Me aleje tratando de calmarme
-Perdona...no se que es lo que me pasa yo....-lo miré avergonzado
-No te preocupes-sonrió ligeramente, mientras limpiaba mis mejillas de las lágrimas.
-Yo me llamo...-con su mano detuvo mis labios.
-No es necesario que me lo digas. Vamos...-me tomo la mano nuevamente y seguimos caminando por el bosque hasta llegar a un claro donde había una casa pequeña pero se veía acogedora.
-¿Vives aquí?-dije para romper el silencio
-Si.-me invitó a pasar con un gesto.
De pronto algo hizo clic en mi. Era de noche, no había nadie que supiera que salí, seguramente la mujer ya se hubiera ido del palacio, en realidad estaba entregándome al peligro, quizás a la muerte.
-Yo...sera mejor que me valla. Deben estar preocupados por mi.-di un paso atrás.-Lo mas seguro que la guardia del palacio ya esté buscándome.
-Ella te cubrirá...-dijo calmado
-¿A quien te refieres?
-A la sirvienta que te empujó.
-¿Tu tienes que ver con ella?-dije molesto-¡¿Te das cuenta que pude haber muerto?!-le grite.
-Pero no lo hiciste. Por favor no te molestes tanto.
-Cuando vuelva haré que la cuelguen y a ti...-lo apunte-...que te...-en ese momento se acercó y tomando mi cuello me besó, yo impávido me dejé besar hasta que se alejó mirándome con una sonrisa en el rostro, me acarició.
-Tu...tu no puedes...¿cómo te atreves?....yo-estaba totalmente sorprendido, era la primera vez que alguien me besaba así.
-¿Vas a entrar o no?
-Solo...no vuelvas a besarme.
-¿Acaso no te a gustado?
-Bueno yo....¡Claro que no! Ambos somos chicos...
-¿Y?-dijo subiendo los hombros
-Que eso no esta bien visto.
-Pues a mi me vale poco lo que los demás piensen.
-De todas formas no me ha gustado-entré dando la ultima palabra.
-Sigues siendo igual de terco-lo escuche susurrar.
-¿Que has dicho?-me giré para verlo.
-¿Quieres beber algo?-cerró la puerta acercándose a una vitrina sacó un par de copas y de abajo en un mueble pequeño una botella de vino.
-Solo dime para que me has traído aquí.-miré a mi alrededor, era un lugar pequeño, pero bastante acomodado, con una cama grande, una mesa de madera con dos sillas un ropero labrado, un mueble seguramente para las cosas de cocina, y una chimenea con un sillón en frente. Se veía acogedor.
-Mañana lo sabrás.
-¿Piensas que me voy a quedar aquí?
-Lo harás-dijo confiado
-Claro que no.-respondí cabreado
-Oh si.- sonrió sentándose en una silla.
-Valla que eres confiado....-me senté en la otra silla que tenia.
-Sirete con confianza-dijo mostrando la copa de vino recién servida.
-No pienses que me vas a embriagar.
-A ver cuanto aguantas.
-Ya lo veremos...-lo mire desafiante bebiéndome la copa de vino de un solo trago-Sirveme otra.
Estuvimos hablando de cosas sin sentido y discutiendo entre risas, me pareció tan familiar, tan llenador, como si mi alma se sintiera feliz con aquella simple platica con aquel casi desconocido.
Nos quedamos mirando en silencio.
- En verdad que me parece que te conociera. ¿Seguro que nunca has ido al palacio?
-Seguro....tal vez...nos conocimos en otra vida-puso su mano sobre la mía y mi corazón comenzó a latir muy fuerte. Aleje mi mano incomodo
-No lo creo.-me levanté a mirar por la ventana, no había luna y el bosque se veía espeluznantemente oscuro.
-¿No te da miedo vivir solo aquí en el bosque?-dije aun mirando afuera, me giré un poco dándome cuenta que estaba tras mio, eso me alteró pero disimulé y volví a mirar por la ventana-He oído que hay brujas y hasta vampiros.
-Yo...soy un vampiro.-dijo con un tono de voz calmado.
Me gire para verlo, pero no me dio miedo sus ojos se habían vuelto rojos y dejaba ver sus colmillos
-Ya veo. Eso explica que seas tan pálido. Este es un buen lugar para un vampiro, el sol casi nunca aparece.
-¿No tienes miedo?
-Pues si hubieras querido hacerme daño ya lo hubieses echo.
Me miró sonriente y se acercó para robarme otro beso, mi corazón latió muy fuerte y no pude evitar corresponderle, mis brazos rodearon su cuello y el beso se intensificó, en mi nació el deseo, sus manos se colaron por debajo de mi ropa, comenzamos a avanzar hasta que caímos a la cama.
Hice el amor con Marshall, me deje llevar por el deseo, por la lujuria y me deje poseer por aquel vampiro, y sin pronostico alguno descubrí el amor que esperaba. En ese momento había olvidado todo y solo pensaba en aquel vampiro que me hacia ver las estrellas. Fue luego cuando estaba por amanecer que la conciencia despertó, me sentí mal, me sentí un estúpido, pensaba en lo que dirían mis padres, en lo que dirían los demás y me sentí aterrorizado.
Estaba sentado a la orilla de la cama tratando de calmarme, de pronto sentí el abrazo de Marshall y un beso en el cuello, que me calmó por unos segundos.
-¿Que ocurre?-se sentó a mi lado-Te ves alterado
-No debió pasar esto.
-¿Te arrepientes?
Ni siquiera podía responderle, porque la respuesta era no, pero no quería dar alas a que volviera a ocurrir.
-Yo tengo que volver al palacio.
-Pero aun queda lo mejor. Iremos al pueblo. Te llevare a conocer a...
-Lo siento. No quiero pasar un minuto mas lejos del palacio.
Se levantó tomando sus pantalones y colocándoselos desanimado-Bien te llevaré al palacio.
Nos vestimos en silencio y partimos.
En el camino venían a mi memoria los momentos de pasión que había vivido la noche anterior, pero sabia que no debía volver a pasar.
Quedaban unos metros para llegar a la playa junto al acantilado del palacio. Nos detuvimos.
-Marshall yo...- quería decirle que no me arrepentía, que había sido la mejor noche de mi vida, que tenia un deseo incontrolable de besarlo y devorarle la boca, pero me retuve.-...Adiós.
-Adiós... príncipe....-me dio una mirada nostálgica que me dolió en el alma, antes de que intentara algo comencé a caminar hacia las rocas, por cada paso que daba sentía que mi corazón era golpeado fuertemente. Me detuve saliendo del bosque, mi corazón y mi respiración se agitaron, me giré, aun seguía allí de pie, entonces corrí saltando a sus brazos para unirnos en un beso lleno de pasión y delirio solo deteniéndonos por la falta de aire
-Demonios Marshall....te amo-mis mejilla se llenaron de lágrimas, recuperando el aliento hundí mi cara en su hombro.
-Yo también te amo.-susurró en mi oído muy dulcemente
Por primera vez había sentido la necesidad de decirle a alguien que lo amaba, y era mi corazón que lo había susurrado en un principio, pero mi alma lo decía desde que lo había escuchado hablar.
Solté mis piernas que estaban aferradas a sus caderas, nos volvimos a besar.
-Mañana ven al atardecer-dije con nuestras frentes unidas.
-Estaré aquí esperándote.
Nos volvimos a besar y comencé a subir por las rocas.
Llegué a mi habitación y corrí a ver por la ventana, estaba allí aun. Le hice un gesto y el lo devolvió. Me alejé de la ventana dando vueltas y suspirando me lancé a la cama.
-Estoy enamorado-susurré con una sonrisa en el rostro-Marshall te amo...-dije en un suspiro.
Alguien golpeó la puerta.
-Pase-dije sentándome
-Le traje el desayuno príncipe.-reconocí la voz era la mujer que me había empujado.
-Tu...-me levanté enfrentándola-¿Querías matarme acaso?
-Claro que no. Solo quise ayudarlo a salir de aquí.
-Pero no de esa manera.
-¿Acaso no valió la pena?-dijo sonriendo
Yo me sonroje y miré a otro lado.-Tu lo conoces ¿verdad?
-Prácticamente lo crié.
-Entonces....debes saber que le gusta, quisiera darle un regalo.
-Así que lo volverás a ver.
-Si, por eso necesitaré que me cubras mañana en la noche también.
-Las que quiera dulce príncipe.
-De acuerdo. Ahora puedes irte.
Desayuné algo liviano y me metí a bañarme. Mientras tomaba el baño de agua caliente no dejaba de pensar en la noche que había tenido con Marshall, cada beso, cada caricia, los gemidos que llenaban la habitación, las palabras de amor, cada palabra susurrada, cada suspiro, los latidos de mi corazón. Todo había sido perfecto.
-¿Cómo puedo amarte de esta manera si apenas te conozco? -pensé hundiéndome en el agua, solo quería volver a verlo. Deseaba estar en sus brazos nuevamente.