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PLACERES LIGEROS por NYUSATSU NO AI

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Notas del capitulo:

Una palabra bondadosa puede calentar tres meses de invierno.

Relata Christopher.

Me sentí estúpidamente feliz, era un completo y reverendo idiota, y lo peor de todo es que no hacia ni el más mínimo intento por ocultarlo. Desde que lo conozco había hecho de todo para que el comprendiera mis sentimientos y no me alcanzaban las palabras, hubiera tenido que inventar algún otro vocabulario que tuviera muchas más palabras y quizá ni así hubiera bastado.  Pero el usaba otro método mucho más eficaz, un castigo delicioso seguido de una de las más tiernas declaraciones de amor. Algo en mi rostro le hizo reír, y entonces nuevamente se acercó a mí y me abrazo, toda excitación había desaparecido, pero los sentimientos estaban intactos, correspondí a su abrazo y lo acomode a mi lado, el silencio lleno el lugar, pero he de decir que no nos resultó incomodo, en realidad no era necesario decir nada más.

 

No paso mucho tiempo cuando decidimos terminar ese baño, salimos a enjugarnos en la regadera y disfrutamos anegando todo el baño mientras jugábamos a tirarnos agua. Muy seguramente a nuestra mucama no le haría gracia esta fechoría. Sin embargo, pasamos un rato muy agradable, tuve la oportunidad de lavarle el cabello a Eren y el a su vez lavo el mío, lavamos nuestras espaldas y rasuro mi barba. Lo ayude a secarse y me dejo desenredar sus largos cabellos, me enseñó a usar la secadora y ponerle un protector en aceite en las puntas de su alborotada melena, me causaba gracia el excesivo cuidado que ponía en cada aspecto de su persona.

 

– Naciste hermoso, no necesitas tantas cremas. – Comente mientras intentaba identificar para que era cada uno de los tarros. – Contorno de ojos… – Agregue leyendo la etiqueta de un frasquito pequeño. – ¿Es enserio? Y de casualidad ¿hay alguna especial para la nariz? – Eren me miro con curiosidad y negó con la cabeza.

 

– ¿Qué tiene de malo tu nariz?

 

– Nada, mi nariz es perfecta. – Declare con fingida modestia. – Pero el contorno de tus ojos también es casi tan lindo como mi nariz, no veo porque habría de haber una crema para esa parte en especial y no uno para la nariz, después de todo, la nariz se nota más.

 

– Esta crema…– Agrego mientras me la quitaba de la mano y la destapaba dejando un poco del contenido en uno de sus dedos. – Es para que el contorno de mis ojos siga siendo igual de perfecto como tu nariz. – Froto la crema en sus dedos y coloco la crema sobre mis parpados y ojeras. – Es una zona muy delicada, la crema la protege.

 

– Tal vez, pero insisto, tu no necesitas nada de esto… Es demasiado. – Realmente lo era, ninguna de las chicas con las que había salido antes usaban tantas cremas o aceites, y se veían bien. Obviamente ninguna se compara con mi Ángel pero de ahí a usar todo este arsenal. – ¿haces esto todos los días?

 

– Tres veces al día, siete días a la semana. – Confeso mientras se ponía un poco de perfume.

 

– Me gusta ese perfume. – Agregue. – Pero prefiero tu olor natural.

 

– ¿Mi olor natural? – Pregunto extrañado, mientras guardaba nuevamente todo en la maleta. – ¿Qué significa eso? Yo no siento que huela a nada…

 

– Tú no lo sientes, pero yo sí que lo hago. Tienes un olor dulce, no podría compararlo con ningún otro olor que conociera, es delicioso y cuando te he abrazado por algún tiempo, lo dejas en mi ropa o mi cuerpo. Me gusta.

 

– No lo sé Chris, igual y no es mala idea que visites a un bue médico o psicólogo. Sabes, las drogas no dejan nada bueno…

 

– ¡Hay que gracioso! – Le dije mientras lo jalaba hacia mí y lo en volvía entre mis brazos. – Hueles a una mañana de primavera, a viento y libertad. El perfume que usas lo disimula bastante, pero puedo sentirlo aquí… – Le dije mientras apartaba sus cabellos y  mi nariz acariciaba la parte trasera de su cuello, lo sentí estremecerse de inmediato y hecho su cabeza hacia atrás para apartarme. Contrario a sus intenciones solo me permitió un mejor acceso a su cuello, mismo que no dude en aprovechar. – Y aquí. – Le susurre sobre su pálido cuello para después dejarle un beso, mientras lo pegaba más a mi cuerpo.

 

Eren en respuesta dejo escapar un quejido bajo, lo mire morderse los labios mientras serraba con fuerza los ojos, sus manos se hicieron con firmeza al edredón de nuestra cama mientras luchaba por aquietar su respiración. Me sentí orgullo de lo que podía provocar en él, un acto demasiado pobre  como lo era el besarle, para tal exaltación.

 

– ¿Que sucede? – Le pregunte aun sobre su cuello, mis labios al hablar lo acariciaban suavemente, mientras que mis brazos lo cobijaban con apremio, quería fundirlo en mí. – Te noto tenso, ¿te sientes mal? – Le pregunte como quien no sabe la cosa.

 

– En realidad me siento demasiado bien. – Aclaro con dificultad. – Pero si no me sueltas y continuas con esto, necesitare otra ducha y volver a repetir todo esto. – Intento deshacerse de mi abrazo pero se lo impedí. Contrario a lo que quería, lo sujete con más fuerza pegando completamente su espalda a mi pecho y comencé a dejarle besos por el rostro. – ¡Chris!

 

– No quiero, te necesito a mi lado. Esto que voy a decir podría sonar fuera de lugar, pero es que, te extraño. Eren me haces mucha falta, desearía que no amaneciera, no quiero volver a esa realidad en la que muestras esa otra faceta tuya, yo no quiero. –Me sentí estúpido al decirle aquello pero era realmente lo que sentía mi corazón, sabía que una vez regresando, nuevamente nos veríamos dos veces a la semana y apenas una hora por vez.

 

– También quisiera quedarme, pero eso es imposible. No podemos vacacionar eternamente, continuar de por vida no siendo nada, por mucho que ahora lo sientas, en algún momento vas a cansarte de tenerme entre tus brazos. – Sentencio con aspereza y sus palabras me causaron cierta molestia. Y Termine por soltarlo y apartarme de él.

 

– Tal parece que no he sido muy claro con respecto a mis sentimientos hacia ti. – Le reclame en voz baja. Eren en respuesta me miro con desconcierto, como si temiera ante mi molestia. – No soy superficial, ni mis sentimientos lo son, he tratado de distintas maneras de hacerte entender que estoy dispuesto a jugármela por ti, y mira que no me la pones fácil, eres sin duda alguna, la persona más complicada, arrogante y voluble que he conocido en mi vida. – La molestia se hizo presente en su persona, nuevamente había adoptado esa postura derecha y esa mirada fría. – ¡Tienes dudas! – Asegure. – Si es así, tal vez, deberías de guardártelas para ti Eren, considero que no es justo, ¿Qué más tengo que hacer? ¿Qué es lo que tengo que decir para convencerte? – En algún momento cambie el tono suave, por unos gritos desesperados, no era yo, si no mi frustración la que hablaba. – Estoy tan cansado, como nunca antes, no quiero perderte, pero no importa cuando me haya acercado a ti en un tiempo, siempre encuentras una manera de regresarme a mi sitio o inclusive de apartarme más de ti.

 

Eren no dijo nada, únicamente se limitó a mirarme de una manera que no supe descifrar, y después de lo que para mí fue mucho tiempo, se puso en pie y camino lentamente hacia mí. Acaricio mi rostro con una de sus manos y se puso de puntitas para dejarme un beso en la mejilla, para acto seguido, volver a la cama y meterse entre las sabanas. – Lo siento. – Susurro antes de apagar la luz.

 

Me había dado por mi lado, al menos, eso me hizo sentir. Me sentí herido y le odie un poquito, porque con esa actitud suya me hacía creer que no me tomaba enserio, que le daba lo mismo mi sentir o inclusive que todo lo que le había dicho era verdad pero que no estaba dispuesto a hacer nada para cambiarlo. Un sentimiento de decepción me lleno el alma, quise en ese momento, no estar cerca de él, no mirarle así de hermoso e imponente, tan ajeno a mí. Odiaba su miedo a estar bien conmigo, a no dejarse llevar y disfrutar del momento al calor de lo que ambos sentimos, me irritaba que siempre estuviera a la defensiva y presto para herir. No era justo, yo no tenía la culpa de sus heridas, mi único error había sido fijarme en alguien como él. Camine a la terraza, cerré la puerta con seguro al salir, no quería que se acercara, aunque tampoco estaba seguro de que lo hiciera. No recuerdo con exactitud cuánto tiempo pasó hasta que regrese a la habitación, solo era consciente de que me había perdido en medio de mis pensamientos y sin embargo, había llegado a una conclusión, era yo quien le había elegido, era yo quien reafirmaba mi decisión por el cada día, no debería quejarme porque Eren fuera mucho más realista y formal de lo que yo quería, era su manera y tampoco sería justo obligarlo a cambiar.

 

Cuando volví a la cama Eren ya dormía, se veía especialmente tierno, abrazaba una de las almohadas, mientras recargaba su rostro sobre la misma, sus cabellos  sueltos le cubrían como si de una frazada se tratara. Le mire durante varios minutos, era increíble la forma en la que sus pestañas se rizan levemente al final de sus ojos, y como los enmarcan, admire los gestos que hace al dormir y el cómo sus manos se mueven constantemente. – ¿Qué es lo que estas soñando? – Le pregunte bajito, Eren sonrió y después volvió a la pasividad. Inclusive su cuerpo se relajó aún más, aproveché que realmente estaba dormido, para nuevamente tomarle algunas fotos,  las guardaría como mi posesión más valiosa.

 

Después de que sentí que me estaba excediendo con la sesión fotográfica, deje el teléfono a un lado y me metí a la cama, me acomode a su lado y disfrute plenamente del aroma de su piel, el aroma a Eren.

Notas finales:

De vuelta después de una larga espera, espero que haya sido de su agrado.


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