Un estrepito metálico saco al cazador de las pocas horas de sueño que había tenido. Había sido una noche difícil, olvidando los caminantes, la lluvia torrencial y las goteras; sus pesadillas no le habían dejado un minuto de paz…
No necesitaba que Carl lo despertara apenas salido el sol pateando los trates que estaban dispersos en el suelo.
-¿Todo está bien? _pregunto llevándose la mano al rostro con pereza mientras ubicaba a Judit entre los brazos de Michonne_
-Vuelve a dormir… _soltó Carl siguiendo sin más su camino_ voy a hacer una ronda. Creo que hay un par de caminantes atrapados en los matorrales.
-Voy con tigo… _dijo Daryl poniéndose de pie, listo para tomar su ballesta y matar algunos muertos vivientes_
Serian tal vez las ideas locas de la adolescencia, pero Carl últimamente insistía en hacer las cosas por su cuenta y estaría bien si no estuvieran luchando por sus vidas en un bosque plagado de peligros. Era complicado para el mantenerlo a raya sin tener que ponerle una correa, así que trataba de entrenarlo o mantenerlo cerca de él.
Para el campesino el asunto de enseñarle a alguien más era complicado. Nunca pensó tener un hijo al cual contarle de sus anécdotas de cacería o con quien hacer una excursión mañanera. Antes del desastre de los muertos vivos toda su vida se reducía a cazar y seguir a su hermano, pasar el rato bebiendo o reparando los cachivaches de su casa en el campo.
Una pareja, familia, responsabilidades, amor… eran cosas que solía dejar para después en su lista de tareas u olvidar mientras el frio le helaba los huesos en aquellas largas noches de cacería que solía pasar siguiendo un rastro, cuando su hermano se embriagaba con alguna mujer frente al televisor y no quedaba lugar para el en su casa.
El amor nunca pareció más que un par de tetas, gritos y llanto. Nunca fue algo que un hombre tan retraído como él quisiera para pasar sus últimos días, pero curiosamente ahora que su vida lucia más inestable que nunca, todo lo que quería era encerrarse en los brazos de alguien y sentir el amor asfixiándolo hasta no ser capaz de verse solo otra vez. Anhelaba sentir a Rick, quería explorarlo y sumergirse en los misterios cálidos de ese sentimiento que últimamente rondaba en su pecho inquieto por ser correspondido.
Rick fue todo lo contrario de lo que las ridículas novelas televisivas que miraba su madre o los conceptos vulgares bajo los que educo su hermano, afirmaron. El confort que encontró en él iba más allá de cualquier cosa que hubiera imaginado. Se podía decir que gracias a él, luego de años en negación y resistencia al afecto, Daryl Dixon creía en el amor.
-Los tengo… _oyó decir a Carl mientras este balanceaba un cuchillo en su mano para clavarlo en la frente de uno de los caminantes_
El cazador le dio su espacio y lo dejo hacer el trabajo pendiente de cualquier peligro que pudiera amenazar la vida de su pequeño, y es que luego tanto tiempo, aunque más significativamente luego de tenerlo con él por ese par de semanas en el bosque, empezaba a tenerle un gran cariño. Le aterraba que algo pudiera pasarle mientras no estaba. Era solo un muchacho después de todo, necesitaba que alguien lo guiara y le explicara las cosas.
Y en estos momentos quizás necesitaba la ayuda de su padre. Lo había notado algo retraído los últimos días, y ciertamente cada uno estaba metido en sus propias preocupaciones, pero sabía que los problemas del chico eran más propios de la edad y de cosas que él no creía ser capaz de enseñarle. Lo sexual no era uno de los fuertes de Daryl.
Cuando el tubo la edad para finalmente pensar en mujeres, ya era muy tarde. Para los trece sus experiencias sexuales ya era cosa de un trauma pasado, cosas que prefería no volver a vivir a no ser porque la presión de su hermano o su padre lo sobrepasaran. Y es que en su familia los hombres follaban… y él tenía que ser un hombre, fue una de las tantas cosas que lo atormento hasta que los zombies se llevaron todo a la mierda. Les estaba agradecido al menos por eso.
− ¿Cómo es cuando te gusta alguien? _pregunto Carl lanzando la cuestión totalmente de improvisto mientras el pobre cazador intentaba desenredar algunas trampas_
El hombre le dio vueltas a su cabeza tratando de haya una forma de responder a esa peculiar pregunta, pero no tuvo más que ser sincero.
−No estoy muy seguro…
− ¿No te gusta mi papá? Debes saberlo…
−Es difícil de explicar…
El chico se agacho junto a él quitando algunas cuerdas de entre las ramas. Permaneció en silencio un par de minutos como pensado su próxima pregunta maligna y sin más la soltó parándole el corazón al hombre.
− ¿Te has masturbado?
¡Joder! Claro que sí, ¿A dónde quería llegar ese chico? Daryl no era muy bueno entendiendo las mentes de los niños.
−Todos lo han hecho…_respondió tratando de tener algo de tacto_ ¿Tienes algún problema o hay algo que no entiendas? _lanzo sin más y es que no le gustaba andarse con rodeos_
Los ojos cristalinos del muchacho se posaron en el de forma pensativa y algo nerviosa, eran iguales a los de Rick, eso lo hiso sentir algo más paciente y tranquilo.
−Es que… no es como hacerlo.
−No es difícil… _dijo el cazador poniendo su mano en la posición imaginaria que debería tomar entre sus piernas tratando de explicar sin mucho éxito lo que había que hacer_ Es más o menos una cuestión de instinto…
−Enséñame… _su voz era firme, su mirada decidida y estaba metiendo a Daryl en un verdadero problema_
−No creo que sea buena idea, debes aprender a hacerlo solo…
−No quiero hacerlo solo, quiero que tú me ayudes…
Sin pensarlo demasiado el muchacho se puso de pie y se dispuso a abrir su cierre. Estaba empeñado en lograr que Daryl lo tocara y es que la idea lo estaba atormentando, necesitaba sacarse de una vez por todas las malditas ganas que traía encima. Y su caliente cerebro adolecente no estaba para detenerse a pensar que ese era el novio de su padre.
− ¡Espera! _grito el cazador sujetando sus jeans justo antes de que los tirara hacia abajo_ ¡No está bien! ¡La idea de masturbarse es hacerlo solo!
−Pero…
Al ver hacia arriba se topó con las lágrimas a punto caer de ese par de perlas azules, lidiar con adolecentes sí que era un asco.
Sin hallar otra manera paso sus brazos sobre el para consolarlo y pedirle que dejara de llorar. Puede que quisiera actuar como un hombre, pero Carl aún era un mocoso.
−Todo está bien… _dijo buscando su rostro para confirmar que se hubieran detenido el llanto_
El chico negó con la cabeza y seguidamente empujo al cazador y se adentró entre los árboles. Corrió cuanto pudo seguro de que había dejado atrás al hombre. Se sentía de lo peor y no solo era la decepción sino que esa sensación de estar haciendo algo malo empezaba a golpearlo. Odiaba las cosas que le estaban pasando desde que empezó a fijarse en Daryl.
Todo estaba mal, se sentía confundido, solo, preocupado y perdido y todo lo que quería era regresar a su hogar y ver a su padre. Tener a su familia de vuelta y no tener que pensar nunca más en Daryl.
Su rostro fue directo al suelo en un impacto seco. Había tropezado con algo mientras atravesaba unos arbustos.
− ¡Carol! _grito poniéndose de pie de un salto al ver a la mujer_
Daryl corrió tras el rastro de Carl tan pronto como se levantó del suelo. Sus pequeñas huellas sobre el fango eran fáciles de seguir. Mientras se acercaba seguro de que el chico estaría llorando o haciendo una rabieta en algún rincón pensaba en cómo debía confrontarlo. Y estaba furioso, el desgraciado mocoso había hecho justo lo que le dijo docenas de veces que no hiciera: adentrarse solo en el bosque. Pero no podía ser tan duro él, seguramente estaba pasando por una etapa difícil y no le gustaría empeorar las cosas.
Movido por sus finos reflejos casi sobrehumanos y su agudo sentido del oído se giró apuntando su ballesta hacia donde una figura agitaba la maleza. Estaba seguro de que no era un caminante, pero su acecho sigiloso lo convertía en un enemigo potencial.
− ¡Daryl! _escucho una voz conocida antes de ver a la figura abalanzarse sobre el_
− ¿Maggie? _pregunto algo incrédulo y desubicado mientras llevaba sus brazos alrededor de ella_ ¡¿Dónde está Rick?! _soltó de inmediato conteniendo el torbellino de emociones que se le estaba viniendo encima_
−Cerca… nos separamos hacer unas horas _sus redondos ojos claros lo vieron con angustia_ perdimos la prisión…
Y eso fue duro de oír, se trataba de su hogar, del hogar de Judith, pero le importo un carajo sabiendo que Rick estaba bien y podría volver a verlo…
− ¿Dónde se separaron? ¿Dónde están los demás? _pregunto ansioso y le habría gustado que la chica pudiera responder todas sus preguntas al mismo tiempo, pero antes Carl lo saco de la el asunto con sus gritos_
Esa fue una de las noches más largas que había tenido en mucho tiempo. El silencio total del bosque era una tortura. Podía oír el bullicio de la cabaña a lo lejos con las voces de Carl, Maggie y Carol que ocasionalmente abría la boca para preguntar por él. Era desesperante buscar entre la oscuridad alguna señal, alguna imagen o algún sonido que le dijera que Rick estaba de regreso, que los había encontrado y nunca volvería a alejarse, que todo había acabado.
Pero al parecer eso iba a tardar un poco. Según Maggie, apenas lograron escapar de los muros de la prisión y el enemigo los seguía buscando. Ella y Glenn se separaron cuando el grupo se dividió para que les perdieran la pista. Rick, Gleenn y T-dog fueron por un lado, mientras ella, Carol y Marshall se escabullían lejos. Por desgracia los siguieron a ellos y no al grupo de Rick. Casi matan a Carol, y no sabían nada de Marshall desde que los embocaron.
−Deberías entrar… esa mujer se muere por hablar con tigo _dijo Michonne pasando por su lado_ Voy a quedarme aquí hasta que regreses, tomate tu tiempo. También necesitas descansar.
−Podrían aparecer y necesitar ayuda…
−Entonces yo me hare cargo… _exclamo dándole un empujón para hacerlo caminar_
El hombre entro sin mucho ánimo, más preocupado por lo que podría pasar afuera que por lo que había adentro y no es que ver a parte de su familia de vuelta no lo alegrara, sino que las ansias por saber de Rick lo estaban matando.
− ¿Cómo estás? _pregunto acercándose al sofá donde estaba tendida la mujer más grande_
Ella puso una de sus manos sobre su rostro contemplándolo con lágrimas en los ojos y es que luego de verlo irse sin escuchar a nadie pensó que nunca volvería a verlo.
−Te extrañamos… _pronuncio Carol por lo bajo antes de recibir un abrazo_ Rick casi enloquece cuando supo que te fuiste _rio recordado la escena que se montó el comisario_ Debimos ir con tigo…
− ¿Ahora me crees? _pregunto el hombre ayudándola a sentarse_
−Vamos a hacerle caso a tu instinto de ahora en adelante…
Y aunque la charla se volvió amena, la tención seguía en pie en el fondo de todos. La llegada del amanecer ser torno lenta y tortuosa y antes de que Carol despertara para evitarlo el cazador volvió a la guardia.
Encontró a Michonne sentada sobre un unas tablas rotas que quizás alguna vez fueron una banca, viendo fijamente un punto en el bosque y sosteniendo su katana sobre las piernas.
− ¿Aun nada?
−Yo diría que seguimos a salvo… _respondió la samurái resaltando el hecho de que cuando apareciera Rick muy probablemente tendrían que ponerse en marcha de inmediato para huir_
−Carol no está en condiciones de viajar…
−Entonces reza porque tu hombre no nos traiga problemas… _pronuncio la morena esbozando una sonrisa_
Oh, si… el chisme se había expandido de la boca de Maggie tan rápido como cualquier otra cosa que le hayan contado. La chica al parecer tenia de pasatiempo contarle a todo el que se le paraba en frente de su relación con Rick.
El hombre solo giro el rostro evadiendo ahondar en el tema.
Al parecer iba a ser una espera muy larga. Cada minuto representaba un sinfín de posibilidades tanto buenas como malas, pero a pesar de todo Daryl tenía un buen presentimiento. Quería pensar que el comisario estaba muy cerca.