¿De que eres capaz?... ¿De regocijarte en un deseo prohibido? ¿De deshonrar a tus padres? ¿De olvidar en nada al amor de tu vida y cambiarlo por el cuerpo de un hombre? O tal vez de eso y un poco más… Thor no lo había notado aun, pero ¿que no acababa de traicionar a sus padres, a su reino y a la humana que supuestamente amaba?
Cualquiera que pudiera contemplar aquella escena diría que el futuro de Asgard estaba jodido; pobre gente, sus soberanos no podían ser más bajos, más inescrupulosos y claro, descarados, porque ¿acaso no eran hermanos? ¿Que se supone que hacia Thor sobre el príncipe Loki, que se supone que hacia Loki estremeciéndose debajo del tan prometedor sucesor al trono? Valla problema, ver a dos hermanos intercambiando fluidos en la cama; Odín seguramente se estaba retorciendo en su trono ¿y que más daba? Si ya todo el reino suponía que esas actividades formaban parte de la rutina diaria de sus preciados herederos, aunque ese no era precisamente el tema de discusión en Asgard. Odín se retorcía en su trono, pero no porque sus hijos estuvieran sacándose cada gramo de decencia entre las sabanas, sino porque el reino reclamaba que tener a ese par de bastardos en el poder no era lo más sensato, poniéndolo en palabras sencillas y es que, ¿quién quiere de rey a un desquiciado de dudosa orientación sexual, y a un malnacido con delirios de poder como su consejero? El padre de todo debía estar ciego para no notar lo estúpido que sería dejar el reino a cargo de ellos, pero aun no era tarde, el destino le daba a ese pobre hombre una oportunidad más para entender lo imbéciles que eran sus herederos.
-Señor, el príncipe Thor desapareció… _murmuro un sirviente arrodillándose a su lado_
El Rey, cuya presencia por si sola ya hacia un gran peso sobre los presente, se irguió molesto y la discusión se paró en seco.
-Encuéntrenlo… y tráiganlo ante mi… _dicto con voz severa mientras Frigga se tensaba llena de angustia_
-Señor… _retomo la palabra el sirviente de forma titubeante_ el príncipe Loki… tampoco pudimos encontrarlo.
Y eso fue todo… seria sabio temer por la vida de los príncipes, seria sabio alejarse del palacio, porque Odín y su bien conocida inclemencia estaban desatados. Un ambiente sepultural silencio el reino y oscureció los cielos, pero un beso desesperado y un poco irracional dejo esos detalles demasiado lejos como para que alguno de los desaparecidos dioses lo pudiera notar.
Su sabor era exquisito; inmoral, pero más dulce que los labios más puros que alguna vez hubiera probado. En ese beso, Thor hallo una necesidad que jamás creyó concebible, entendió que ni sus actos más depravados serían suficientes para saciarlo de ese cuerpo por el que deliró tanto tiempo. Sostener el delicado peso de Loki sobre sus muslos ya era demasiado ¿Qué clase de placer le arrebataría la cordura si fuera más allá? Ahora comprendía el dios del trueno porque las mujeres que tomo nunca fueron suficientes. Lo que él necesitaba era el inmortal y glorioso cuerpo de un dios, el cuerpo de un soberano de su misma sangre, el cuerpo de un ser similar a él; el de su hermano… Que suculento era saborear el pecaminoso sabor de su piel, su pureza era delicada, aunque en el fondo comprendía que de pureza Loki no tenía nada. Mientras besaba con vehemencia su cuello se preguntó cuántos hombres había mancillado ese mismo lugar, si su Loki tan solo no fuera tan perfecto… con eso justificaba el hecho de que en realidad su hermanito fuera tremendo ramero. ¿Qué había estado haciendo el dios del engaño todo ese tiempo? ¿Cómo consiguió volverse tan lascivo y experimentado? Y es que esos besos que le estaba propiciando no eran de un primerizo, Loki sabía de sobra como provocarlo, es más, lo estaba guiando. Incitándolo a pasear sus manos por su cintura hasta posarlas en su trasero, a dejar lo besos para darle caricias más acalorada y a olvidar que alguna vez lo considero un tesoro puro y bello.
Un gemido escapo de los labios entreabiertos de príncipe menor cuando Thor presiono uno de sus pezones con su lengua. Era el lento y tortuoso, pero aparentemente inofensivo estimulo que desaseaba tan anhelantemente darle. Tal vez era muy tarde, pero necesitaba demostrarle a cualquiera que osara observar ese cuerpo, que Loki tenía un propietario. Así que saboreo su pecho hasta tener en los labios un ligero sabor a sangre y una decena de marcas pintadas sobre esa piel albina.
Sus manos se encajaron en su pequeña cintura para poner sobre ella su boca y delinear su obligo, para sentir con su lengua cada pequeño musculo de su abdomen hasta encontrase con el deleite que puso su mundo de cabeza en primer lugar. O si, ese hermoso y rosado miembro era el protagonista de sus sueños húmedos, el delirio que lo ponía en todo momento y mojaba sus pantalones. No necesitaba más; mientras lo recorría con su lengua entendió que en ese duro fragmento de Loki había hallado la gloria, o ¿aún no? Tal vez había un tesoro más escondido entre sus piernas, y no, no eran ese par de perlas que le jodían la existencia haciéndolo adicto a ellas, sino un desquiciante agujero situado un poco más abajo ¿Debía adentrarse en él para averiguarlo? Por un momento lo dudo, esa linda entrada era un poco pequeña para la gruesa maravilla situada en su entrepierna, esa que ya hacia bien despierta y ansiosa por aventurarse en el paraíso.
El calor que rodeo sus dedos libero su mente ¡Iba a hacerlo! tener un par de dígitos dentro de su hermano lo convenció. Bastaron un par de caricias para hacerlos entrar completamente y obligar a Loki a entonar suspiros largos y profundos ¿Quién diría que se vería tan sensual aferrándose a las sabanas? Que su rostro tomaba un color tan encantador cuando estaba deseoso, que el tono verde de sus ojos se hacía oscuro cuando se dilataban o que su voz escapaba entrecortadamente cuando se agitaba su respiración… El dios del engaño se movía ansiosamente buscando el contacto, de alguna forma perdía con la mirada ser despojado de todo. Lo dijo claramente al cerrar sus ojos con entrega y abrir completamente sus piernas.
Thor estaba completamente cautivado, enmudecido, más bien extasiado por la nada sublime belleza de esa criatura inmoral. Habría de levantarle un trono y construirle un altar, porque ese maldito demonio debía pasar a lo sumo y tener su adoración por la eternidad. Pero por ahora todo lo que tenía para darle era un beso, uno casto y lleno de devoción que pretendía depositar sobre su frente toda su admiración, su agradecimiento o tal vez solo sus condolencias por la tremenda follada que estaba a punto de darle.
Tras un largo suspiro deslizo sus manos sobre la fina silueta de ese cuerpo y lo cargo delicadamente hasta acomodarlo sobre sí. Sacio una vez más su vista con esa imagen divina y respiro profundo; estaba a punto de hacer algo que ni en sus más pervertidos sueños creyó posible después de todo.
Se disponía a penetrarlo, pero una corriente casi eléctrica sacudió su cuerpo cuando la punta de su miembro roso la entrepierna de Loki, era una sensación extraña, alcanzable solo a través del cuerpo de otro hombre. Una que saboreo profundamente frotándose contra él y consumo embriagado por la humedad que mojo sus vientres. Que vaivén más exquisito y que contacto tan adictivo, ese creciente calor que llenaba su espacio lo dejo embarcarse en un estado alucinante; la sensación de esa piel sedosa contra su cuerpo desnudo era tan placentera que su conciencia se vio afectada, definitivamente estaba perdiendo la cabeza, lo hacía ante los latidos que alcanzaban su pecho directamente desde el de su hermano, ante los jadeos que acompasaban sus cuerpos, ante la tensión que erguía sus músculos y lo fusionaba con la desesperación del ajeno. Y es que ya nada era suficiente, sus cadera incapaces de ceder las envestidas lo gritaban, si es que aún no lo había notado; enloquecería si no tenía más.
Un par de lágrimas bajaron por el rostro de Loki mientras un grito ahogado se disolvía en su garganta, ese enorme falo que sin previo aviso se lanzó a destrozar sus adentros le saco una sonrisa y una irracional alegría. Ese debía ser un momento memorable, su hermano lo estaba follando, y eso sí que era digno de celebrar, lo era para ese masoquista príncipe que finalmente se sentía amado.
Los brazos de ese hombre que por algún motivo lo veía con alegría aun envuelto en llanto, lo rodearon. Con un palpable dolor helándole las entrañas Loki enterró el rostro en su cuello y lo dejo adentrarse aún más en él.
Thor jadeaba disolviéndose en el contacto asfixiante que ejercía sobre su miembro, lo sostenía con firmeza por la cadera agilizando la forzosa entrada mientras el vaivén que le dedicaba se hacía brutal. Ese era el polvo que tanto necesito, el revolcón por el que había estado suplicando, la magistral y jodida follada que haría que todos los dioses desearan estar en su lugar.
Con un movimiento violento puso a Loki debajo, lo envistió tan fuerte como pudo y se perdió en los exquisitos jadeos que salían de su boca. Lo hizo hasta perder la coherencia y mucho más allá, lo hizo hasta convencerse de que Loki le pertenecía, hasta olvidar cuál era su nombre e incluso donde estaba su hogar.
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