Un muchacho con cristalinos ojos celestes, marcadas ojeras negras, cabello rojo y una pinta desastrosa abrió la puerta de aquella pintoresca casa tras la tienda.
Su rostro rígido se hizo más agrio al toparse con dos peculiares muchachos en el pórtico de su casa.
−Soy Naruto, él es Sasuke y tu hermana nos invitó a pasar… _exclamo el rubio irrumpiendo sin más en lo que bien pudo parecer un allanamiento_
Los dos desconocidos pasaron directo a la sala sin pedir una palabra de Gaara. El muchacho quedo estampado contra la pared y sin ninguna jurisdicción al respecto antes de poder decir nada y es que Naruto no estaba de ánimo para cortesías o nuevos amigos, su corazón latía a mil por hora, su entrepierna se sentía insatisfecha y todo lo que quería era dejarse caer sobre algo y descansar.
−Maldición dobe, suéltame… _se quejó Sasuke tratando de liberar su brazo del agarre mortal del blondo_
El chico lo soltó de golpe, confronto su mirada y luego de contemplar por un par de segundos el negro de sus pupilas aun dilatadas por la adrenalina, cayó en cuenta de lo que casi acababa de pasar.
−Nos tenían… _pronuncio en tono de queja melodramáticamente mientras se colgaba de forma empalagosa del cuello de Sasuke_ Pensé que no iba a volver a verte… Que iban a separarnos y no iba a volver a besarte _siguió, luchando por quedarse pegado al pelinegro mientras este lo empujaba sin piedad llamándolo idiota_ Que iban a encerrarme lejos de tu calor y tu… ¡Oye!
Una cachetada le corto el royo.
−Eres insoportable… _soltó el pelinegro dándole la espalda para dejarse caer sobre el sofá_
−Vamos… también te asustaste _exclamo el rubio tocándose la mejilla_ ¡Tiraste la puerta del baño, tebbayo...!
Un recuento de los hechos y quizás una discusión basada únicamente en el nerviosismo que aun cargaban encima estaba a punto de empezar, pero la voz dura, algo tétrica y demandante de un tercero interrumpió.
Gaara se acercaba con un humor endemoniado y con todas las peores intenciones de echarlos a patadas de su casa.
−Ese es mi lugar… _señalo refiriéndose al sitio frente al televisor donde se encontraba Sasuke_ Largo…
−Tu hermana le saco quinientos dólares a este imbécil, busca otro lugar donde sentarte _respondió el azabache tajantemente y sin la más mínima intención de moverse, que no fue lo más sabio tratándose de Gaara, quien no por nada tenía la peor reputación en el pueblo_
Para cuando Temari y Kankuro atravesaron la puerta el sitio estaba hecho un asco, Naruto y Gaara sostenía una verdadera batalla campal lanzándose los preciados adornos y fotografías de la familia en la sala, con los muebles como escudos y medio tapiz en el suelo.
Ignorando la pelea estaba Sasuke junto a la entrada, sentado en las escaleras tomándose una lata de gaseosa. Era como una escena de película de acción en pleno clímax y el chico leía los sobres del correo con una bebida en la mano, como si no pasara nada.
− ¡¿Qué diablos se supone que está haciendo tu amigo?! _cuestiono la rubia arrebatándole el correo_ ¡Esta es mi casa! ¡No pueden solo entrar y destrozarla! ¡Van a pagar todo lo que rompió!
− Díselo al idiota… _respondió el azabache con el ceño fruncido_
− ¡Te estoy defendiendo! ¡Al menos ponte de mi lado! _Grito Naruto esquivando un par de gatos de plástico para acercarse al pelinegro_
− ¡No te pedí que te pusieras a lanzarle cosas al fenómeno!
− Tu no tenías por qué ser grosero con el…
− ¡Joder! Cállese o lárguense de una vez _grito Kankuro pasando de largo para darle un par de pastillas al pelirojo_
− ¡No! Ellos se quedan… _exclamo Temari empujándolos hacia el comedor para obligarlos a sentarse_
La muchacha se metió en la cocina y empezó a revolver cosas, puso un par de sartenes en el fuego y platos en la mesa.
-¿Qué quieren cenar? _pregunto de forma ruda mientras sus invitados se veían el uno al otro desconcertados_
-Cualquier cosa esta bien… _respondió Naruto algo dudoso_
Al final, la cena fue bastante tranquila. La chica no era mala cocinera y sus hermanos no eran tan desagradables cuando estaban callados.
Su casa era la típica vivienda antigua de campo, con decoración anticuada y cosas curiosas. La que pertenecería normalmente a una abuela o un viejo granjero y en la que ni Naruto ni Sasuke pensaron pasar más de un par de horas.
Era una situación extraña, debían admitir. La rubia era una chica de carácter fuerte, el hermano mayor parecía una especie de pandillero retirado y el pelirojo obviamente tenía problemas. Pero por motivos muy particulares mantenían a raya su furia y les estaban ofreciendo una gran hospitalidad. Temari les dio de comer, los obligo a lavar los platos y les preparo una habitación, cosa que no esperaban luego de destrozar su sala, pero que igual recibieron con gusto dadas las circunstancias.
−Van a ser mil dólares… _soltó recostándose junto al lavatrastos mientras el rubio terminaba de enjuagar el último plato_ Eso incluye los daños a la propiedad y no más de dos días de hospedaje…
Naruto sonrió al escucharla, le agradaba que las personas fueran directas y tratándose de dinero, el cual no le faltaba gracias a la docena de cheques que le hicieron Shikamaru y Tsunade, todo era más fácil.
-¿Aceptas cheques? _pregunto sacando su billetera del bolsillo de Sasuke, donde estaba mucho más segura_
−Esos sujetos son peligrosos… _comento Temari luego de meter el pago en su cartera_ El jefe de la policía ha estado haciendo tratos con gente del bajo mundo. No sé qué hayan hecho ustedes, pero este pueblo ya tiene suficientes problemas.
− ¿El auto aun esta en tu tienda? _pregunto el pelinegro acercándose a la pequeña mesa que ya hacía a la mitad de la cocina, donde estaba sentada la chica desprendiéndose de su delantal_
−Sí, pero la policía hace rondas por allí regularmente. Van a tener que ser rápidos si quieren recuperarlo y no mientras yo esté allí; no quiero meterme en ningún lio.
− ¿Hay alguna otra forma de salir de aquí que no sea en auto?
−No _mintió_ El único autobús pasa una vez por semana y paso hoy así que están varados hasta la semana siguiente… Podemos idear una forma para recuperar el auto, pero tendrán que esperar hasta mañana, tengo cosas que hacer…
Y Sasuke sabía de qué hablaba, por su cuerpo bien formado, su carácter y los zapatos que vio bajo las escaleras, podía asegurar que se trataba de una bailarina. Sabia reconocerlas, paso la mitad de su vida viviendo de ellas. Eran generalmente mujeres con niños en casa o situaciones económicas difíciles, blancos vulnerables en cuanto a lo sentimental y muy inestables. Las vio desaparecer una y otra vez de su vida, asesinadas por deudas con drogas o pleitos con clientela.
Era trágico, nada significativo para alguien que jamás estuvo mucho tiempo en ningún lugar, pero triste a fin de cuentas. Los únicos lugares cariñosos que Sasuke conoció alguna vez fueron los departamentos de esas chicas, lugares bastante decadentes donde era tratado como un amante y recibido felizmente por alguno que otro pequeño que sin razón alguna le había tomado cariño.
Recordar aquellos días durmiendo junto a una chica mayor o jugando a escondidas con alguna mascota de la que nunca supo el nombre, era nostálgico. Quizás unas de las pocas cosas gratas que podía traer a su mente de aquellos tiempos.
−La habitación de huéspedes está arriba, junto a las escaleras… _indico la chica antes de marcharse_
Al pasar por la sala Naruto no pudo evitar darle una mirada al que parecía ser el menor de hermanos, con un flamante cabello rojo y ningún parecido a los otros dos. Estaba frente al televisor perdido en algún programa de noticias. Parecía mucho más tranquilo desde la cena y las cuatro cervezas que se tomó, quizás era el mejor momento para confrontarlo, pese a la advertencia que le dio Temari sobre no acercarse demasiado a él.
−Te alcanzo… _le dijo a Sasuke dándole un rápido beso en la mejilla y esquivando el golpe para adentrándose en el desorden de la habitación. El azabache solo se giró haciendo una mueca de desagrado y siguió su camino sin ánimo de presenciar otra de las heroicas peleas del rubio_
−Hola, creo que empezamos mal. Mi nombre es Naruto… _exclamo el blondo parándose junto al pelirojo_
Esos ojos algo hinchados, que lucían cristalinos bajo la luz de la pantalla, lo recorrieron levemente.
-Gaara… _soltó sin más el pálido muchacho volviendo su atención a la voz de la presentadora_
Era aparentemente un chico sin muchas habilidades sociales, algo extraño a simple vista. Y no eran solo su apariencia desaliñada o el tatuaje que tenía en la frente; su forma de interacción era bastante tosca y lo más probable era que tuviera problemas entendiendo a las demás personas.
Tal vez era uno de esos chicos que habían pasado por mucho, las marcas que Naruto pudo ver en su cuello y espalda levemente descubiertos, le dieron una pista sobre eso. En la penumbra de la habitación era difícil verlas, pero estaba seguro de que esas quemaduras eran fueron en su tiempo bastante graves.
− ¿Estamos bien? _pregunto el rubio con ánimo de arreglar las cosas entre ellos, no era de dejar los pleitos sin resolver y menos los que tenían un origen tan tonto como evitar que el muchacho se metiera con Sasuke_
− ¿Tu novio está bien? _cuestiono el chico con un tono plano_
Los ojos de Naruto brillaron ante la pregunta… Gaara empezaba a agradarle.
− ¡Claro que lo está, tebbayo! _Se sentó junto al muchacho_ Puede ser un poco grosero, pero no tiene nada contra ti. Solo lo atrapaste en un mal momento.
Gaara lo escucho sin decir nada, algo sorprendido por la repentina confianza del blondo. Debía haber hecho algo bien, y claro, ese algo había sido afirmarle a Naruto que el azabache era su pareja, cosa que para Gaara, luego de verlos interactuar por un rato, parecía lo más congruente. Pero a Naruto lo dejo por las nubes. Y como la cosa más natural del mundo le soltó un monologo de casi diez minutos sobre el comportamiento del Uchiha, como parte de su repentina hiperactividad y exceso de alegría.
Le hablo sobre su carácter malhumorado, sobre sus rabietas y docenas de cosas que lo hacían oír como alguien que llevaba aguantándolo algunos cuantos años. Menciono un par de historias mientras daba vueltas por la habitación ordenando los muebles y paro abordando el tema de sus conflictos amorosos de alguna forma. Y es que según Naruto, Sasuke le estaba haciendo las cosas difíciles.
Algo que seguramente no le interesaba oír a Gaara, quien no había soltado una sola palabra desde que empezó, pero de igual forma necesitaba sacar.
−…sé que es duro para él y siento que solo empeoro las cosas _se acomodó de nuevo junto al pelirojo en el sofá_ Es decir, él acepto ser mi amigo y de alguna forma lo obligo a pensar en mí más allá de eso. Se siente como si lo traicionara y es horrible porque ni siquiera sé si me gustan los chicos.
Volteo hacia el muchacho pidiendo su comprensión mientras trataba de armar uno de los tantos cachivaches que rompió esa tarde.
−Sé que me gusta Sasuke, pero...
− ¿Has besado a otro chico? _oyó a Gaara hablar por primera vez desde que empezó su debate sentimental, lo cual demostraba que había estado prestándole atención; Gaara quizás era un buen chico, después de todo_
−No… ¿Crees que debería hacerlo? _se dejó caer sobre el respaldo_ Suena extraño, tebbayo… Bueno, cuando bese a Sasuke fue genial, pero besar a otro chico es…
Los labios del rubio fueron inesperadamente interceptados por los del pelirojo. Naruto se quedó estático ante la sensación brusca de su boca, era totalmente extraño, como lo había predicho. Aunque extraño únicamente porque ese chico sabia a cerveza.
Ni labial, ni champaña, ni siquiera vino; como cuando beso a Sasuke esa mañana. Sabia a cerveza barata. No era desagradable, pero tampoco era excitante. Quizás podría besarlo por horas y sentirse bien, incluso conseguir una erección, pero no estaba cautivado, como cuando probaba los labios del azabache.
Sin mucha delicadeza el chico se alejó buscando la reacción de Naruto. Y serían el alcohol o los calmantes que corrían por su cuerpo, pero parecía realmente tranquilo al respecto.
−Gracias… _pronuncio tenuemente el rubio y es que reconocía el esfuerzo de Gaara por ayudarlo_ Creo que ya lo tengo claro… _dijo palmeando su hombro con una amplia sonrisa_
Estaba listo para despedirse y correr a la habitación en busca del azabache, pero en cuando se giró su cuerpo entero sufrió el impacto de una corriente helada.
Hay estaba Sasuke, de pie en las escaleras, viéndolos con una expresión que no sabía exactamente cómo interpretar, pero que seguro no era buena.
−Sasuke… _soltó con una sonrisa dudosa_
−Voy a comprar algo… _exclamo el pelinegro cortantemente antes de azotar la puerta_
Naruto quedo paralizado por un par de segundos antes de lograr procesar esa turbia mirada negra llena de cualquier cosa menos calma y finalmente sintiendo los latidos de su corazón acelerarse salió disparado detrás de Sasuke.
− ¡Espera! _exclamo logrando alcanzarlo en la carretera_
− ¡Déjame!
− No sé qué estés pensando, pero estas equivocado _su mano se enganchó en la chaqueta del azabache atrayéndolo hacia un forcejeo_
− ¡No me interesa que diablos estés haciendo¡ ¡Déjame en paz!
−No estoy tratando de ligar a Gaara, si es lo que piensas…
− ¡Maldición, Dobe! ¡Ve a enredarte con tu nuevo amigo o con quien se te de la gana, a mí no me importa!
-¡Estoy enamorado de ti! No quiero estar con nadie que no seas tú…
−¡No me vengas con esa mierda de que estás enamorado… la gente como tú no entiende lo que eso significa, solo pones la vista en algo y lo tienes… lo usas y luego te largas!