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La sangre de la bestia por -Raiden-

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Capítulo 6 Raza…


Se refiere a los grupos en que se subdivide una especie biológica… En el caso de los humanos… Las características que se transmiten por herencia… genética…
 
 
 
 
El joven de cabello oscuro sintió la fuerte mano del otro sobre su muñeca para caer nuevamente al intento de cama.
 
Al parecer su anfitrión no tenía la costumbre de levantarse
cuando asomaba el alba.
 
 
Sentía ahora unos fuertes brazos rodear su cintura y espalda…
 
 
-Nunca sin mi permiso… - susurro molesto. Nadie le tocaba.
 
 
Irritado por esas libertades que se tomaban con el… Movió levemente la flecha incrustada en el brazo del otro.
 
 
-¡¿Pero qué coño?! -  gruño el chico de melena roja al sentir un dolor en su brazo.
 
 
-Te recomiendo que me sueltes de una puta vez… - otro movimiento sobre la flecha.
 
 
-¡¡Aaggrr!! - ahora el dolor era intenso y grito.
 
 
Bajo advertencia… no había engaño…
 
 
Le soltó tan rápido como pudo para agarrar su brazo y ver como la sangre empezaba a salir.
 
La sonrisa en la cara del joven moreno era… maliciosa.
 
 
Se levanto para ahora sentir el dolor en su cuello… Donde le había clavado las garras el hombre lobo…
 
 
El hombre lobo… como es que lo había olvidado…
 
 
-¿Dónde está ese monstruo? - empezó con el interrogatorio.
Necesitaba saber dónde estaba su presa máxima.
 
 
-No lo sé… - el pálido chico se tenso por un momento. -Y aunque lo supiera… No se diría a alguien como tu… Guardia Rojo… - le miro despectivamente por su raza y por el simple hecho de llamarle… monstruo…
 
 
Aunque el otro no lo supiera…
 
 
El moreno le miro molesto desde su altura cuando el otro aun estaba sentado sobre las pieles cubriéndolo…
 
 
 
 
Los guerreros: Guardias rojos de Paramo de Crevance, conocida como “La cuidad blanca”  son los de mayor talento en las tierras del norte del Grand Line, con una constitución delgada pero fuerte y una resistencia natural al veneno, su piel morena los delataba inmediatamente. Algunos podían recurrir a una Subida de adrenalina en combate gracias al poder de la magia que portaban en su sangre.
 
 
 
 
-Esa la gran hospitalidad de los nórdicos… - comento aun con esa mirada de odio. - Ocultar a criaturas de la oscuridad y darles una “cama caliente” a los desamparados que encuentran en su camino… Vaya forma de hacer amigos… - término de insultarlo para alejarse y buscar su fiel espada con la mirada.
 
 
 
 
Los Nórdicos: Los ciudadanos natos del Grand Line, suelen ser altos y con pálida piel. Fuertes y recios en general, los nórdicos son famosos por su resistencia al frío y su talento como cazadores y guerreros sanguinarios. Tienen una habilidad única llamada El grito de batalla para hacer huir a sus oponentes además de usar su gran resistencia en el campo de batalla.
Era el turno del pelirrojo para fulminarlo con la mirada…
No le agradaba en lo más mínimo aquel tono junto con el elocuente comentario.
 
 
 
Muchos rumores rodaban al alrededor de los nórdicos…
 
 
Pero también en las otras razas que vagaban por el Grand Line.
 
 
Por fin se levanto dejando ver esa pálida musculatura proveniente de su grandiosa genética…
 
 
Alto… fornido… con cicatrices que contaban todas sus gloriosas batallas…
 
 
Podría compararse con los nueve divinos que habitaban Sovngarde
 
 
En ese momento…
 
 
El moreno tuvo que voltearse por la poca decencia de su acompañante…
 
 
 
Sintió su rostro arder por ese esculpido cuerpo.
 
 
Y por un momento…
 
 
Se sintió un verdadero idiota al verlo de reojo… 
 
 
Por su lado el pelirrojo no le tomaba importancia a ese hecho…
 
La sangre de la bestia que lo condenaba siempre le mantenía con un calor corporal muy alto…
 
 
No había necesidad de cubrirse demasiado… pero al parecer su presa se sentía algo… incomoda.
 
 
Tomo sus prendas inferiores de pieles curtidas de ciervos… dejando su torso al descubierto…
 
 
Pero la flecha… la maldita flecha…
 
 
-Déjame ver tu herida… - la voz del guardia rojo ya estaba detrás de él.
 
 
-No necesito tu miserable ayuda… Gracias. - le contesto apartándose para salir de la cueva.
 
 
Quizás ese fue el momento donde todo empezó…
 
 
Y siguiendo las nobles causas de la orden a la que pertenecía el moreno… 
 
 
Lo siguió olvidando su valiosa y fiel espada en un rincón donde permanecía a su alcance…
 
 
-Debí comerte mientras podía… - susurro para sí mismo el pelirrojo, sin creer en sus propias palabras…
 
 
Miraba la flecha clavada en su enrojecida piel blanquecina…
 
 
Odiaba cuando lo herían por culpa de la bestia sin control.
 
Intento vagamente sacarla pero…
 
 
-¡¡Joder!! - gruño por el dolor.
 
 
-Si sigues haciendo eso te lastimaras…  - ya tenía las manos del otro sobre su brazo.
 
 
El pelirrojo contemplo por primera vez esas raras marcas sobre sus manos y dedos…
 
 
Eran tan extraños…
 
 
-Debo usar una custodia inferior… No te muevas… - le dijo el moreno sin verle a la cara.
 
 
Estaba concentrado en esa herida que parecía ya infectada… pero solo era una suposición.
 
 
Usaría una magia de curación sobre esta…
 
 
Ahora que estaba más cerca de él… de ese joven de piel morena… ese guardia rojo… podía percibir su esencia…
 
 
Un aroma extraño…
 
 
Ese aroma que lo atrapo la primera vez. 
 
 
La noche anterior… uno dulce pero atrayente aroma…
 
 
Veía sus facciones finas y masculinas… un tanto serias pero que en el… 
 
Se veían… perfectas.
 
 
Los delicados roces que sentía en su caliente piel cuando removió la flecha sin el más mínimo del dolor.
 
 
Y las manos de ese chico eran frías… pero refrescantes.
 
 
Calmaban de un modo extraño su sangre bestial…
 
 
-Creo que con eso debe bastar… - menciono con un suspiro para levantar la vista.
 
 
En ese momento…
 
 
Sus ojos se encontraron…
 
 
Todo se congelo por un instante…
 
 
Por primera vez sus platinos ojos, con que congelaba a sus enemigos más mortales… eran derretidos por esas iris doradas que poseía el otro…
 
 
Nunca había visto unos ojos tan llamativos… tan seductores… tan afilados como los rayos dorados del sol que ahora los tocaban ligeramente…
 
 
Presentía que ya los había visto en otro lugar…
 
 
Pero no podía recordar donde…
 
 
-No debiste molestarte… yo puedo cuidar de mi mismo… - el ambiente se vio roto por la voz ahora grave del nórdico.
 
 
-Es mi deber ayudar a los demás… - se justifico el pelinegro para apartarse.
 
 
Se sintió abrumado por la seductora voz del otro.
 
 
Estaba en un gran predicamento… y eso lo noto el pelirrojo.
 
 
-No quise ofenderte… es solo que… nunca había visto… un poder de curación a dos manos. - la verdad es que también estaba algo crispado por ese aroma que le gustaba de sobremanera.
 
 
-Bueno… ese poder lo aprendí hace mucho cuando… - su voz se interrumpió por un momento. - No tiene caso mencionarlo… pero lo que si necesito saber es como llegue aquí.
 
 
 
Su pasado le atormentaba pero la prioridad era saber… donde estaba ese hombre lobo.
 
 
El pelirrojo ladeo su cabeza al ver el cambio abrupto de tema…
 
 
Quizás… quizás era que…
 
 
En ese momento volvieron a cruzarse sus miradas.
 
 
-Te encontré en el sendero que lleva al poblado más cercano… - técnicamente no era una mentira pero… tampoco era la verdad absoluta…
 
 
-Mierda… ese maldito se escapo… - el pelirrojo podía ver la furia en la mirada del moreno.
 
 
Por un momento sintió… frustración… luego una leve desesperanza para terminar en una mueca de decepción. 
 
 
El lobo en su interior… aullaba por una extraña razón.
 
 
-Pero quizás deba agradecerte por… ayudarme… La noche es peligrosa cuando hay luna llena. - dijo apartando su mirada metálica.
 
 
-No hay de que… - susurro para tomarle del mentón y ver una vez más sus ojos fríos y grises.
 
 
El moreno sintió esa caliente caricia en su rostro y se sonrojo levemente…
 
 
No podía resistir esa mirada casi animal… como la de un hambriento cazador.
 
 
Una mirada maldita…
 
 
Sus respiraciones empezaron a agitarse sin ser conscientes de ello… 
 
 
La temperatura de sus cuerpos empezaba a subir… y su sangre corría con gran velocidad…
 
 
Todo eso… en medio de una suave caricia…
 
 
Pero algo invadió la mente del pelinegro… 
 
 
 
El voto que había roto… El único que era imperativo obedecer…
 
 
-Solo una cosa… ¿Tú y yo?... - pregunto con un hilo de voz…
 
 
El hecho de que viera sus tatuajes era un problema… Un gran problema, porque de ser así… Solo había un resultado posible…
 
 
Su condenación eterna…
 
 
-Desgraciadamente… No… Jamás me aprovecharía de alguien… indefenso. - en ese momento… el pelirrojo casi se ahogaba con sus palabras… 
 
 
La bestia siempre era despiadada y no distinguía entre la presa que cazaba y quien se interponía en su camino…
 
 
Esas palabras… aliviaron y lastimaron al moreno en partes iguales…
 
Al menos ya sabía que su sagrado voto… donde su cuerpo que no podía ser visto estaba sellado o eso pensó el… pero… ¿Realmente quería que ese chico… 
 
 
Era un pensamiento tan… abrumador que opto por soltarse de esa caricia sobre su rostro.
 
 
Todo era confuso.
 
 
-Debo irme nórdico… Tengo una misión que completar. - debía seguir su camino… aunque en esos momentos deseaba quedarse.
 
 
-Tengo nombre, Guardia rojo… - era ahora o nunca. - Eustass Kid… 
 
 
-Yo también tengo nombre, Nórdico… - sonrió al saber por lo menos le dijo su nombre. - Trafalgar Law…
 
 
-Entonces… Déjame presentarte la cálida bienvenida de un auténtico nórdico. - le tomo nuevamente de la muñeca para llevarlo dentro de la cueva…
 
 
La extraña sonrisa de felicidad no paso desapercibida por el moreno…
 
 
Y una vena nació en su frente…
 
 
-Nunca sin mi permiso… - volvió a susurrar pero ahora no hacían ningún intento por zafarse de ese agarre.
 
 
Nadie le tocaba… a menos que él quisiera…
 
 
Como ahora.
 

Notas finales:

Gracias por leer.


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