Naruto caminaba pateando una piedra y pensando aún en la discusión que había tenido con Itachi; no sabía por qué razón era tan difícil el poder expresarse con él, y el convencerlo de su amor. Suspiró, de seguro que su padre no había sufrido tanto al cortejar a su mamá; de verdad que echaba mucho de menos esa conversación que había tenido con ellos, deseaba que se le aparecieran de nuevo y poder preguntarles qué diablos podía hacer para poder conquistar a la persona que amaba; pero claro, no podía y al único que podía preguntar, era a un zorro al que no le importaba si Naruto tenía novia o no. Volvió a suspirar, deseaba que las cosas fueran más simples, hasta el tonto de Rock Lee había podido conquistar a Tenten, por qué diablos él no podía con Itachi? No podía ser que ese cejudo le ganara… pero al parecer, así era. Naruto pateó la lata más enojado y está fue a pegarle en la cara a Yamato, quien lanzo un grito de dolor haciendo que el rubio tratara de huir.
-Naruto! Ya ví que fuiste tú –camino hacia él sobándose el golpazo en la nariz- ¿qué rayos te pasa?
-Eh, Yamato-sensei! Que gusto verte –dijo completamente rojo y riendo nervioso.
-Pues no me parece que te diera tanto gusto –se dejó de sobar, su nariz se veía totalmente roja- qué es lo que te pasa? Porqué me lanzaste esa lata?
-No fue a propósito, tebayo!
-Bueno, supongo que no –suspiró- ¿qué es lo que te sucede? Hace días que te notó raro… está todo bien contigo? O quizás estás estreñido…
-Qué dices, baka! –vio la mirada fulminante en el ninja- digo… no estoy estreñido, dattebayo!
-Entonces que tienes?
-Hmm… Yamato –lo miró contristado- tú te has enamorado alguna vez?
-Yo?
-Sí, tu- miró como el moreno se puso todo rojo y sonrió quisquilloso- entonces, por lo que veo sí te has enamorado?
-Pues claro… no soy de piedra –sonrió.
-Y… te han correspondido?
-Bueno… -se aclaró la garganta y se puso peor de rojo- y a qué viene la pregunta?
-No me cambies la conversación, dattebayo.
-No la estoy cambiando –mintió- solo quiero saber porqué ese repentino interés en mi vida amorosa?
-No en tu vida amorosa, tebayo! –Naruto suspiró- es sólo que quería que me ayudaras, es que, hay una persona…
-Una persona? –preguntó en plan chismoso.
-Sí –Naruto sonrió recordando el rostro de Itachi- me gusta demasiado, dattebayo!
-Y no te corresponde –lo miró con una sonrisa quisquillosa.
-Pues… no –suspiró- y no sé qué hacer, he intentado que sepa lo que significa para mí pero ni aún así la convenzo, qué crees que deba hacer?
-Bueno –Yamato se rascó el mentón mientras miraba al cielo ideando- sí dices que ya le confesaste tu amor y aún así no te quiere… ¿porqué te martirizas insistiéndole? Hay muchos peces en el río Naruto, ya encontrarás a alguien que te haga caso.
-Pero que yo amo a esa persona, teme! –se desesperó- pensé que tu sabrías darme algún consejo … pero al parecer nunca te han rechazado o tu vida amorosa es solo una fantasía, dattebayo.
-Mi vida amorosa no es una fantasía, y si no me crees pregúntale a Ka… -se calló de pronto, Naruto sonrió intrigoso.
-¿A quién Yamato-sensei?
-No, estaba hablándole a Kankuro que pasó por allá –huyó corriendo hacia el chico que se le quedó mirando todo extrañado- Kankuro!- Naruto vio con sumo pesar cómo se había retirado casi volando Yamato y dejándolo con la duda y con las ganas de preguntar qué podía hacer para su plan de conquista.
-Por lo que veo estás preguntando acerca del amor, ne Naruto-kun? –al escuchar esa voz, Naruto sintió que un sudor frío le recorría la espalda, y al voltear pudo comprobar que su más grande temor se había hecho realidad- yo puedo ayudarte en eso, muchacho, no por nada me decían Gai el galán de Konoha.
-Err… no tengo tanta urgencia Gai-sensei –sonrió nervioso el rubio pero ya era demasiado tarde para que pudiera huir, ya Gai había puesto esa mirada de superación personal.
-El amor es lo más bello que puede cosecharse durante la flor de nuestra juventud –dijo mientras sus pestañas parecían erizarse solas y su mirada se hacía apasionada- nuestros corazones latiendo al máximo por conseguir el amor de esa hermosa mujer que nos cautiva con sus hermosas curvas y nos priva de la respiración…
-Etto… c-creo que me llama la vieja Tsunade… -Naruto no pudo huir pues ya Gai lo tenía atrapado del cuello de su camisa.
-No te acobardes Naruto-kun, pues después lamentarás el no haber hecho caso de mis consejos que pudieran darte a esa linda muchachita que tu corazón tanto anhela! –lo miró amenazadoramente- más ahora que tu corazón es una máquina llena de energía y que tu juventud es tu mejor arma para conquistar a cualquiera! Por eso somos jóvenes! Porqué aún corre la energía de nuestra lozanía por nuestras venas! –Naruto no tuvo otra opción que sentarse y escuchar el sermón de Gai- yo también, cómo me ves, tuve mis amoríos y algunas bellas mujeres me rechazaron…
-¿En serio? –preguntó aburrido y pensando en que cualquier mujer rechazaría al maestro, pero en fin, no tenía otra opción que dejarse sermonear por Maito Gai.
-Pero a diferencia de Yamato-senpai, yo no las dejaba así, sin luchar –hizo una pose cómo si fuera a volar- YO LUCHE POR EL AMOR DE LAS MUJERES!
-Vaya, que apasionante dattebayo –Naruto se puso de pie y se sacudió los pantalones- pero debo retirarme, tengo muchas cosas que hacer… quizás en otra ocasión podamos hablar tebayo!
-Después las harás –lo volvió a sentar- ahora lo más importante es que me digas… ¿cómo es esa mujer?
-¿Cuál?
-¿Cómo cual, muchacho? Pues la mujer que te ha quebrado tus alas del amor cuando apenas las has abierto… dime, quién es? –puso cara de chisme y Naruto sintió escalofríos.
-Pues… mira Gai-sensei! –señalo a la distancia- Rock Lee está llorando!
-¿Cómo que está llorando mi querido alumno? -volteó eufórico y Naruto aprovechó para huir corriendo del lugar. Se detuvo en el Ichiraku, tomando asiento y pidiendo su ya conocido tazón de ramen.
-Dame mi favorito, tebayo!
-Ya te habías tardado en venir, Naruto-kun.
-Sí, lo sé-dijo aún recordando que no había terminado de comer el que le había preparado Itachi, SU Itachi, Naruto suspiró deprimido. Luego recordó la situación por la que estaban pasando los Uchiha y sintió pesar- oye Teuchi…
-¿Sí Naruto-kun?
-Dame ese ramen para llevar y ponme otro más…
-En un momento- le respondió y Naruto sonrió feliz, ya tenía una idea y sabía quién le iba a ayudar. Amaba a Itachi pero por el momento, dejaría a un lado su plan de conquista para ayudar a su par de amigos, y quien mejor que Kakashi quien ya conocía la verdadera historia de Itachi y no miraría con mala cara a la pareja de hermanos.