía parar. Era su culpa que Kibum se marchará en esa ocasión porque no había sido claro con sus palabras. Se lo merecía.


 


Y sentía que aún tenían demasiado que hablar y decirse, decidió, mientras tomaba otros pantalones del closet.


 


Y era su turno de ir por él.


 


Era sábado, y pensó en llamarle antes de todo. Pero Kibum no contestaba a sus llamadas, y la voz le seguía repitiendo que el número que estaba marcando no se encontraba disponible.


 


Minho tomó sus llaves entonces y decidió ir hasta su casa para terminar de hablar correctamente.


 


Kibum no estaba en su departamento. Él gritó, golpeó a la puerta y presionó el timbre miles de veces, antes que alguien llegará a su lado y le dijera que Kibum no había llegado a su casa en todo el día.


 


Minho pensó entonces en ir al edificio que visitó la primera vez que pelearon, el mismo en donde descubrió todas las mentiras.


 


Condujo lo más rápido que lo señalamientos le permitían y cuando llegó al edificio bajó rápidamente del vehículo y caminó hasta al lugar con pasos rápidos.


 


Estaba completamente vacío, a excepción del hombre de la limpieza y una chica que hablaba por teléfono cerca del escritorio. Minho esperó hasta que la joven terminó la llamada para preguntar.


 


—Disculpe. —La chica le miró de arriba abajo y entrecerró los ojos hacía él. —¿Kibum está aquí?


 


—Mi hijo no está. —Alguien detrás de la chica habló. Minho entrecerró los ojos y recordó a la mujer. Ella había llegado a la oficina de Kibum el día en que habían peleado. —¿Quién es usted?


 


—Choi Minho.


 


 


Minho no estaba seguro de cómo había terminado en la oficina de la madre de Kibum. Era algo gracioso, e irónico.


 


La mujer fruncía el ceño cuando le miraba y Minho desviaba la mirada hacia el café olvidado que la secretaria había traído momentos antes.


 


—Así que es el famoso Choi Minho. —Ella dijo con voz suave y observándole detenidamente. —El Choi Minho por el que Kibum ha hecho bastantes locuras.


 


—No sé a qué se refiera, señora.


 


Y en verdad no lo sabía. Él no estaba seguro de Kibum haciendo locuras por él.


 


—Por supuesto que lo sabe, señor Choi, Kibum ha hecho un par de estupideces por su causa. —Ella jugó con el bode la taza, con una sonrisa extraña en su rostro. —Primero Dongwoon, después la locura de la repostería.


 


—En verdad, no sé de lo que está hablando.


 


Ella suspiró antes de llevarse la taza a los labios y observarle a lo lejos.


 


—Si Kibum dejó su lugar en la empresa, para jugar con pasteles, fue su culpa. —Ella dijo. —Le agradecería que le hiciera entrar en razón. Es un poco tonto desperdiciar el talento de Kibum para el diseño en una pastelería terrible.


 


—Kibum es bueno. —Minho se sorprendió de sus palabras, pero sintió esa necesidad de defenderlo. —Kibum ama esa horrible pastelería, como usted dice. He visto la pasión de Kibum cada que cocina. Si conociera tan sólo un poco a su hijo se daría cuenta de ello.


 


Minho se sorprendió de su voz y de lo seguro que sonaba. Pero si lo pensaba con detenimiento, él podía ver la verdad. Había estado ante sus ojos todo ese tiempo. Tal vez Kibum había mentido en algunas cosas, pero Minho estaba seguro del brillo en los ojos de Kibum cada algún pastelillo en sus ojos, y de la sonrisa tímida y orgullosa que se le escapaba cada que alguien elogiaba su talento.


 


La madre de Kibum soltó una risa suave, y negó con la cabeza.


 


—¿Usted cree que no conozco a mi hijo?


 


—Tendré que decir sí, señora. —Minho se incorporó y miró a la mujer. —Tal vez debería  darse el tiempo de conocer a Kibum un poco más, tal vez así se daría cuenta de lo mucho que ama hacer pastelillos, de lo orgulloso que se siente cuando todo lo que prepara desaparece. Tal vez se daría cuenta que Kibum no nació para diseñar, como usted quiere.


 


—Es usted él que no sabe nada, señor Choi.


 


—¿Es así?—Minho se encogió de hombros. —Creo que conozco una parte del verdadero Kim Kibum, señora. Ahora si me disculpa, tengo cosas importantes que hacer.


 


Minho sonrió hacía ella, antes de darle la espalda y abandonar el lugar.


 


Tenía que encontrar a Kibum pronto.


 

Notas finales:

Tres capítulos y esto se acaba, aún hay algunas cosas por aclarar.


¡Nos estamos leyendo! 


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