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The One And Only por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Un poco tarde, pero sábado de actualización~


¡Nos leemos!

Daehyun no había regresado, y estaba claro que no pensaba hacerlo.

 

Después de un puerta siendo cerrada, y una última mirada a él, Kibum recordaba muy poco de ese día. Se sentía como perdido, y sin sentido.

 

Tal vez Daehyun nunca lograra lo que Minho le hacía sentir, pero le gustaba la manera en que su vida se estaba asentando con él, le gustaban sus besos, y sus abrazos y Kibum estaba seguro que algún día un amor infinito hacía Daehyun crecería en él.

 

Parecía algo tonto, pero Kibum estaba dispuesto a intentarlo. Daehyun había sido la persona que le hizo creer de nuevo cuando todo con Minho terminó, y Kibum simplemente no esperaba que se terminara de esa manera.

 

Pero entonces, por más que le llamara e insistiera, Daehyun no contestaba sus llamadas, y no regresaba a casa.

 

Sus cosas seguían ahí, las pocas que dejaba cada que él viajaba y Kibum se preguntó si él había dejado el país, como cada que lo hacía cuando arreglaba su mudanza a otro país.

 

Ahora, Kibum no estaba seguro de esa mudanza. Daehyun no estaba y él estaba un poco perdido en lo que respectaba a su vida.

 

¿Aún tenía pareja?, ¿Aún Daehyun lo quería  a pesar de todo?, ¿Él podría perdonar su desliz? Tenía tantas preguntas que necesitaban una pronta respuesta.

 

Kibum suspiró, mientras sus dedos se desplazaban por la pantalla de su móvil, e intentaba, por lo que sería la quinta vez en ese día, llamar a Daehyun.

 

Pero sólo conseguía un par de tonos y entonces la voz de esa persona que le sugería dejar un mensaje de voz, hablaba. Kibum no quería hacerlo, él ya había dejado un par de mensajes para Daehyun y aún seguía sin recibir respuesta.

 

Y comenzaba a desesperarse.

 

Kibum pasó una mano por su cabello y se despeinó por completo, no importándole mucho en lo absoluto. Dejó caer su cabeza contra sus manos y como lo estuvo haciendo toda la mañana, decidió culpar una vez más a Choi Minho de sus problemas.

 

Sí, Choi Minho tenía toda la maldita culpa de cada uno de sus últimos problemas. Y Kibum estaba seguro de una cosa: sí él lo viera, se encargaría de decirle a Minh eso y, tal vez, dar unos golpes también. Kibum estaba tan molesto que podía hacerlo.

 

Pero entonces tampoco sabía de Minho. Desde su último encuentro, Minho había parecido cumplir su palabra de dejarle seguir su vida, sin él en ella. Se preguntaba si en verdad eso sucedería.

 

Mentiría si dijera que no estaba decepcionado, por supuesto su corazón aún latía por la cercanía de Minho y sus manos aún querían entrelazarse a las del otro, como lo hacía por las noches. Sí, aún quería esas cosas a pesar del tiempo.

 

Pero también quería que su corazón dejara de doler si recordaba el pasado, y esas lagrimas que a veces querían abandonar sus ojos cuando veía a Minho y pensaba en que pudo y no hacer sido.

 

Kibum estaba seguro que las cosas entre Minho y él serian difíciles si ellos intentaran algo, pero también, dentro, muy dentro de él, Kibum quería intentarlo y entonces ver qué sucedería.

 

Entonces pensaba en Daehyun y todo en su mente se volvía como montones de papeles siendo tirados locamente. Toda su mente era un caos cuando pensaba en su vida y lo loca que parecía en esos momentos.

 

Kibum a veces sólo quería desaparecer un momento y entonces descansar de todo un poco. Él estaba seguro que si se alejaba del ojo público podría lograrlo, y había estado bien un tiempo, pero las cosas habían cambiado y ahora estar fuera de los medios no parecía suficiente para estar en tranquilidad.

 

Kibum tomó su móvil, y en lugar de intentar contactar con Daehyun, buscó el número de Jinki entre sus contactos y llamó.

 

Jinki tardó tres tonos en contestarle y cuando lo hizo, su voz sonó demasiado adormilada y cansada.

 

—Kibum. —Jinki dijo, después de bostezar. —¿Qué pasa?

 

—Lo siento, Jinki, llamo en un mal momento.

—Está bien, Kibum, sólo estaba descansado.

 

Kibum creía que estaba más que descansando, tal vez tomando una siesta demasiado larga, sería la respuesta que él daría.

 

—Lo siento, Jinki, es sólo que necesitaba hablar con alguien, comienzo a desesperarme. —Kibum dijo, y sus dedos comenzaron a pasearse contra el sofá en que se encontraba. —Sólo quería saber si podrías encontrarte conmigo.

 

No se escuchó nada después de eso, y Kibum pensó que hablar con Jinki para solucionar sus problemas, debía parar ahora. Jinki tenía una familia, él ya no era Onew, el líder, y a quien recurría si algo andaba mal. Él ahora, era Lee Jinki, tenía una familia, y ya no debía sólo preocuparse por ellos.

 

—Kibum, lo siento. —Jinki murmuró. —Prometí cenar en familia está noche, mis padres vienen y…  

 

—Está bien. —Kibum detuvo los movimientos de sus dedos, y entonces miró a la soledad de su casa. —Sé que estás ocupado, Jinki.

 

—Pero aún tengo tiempo para escucharte, ¿Qué es lo que sucede?

 

Kibum dudó en decirle a Jinki, no porque no confiara en él, sino porque se había dado cuenta que Jinki no sería su salvación toda la vida. Sí, Jinki era su amigo y seguro aceparía encontrarse con él en cualquier otro momento, pero él tendría que enfrentar sus problemas solos, y no sólo llorar ante Jinki como un pequeño bebé.

 

—En realidad es un poco de todo, pero estoy bien. —Mintió, y entonces recorrió con la mirada la sala. —Gracias por preguntar, Jinki, pero tal vez sería mejor que hablemos otro día.

 

—¿Estás seguro, Kibum?—Jinki preguntó y cuando estaba a punto de contestar, escuchó la risa de la bebé de Jinki, y estuvo aún más seguro de su respuesta.

 

—Completamente, Jinki, de todas maneras, gracias.

 

Se despidió entonces de él, con un ‘hasta luego’ y prometiéndole llamar pronto. Kibum pensaba hacerlo, pero después de aclarar un montón de ideas, y relajarse un poco.

Después de su llamada fallida, Kibum decidió que salir y un montón de alcohol lograría su cometido.

 

 

Esta vez, Minho podía decir que no era un acosador. Minho esa noche quería llamarlo casualidad, y también destino. Le gustaba llamarlo destino.

 

Él había decidido dejar la soledad de su departamento, y entonces salir un poco, recordar un poco también sería bueno.

 

Entonces había decidido ir a ese bar que a Kibum le gustaba frecuentar. Minho había estado esa noche de humor para los recuerdos dulces que dolían solo un poco. De esos que no importaba cuantas veces doliera recordar, porque siempre había un lado dulce escondido en él.

 

Él entró al lugar recordando la risa de Kibum cuando ellos iban al lugar tratando de no ser descubiertos. Él recordó después la manera en que Kibum se sostenía de él y su risa resonaba en su oído como la mejor de las melodías.

 

Entonces cuando había caminado entre la gente y las mesas, una espalda delicada y suave había llamado su atención. El nuevo color de cabello de Kibum también habla atraído sus ojos hacia él. El castaño cabello de Kibum sólo resplandecía con las luces del lugar y su piel blanca y suave brillaba.

 

Minho nunca imaginó encontrárselo ahí, y era como la casualidad perfecta de toda su maldita vida.

 

Minho dudó en caminar hacia él, pero cuando miró a la mano de Kibum y un líquido oscuro atrapó su atención, él sólo dejó que sus pies hicieran el trabajo.

 

Kibum estaba bebiendo y cuando llegó hacia él y sus miradas se encontraron, Minho tomó en cuenta su estado de embriaguez.

 

Aunque Kibum era tolerante al alcohol, y sólo parecía un poco mareado y confundido.

 

—¿Qué estás haciendo aquí, Minho?— Él preguntó, arrastrando las palabras y entrecerrando adorablemente los ojos.

 

—Quería una noche para mí— dijo, y Kibum enarcó las cejas de manera divertida— ¿Qué estás haciendo tú aquí, simplemente bebiendo?

 

La diversión bailó en los ojos de Kibum un momento antes que los cerrara y dejara a su cuerpo tambalearse un poco.

 

Minho le tomó de la cintura y entonces Kibum alejó sus manos de él.

 

—No me toques, Minho.— Advirtió y cerró los ojos de nuevo— y sí, necesitaba una noche para mí también, con un montón de alcohol— Él tomó su bebida y la elevó hasta la altura de sus ojos—ya sabes, como en los viejos tiempos.

 

Su voz sonó como burla, pero sus ojos se oscurecieron con el dolor. Se tambaleó de nuevo, y Minho le tomó esta vez del brazo.

 

—¿Es así?— Dijo y entonces a pesar de las protestas de Kibum, Minho envolvió sus brazos en su cintura y le sostuvo contra él— Pero creo que así es suficiente, Bum, ni siquiera puedes sostenerte en pie.

 

Kibum rió y su cabeza cayó contra su hombro. Minho lo dejó hacer y sus manos se apretaron más fuerte contra él.

 

—Tú siempre sabes lo que es mejor para mí, ¿No es así, Minho?—murmuró contra su cuello y Minho sintió un cosquilleo en el lugar

 

Era como lo que nunca pudo olvidar. La sensación de Kibum contra sus brazos, su respiración chocando contra su cuello, sus palabras susurradas y sus ojos entreabiertos, era como lo mejor del mundo para Minho.

 

Sonrió, sin embargo y alejó la bebida de él rápidamente. Aunque Kibum era adorable estando ebrio y aunque en el pasado siempre había estado tras Kibum recogiendo sus ropas cuando decidía desnudarse de la nada al estar ebrio, esta no era la misma situación.

 

Minho tomó más fuerte a Kibum de la cintura y comenzó su camino hacia la salida, escuchando las protestas de Kibum contra su oído.

 

—Detente, Minho. —Kibum dijo, tomándole de la camisa y apretando su puño contra su abdomen. —Quiero quedarme. —Dijo una vez más, su voz sonó como la de un niño rogando por algo, y de no ser por sus palabras torpes y arrastradas, Minho hubiera reído.

 

Siguió caminando, sin embargo, pasando entre las mesas y las personas riendo a su alrededor.

 

—Ya casi llegamos. —Él dijo, pero sonaron como las palabras incorrectas cuando Kibum frunció el ceño hacía él.

 

—Dije que quiero quedarme. —Sonaron en un tono más alto sus palabras y Minho negó con la cabeza, alcanzando por fin la salida. —¿Acaso eres estúpido?

 

Sí, bueno, él podría decir en ese momento que era demasiado estúpido. Se suponía que se alejaría de él y entonces Kibum seguiría con su vida sin él en ella, y se suponía que todo había terminado cuando Minho fue demasiado cobarde, y se suponía que haría muchas cosas, pero Choi Minho era un maldito estúpido que estaba demasiado concentrando en Kibum como para importarle.

 

—Sí, puedes decir eso. —El aire golpeo su rostro cuando sus palabras terminaron. Kibum se alejó de él, y negó con la cabeza, mientras se alejaba unos pasos de él.

 

—Todo es un maldito juego para ti, ¿no es así, Minho?—Él dijo y entonces su dedo índice le señaló. —Yo fui un juego en el pasado, y ahora quieres jugar de nuevo.

 

—No es así, Kibum. —Tomó a Kibum por los hombros y entonces le miró a los ojos. —No es para nada así.

 

—Por supuesto que lo es.

 

Kibum frunció el ceño, y entonces como si algo hubiera golpeado con él y le hubiera hecho reaccionar de otra manera, Kibum le miró con enojo en los ojos y de pronto las lágrimas ya estaban brillando en sus pequeños y gatunos ojos. Minho creía que era el alcohol en su cuerpo.

 

—Bum…

 

—No. —Kibum negó con la cabeza, y parecía estar resistiéndose a algo. Mordió su labio inferior, y entonces le miró mientras la primera lágrima resbalaba por su mejilla. —¿Por qué?—Preguntó. —Porque tenías que regresar, porque tenías que besarme, porque simplemente no te alejas de mi vida y me dejas en paz.

 

Minho sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos y tener a Kibum derrumbado frente a él, llorando y dejando entrever todo el dolor en sus palabras era demasiado para poder soportar.

 

—¿En verdad quieres eso? Porque, Dios, te conozco y podrás mirarme a los ojos y decirme tantas cosas, pero sé cuando estás mintiendo.

 

—No te creas tan importante.

 

—No lo hago, nunca lo he hecho. —Minho dejó caer sus manos de los hombros de Kibum hasta sus codos, tratando duramente de no tomarle de la cintura y abrazarle justo ahí. —Sólo, te conozco demasiado bien.

 

—Te odio. —Kibum murmuró y una lágrima resbaló hasta caer contra su ropa. —Te odio por hacerme esto, te odio por venir y creer que todo estaría bien entre nosotros. Te odio.

 

—Entonces, mírame y dímelo a los ojos. —Él pidió, tomando a Kibum suavemente del mentón. Sus ojos se encontraron y algo brilló en los más pequeños de Kibum. —Dilo.

 

—Te odio. —Kibum susurró, pero no le miró a los ojos, en cambio dejó caer su cabeza contra su pecho y sus lágrimas salieron más rápidas y más fuertes, mojando todo a su paso. —¿Por qué tenías que regresar así? —Preguntó entre sollozos y apretando la camisa de Minho entre sus manos.

 

—No lo sé.

 

—Sí, no lo sabes.

 

Kibum se separó entonces de él, y Minho sintió el vacío conocido de no tenerlo entre sus brazos. Kibum secó sus lágrimas rápidamente con el dorso de su mano y segundos después le dio la espalda.

 

Minho creyó que Kibum y él estaban destinados a despedirse de esa manera por siempre, con Kibum pidiéndole que se alejara y él siendo un maldito y regresando. Pero entonces algo cambio en la rutina.

 

Kibum se detuvo y entonces miró por sobre su hombro y de pronto lo tenía frente a él murmurando un ‘yo también puede hacer cosas estúpidas, Minho’ antes de estrellar sus labios juntos.

 

 

Notas finales:

Sí, 10:55 pm, pero es en este momento que puedo actualizar.


¡Nos leemos el sábado!


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