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Dulce Amor por Sabaku_No_Akemi

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México llego a su casa bastante nervioso, echaba miradas de soslayo a la puerta de vez en cuando y luego fijaba la vista de nuevo en el piso.
Pasaron las horas.
Las ocho.
Las nueve.
Las diez.
Las diez y media…

México empezaba a desesperarse, entonces recordó el tiempo que él había hecho hacia Rusia y se dio cuenta de que había llegado al día siguiente.

-¡Me equivoque! ¡Mañana va a llegar!- México se sintió un poco deprimido, pero el sonido de un puño golpeando su puerta de forma pausada lo saco de su ensimismamiento.

Nadie tocaba su puerta así, normalmente le gritaban o tocaban rápidamente.

Eso significaba que…

Corrió a su habitación y casi se vació el perfume, después fue a la velocidad de la luz a abrir la puerta. La abrió.
Y ahí estaba el, Su hermoso pelo platinado, su gran estatura, su fornido cuerpo y su inseparable bufanda.

-¡H-hey! ¡Qué pedo Rusia!

-Buenas noches-Una sonrisa se dibujaba en su rostro, y para alegría del moreno, parecía ser real- ¿Sabes? Tuve que decirle a Lituania que llamara América para que me diera tu dirección…

-Ah… si, lo siento, olvide dártela…

-No te preocupes-El aura cambio radicalmente- Aunque tubo que mentir, no quería darnos la información, nunca quiere cooperar…

-Si- México bufó- Lo conozco bastante bien, se como es el muy pendejo…Mejor metete, en un rato nos vamos.

Rusia entro en la casa y la miro bastante tiempo. Se veía limpio, pero era un poco pequeña. Y a pesar del tamaño, tenía algo que hacía sentir al ruso tranquilo. Esto parecía un hogar, no una simple casa…

-¿Aquí vives?-Pregunto el ruso sentándose en el sillón.

-Sí, aquí vivo.

-Según se, tienes una hermana ¿no?

-Y un hermano también, pero ellos no viven aquí. Mi hermana vive en el Sur y mi hermano en el Norte;

México del Sur, México del Norte y yo, México Central.

-Vaya- Rusia sonrió con ternura, causándole un vuelco al corazón del mexicano.

-“Dios, ¿Qué chingados me está pasando? Tranquilízate Alejandro, tranquilízate…”- Pensaba México desesperado por las emociones extrañas que sentía.

-¿Q-quieres que vayamos ya?- Dijo el mexicano nervioso.

-Si tú quieres, yo no tengo ningún inconveniente.

-Órale pues, vámonos.

Salieron de la casa. México cerró la puerta con llave y después la escondió bajo una maceta.
Caminaron bastante tiempo en un silencio incomodo. Pidieron un taxi, pero eso no cambiaba el ánimo de la situación. Estaban demasiado extraños los dos. Llegaron al Ángel de Independencia y bajaron del taxi.

-¡Wow!-Exclamo Rusia asombrado y mirando hacia arriba- ¡Es muy lindo!

-G-gracias- México se sonrojo un poco y sonrió- Es lo que caracteriza el D.F., mi amado Ángel de Independencia…- Recordó viejos tiempos y sonrió.

-Pero, investigue un poco a cerca de tu casa- Dijo el Ruso mirando de forma calculadora el monumento- Aquí hay muchos terremotos ¿no?

-Nha, si acaso llega a temblar quedito, terremoto el del ochenta y cinco- Suspiro y miro el suelo- Ese sí que hizo mierda la cuidad.

Rusia se quedo mirando un momento a México. Se veía bastante lindo con esa mirada melancólica y el pequeño sonrojo en sus mejillas. Su vista se detuvo al ver sus labios, carnosos y rosados, entreabiertos, se veían tan apetecibles…

-Entonces- El ruso interrogaba a México- ¿No se puede caer?

-¡Claro que se puede caer!- Exclamo México de forma bastante energética, causando que algunas de las personas que caminaban por ahí se le quedaran viendo- ¡Ya se cayó una vez! ¡Podría volver a pasar!
México soltó una carcajada, causando en el ruso una sensación de felicidad sin saber siquiera el por qué.
De ahí la conversación se hizo un poco más animada, platicaban a cerca de los autos, la gente, las jardineras…

-Me gustan los girasoles- Dijo Rusia mientras observaba unos tulipanes.

-Huy, aquí salen por todos lados…

-¿De verdad?- El ruso parecía interesado.

-Claro, claro, en los lotes baldíos, ahí salen como quieren.
Rusia sonrió y miro el suelo.

-En mi casa-Dijo con un tono triste-No hay, no pueden crecer por el frio… o la nieve.
México sintió pena por el ruso. Cambiaron de tema, pero unos mariachis que caminaban por ahí se les acercaron.

-Buenas nocheees-Les dijo el que al parecer era la cabeza del grupo- ¿Una cancioncita para los amores de sus corazones?

México sonrió.

-Solterones, disculpe pero horita no- Y soltó una risita.

A Rusia le impresionaba la forma informal en la que todos actuaban en este país, la forma en que las parejas actuaban tan alegremente, los grupos de amigos que gritaban y sonreían. Se sentía agusto en ese lugar.

Llegaron a la Zona Rosa.

Rusia se asustaba de tanta gente borracha que llegaba y lo abrasaban. Varias chicas se le acercaban e intentaban besarlo. Pero su tamaño le impedía que la gente desconocida le expresara su “amor”.

-Y eso que todavía es temprano-dijo entre risas el mexicano.

Entraron a al bar que se veía menos lleno y se sentaron en la barra, donde el cantinero les atendió con un ademán cansado.

-Una botella de tequila-Dijo México sonriendo.

-…Y otra de vodka-Termino Rusia sin mirar al cantinero.

No sabía por qué, pero no podía dejar de ver el rostro de México. Ese rostro amigable y feliz, siempre con una sonrisa o con una expresión irónica. Le hacía sentir algo. No sabía por qué, pero era un sentimiento más que agradable, era el sentir cariño y calor proveniente de otra persona. Era sentirse especial…
El hombre del bar coloco ambas botellas frente a México y Rusia, junto con dos cubas y un pequeño plato con botanas.

-México-Llamo Rusia- Tu… ¿Siempre sonríes?-Esa pregunta se quedo atorada en la mente del moreno, quien en ese momento servía un poco de tequila en su caballito.

-Bueno… no siempre, uno no puede dormir sonriendo ¿verdad?-dijo México entre risitas.

-Bueno, sí, pero ¿Eres muy feliz?

-Yo no soy muy feliz que digamos-Respondió México recargando su rostro en su mano- Pero me gusta sacar lo mejor de cada situación-Se quedo un momento en silencio y su sonrisa se ensancho- Momentos como este-Se giro a ver al ruso- Son los que causan mi sonrisa. Una buena botella de tequila (o vodka, lo que sea) junto con buena compañía son más que suficiente. Es más, no importa si no hay botella, estar con los amigos siempre es bueno, agradable y saludable- Y acto seguido hizo un ademán extraño con el caballito (lo tomo y lo agito hacía arriba)- ¡Salud Rusia!- Y se bebió de un trago lo que contenía.

Rusia se quedo atónito, su corazón latía con fuerza y una sonrisa inocente cruzo por sus labios.

-S-somos… ¿Somos amigos?-Pregunto sintiéndose feliz.

-Bueno- México se giro a ver una mesa con chicas atractivas- Eso es lo que quiero creer yo, porque tu si eres mi cuate, no sé si yo lo sea para ti…

Entonces Rusia miro la mesa de las chicas, abrió la botella de vodka y se la empino. Se sintió celoso, muy celoso, de no tener la mirada del mexicano sobre el.

-Órale, tranquilo wey-Le dijo México riendo mientras hacía lo mismo con su botella de tequila.
Tanto el mexicano como el ruso comenzaron a beber sin control.


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