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La caída de la Casa Asakura por Hao Asakura

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Por primera vez en años el cesped del jardín fue mandado a podar, se rescataron las áreas que aún estaban verdes resto fue reemplazado por implantes de cesped nuevo y tierno.

Hao mandó a traer arreglos florales y frutales en la escala de tonos: flores blancas, listones negros y frutos rojos, así como unos extraños arbustos de hojas rojas llamados "sangre libanesa"  para decorar el jardín, cuando le pregunté porque compraba todo eso me dijo que no quería ninguna planta que creciera en el jardín.

Además de eso se negó definitivamente a mi sugerencia de drenar el lago, argumentando que eran órdenes de su difunto abuelo que permaneciera cerca de la casa por mucho que el agua verde y el olor a podrido afearan el jardín, simplemente ordenó poner una cerca al rededor para que nadie se acercara.

Un ambiente distinto flotaba en la casa en la víspera del baile, yo misma me sentía un poco más animada y es que el entusiasmo de Yoh nos hacía a todos olvidar sus preocupaciones.

Esa tarde estabamos todos en la sala, que había sido mandada limpiar escrupulosamente y auque estabamos en penumbra, alumbrados solamente por la poca luz que se filtraba por las altas ventanas, la higine del lugar lo hacía parecer brillante.

Luego de despertar Yoh, Hao había sido cuidadosamente atendido por el médico ya que presentaba un cuadro de deshidratación, desnurición y unos nervios devastados, fue escrupulosamente lavado y embadurnado con quien sabe cuantos afeites aromáticos, el pelo también se lo lavó, le recortó las puntas y se lo cepilló hasta sacarle brillo, todo esto mientras Hao conectado a un suero atendía sus asuntos laborales envíando órdenes escritas.

Yoh obviamente había recibido atenciones triples, durante los tres días que habían pasado me había cuidado de alimentarlo de la forma más nutritiva posible, de modo que había recuperado algo de peso, pero yo sospechaba que su saludable apariencia y ánimo era por el hecho del baile y de poder volver a ver a sus amigos.

Fausto estaba haciendo algunos ajustes a los trajes de baile de los gemelos.

-Hao... ohh por dios! Luces tan hermoso!- exclamo Yoh.

El aludido sonrío, pero fue un gesto de profunda melancolía, la verdad es que lucía más enfermo que su hermano, pálido, sumamente delgado y su pelo simplemente no era igual que antes cuando estabamos en la escuela: había perdido mucho de su lustre sin mencionar que unas profundas y marcadas ojeras se habían instalado en su rostro.

Fausto cortó el último hilo de la manga de Hao, era un traje hecho de una mezcla de algodón egipcio, tela e hilo hipoalergénico, el médico lo había sellado con un líquido preparado por el mismo, ya que al ser un traje negro incluso el teñido de la tela podría causar urticaria en mi nervioso amigo, su piel últimamente lucía reseca y cansada, de hecho lucía mucho mayor en edad de lo que realmente era.

-Es una lástima que debas usar el atuendo de "Hombre invisible"... te verías tan guapo al natural, en la pista de baile- suspiró-  las chicas se morirían por tí- continuó el chico.

-Yo no- objeté con calma  y una media sonrisa, con "Hombre invisible" se referían a que Hao estaría efectivamente cubierto de vendas y usando gafas, al igual que el personaje de la vieja película, incluso tendría tapones para los oídos, tal como había sugerido Yoh, para que pudiera estar presente en la fiesta.

-Nadie se extrañará por eso en una fiesta de máscaras- apuntó él mirándose en un gran espejo y ajustando su corbata- Pero tu hermano, serás el chico más galante de todos, todas querrán bailar contigo.

Yoh tenía puesto un tuxedo blanco con corbata blanca y fajilla en tono azul media noche, su pelo corto pelo Fausto se lo había peinado hacia atrás y su linda cara destellaba ternura por su triste hermano y alegría por vivir, Hao tenía razón, sin duda sería el más atractivo de toda la fiesta.

-Yo solo bailaré con la niña más hermosa del baile, y esa será Anna- dijo Yoh- claro, si no te molesta hermano.

Me sonrojé y a la vez mi corazón dio un vuelco de felicidad al imaginarme en la el salon, riendo y conversando con Yoh agarrado a mi cintura... sin duda sería un evento inolvidable.

-Claro que no, todo esto es para que ambos se diviertan, no escatimaré gastos con tal de hacerlos felices a los dos.

-Arigato! Nii-san!- dijo Yoh con una sonrisa cariñosa.

Era la primera vez que escuchaba a Yoh llamar Nii -san a Hao

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Subí a mi habitación con ánimo ligero, me miré en la luna del tocador un poco ansiosa, mi vestido de fiesta era tan hermoso, tan delicado, me sorprendí de que una huérfana llena de carencias como yo, luciera como una verdadera princesa.

Iba a bailar con Yoh, toda la noche.

Me retiré el vestido con cuidado y lo colgué en un gancho, cubriéndolo con porta- trajes de terciopelo y lo reemplaze por una bata para dormir, estaba a punto de meterme en la cama cuando mi estómago hizo ruido, le había ayudado a Fausto a preparar la cena y había vigilado que los gemelos comieran, olvidandome de mí misma.

Silenciosamente salí hacia la cocina pensando en tomar solamente algo de fruta y volver a la cama, no quería que el hambre me impidiera dormir, por supuesto que tenía miedo después de lo que había visto antes, pero al mismo tiempo sentía curiosidad de... si con su rosario podía enviar a esos seres al descanso eterno, así que me lo llevé.

Un poco más tarde volvía a mi habitación con duraznos frescos en las manos, mordí uno y dejé que el jugo se deslizara lentamente por mi garganta, miré a otro lado del pasillo y un poco de luz me distrajo, por abajo de la puerta de la habitación de Hao, me acerqué lentamente.

-Así que quieres bailar mejor.

-Si jejeje, me gusataría que Ann fuera muy feliz esa noche.

-¿Porqué? 

-Estoy muy agradecido por lo que ha hecho por nosotros

-¿Sabes que Anna es para mí verdad?

Me asomé por la puerta que estaba entre abierta, me había sonrojado por el comentario de Yoh, pero definitivamente no entendía lo que recién acababa de decir Hao.

-Lo sé... entiendo todo hermano... pero ¿no te olvidarás de mi por ella verdad? Anna solamente es...

Hao se acerco tomando a Yoh por la cintura en un movimiento no solo airado, si no también romántico, unió su frente con la de su hermano.

-Nada, nunca en este mundo, me haría olvidarme de tí... ni siquiera esta enfermedad... ni siquiera la muerte ¿Me crees verdad?

-Te creo hermano.

-Bien... toma mi mano, aquí ¿si?  y luego tu otra mano...así en mi espalda, ahora da unos pasos así... uno... dos... tres... 

-Hao...

-Uno.. dos... tres...

-Ojalá pudiera bailar.... contigo... siempre.

Las hermosas figuras de ambos se pegaron un poco más la una a la otra, Hao erguido y orgulloso guíaba a su hermano con delicadeza y gallardía, era sumamente y aferraba la cintura de su hermano de forma un poco posesiva.

-Guía mis pasos por siemprex favor Hao, nii-san...

Hao miró a Yoh con sorpresa, con una expreción adoradora cercana a la obseción, a la locura,sin aviso, impulsivamente unió sus labios con los de su hermano, yo me quede sin palabras, sin respiracion, sin fuerzas, ¿que eran ellos? ¿porque siendo hermanos se...

-Ahh Hao.

El beso había sido tan intenso que cuando su hermano se separó había un pequeño y fino hilo de saliva  que brilló a contra luz, contrastando con sus siluetas oscuras, la mirada de Yoh lucía febril y transtornada.

-Esta vez no te negaras?  Yoh?...

-La última vez que me fui yo....- el chico cerró los ojos con fuerza- ya no me importa la maldición!! no me importa nada!! de todas maneras no hay forma de escapar!! prefiero mil veces arder en el infierno que abandonarte... no soporto más... soy tan adicto a tí.

La cara de Hao se llenó de lágrimas, con una expresión de rabía volvió a unir sus labios, sollozando como un animal herido.

-Te amo Yoh... tu no verás nunca llegar esa maldición, la detendré así tenga que vender mi alma.

Yo no tenía fuerzas, me deje caer en el piso de rodillas frente a la puerta, vomité inesperadamente bilis y jugo de durazno sobre mi pecho... no podía  lo que estaba viendo, Hao Asakura... Yoh Asakura... estaban pecando en incesto.


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