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PLACERES LIGEROS por NYUSATSU NO AI

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Notas del capitulo:

En asuntos de amor, los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca.


Por fin entendia lo que significaba, Eren me habia hecho comprenderlo...

No volvimos a tener una plática tan sincera como la de aquella tarde. Y después de tres meses  seguíamos viéndonos solo los días que compartíamos materias, continuábamos sentándonos juntos y cuando había algún trabajo en pareja no había necesidad de preguntar, el me elegía, aunque recibiera invitaciones de los demás chicos de su clase o de la mía.  Contrario a como se comportaba conmigo,  Eren, era soberbio y engreído con los demás, no les hablaba ni siquiera por educación y si ellos le saludaban el los ignoraba.  Incluso llegue a dejar de preocuparme de que alguien más intentara algo con él. Su antipatía no tenía límites, las chicas solían intimidarse ante su presencia y su belleza. Los  hombres por su parte, le mostraban cierto respeto. La mayoría ya había comprobado que mi ángel era un chico duro, poseedor de un carácter defectuoso y pese a su apariencia frágil y de ternura, era certero y hábil para aventar lo primero que tuviera a su disposición en un ataque cuerpo a cuerpo. La mayoría opinaba que era rudo y peligroso, un amedrentador de primera, nada compasivo, sino por el contrario, hermoso y despiadado.


Hoy, unos chicos de otra clase lo acaban de comprobar, la fama de Eren, era un secreto a voces, cuando me entere de lo que estaba sucediendo, corrí hasta el estacionamiento. Quien diría que su mal humor diera para tanto.  Como todos los lunes, nos habíamos visto a la primera hora, lo note  adusto y había decido darle por su lado, casi no cruzamos palabras durante la clase, aun así, lo lleve hasta la puerta de su siguiente materia y me despedí de él besando su mejilla, el mismo había correspondido besándome a mí, ante la notoria sorpresa de todos. El resto del día  ya no le vi. Y justo a unos minutos de que hubiera terminado la última clase, uno de sus compañeros me había venido a buscar para decirme que Eren, estaba en problemas, que se había discutido con unos chicos de sexto grado y que estos le han buscado pelea en el estacionamiento.  El salón de clase era un excelente campo de batalla para Eren, había demasiados objetos que aventar, pero en el estacionamiento no había nada.


– Tienes que ayudarlo, Christopher. Son tres y son más grandes que Eren. – Genial –  Pensé. Moriría antes de ser correspondido en el amor.


Corrimos hasta el estacionamiento, los demás alumnos habían hecho una rueda, y efectivamente, ahí en medio estaba Eren, uno de los chicos estaba en el piso y sangraba, y los otros dos, intentaban sujetarlo, ambos estaban completamente aruñados en diferentes partes del cuerpo y con las camisas rotas, entre los dos lo retenían de espaldas al piso, uno de ellos estaba sobre el e intentaba besarlo, mientras que el otro le sujetaba de las manos. Eren, pataleaba debajo del que estaba sobre él, se veía realmente molesto. Escondía sus labios, y su rostro entero entre el cuerpo del otro. El segundo aumento la fuerza que ejercía sobre sus manos y un quejido se le escapó de los labios. Termine de abrirme paso entre la gente y de un puñetazo le quite de encima al primero, no era coincidencia que ese trio me resultaran conocidos, eran los mismos que lo molestaban cuando nos conocimos por primera vez.


El que lo mantenía sujeto por las manos, se me aventó encima. Francamente no lo vi venir y terminamos los dos sobre el piso, ahora el sobre mí, en medio de la confusión pude sentir un par de golpes sobre mi rostro y mi estómago, pero nada que no pudiera controlar, en un movimiento rápido, invertimos los papeles y desquite todo mi coraje sobre él, Meghan termino apartándome de aquel chico.


– ¡Déjame! – Le grite. – Voy  a matarlos… Como se atreven a tocarlo.


– ¡Cálmate, Christopher! – Me reprendió –  Los profesores ya vienen en camino, al igual que la policía. – Aun me mantenía sujeto de la cintura, por si intentaba volver a la pelea.


–  ¿La policía? – Pregunto Eren, preocupado.


– ¡Tu! – Le grite mientras le señalaba. – Vas a explicarme como terminaste peleando con esos  tres. Es que no es posible que vayas por la vida causando polémica, son más grandes que tú Eren, pudieron haberte lastimado. – Le regañe.


– Ellos empezaron... – Se defendió. – Siempre me siguen a todas partes, y se me insinúan. No les hacía caso, pero ya me hartaron, en la mañana uno de ellos  trato de besarme a la fuerza por eso lo golpee y ahora, ya me iba y ellos me esperaban aquí y comenzaron a jalonearme ¿Qué se suponía que debería de hacer?


– ¿Por qué no me dijiste? No debes enfrentarte a ese tipo de personas, podrían realmente lastimarte, para eso estoy yo. Si alguien te molesta debes decírmelo y yo lo solucionare. – Le reprendí molesto. – Llévatelo Meghan. No quiero que se meta en problemas.


– y tu ¿Qué harás?  – Me cuestiono el aludido.


– Fui yo quien los golpeó de todas formas, ¿no? – Le dije, dándole a entender que alguien debía dar la cara.


– No voy a dejar que te eches la culpa por mí, tú los golpeaste por defenderme. Les diré eso a los profesores. – Hubo más que determinación en su rostro. Me estaba ordenando como se harían las cosas.


Todos fuimos llevados a la oficina del director. No eran bien vistos los conflictos de este tipo en la universidad. Así que todos fuimos seriamente reprendidos, pero como era de esperar, solo Eren, se quejó. El explico lo que había sucedido y dejo clara cuál era  su queja. El hombre frente a nosotros no pudo hacer otra cosa que sonreír ante la osadía de Eren.


– ¿Estás aquí por una beca, no es así, Eren? – Los cuatro que lo acompañamos nos sorprendimos ante la pregunta, Eren, no parecía ser un chico becado.


– Solicite una beca, la cual obtuve debido a mis calificaciones. – Se explicó. – Pero después de que me la otorgaron, usted recibió la visita de unos de sus amigos prominentes y días después usted me la revocó.


– ¿Hice eso? – Pregunto incómodo. – Tu acusación es seria, más si no tienes como comprobarlo.


– ¿Quiere que la traiga al chico? Puedo hacerlo sin problema. – Contesto desafiante. – Por ahora resolvamos esto, pago cada peso de la mensualidad y colegiatura, ahora mismo llevo mis pagos adelantados, así que le exijo que mantenga a este trio de patanes lejos de mí. – Exigió mientras los señalaba. – Si esto vuelve a suceder, no me hare responsable. Y no seré tan condescendiente.  La próxima vez dejare que Christopher acabe con ellos. – Lo mire sorprendido. No fue tanto por lo que dijo, que ya era mucho decir, prácticamente me había hecho firmar mi sentencia de muerte, que se supone que haría con esos tres sobre mí,  sino por la confianza que había depositado en mí.


Los tres chicos me miraron con molestia y el director con inquietud. El conocía a mi familia, era amigo de uno de los hermanos de mi padre, así que, de una u otra manera, se podría decir que yo gozaba de cierta inmunidad. Lo único que me quedaba era respaldar a Eren, si él había depositado su confianza en mí lo menos que quería era defraudarlo.


– Cuenta con eso, Eren. – Él me sonrió, mientras que el director se tallaba la sien. Nos hizo señas de que salgamos y se quedó con los otros tres chicos.


Meghan nos esperaba afuera, francamente no le había tratado,  salvo por simples intercambios de palabras corteses.  Pero me parecía alguien agradable, y al mismo tiempo, me molestaba lo cómodo que Eren se mostraba a su lado. Cualquier duda o cosa que le inquietara o necesitara, no dudaba en pedírselo y el otro le complacía.


Ah esas alturas sabía que ellos dos no eran hermanos de sangre, sino más bien, mantenían una extraña amistad. Por palabras de Eren, me había enterado que Meghan le había ayudado económica y emocionalmente, y también que un tiempo vivió con él. En el sentido estricto de vivir, no es que entre ellos hubiera habido algo. Aunque, en algunas ocasiones me parecían excesivas las atenciones que Meghan tenía con Eren. La manera tan cariñosa de hablarle, y esa descomunal paciencia que solo le mostraba a él. En cuanto nos vio salir corrió hacia a Eren, este se aferró a él,  dándole un abrazo que Meghan no dudo en corresponder. Se refugió en su pecho, mientras que el otro le hacía caricias. Me enoje, me sentí incómodo y dolido. Yo ponía la cara y él era el que recibía el apapacho. No pude seguir contemplando esa escena y comencé a caminar a la salida.


– ¿Te vas? – Pregunto Meghan, quien por cierto, aun tenia a Eren entre sus brazos.


– Sí, tengo hambre…– Dije sin pensar, no pude inventar una mejor excusa y me recrimine por ello.


– Nosotros también iremos a comer, porque no vienes, si quieres. – Ese “si quieres” me mato. Quería decirle que no, no quería acompañarlos y hacer mal tercio en su idilio de amor.


– ¡Ah! Gracias por invitarme pero hoy no…


– En realidad. – Me interrumpió Meghan. – Vine a avisarte que hoy no podremos comer juntos.


– ¿Viniste hasta aquí, para avisarle que no comerías con él? – Pregunte irritado. – ¡Que considerado de tu parte! – Respondí tras verlo asentir.


– Es por cuestiones de trabajo. – Me explico – Pero qué tal si llevas a Eren a comer. Hoy tiene el día libre, así que podrían pasar un rato agradable. – Era más que clara su intención, era solo por eso que aún me agradaba un poco. Al menos, alguien tomaba en cuenta mis sentimientos.


– Yo no… lo siento. Pero ya tengo planes, he quedado con alguien más. – Alguna vez he dicho que soy pésimo para mentir, soy casi tan malo como cuando tengo que inventar excusas.


– ¿Con quién? – Pregunto Eren. – ¿Estas tan ocupado como para no comer conmigo? Después no deberías quejarte de que no pasamos suficiente tiempo, juntos. – Reclamo en forma dramática.


– Tengo que irme. –Respondí sin hacerle caso a sus cuestionamientos. – Nos vemos. – Me despedí con la mano.


– ¿En verdad vas a dejarme aquí? Christopher… – Para asombro mío, me siguió. – ¿Con quién vas a verte como para que no puedas llevarme? – Contrario a las reglas de comportamiento que el mismo había estipulado, me sujeto de la mano, no dispuesto a soltarme.


– ¿Qué es lo que estás haciendo, Eren? –Le pregunte incrédulo. – La gente nos mira, no creo que deberías… – La indignación reinaba en su rostro, y sin embargo, no podía siquiera creer que realmente estuviera celoso. Casi tanto o más, de lo que yo lo estuve en cuanto lo vi abrazar a Meghan.


– Como es que vas a salir con alguien más, aun cuando tú y yo… – Dejo las palabras al aire.


– ¿Tu y yo? –  Repetí con sarcasmo. Eren me miro herido. – Oh, no… No insultes mi inteligencia Eren. Acaso creíste que verte dos de cada siete días, apenas una hora por vez, iba a ser suficiente como para creyera que tú y yo aún…


– ¡Prometiste que esperarías! – Agrego dolido. Y de repente esa parte de él que ya no solía mostrarme, reapareció. Volvió a mirarme con frialdad. – Por supuesto que lo esperaba, creía que ambos éramos adultos y podíamos cumplir nuestros acuerdos. Pero ya veo que no eres de fiar. – Me acuso. – Y si lo que esperabas era que fuera detrás de ti, diciéndote que te amaba o que me gustas. ¡Olvídalo!  No soy ese tipo de persona, Christopher. Así que no esperes eso de mí… – Si, sus palabras eran tan afiladas como la mirada que me dirigía. Y me dolían.


– Tienes tanta suerte de que mi corazón te haya elegido, Eren. – Le reproche, mientras suspiraba con cierto aire de resignación, no esperaba que fuera tras de mí diciendo aquello, enserio que no lo esperaba. La verdad era muy diferente a lo que le había dicho, siendo sincero, esperaba que siguiera en pie nuestra promesa, pero el poco o nulo tiempo que me dedicaba me hacía sentir inseguro, por eso se lo reproche.  Hice como escribía algo en el teléfono y después volví a mirarlo. – ¡Vamos! – Le extendí mi mano para que la tomara. – Te llevare a comer. – Finalice.


– ¡Olvídalo! – Me grito. Mientras se cruzaba de brazos. – No necesito que me hagas el favor de acompañarme. Iré solo. – Trate de acercarme a él, pero nuevamente fui rechazado. – No quiero volver a verte, Christopher. Te libero de tu promesa.


Lo mire con fijeza, realmente era tan difícil estar cerca de él. No es que yo fuera un cobarde, pero estaba luchando con la idea de haberme enamorado de verdad, por primera vez en la vida, y batallaba para que el hecho de que el objeto de mi amor fuera un hombre, no me afectara. Y encima de todo y de ir en contra de lo que estaba acostumbrado, estaba mi enorme preocupación por el, estaba el hecho de que a pesar de que es un ser hermético, irracional, insolente, verdaderamente molesto, manipulador y con un carácter defectuoso, él era también, la persona que estaba comenzando a amar.


Desvié la mirada de él, Meghan ya no estaba y se había llevado el auto de Eren, estaba tan metido en esta discusión que no lo note. Era una pena que a pesar de sus intentos, las cosas no hayan salido como ambos queríamos. Pero aún me quedaba un haz bajo la manga y no dude en usarlo.


– Solo hay algo que no te haría, Eren... – Hable aparentemente demasiado afectado por nuestra actual situación. El cambio su expresión cuando escucho mi voz quebrarse.  Me sentí un poco mal por chantajearlo pero era necesario. – No te obligaría a estar conmigo… si no es lo que deseas. Sabes, aun creo que eres hermoso, como un ángel. Creo que eres alguien muy valiente y he comprobado tu fortaleza, tienes ese espíritu y luchas sin límites por tus sueños. Admiro eso de ti.  – Le confesé. – el me miro asombrado, no se esperaba una reacción como esta de mi parte. – Una parte de mí, creyó desde el principio que esto no sucedería de verdad. Pero como te quiero, me aferre a lo contrario, y quise creer que era posible que tú me quisieras, aunque sea un poquito. Pero la realidad dista mucho de ser así, ¿no? – En realidad, no esperaba que me contestara, además, el parecía demasiado aturdido como para articular palabra. – ¡Adiós Eren!


Camine hasta él y deje un beso en su mejilla, Eren giro su rostro cuando mantenía mis labios sobre él y termine rosando sus labios, me separe de inmediato. El me miraba  ligeramente asustado y confundido. Su actitud contradictoria me resulto molesta, no lo entendía, porque tenía que mirarme como si le hubiera acabado de dar la peor de la noticias si mi presencia le molestaba tanto.


- ¿Qué significa? – Pregunto angustiado. – ¿Vas a dejarme? ¿Es eso? – De repente se mostró sobrecogido, se llevó las manos a la cabeza mientras caminaba a paso lento hacia mí. - No debí decir todo eso. No, no me dejes… – Intento pedirlo, pero era demasiado orgulloso como para disculparse, todo esto le estaba costando tanto.


Lo mire enternecido, molesto y frustrado al mismo tiempo. La inquietud que demostraba era contagiosa y sin embargo, las dudas comenzaban a torturarme. En momentos como estos, llegaba a la conclusión que el verdadero problema de Eren no era su carácter defectuoso, sino todo aquello que escondía, lo que no me dejaba ver y que finalmente era lo que le llevaba a comportarse de esa manera. Se acercó más a mí y se sujetó de mi camisa, había cierto aire de derrotismo en su semblante, su alma se había nublado y me dejo ver esa parte de él que no conocía, su debilidad, y el tamaño de su dolor en tan solo una mirada.


- ¿Qué es exactamente lo que quieres de mí Eren? – Le cuestione dolido. –  Si me lo dices y con dártelo logro que vuelvas a mirarme aunque sea con frialdad, te lo daré, lo prometo. – Le hable, mientras limpiaba una lágrima que se le escapo. Eren llorando, no lo podía creer. – Si esta en mis manos dártelo lo hare, te juro que lo hare.


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