habían pasado 7 años desde ese suceso y aun lloraba cuando lo recordaba, era increíble como dolía el solo pensar en hana sin vida en esa fría camilla de hospital, y lo peor de todo es que no había tenido la posibilidad de decirle cuanto lo amaba, ni cuanto le agradecía su presencia en mi vida, rápidamente seque mis lagrimas, cuando vi a mi pequeño hijo correr hacía mi.
-papi, papi, dijo lanzándose a mis brazos uno de los tesoros de mi vida, mi pequeño hikoichi.
-mi vida, dije extendiendo mis brazos y acunando su pequeño cuerpo, mi niño tenía 3 años y era un niño muy dulce, tenía un pelo castaño y unos lindos ojos color chocolate que me recordaban siempre a los de hana.
-tengo hambre, dijo sobando su pancita.
-vamos a comer, te preparare algo, este solo asintió tomando mi mano.
llevaba cerca de 30 minutos en la cocina, le había hecho un sándwich al pequeño, ahora preparaba la cena, una rica lasaña y mientras esperaba que estuviera lista mi mente voló a cuando adopte a hikoichi, la verdad es que siempre había querido hijos, pero no estaba dispuesto a tener ninguna relación con una mujer, jamás lo haría, por eso había hecho todos los papeles para adoptar y fue la mejor decisión ya que a medida que pasaba el tiempo me di cuenta que si bien yo no lo había concebido este era mi preciado hijo.
unas grandes y fuertes manos se metieron bajo mi polera acariciando mi estomago, yo solo cerré los ojos y disfrute de la caricia.
-que exquisito olor hay, dijo la varonil voz a mi espalda.
-hice tu comida favorita, dije girándome y enfrentando mi mirada con la de mi esposo.
-es un gusto llegar a casa y verte cocinando algo exquisito para mí y nuestro hijo, dijo mientras me besaba.
en eso llega nuestro hijo, separándonos y subiéndose a los brazos de su papa y acaparando celosamente su atención.
-hikoichi, me echaste de menos, dijo besando sus mejillas.
-sí, quiero que te quedes a jugar conmigo y con papi, dijo jalando sus cabellos juguetón.
-me encantaría pero hay que trabajar, dijo sonriendo -no jales mis cabellos que duele.
-lávense las manos que esta lista la cena, dije enviando a ambos hombres al baño, cuando ya estaban sentados en la mesa, serví y nos dispusimos a comer.
-juro que quedare sin pelo, antes de cumplir 40, dijo tocando su cabeza.
-te he dicho que lo tiñas de otro color, es eso lo que llama la atención de hikoichi, dije riendo al ver la mueca de mi marido al imaginarse su pelo de otro color.
-kae, no seas así, perdería mi esencia si me tiñera el cabello.
-¿a que esencia te refieres?, dije sirviendo agua a mi hijo.
-pues que ya no seria, Hanamichi Sakuragui, dijo haciendo una mueca de desagrado.
-amor tú podrías estar sin pelo, gordo y pálido, pero seguirías siendo Hanamichi Sakuragui, dije besando su mejilla, mientras iba a la cocina a buscar el postre.
cuando llegue a la mesa con la leche asada, mi hijo estaba en la alfombra jugando con su mascota, serví un trozo a hana, ya que le encantaba este postre en particular.
-amor ¿en qué piensas?, pregunto.
-no sé porque últimamente he recordado tanto el accidente de hace 7 años, dije sonriendo al ver cómo, el pelirrojo disfrutada el dulce postre.
-será por la fecha, dijo colocando su mano sobre la mía.
-aun no puedo olvidar, que casi te perdí ese día, dije evitando derramar mas lagrimas.
-lo sé, dijo poniéndome de pie y sentándome en su regazo.
-fue horrible, cuando el doctor dijo la hora de tu muerte sentí que yo moría contigo, dije rememorando el momento.
Flash back
-hora de la muerte, 11 de la noche, dejen que el joven se despida, dijo el médico mientras salía de la sala.
sin querer asumirlo me dirigí a tu cuerpo y te moví, me negaba a creer que tu tibio cuerpo se encontraba sin vida, pero nada, no reaccionabas y yo quería morir contigo, desesperado y sin fuerzas me recosté a tu lado, queriendo grabar por siempre tus rasgos, aunque en el fondo sabía que era imposible que me olvidase de ti en el futuro, sin quererlo empecé a recordar cómo te conocí, como trate de resistirme a tus encantos, nuestro primer beso, nuestra primera pelea y sin evitarlo nuestra primera vez, en ese momento me di cuenta que sin ti estaba perdido, tú eras mi complemento, mi otra mitad, eras la persona que lograba que yo me sintiera vivo.
sin saber por qué, a mi mente vino un episodio que vivimos juntos, ese día habíamos salido a tomar helado y estábamos tirados en el pasto bajo un gran árbol que nos alejaba del resto, sin darnos cuenta el ambiente se empezó a calentar y en un arrebato de pasión, terminamos haciendo el amor.
recuerdo claramente como me tomaste en brazos y afirmaste mi espalda en el tronco del árbol mientras me penetrabas, el momento era mágico y maravilloso hasta que unos ancianos nos pillaron y muy enojados nos empezaron a retar, tú me pusiste en el suelo, me ayudaste a acomodar la ropa y te pusiste delante de mí para que ellos no vieran mi avergonzado rostro, tu recibiste todo los retos y las pequeñas piedras que nos lanzaron, cuando los ancianos enojados siguieron su camino tú te giraste y pude ver como sangraba una de tus mejillas, por el golpe de las piedras.
-hana ¿estás bien?, pregunte acariciando su rostro.
-por supuesto, dijo sonriendo como si el corte no fuera nada.
-¿por qué recibiste las piedras sin cubrirte?.
-porque debía protegerte, dijo besando mi rostro -siempre estaré contigo para protegerte kae.
en ese momento una rabia enorme me embargo y empecé a golpear con fuerza el pecho del pelirrojo mientras lloraba
-me mentiste, mentiroso, dije mientras lo golpeaba -prometiste estar siempre conmigo, y ahora simplemente te vas dejándome solo, cobarde, dije sin poder aguantar la angustia y derrumbándome, sobre su estomago.
- no me iré a ningún lado, dijo la débil voz de mi pelirrojo.
sin creerlo levante la cara y vi como hana me miraba un poco desorientado, sin darle tiempo a hablar me lace sobre el con desesperación, y lo bese con amor.
-kae, si bien me encanta tu pasión, me lastimas un poco, dijo para que me dirá cuenta que con mi cuerpo presionaba sus costillas, rápidamente me puse de pie y salí de la sala.
-hey, kae no te vayas, dijo un preocupado pelirrojo.
cuando llegue a la salida, vi como todos los chicos lloraban desconsoladamente creyendo que el pelirrojo había muerto, sin preocuparme por ellos busque a una enfermera, y cuando la vi me acerque.
-¿fue suficiente el tiempo para despedirse?, dijo apenada.
-está vivo, dije con rapidez.
-señor sé que es difícil de asimilar una situación como esta, pero....
-está vivo, su corazón late, dije cortando su discurso.
cuando vi que me iba a replicar nuevamente, la levante del suelo y la cargue hasta el cuarto del pelirrojo, cuando entramos la deje en el suelo para que viera a hana, cuando lo hizo abrio grandemente sus ojos.
-Dios, dijo acercándose a él y tomando su pulso.
-no soy hanamichi sakuragui, dijo el pelirrojo bromeando como siempre.
después de ser examinado muchas veces, el doctor determino que solo fue un milagro.
después de que hana volvió a la vida, estuvo dos semanas en rehabilitación y fueron dos semanas maravillosas, regalonee a mi pelirrojo como si fuera un niño, cuando le dieron el alta del hospital me lo lleve a mi casa y de ahí nunca más se fue, al tiempo después ambos terminamos nuestras carreras y nos pusimos con una empresa a la que le fue bien rápidamente, y casi fue natural cuando mi novio me pidió matrimonio, sin pensarlo dos veces dije que sí y me case con él.
aun recuerdo la luna de miel, nos fuimos al Caribe y fue maravilloso, nos pasamos días enteros haciendo el amor en aguas paradisiacas, cuando retornamos a Japón, fue cuando decidimos adoptar, si bien pensamos la decisión mucho, cuando nos decidimos llegamos hasta el final.
las cosas no fueron simple ya que en un comienzo nos cerraban la puerta de plano por ser hombres, pero hana nunca se dio por vencido y lucho incluso cuando yo me había dado por vencido, fue así como en uno de los viajes de negocios que hicimos por Italia, conocimos a una pareja homosexual que había adoptado y nos guiaron, después de casi un año de hacer papeles nos entregaron a nuestro pequeño bebe, tenía solo 4 meses y a penas lo cargue en mis brazos lo ame, cuando llegamos de vuelta a Japón con nuestro hijo, estuvimos casi dos meses sin trabajar y dedicándonos solo a nuestro hijo.
con la llegada de nuestro hijo, hana decidio retirarse por completo de la lucha, ya que dijo que estand con su hijo y conmigo se sentia libre, feliz y pleno, por lo que ya no necesitaba golpear a nadie, tambien hicimos terapia y entendio que la muerte de su padre no fue su culpa, y que el merecia ser feliz por que era una gran hombre, mi gran hombre.
de ahí que tomamos la costumbre de tomarnos un mes para vacacionar, a cualquier parte, a veces incluso nos vamos con mitsui, kogure y sus dos hijos, los cuales adopto igual que nosotros, con ayako y ryota que tenían un lindo niño llamado hanamichi, del cual éramos los padrinos y con mito y su novia.
Fin Flash Back
-un milagro, dije besando sus labios -eres un milagro.
-no amor, fuiste tú y la promesa que te hice la que me trajeron del reino de hades, dijo sonriendo.
-créeme, pelearía con el mismo dios del inframundo por recuperarte.
-lo sé, y por eso te amo mas, dijo besándome con profundidad.
-yo igual te amo, pelirrojo dije acariciando su rostro.
-te das cuenta de que te amo tanto, que ni morir tranquilo pude, dijo sonriendo.
-ni lo menciones amor, dije tocando mi nariz con la de el.
-Papi yo igual quiero postre, dijo mi pequeño hijo acercándose a la mesa y sentándose en la otra pierna de hana.
-por supuesto pequeño, dije sirviéndole un trozo y viendo con felicidad como comía.
y así fue como nuestro amor lo supero todo, la desconfianza, la inseguridad, los celos e incluso a la misma muerte.
FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.FIN.