La enorme puerta doble de su suite se cerró de golpe detrás de él y un breve silencio lleno la habitación. Ese elegante pelinegro que ya hacía de pie en la entrada estaba, aunque no lo pareciera a simple vista; paralizado. La imagen que se extendía frente a él tallada en finos acabados y detalles ostentosos era abrumadora y en cierto modo burlona. Pero el exquisito decorado no iba a hacer que disminuyera su rabia y menos aún iba lograr que se quedara.
Decidido a acabar con el asunto de una vez por todas, continúo su marcha furiosa a través del cuarto deshaciéndose de las costosas prendas que llevaba encima. Acechado por el reflejo cruel del centenar de cristales que adornaban las paredes las vio desaparecer sustituidas por una simple camiseta y un par de jeans ajustados.
Esa refinada imagen que por un momento pareció ajustarse perfectamente a él, volvió a ser la burda imagen provocativa y vulgar de un prostituto. Un nudo hizo presión en su garganta y nublo sus ojos al encontrarse con ese reflejo perdido, desentonado y sucio en medio de aquel gran cuarto, y entonces el gran Sasuke Uchiha se sintió avergonzado.
Sintió correr las lágrimas sin poder detenerlas mientras se asfixiaba con el torrente de sentimientos que se amontonaban en su pecho. Y estaba furioso, asqueado, desesperado, pero sobre todo, y era lo que más pesaba, se sentía sucio… Y ¿Cómo no? Ese sujeto que rehuía su propia mirada en el espejo decepcionado por lo que veía lucia tan desgraciado que casi le causaba lastima.
Odiaba esa inseguridad que tenuemente empezaba a asomarse en su mirada acuosa, ese temor encajonado que amenazaba con derribarlo en cualquier momento soltándole esos recuerdos traumáticos que no quería conocer y aplastando sus sueños.
Porque ¡sí!, los tenia, por infantiles que resultaran al encontrase tratando de imaginar una familia y un pasado feliz, un futuro decente y quizás un amigo con quien pasar el tiempo. Su ideal de vida estaba muy lejos de los escenarios de un antro, quizás no en un sitio tan ostentoso y brillante como ese hotel, pero con un lugar a donde volver le bastaría para sentirse bien.
Era duro toparse con esa vergüenza que trataba de ocultar constantemente. La sentía temblar en sus manos helándole lentamente el cuerpo a medida que se ponía más sobrio y no quería verla aflorar. Le aterraba encontrarse con ese patético lado suyo que mantenía encerrado la mayor parte del tiempo, a decir verdad, le aterraba encontrarse con su yo real. Un Sasuke asustado, con temores, ilusiones y en esta ocasión, terriblemente decepcionado por no poder aceptar las intenciones de Naruto. Esa parte de suya estaba feliz de saber que alguien quería protegerlo, pero no señor, el gran y orgulloso Sasuke, el que todos conocían, no iba a caer tan bajo.
En la oscuridad y el trato anónimo de los antros, en la euforia y la vibración de la música alta, sus secretos estaban bien guardados, entre la multitud y la brevedad del sexo no había tiempo para ver en sus miedos. Allí estaba su hogar, su único refugio, el lugar al necesitaba regresar cuanto antes…
Un rápido impulso lo llevo hacia la briza helada de la noche, al otro lado del enorme ventanal con vista al casino. Donde se extendía un gran horizonte negro detrás de las deslumbrantes luces y los reflectores de los letreros, el olor de los abetos del jardín y finalmente el rostro de Naruto seguido del impacto con su frente.
El pelinegro cayo dentro de la habitación empujado por el peso del rubio, llevándose con sigo las cortinas y los finos jarrones de la encimera. Le tomo un par de segundos enfocar la vista y vislumbrar la cara atontada del Dobe asomándose por entre la ceda rota para tomarlo por el cuello de la camisa.
-¡! Teme maldito, casi me tiras!!
-¡!¿Qué diablos hacías entrando por la ventana imbécil?!!
-Espera… ¡¿intentabas escapar, desgraciado?! _exclamo Naruto como si no fuera lo más obvio_
-¿Intentabas espiarme maldito enfermo? _se defendió el pelinegro cambiando el tema_
-¿Quién demonios querría ver como… _la expresión de su rostro cambio de golpe al notar bajo la rápida luz de un reflector el negro acuoso en los ojos del azabache_ ¿Estas llorando? _pregunto con un tono bajo y algo afectado mientras su mano trataba de tocar ese rostro descompuesto que parecía debatirse ante el mismísimo infierno con esa simple pregunta_
Si alguien era un desastre manejando sus sentimientos, ese tenía que ser Sasuke. Un golpe envió lejos la mano del rubio seguido de un empujón y un par de insultos que dejaron a Naruto contra la pared preguntándose qué diablos pasaba por la mente del Uchiha. Lo vio alejarse y patear un par de cosas mientras alegaba algo sobre su estupidez y lo retrasado que sonaba todo lo que salía de su boca. Quería una pelea, era obvio, pero no le iba a dar el gusto a ese bastardo, no cuando las lágrimas parecían a punto de caer a cantaros por esas mejillas blancas.
Esa mirada fría capaz de helarle el alma a una estatua lucia lastimada. Un dolor que a Naruto, en sus diecinueve años de desapego amoroso, le pareció arrasador. Por alguna razón ver herido a ese chico le estrujo el pecho, le compartió su dolor con rabia de por medio y deseos asesinos hacia el bastardo que hubiera osado herir a su Teme.
-¡¿Qué diablos esperas?! ¡¿Qué huya con tigo y todo se solucione mágicamente?! _lo escucho gritar en lo que parecía ser un repentino arranque de sinceridad que pretendía concluir la plática de la cena, y no de buena manera_ ¡déjame en paz, maldición! Puedo irme cuando se me dé la gana… ¡No soy tu amigo! ¡No tengo nada que ver con tigo! ¡Soy un prostituto! ¿Lo entiendes? ¡Un jodido y puñetero prostituto al que le dan por el culo todos los días! ¡La gente como yo no cambia! ¡Estoy feliz así! ¿Qué no lo ves? _cuestiono con plena elocuencia viendo al rubio caminar hacia el_ ¡Hago lo que hago porque me gusta! ¡No pedí tu ayuda… no pedí tu opinión… si te salve fue porque me causaste lástima! ¡Pero joder! Si lo que quieres es follar hagámoslo de una puta vez y acabemos con es…
Un puñetazo limpio, duro y conciso paro en seco el monologo del Uchiha. Lo envió violentamente contra las sabanas azules de la cama y paro las conjeturas caóticas de su cerebro lo suficiente para hacerlo escuchar a Naruto.
-¿Qué te gusta? Joder, Teme ni siquiera soportas que lo mencione… _pronuncio el blondo gateando sobre el hasta tener de frente ese par de perlas oscuras que le resultaban exquisitas_ No estoy haciéndote ninguna caridad… nos necesitamos mutuamente, es todo.
El calor de su respiración cosquilleo suavemente sobre el cuello del pelinegro mientras lo rodeaba con sus brazos.
-Y Si vuelves a insultarte de esa forma _susurro íntimamente enterrando la nariz en su cabello_ voy a hacer algo más que solo golpearte…. _un beso en la mejilla seguido de una amplia sonrisa que logro contemplar en todo su esplendor bajo la luz tenue de las lámparas, detuvo al azabache antes de abrir la boca_ Me agradas… con todo lo que eso implica, pero no voy a dudar en partirte la cara si empiezas a soltar toda esa mierda otra vez… Odio a la gente que se miente a sí misma.
-Es la verdad… _Pronuncio Sasuke por lo bajo empujando el pecho de Naruto, quien rió ante la afirmación_
-¿Te has oído cuando hablas? ¿Te has visto caminar con ese aire de bastardo millonario que traes encima? ¿Has visto tus gestos o la forma en la que resuelves los problemas? Tú no eres un simple prostituto, no eres un chico tonto que disfrute de vender su cuerpo o desperdiciar su vida en un antro, porque tú eres…
-Inteligente… lo sé.
Interrumpió Sasuke volviendo a sus cabales, y valla que lo sabía, pero era un tema del que prefería no hablar, hacerlo involucraba dar cuentas sobre las tragedias que lo llevaron a donde estaba. Porque claro, un chico listo como él no debía vivir en las calles y con semejante trabajo, pero los infortunios que envolvieron su niñez, en los pocos recuerdos coherentes que tenía, al parecer habían sobrepasado su astucia y el nunca admitiría su derrota.
-Iba a decir especial… pero eso también funciona.
Un chasquido de dedos dejo la habitación a oscuras y lo siguiente que Sasuke supo fue que los labios de Naruto le gustaban sobre su piel, eran cariñosos, sinceros, confiables… a través de esos castos besos que recorrían su frente y sus mejillas podía sentir la única intención del rubio: reconfortarlo. No había lujuria o segundas intenciones y eso lo irritaba, no es que deseara tener algo con el Dobe esa noche, sino que le costaba entender esa clase de sentimientos.
-Vamos a dormir…
Indico Naruto dándole la oportunidad a Sasuke de acabar el asunto y conservar su orgullo, porque el rubio empezaba a entender exactamente por donde iba la cosa: Sasuke estaba frustrado. Era un terco incapaz de aceptar que necesitaba ayuda e iba a ir con todo para mantener sus sentimientos a salvo. Desgraciadamente se había metido con un sujeto aún más terco que él.
-Más vale que te encuentre aquí mañana… _soltó dándole la espalda para acomodarse_
El pelinegro se sentó en la cama para ver al rubio retorciéndose dentro de las sabanas, se sobo el rostro delineando el lugar del impacto con la punta de los dedos mientras trataba de borrar el hormigueo que habían dejado los besos sobre su piel.
La confusión emocional se había disipado, y aunque le
quedaba el sabor de la ira acumulada y una que otra cuestión en mente que seguramente ya no tenía mucho sentido ahora que el Sasuke seguro de sí mismo había vuelto a escena, estaba bien y podría arreglárselas por esa noche.
-No dije que pudieras quedarte aquí… _dijo de vuelta a su tono altanero sacando a Naruto de la cama de una patada_
Con una sonrisa de medio lado se metió entre las sabanas y escucho satisfecho la queja del muchacho puntualizando que esa era una venganza por el golpe, y claro que lo era. ¿Qué creía ese imbécil?
Naruto, era en definitiva uno de los tipos más problemáticos que había conocido, al menos para su salud emocional. Un sujeto capaz de hacerlo ver sus inseguridades, sacar su lado gentil e incluso volverlo algo optimista, porque tenía que admitir que desde que ese rubio entro en su vida, el mundo había empezado a recobrar su encanto e incluso parecía que había esperanza, aunque la verdad no podía ser más distinta; era frustrante.
-No seas tan odioso y hazme espacio… _escucho al muchacho decir de forma juguetona mientras trataba de acomodarse a su lado_
-Lárgate…
-Vamos… sé que te gusta que te abrace, voy a hacerlo toda la noche si me dejas entrar _un beso en el cuello inicio su propuesta_ también puedo estrujarte y decirte lo lindo que eres… _agrego frotándose contra el con ánimo de fastidiarlo_ o lo tiernos que son tu pucheros cuando te enojas o lo adorable que es la forma en la que…
-¡Vete a tu habitación! _grito el azabache listo para echarlo a patadas_
-Esta es mi habitación… _respondió el rubio despreocupadamente mientras estiraba las piernas acomodándose junto a el_ Shikamaru y Tsunade pensaron que íbamos a reconciliarnos y a tener sexo salvaje, o algo por el estilo, así que tenemos esta suite _rio irritando al Uchiha como solo él podía hacerlo_
Una almohada se estrelló en la cara del rubio…
-Allí hay un sofá _señalo Sasuke con un tono agrio y la idea estaba sobre entendida_
-¿Quieres acompañarme? _pregunto Naruto divisando el pequeño mueble en la penumbra del cuarto_ luce tenebroso…
El pelinegro, que ya hacia de espaldas al chico, no pudo evitar ver por encima del hombro el rincón oscuro donde estaba el sillón.
-¿Te da miedo? _Pregunto entre burlón y curioso_
El muchacho pareció pensárselo demasiado y al final respondió en tono de obviedad:
-Todos le temen a los fantasmas…
-Solo los idiotas que creen que son reales…
Y así sin más, con una premisa tan absurda como base, inicio una discusión que el mismo Sasuke lamento al final. Detestaba la forma en la que esas charlas estúpidas sobre cualquier cosa se daban con el Dobe. Odiaba no darse cuenta hasta que ya estaba sumergidos en alguna y habían olvidado el resto, o como fue el caso de esta en particular; hasta que se quedaron dormidos.
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