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PLACERES LIGEROS por NYUSATSU NO AI

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Notas del capitulo:

El amor durara tanto como lo cuides y lo cuidaras tanto como lo quieras.

Relata Christopher.

Se había cohibido completamente a tal punto que había terminado encima de él. No correspondía mi beso y en algún momento fui consciente de que contenía la respiración, muy a mi pesar tuve que separarme. – ¡Respira! – Le susurre para sacarlo de su letargo, pero Eren continuo con los ojos cerrados y las manos aferradas a la silla. – ¿Eren? Cariño, respira… ¡Eren! – Tuve que sacudirlo con un poco de fuerza, hasta que lo vi tragar aire. Los colores le iban y venían al rostro, quizá todo esto había sido demasiado para él. – ¿Estas bien? Eren lo siento…

 

– ¡No! – Dijo en un susurro. – Me gusta como lo haces… – Confeso, mientras se abanicaba con las manos. – ¡No sé porque digo estas cosas! – Agrego con nerviosismo, sin dejar de abanicarse. Lo miraba y no sabía si reír o preocuparme, y más cuando lo vi beber de un solo sorbo todo un vaso de licuado. – Creo que es momento de cambiar de tema. – Agrego con seriedad. –  Lamento mucho lo de anoche, te aseguro que si hay dudas en mí no son por ti, o porque no crea que me quieras. A veces, me resulta difícil entender este tipo de cosas, he crecido creyendo que un amor de verdad no existe, que todo termina y que en cuestiones amorosas siempre termina mal, eso me asusta un poco, mucho en realidad, hoy estamos aquí, bien. Mañana que será de nosotros, me preocupa que en medio de alguna de nuestras constantes discusiones, surja una que nos orille a estar separados, una que no tenga solución, y eso haga que se cree resentimiento entre nosotros.

 

– Un día a la vez Eren, uno a la vez… – No pude evitar pensar que era algo extremista, como podía ver el final de un camino que no ha recorrido. – Piensa que para terminar, debemos empezar. No me gusta pelear contigo, pero creo que no es algo que se pueda evitar, somos distintos y eso no va a cambiar, aunque deberíamos intentar ponernos de acuerdo sin discutir. Lo más importantes es que estemos bien, que seamos pacientes y que no olvides ni un solo segundo lo mucho que te quiero. – Termine mis palabras mientras le abrazaba. – Lo que has hecho hoy ha sido realmente encantador, no me lo esperaba, me haces sentir dichoso…

 

Eren no agrego nada más, pero se acomodó mejor entre mis brazos, y fue ahí que decidimos pasar ese último día de esta manera, muy en el fondo si había cierta nostalgia por parte de ambos, volver no era algo que nos emocionara en sobre manera, sin embargo, sabíamos que tendría que suceder.

 

El servicio llego pasando las doce del mediodía, era nuestra mucama del día anterior, estábamos en la terraza cuando la escuchamos entrar e inmediatamente nos buscó, Eren reposaba con los ojos cerrados entre mis brazos. Ella nos sonrió con ternura al vernos de esa manera, me hizo señas de que comenzaría su labor y después desapareció entre las cortinas.

 

Acariciaba sus cabellos y los alaciaba, mientras él se adormecía, quien habría dicho que aquel apuesto joven arrebatado que conocí aquella tarde, hoy reposaría bajo mi protección. Indudablemente nuestra relación había dado varios pasos hacia adelante, pasamos de no compartir mucho tiempo, a estar juntos tres días, y afrontar distintas situaciones de cuidado.  Y si, fue complicado pero considero que salimos lo suficientemente airosos, ahora entendía que las cosas con Eren deben ir muy lentas, y a su modo para que no se sienta agredido, él era un misterio que poco a poco habría que revelar, sé que sería un tarea complicada y que habría muchos obstáculos en el camino, obstáculos que en la mayoría de las ocasiones pondríamos nosotros mismos pero si nos amamos lo suficiente sé que todo lo podremos resolver.

 

Con forme fue pasando el tiempo fui sintiendo cada vez más su peso, Eren se había quedado dormido, lo acomode entre mis brazos para cobijarlo pues pese a que había sol, era un día frio. Y disfrute de la sensación de tenerlo junto a mí, de su aroma y su suave piel. Francamente no encontraba palabras para describir lo que en ese momento sentía, la dicha que me albergaba. Era  como estar en casa, estar en paz, sentirme pleno y al mismo tiempo sufrir la ansiedad y el miedo de perderlo en cualquier momento, de mirarlo desaparecer de repente  de entre mis brazos, de verlo airoso e imponentemente hermoso y ajeno por completo a mí. Pasar de todo a nada y que él jamás me perteneciera. Emociones y pensamientos como estos me atacaban constantemente, me martirizaban para ser exacto, era un miedo irracional, sin fundamento pero que se mostraban como mi trágico futuro.

 

Lo vi estremecerse sin despertar, Eren no soportaba mucho el frio, aunque le gustara. Como pude lo lleve en  brazos hasta la habitación. Lo metí entre las sabanas y  me senté a su lado. La mujer apareció entre las cortinas, su trabajó en nuestra habitación había terminado.

 

– ¿Necesitan que les deje toallas en la terraza? – Me cuestiono amablemente.

 

– No, la verdad es que nos iremos en unas horas, así que no es necesario. – Ella asintió con algo de nostalgia mientras dirigía su mirada hacia Eren. – Nuevamente gracias por todo y si en algún momento decide dejar de trabajar aquí y escoge un trabajo de planta en un departamento, pues avíseme, esta es mi tarjeta. Me encantaría que trabajara para nosotros. – Le entregue la tarjeta y un sobre amarillo.

 

Pese a que cuando descubrió que el sobre contenía dinero intento devolverlo, le exigí que se lo llevara, ella agradeció con amabilidad. Y prometió llamar. Efectivamente no tardamos mucho tiempo más, deje que Eren durmiera un par de horas y después lo desperté para que acomodáramos todas sus cosas, había cierta seriedad en su semblante y pude suponer que realmente le estaba costando hacer sus maletas, era como si le hubiera embargado cierto pesar.

 

– ¿Quieres que te ayude con eso? – Le pregunte mientras me acercaba a él. – ¿Te sientes mal?

 

–No, estoy bien. Es solo que…

 

– ¿Qué…? – Le obligue a continuar.

 

– Igual y podemos quedarnos un día más, ¿no crees?

 

Lo mire con ternura, era demasiado lindo cuando se mostraba tan vulnerable. Había dicho ves tras vez que no podíamos vacacionar eternamente pero ahora quería quedarse.

 

– Podemos quedarnos si así lo deseas, y mejor aún, te prometo que podremos volver cuando quieras. Esta villa será nuestra cada vez que vengamos.

 

Eren sonrió ante la posibilidad y termino de guardar sus cosas, luego de dejar todo en la recepción para que subieran las maletas al auto, entregamos las llaves y nos despedimos de todos. Había sido un muy buen fin de semana y en ese sentido, este lugar era especial para nosotros.

 

El regreso fue ameno, platicábamos y reíamos de cosas sin sentido y en algunos instantes permanecíamos en silencio durante minutos para después volver a reírnos. Aun así, no me pasó desapercibido el suspiro de Eren cuando llegamos a la ciudad, el buen humor que traía casi se esfumo. Inclusive dejo de mirar por la ventanilla y  subió el cristal de la misma. Imite su gesto.

 

– ¿Tienes frio? – Le pregunte para indagar que sucedía.

 

– Un  poco… – Se limitó a responder. Indudablemente algo había cambiado pero debido a su respuesta, seguro estaba que no me lo diría.

 

– ¡Acércate! – Le invite mientras le hacía un espacio en mi costado para abrazarlo, el tráfico era denso, así que podríamos llevárnosla sin prisa. – Quede con tu hermano de llevarte con él en cuanto volviéramos de viaje…

 

– Te pondré la dirección en el GPS, así te será más fácil, porque la ubicación está un poco complicada.

 

Después de introducir la dirección en el dispositivo, no agrego nada más, únicamente se acomodó a mi lado y realizamos de esta manara el resto del recorrido. Llegamos una hora después y con los ánimos aún más bajos, realmente el sueño de este fin de semana había terminado. Cada uno volvaria  a su rutina en la cual el otro no tenía mucha o nada de participación.

 

– ¿Es aquí? – Le pregunte al ver que no daba señas de querer bajarse del auto.

 

– No, este es solo el estacionamiento, es haya… – Respondió mientras señalaba el edificio. Reí ante la extrema seriedad con la hablo, obviamente no me refería a si Meghan vivía en el estacionamiento. – Es el segundo piso. – Agrego aun con seriedad. – Gracias por traerme…

 

– Espera…– Le pedí mientras salía del carro para abrirle la puerta. Hubo una casi imperceptible sonrisa en sus labios que se difumino de inmediato. – ¿Puedes con la maleta?

 

Nuevamente suspiro con pesadez mientras me miraba como si estuviera desanimado.

 

– Volvemos a la rutina en la que me tratas como si fuera una chica. – Reprocho en voz baja mientras intentaba sacar por el mismo su equipaje.

 

– Y tu vuelves a molestarte por cada cosa que digo, definitivamente hemos regresado. – Respondí con molestia.

 

Me miro por unos segundos con detenimiento y después volvió a lo suyo, lo observe sacar su maleta con mucho trabajo, pero al parecer quería hacerlo por el mismo y como no tenía la intensión y mucho menos las ganas de discutir, lo deje que se las arreglará por el mismo. Camine a su lado hasta donde comenzaban las escaleras, se iba a ver genial subiendo por lo menos unos quince  escalones con eso.

 

– ¿No hay elevador?

 

– Está del otro lado… – Contesto con la voz apagada.

 

– Bueno creo que será mejor que me vaya. – Agregue incómodo. Odiaba esta situación. – Supongo que te veré mañana. – No dijo nada, su mirada estaba clavada en algún lugar del piso, me acerque hasta él y deje un beso en su mejilla. El cerro los ojos y dijo algo que no pude comprender. Fue entonces que abrió los ojos y fijo su mirada triste sobre mí. – No creas que pretendo molestarte pero me gustaría llevarte hasta donde el, después de todo fui yo quien le pidió que te dejara venir y quien quedo de entregarte a su lado de nuevo…  Además, no dudo que tengas la capacidad, pero no quisiera que realices un esfuerzo mayor al cargar la maleta ¿estás seguro que estarás bien? Es decir, son demasiados escalones y la maleta es pesada. Tal vez podemos llevarla juntos hasta la entrada del departamento, o podrías dejarme hacerlo a mí. – Inmediatamente giro la maleta hacia mi dirección y se apartó.

 

Escuche un gracias mientras subíamos las escaleras, fueron diecinueve escalones en total y una posible lesión en mi espalda debido al peso de la maleta. Pero todo valió la pena por estar unos minutos más a su lado. Cuando finalmente llegamos a la entrada del departamento deje la maleta a su lado mientras intentaba regular mi cansada respiración. Mi pésima condición física me estaba causando serios estragos.

 

Eren estaba pendiente de cada uno de mis movimientos, le tuve que hacer señas con la manos de que todo estaba bien, Meghan debió escucharnos subir porque inmediatamente abrió la puerta.

 

– Gracias por traerlo hasta aquí…– Agrego justo después de envolverlo en un abrazo que había tomado desprevenido a Eren y lo había alejado de mí. – De nuevo en casa cariño…

 

Eren correspondió el abrazo pero no dijo nada. Meghan por su parte no dejaba de hacerle cariños que francamente me hicieron sentir celoso, nadie me iba a quitar de la mente que sus sentimientos  que tan expresamente le profesaba no era necesariamente de hermanos. Había algo que no terminaba de gustarme en todo esto.

 

– Gracias a ti, por dejarlo venir conmigo y por enviar sus cosas. – Aclare señalando la maleta.

 

– Haría lo que sea necesario con tal de verlo feliz, lo que sea… – El tono de voz que uso y el hecho de que haya acercado a Eren más hacia él, me dejaba claro que no me vería tan osado al pensar así de él. – Además, de vez en cuando es bueno distraerse un rato con los amigos… Pero bueno, no hablemos en la puerta, porque no pasas y bebes algo caliente. – Me invito.

 

Eren se soltó de su abrazo y se dirigió a tomar su maleta para meterla, pero se lo impedí, le dije que yo lo haría y el respuesta se acomodó a mi lado y se sujetó de mi brazo. Cosa que a Meghan no le hizo mucha gracia. Fuimos directo hasta su sala, él nos trajo chocolate caliente y pan.

 

– Y bien, ¿Qué tal les fue? ¿Se la han pasado bien? – Pregunto mientras se acomodaba en un sillón frente a nosotros. Eren no hizo gesto de querer responderle aun cuando había hecho las preguntas mirándolo a él. – No pareces muy contento. No ha sido de tu agrado el viaje, es eso o volvieron a discutir o quizá, me has extrañado demasiado...

 

Eren lo miro con dureza durante unos segundos y después se giró para mirarme con bastante seriedad, francamente fue un momento muy incómodo. Cada uno se había quedado en un sillón aparte de el de los demás, de manera que formábamos una especie triangulo, y las miradas iban a venían por parte de Meghan. Fue entonces que Eren se puso en pie y se pasó a mi lado, sentándose muy cerca de mí.

 

– El viaje ha sido perfecto. – Respondió a secas. – No te extrañe, aunque si pensé en ti. Creo que  debo aclarar que no entristecí ni nada por el estilo, la verdad es que me la paso muy bien con Chris. Él sabe hacerse cargo de mí.

 

Ambos me miraron, uno lo hizo con cierta ternura y el otro con molestia. Y sin embargo, me sentí feliz porque Eren me estaba dando mi lugar delante de la única persona que importaba para él, eso quizá quería decir, que también me estaba volviendo importante.

 

– No sé cómo debería sentirme por lo que acabas de decir, la verdad es que me dolió un poco… Y pese a que suelen decir que lo que se ve no se juzga, voy a entrometerme.  – La amenaza fue clara, pero no me sentí intimidado y Eren no se mostró para nada interesado, el únicamente comía. – Me queda claro que ya no soy el único hombre en tu vida y sin embargo, creo que es demasiado pronto para que te consideres vencedor. Después de todo, aunque es claro que las cosas han cambiado entre ustedes aún siguen siendo solo “amigos”. – Enfatizo la última palabra causando cierta tensión en Eren, quien no tardo en mostrarse agredido por lo dicho y parecía estar preparándose para contraatacar. –  Amenos que este fin de semana haya sucedido algo de lo que deba enterarme y que sea un pase canjeable por lo que tú quieras.

 

Meghan no perdió detalle de sus movimientos y me miraba cada que podía. Eren término recargándose ligeramente sobre mi hombro, me estaba buscando. Pese a que temí empeorar las cosas con su hermano, pase mi brazo sobre sus hombros y lo pegue más a mí.

 

– Efectivamente, Eren y yo somos amigos, por ahora solo somos eso, sin embargo, yo le quiero. – Me atreví a intervenir. Hubo una ligera sorpresa por parte de ambos a lo que le siguió un cruce de miradas que Eren trato de evadir. – Tú lo has dicho, lo que se ve no se juzga. Estarás de acuerdo conmigo que Eren es muy atractivo y no sería novedad el hecho de que me guste tanto, lo menciono porque estoy consciente de que  no soy el único que está interesado en tener una relación con él.

 

– ¿Una relación? – Pregunto Meghan. – Es un poco temprano para hablar de relaciones ¿no lo creen?

 

– El tiempo no reducirá mis sentimientos por él, en todo caso los engrandecerá. Aunque tampoco estoy diciendo que en este momento él y yo mantengamos una. Supongo que al tratarse de Eren las cosas son un poco más complicadas y necesitan ir mucho más lentas. Estoy consciente de esto y también estoy en la disposición de esperar lo que el considere necesario. Solo quería que estuvieras al tanto de mis verdaderas intenciones hacia tu hermano y si tú y él me lo permiten, me gustaría que me permitieras verlo fuera de la escuela. No como un amigo nada más, si no como alguien que está interesado en él, un enamorado que intenta ser correspondido.

 

A mis palabras le siguieron un silencio realmente incomodo, como resultado, tuve a un avergonzado Eren y a un cruel hermano mayor que intentaba hacerse el duro.

 

– Y dime Eren, ¿Qué es lo que sientes por él? – La pregunta incomodo mucho más a Eren, quien no buscaba un hueco seguro para esconderse, fue entonces, que comprendí que lo hacía a propósito. Quería obligarlo a decir algo de lo cual Eren podría quedar expuesto. – ¿Y bien? Te lo pregunto porque nadie viene y dice todo esto sin que antes se le haya dado “motivos” que le hagan suponer que existe la remota posibilidad de que ustedes dos sostengan una relación.

 

– Yo… – Eren comenzó a jugar con sus manos y mantenía la mirada baja, mientras que Meghan veía con agrado la situación. – Pues, yo…

 

– Cobarde… – Agrego Meghan mientras recogía sus cosas y se ponía en pie. – Tres días no te bastaron, necesitas más. Ahora que sabes lo cálido que puede llegar a ser el cuerpo de otra persona al abrazarte, simplemente te reúsas a dejarlo ir. Pero tampoco te arriesgas a confesarlo.

 

– En realidad ya lo ha hecho. – Asegure, interponiéndome entre los dos. – Y con que me lo haya dicho a mí, es más que suficiente. Estoy satisfecho.

 

– ¿Cuánto tiempo seguirás estando satisfecho con que te lo diga solo a ti al estar a solas? Claro, tomando en cuenta que supuestamente ahora lo estas. – Hubo recelo en su mirar y veneno en sus palabras, pero intente que no me afectaran. – ¿Cómo sabes que es verdad lo que te ha dicho? Lo conozco un poco, es cuestión de tiempo para que vuelvan a la relación que sostenían antes del viaje, si no es que han vuelto ya. En algún momento te cansaras de vivir en el anonimato.

 

– Parece que sabes de lo que hablas… – Agregue con desazón.

 

– Por supuesto que se de lo que hablo, he visto desfilar a muchos que al igual que tú, en un principio también se veían muy optimistas. Todo es cuestión de tiempo con Eren, eso es lo único que son y serán, cuestión de tiempo…

 

– ¿Por qué me haces esto? – Le cuestiono herido. –  Fuiste tú quien sugirió que lo buscara, que me diera una oportunidad. Fuiste tú quien dijo que no todos eran iguales. ¿Por qué ahora me acusas por haberlo hecho? – El reclamo estuvo cargo de cierto aire de dolor, ya no me cabía duda que Meghan era realmente alguien muy importante para Eren. Su opinión le importaba y mucho. – Estas molesto porque ahora comprendes que le quiero. Que estoy yendo enserio con el…Te molesta que ahora prefiera su compañía antes que la tuya. O al menos, eso es lo que crees, pero la verdad es que son cariños muy distintos. Te amo, porque eres mi familia, porque has hecho por mi lo que nunca nadie, me enseñaste a soñar y te lo agradezco, pero no es culpa mía que todo contigo haya quedado en sueños, Christopher convirtió esos sueños en realidad y en ese sentido él es importante para mí, de una forma que tu jamás entenderías.

 

Meghan ya no agrego nada más, se limitó a recoger unos papeles que tenía sobre el mueble y se acercó a él para intentar dejar un beso en su mejilla pero Eren le dio la espalda. Tampoco insistió, se despidió de mí con amabilidad e inmediatamente lo vi caminar hacia una de las habitaciones.

 

– Tu auto está en el taller, lo lleve a que le hicieran un cambio de aceite. Estará listo hasta mañana al medio día. – Le escuchamos decir antes de que cerrara la puerta.

 

Eren sollozo bajito, francamente no comprendía bien lo que sucedía, se habían hablado entre palabras así que no advertía el verdadero significado de todo aquello. Lo único que pude hacer por él fue abrazarlo. Inmediatamente Eren se escondió entre mi pecho pero ya no lloraba, únicamente me abrazaba.

 

– ¡Mírame! – Le hable mientras que con mis manos levantaba su barbilla. – ¿Dónde está el Eren que me gusta? El que es soberbio y amedrentador, el que nunca dejaría que nadie le hiciera avergonzarse de sus sentimientos. No bajes la mirada, no combina con tu defectuosa y sarcástica personalidad. Está bien, no te sientas presionado. Lamento haber causado todo esto.

 

– No, no ha sido culpa tuya.  Soy yo el que lamenta que hayas presenciado esto, suele ponerse así cuando ha bebido demasiado. Mañana todo estará bien de nuevo.

 

– ¿Estaba tomado? A mí no me lo pareció…

 

– ¡Lo está! – Aclaro con dureza. – ¿Podrías llevarme a mi casa? – Pregunto quizá tratando de desviar la atención.

 

– Sera un placer. – Le conteste mientras dejaba un beso en su mejilla. – Supongo que será más fácil bajarla que lo que fue subirla. – Agregue mientras miraba la maleta, ante la deslumbrante sonrisa de Eren.

Notas finales:

¿Que les parecio? Me encantaria saber sus opiniones. Saludos y hasta la proxima semana.


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