Miradas avergonzadas, otras curiosas y entusiastas muriendo por preguntar toda clase de barbaridades que Rick no estaba muy seguro de poder responder. Expresiones inquietas y otras incomodas que hacían el inusual silencio del desayuno bastante molesto.
Como era de todos los días el grupo se había reunido en el comedor y mientras Daryl trataba de ignorar la tención ocupándose de Judith, para Rick no era tan fácil esconder la molestia. Porque o si, valla que Glenn se había divertido contándole a todos sobre su “relación”, si es que tan siquiera se había tomado la molestia de nombrarla como tal mientras relataba como casi lo había encontrado teniendo sexo.
El único relativamente normal era Carl y eso seguramente porque nadie había tenido el valor de decirle que de la noche a la mañana su padre se había enredado con un hombre y ese hombre no era otro que Daryl Dixon. Era bastante difícil asimilar, suponía el comisario. Después de todo ese hombre era su mano derecha. El mismo no lo habría creído la primera vez que se topó con esa mirada esquiva en el campamento. Pero lo impensable había pasado y con tremendo lujo de detalles; y tarde o temprano el chico tendría que saberlo. Así que Rick se encontraba en una encrucijada. Simplemente no existía una manera adecuada de explicarle a Carl las circunstancias
Habían tenido sexo, claro, había visto en los hermosos ojos azul claro del cazador la pureza de sus sentimientos, pero no era la manera correcta de empezar esa plática, a decir verdad, no tenía idea de cuál era la manera correcta de empezar esa platica.
-Carl… _exclamo haciendo a todos prestar atención a lo que podría convertirse en una conversación muy seria_
-¿Puedo quedarme con tu celda? _pregunto de forma repentina el muchacho_ Ahora vas a quedarte con Daryl así que creo que a Judith le gustaría que me quedara con ella.
El hombre hizo una pequeña pausa antes de reaccionar al significado oculto de esas palabras, recorriendo las miradas expectantes de los presentes, tratando de hallar expresión alguna en el rostro campante del muchacho.
-¿Qué? No voy a mudarme a la celda de nadie… _replico algo exaltado ignorando que esa misma mañana estuvo haciendo planes sobre buscar una celda más grande donde pudiera quedarse con el cazador y Judith_ ¿Porque piensas que voy a mudarme?... ¡Glenn! _y el nombrado brinco en su asiento notando la tensión que acababa de arruinar ese pacifico desayuno_ ¡¿Tú le dijiste?!
-Solo le conté a Maggie…
-¡Yo no le dije a nadie! _exclamo la chica sintiendo de inmediato la mirada del comisario_
-¿No podían dejar que yo me encargara de esto? _pregunto dirigiéndose a todo los desafortunados presentes que acaban de abandonar su desayuno_
El ex comisario ya estaba caminando en círculos alrededor de la mesa, cierta molestia contenida le picaba, y se hizo más profunda al ver al cazador levantarse con un:
-Me voy a hacer guardia…
Esa voz inexpresiva, seca y evasiva, era tranquila, sonaba al silencioso campesino que siempre se mantenía al margen, sonaba ajena a lo que sea que estaba tratando de explicarle al grupo y había intentado trasmitirle con sus besos la noche anterior.
Rick se guardó un largo suspiro acomodando en su cintura su arma y levanto la mirada con pesadez como si hubiera entendido algo importante, y lo había hecho: tenía un largo camino que recorrer con ese hombre si quería lograr algo.
-Cada quien ocúpese de lo que tiene que hacer _dijo encaminados pesadamente a la salida_ y Carl, ven con migo cuando termines de revisar las puertas.
El soplo frio de la mañana empapo al comisario con su brisa y el tenue rastro de una densa neblina al colocar las manos en los primeros escalones de la torre. Arriba encontró a Daryl viendo hacia la reja con un cuchillo jugando entre sus dedos, sentado sobre una manta en el suelo y bajo un poncho rojizo que siempre le había parecido curioso y a veces atractivo cuando lo veía pasear con el en su moto.
-¿Que fue eso? _pregunto Rick sentándose frente a él en el otro extremo_
Esos profundos ojos azules recorrieron la cabina en un gesto reflexivo, vieron hacia el horizonte divisando a los caminantes y luego finalmente se posaron en el con timidez.
-No sé cómo son estas cosas… las relaciones, el amor… parecen complicadas.
-¿Te molesta que los otros lo sepan? ¿Te molesta que las cosas sean así? _se corrigió viendo la mirada dudosa del cazador_
-No hombre… solo es extraño.
-Bastante, pero de cualquier forma, te quiero con migo Dixon… _dejo salir en un tono suave; casual, que mato la rigidez del cazador y le saco una sonrisa _ Es simple si lo piensas, no hace falta que entiendas nada más _ con delicadeza se acercó para retirar un mechón rojizo de su rostro_ te quiero Dixon…
La sensación de su beso suave sobre su mejilla dejo al cazador inmóvil, lo hizo sentir inexperto, primerizo ante esos sentimiento. Abochornado, cálido y de alguna manera tan desbordado que casi podía sentirse en calma. Aun con la desaliñada melodía de los caminantes resonando en el fondo ese pequeño espacio lleno de calor que había entre sus cuerpos se sentía completamente propio. Podía olvidar que el mundo se estaba cayendo, que no le quedaba nada o que quizás muriera mañana, podía olvidarse de su propio nombre por un momento si esos labios se posaban sobre los suyos tan suavemente, si esos brazos lo rodeaban con tanto cariño y esa voz que decía cosas tan cursis lo acariciaba con tanto amor.
Era un contacto suave, lento y lleno de cuidados, actos cariñosos que trataban de cuidar del otro y transmitirle un poco de afecto, lo fueron por un par de minutos gloriosos hasta que las manos de Rick encontraron camino por debajo de la ropa del cazador. En ese preciso instante su cuerpo entero se dispuso a un nuevo propósito y ese era apoderarse de Daryl. Necesitaba sentir cada centímetro de esa piel en su boca, sacarle todo el pudor y hacerlo gemir a su merced.
Los besos que resonaban sobre su cuello acompasados a ese caliente aliento que le erizaba la piel mientras lentamente su ropa se desprendía hicieron al cazador sumergirse en un placer envolvente, no le quedo más que cerrar los ojos suplicando que los inaudibles gemidos que se le escapaban cada que Rick lo marcaba con un beso, no empezaran a traicionarlo.
Era una sensación diferente; algo intimidante, pero natural solo dejarse hacer por otro hombre. Estaba acostumbrado a actuar, lo hacía por instinto cada que le tocaba tener una mujer en su cama, pero por alguna razón con Rick le apetecía experimentar lo que se le pudiera pasar por la cabeza al comisario. Era fuerte, era excitante, ¿era correcto? ¿Estaba empezando a actuar como una mujerzuela? Eso lo espanto.
Una onda de sensaciones hizo su cuerpo brincar y aferrarse a Rick cuando tomo en su mano su miembro, con tal maestría, con tal desenfreno… y era natural, ese era un hombre después de todo y sabía cómo estimular su falo hasta dejarlo goteando. Sabía como incitarlo para que buscara más de su tacto, como marearlo con un beso, como dominarlo…
Sin previo aviso y con algo de brusquedad Daryl clavo su mano en la entrepierna de su pareja, si algo el viril, autosuficiente y rudo Dixon no iba a permitir era que Rick lo dominara. No señor, él también podía tomar parte en el asunto y no planeaba quedarse atrás en el juego.
Froto su mano sobre ese punto caliente hasta lograr posicionarse sobre el comisario, recorrió su pecho sintiendo las manos de Rick pasearse desde sus hombros hasta su cadera, delineando cada fino musculo de su cintura y contoneando su parte baja para conseguir más contacto. Podía sentir la necesidad creciendo mientras su cadera se movía tratando de frotar su miembro contra el del comisario y de pronto la dulce y jodidamente deliciosa onda de placer de conseguir esa dureza contra si lo sacudió. Se encontró a si mismo con las piernas abiertas sobre él y su lengua perdida en un abriendo beso que se hacía sofocante. Su mente empezaba a disolverse lejos de la razón cuando un toque peculiar alarmo todos sus sentidos. Las manos de Rick bajaron por su espalda y sin delicadeza se clavaron en su trasero. Era extraño sentir su temperatura mientras lo empujaban para hacer chocar sus caderas. Era humillante, aunque eso sonaba como algo que hubiera dicho su hermano. Lo pensó muy poco mientras se acercaba al clímax más rápido que nunca llevado al límite por esa caricia tan extraña que le encanto.
-Es algo tarde para eso _dijo Rick con una sonrisa de medio lado, acomodando su ropa luego de verlo alejarse avergonzado_
-Estoy de guardia, ¿recuerdas Grimes? Así que lárgate ya… _exclamo de forma ruda, lo que a Rick le pareció una rabieta encantadora_
-Tengo que hablar con Carl _suspiro agachándose para darle un beso a ese suave cabello cobrizo_ O me tendrías aquí el resto del turno…
Con una sonrisa imborrable, Rick bajo de la torre y fue hasta la pequeña plantación que había estado cuidando desde hace un tiempo. Unos pequeños tomates empezaban a tomar forma y todo lucia tan pacifico que casi podía imaginar sus días con el cazador como un perfecto paraíso.
-Al fin salieron… _dijo Carl agachándose junto a él_ ¿Estabas con Daryl? Estuve buscándote un rato, no quiero saber que hicieron allá arriba
-Carl, sé que extrañas a mamá, yo también la extraño, pero…
-Está bien papa, me agrada Daryl.
El hombre lo vio con algo de sorpresa.
-¿Estás seguro? ¿No te desagrada que él y yo tengamos esa clase de relación?
-No, solo… es raro. Es decir, puedo entender que luego de lo mamá busques a alguien más, pero papá, ¿Daryl? No puedo imaginarlo siendo cariñoso ni nada por el estilo… él es Daryl…
-Bueno, te sorprendería… _dijo el comisario riendo por lo bajo_
-Solo no vallan por ahí besándose, ¿de acuerdo?
-De acuerdo…
-Y… papá…
La voz de Daryl seguida de un estallido hizo a Rick ponerse en alerta. Un camión había atravesado la reja. El grupo de caminantes que llevaba golpeándose contra ella varios días se abalanzo de inmediato hacia adentro.
En un dos por tres, el patio estaba lleno de caminantes atraídos por el ruido de la música de los autos que entraron detrás. Y Rick con pistola en mano, se encamino a hacer lo que el líder siempre hace: arreglar los problemas que se echa encima al salvar a su amante. Ese grupo era el del sujeto que mato cuando secuestraron a Daryl. Era el momento de arreglar cuentas.
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