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Dulce Amor por Sabaku_No_Akemi

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México reía, ebrio, semi recostado en la barra de aquel bar.

-No entiendo- Decía una y otra vez.

-¿Qué es lo que no entiendes?-Le repetía Rusia mientras sonreía.

-De verdad… no entiendo…

Y acto seguido comenzó a reír a carcajadas.
Rusia solo le miraba con una sonrisa, y ante la carcajada del moreno solo apunto a reír un poco. De pronto México dejo de reír y miro a Rusia serio.

-¿De qué te ríes, cabrón?

Rusia noto el cambio repentino y río de nuevo.
México inflo los cachetes y miro al cantinero, luego su vista se poso en una mesa llena de chicas atractivas, se levanto como pudo y se les acerco.

-Muy buenas, sssseñoras…- Les giño un ojo y una que otra chica empezó a reír.- ¿Quieren… HIP… pasar una <> inolvidable con…-Se señalo-… migo?

Las mujeres comenzaron a murmurar, se levantaron y se fueron del bar. México no atinaba si se habían ido por el o porque un ruso de nos mas de 2 metros (estaba ebrio y veía más de lo que era) las miraba con odio. Se fue a sentar con su acompañante y se recostó sobre la mesa de nuevo.

-Señores…- El cantinero se paro frente a ellos- Les suplicaría que se retiraran, por favor.

-¡¡Ahh!! ¿¡Por <>!?-Le reclamo México mientras Rusia cerraba los ojos y se recargaba un poco en la barra.

-Por que están asustando a la gente, se van. Además… ya voy a cerrar.
México quería discutir, pero la profunda voz de Rusia lo detuvo.

-Ya vámonos México… tengo sueño…-puso su cara en la barra- … aunque no me molestaría dormir aquí…

México pago con la billetera de Rusia la ultima botella solicitada y salieron tambaleantes al exterior. Era agradable estar afuera y sentir la brisa en la cara, al menos eso si no estás borracho.
Pero como México y Rusia lo estaban comenzaron a maldecir en nombre del aire y de cualquier cosa en movimiento, pues se mareaban constantemente. No más de una vez México se puso a bailar frente algún antro haciendo reír a los jóvenes que pasaban.
No se sabe cómo, pero mágicamente llegaron a casa del moreno tambaleándose y riendo a carcajadas. Después de mil intentos de meter la llave en la cerradura (:´D) Lograron abrir la puerta y entrar. Se metieron casi cayéndose, pues quisieron entrar al mismo tiempo.
México se sentó en el sillón con Rusia a su lado, Cerró los ojos y sonrío.

-Gracias…- Rusia le miro con los ojos entre cerrados.
Además del sonrojo causado por el alcohol, México tenía otro que enrojecía sus mejillas, Rusia adoraba ver eso del mexicano, se veía lindo.

-Gracias por estar conmigo- bostezo y se acerco lentamente al rostro de Rusia.

Sus narices se rozaban, el aliento alcohólico le pegaba al ruso en la cara, pero le daba igual; él tenía el mismo olor.
Sin más acercaron sus labios, uniéndolos en un beso. Uno tierno y donde solo existía el rose.
Lentamente comenzaron a mover sus labios en una frecuencia lenta y tortuosa. México fue acorralado lentamente por los brazos de Rusia. Con paciencia se fueron acostando en el sillón. Rusia metió su mano bajo la camiseta de México, haciendo que este soltara un pequeño gemido ahogado por los labios del ruso. Los fríos dedos del ruso recorrieron toda su espalda.
Se desespero y le quito la camisa, se acerco lentamente al cuello y comenzó a besarlo, haciendo que el moreno soltara pequeños gemiditos. Bajo al pecho. Besaba con paciencia cada parte de este, hasta llegar a los pezones, los cuales comenzó a morder y después a besar. Y mientras besaba y mordía se dio cuenta de algo; Ya no salía sonido alguno de la garganta de México.
Levanto la cara y miro algo que hizo que la ira se consumiera en todo su cuerpo; México estaba dormido.

Rusia le miro con reproche, pero no lo despertaría ni mucho menos. El también tenía sueño. Se acostó entre las piernas del mexicano y escondió la cara en su cuello. Disfrutaba mucho estar ahí acostado sintiendo la calidez del mexicano.
Se quedo dormido al instante.

º/º/º/º/º/º/º/º/º/

México abrió los ojos porque tenía un peso bastante grande sobre él. No quería abrir los ojos; Vaya resaca la que traía. Sin desearlo realmente, abrió los ojos y noto una mata de pelo color plateado en su cuello. Al principio no entendía, pero cuando se dio cuenta de que estaba semi desnudo y que está persona estaba entre sus piernas se sonrojo hasta los pies.

-H-hey…- Le movió un poco y escucho un murmullo.

-Chto?*-México reconoció esa voz en un instante.
Rusia se levanto de entre las piernas del mexicano y se estiro.-Dobroye uto*-Le dijo con una sonrisa mientras México miraba hacia otro lado; La visión del ruso entre sus piernas, no sabía porque, pero le gustaba.

-Buenas… ¿Me quite la ropa anoche? No me acuerdo de nada.
Y Rusia negó. Al parecer México no recordaba lo que había ocurrido la noche anterior.

Después de un rato ambos se sentaron y se acomodaron las ropas (México se puso su camisa que había llegado hasta la puerta)

-¿Quieres desayunar ya?- México se levanto y fue a la cocina.
Rusia le acompaño. Llegaron y en cuanto México abrió el refrigerador lo cerro de un portazo.

-Se me olvido comprar comida… ¿Me acompañas a comprar?

Rusia asintió. Se turnaron el baño y salieron de la casa hacía la tienda de víveres. La jaqueca de México causaba que gimiera de dolor de vez en cuando; para su suerte había llevado las gafas de Sol, pues le molestaba la luz. Compraron lo necesario para hacer chilaquiles y regresaron a casa del mexicano rápidamente, pues el moreno comenzó a gritar que los odiaba a todos.

México se tiro al sillón en cuanto llego, quejándose después de que se había mareado.

-¡Tengo hambre!

-Con gusto te prepararía algo… pero no tienes los ingredientes que necesito…
Alejandro observó la cara del ruso y se sonrojo.

-No te preocupes. Ya voy a cocinar yo…

Se levanto y le froto el brazo a Rusia, para después sonreírle. Rusia sintió su corazón palpitar con fuerza.
Tras un rato de risas cocinando, ambos fueron a comer al comedor.

-Buen provecho-Dijo Rusia antes de empezar a comer.

México masticaba normalmente, mientras degustaba el sabor de sus deliciosos chilaquiles. Pero Rusia se había puesto rojo y no podía tragar.

-¿Qué pedo Rusia? ¿Vas a estar todo el día pasmado?
Rusia trago y comenzó a agitarse violentamente.

-¡Quema! ¡Quema!

-Pero no está tan… Ohhh- Entonces se dio cuenta de que la cantidad de chiles que había colocado era demasiada.
Rusia se conformo con tomar mucha agua y un rato después estaban divertidos viendo televisión. Fue una mañana entretenida para ambos.

Sin embargo, a pesar de que México no recordaba lo pasado la noche anterior, Rusia lo recordaba vívidamente. Recordaba el calor que desprendía su cuerpo, el sabor alcohólico de sus labios y sus cabellos revueltos sobre su cara. No podía olvidarlo y no lo olvidaría jamás.


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