Un ansioso joven de piel acanelada, cabello rubio y hermosos ojos azules se atravesó frente a él con una gran cantidad de preguntas, apenas cruzo la puerta. Y si algo tenía que admitir, era que el chico resultaba realmente llamativo.
Al parecer los Sabaku tenían un huésped muy interesante. Un muchacho lindo y algo torpe, justamente de esos que le encantaba ligarse en viernes.
−Soy Kabuto… _sonrió extendiéndole la mano con galantería_
El rubio pareció algo desconcertado mientras la estrechaba. Paso sus perlas azules levemente por el rostro del hombre y en seguida volvió al torbellino de ideas que parecía tener esa encantadora cabecita suya dando vueltas.
− ¿Tienes licencia? _prosiguió sin prestarle atención al intento del peliblanco por sostener su mano más tiempo_ ¿Has matado a alguien?...
Ciertamente el aspecto desaliñado del hombre, su mirada convenenciera y la gran pistola que colgaba en un estuche de cuero de su cintura, no le daban mucha confianza. Y claro, no es que en su situación furtiva esperara un médico y un hospital de primera, pero al menos debía estar seguro de que el sujeto no iba a enloquecer y a lanzarse sobre Sasuke en cuanto lo viera.
−Lo siento por mi atuendo _pronuncio Kabuto tan gentilmente como pudo; estaba dispuesto a ser tolerante con ese hermoso rubio_ me agarraron de camino al bar, pero te aseguro que soy un doctor capacitado. Me he encargado de Gaara desde hace unos meses y sea cual sea tu problema, dulzura, puedo resolverlo.
El blondo pareció algo reacio, se giró hacia Temari y la vio con una expresión un tanto suplicante.
− ¿Segura de que no hay otro?
−Confórmate con él o dale un bastón al maldito emo y vete a dormir. Joder… que son una molestia _murmuro caminando hacia la cocina para seguir con sus quehaceres, ya se había retrasado suficiente con las tonterías de ese par_
El cerrojo de la puerta chasqueo dejando a Naruto y al clandestino médico del bajo mundo, solos.
−Confía en mi… _dijo Kabuto aprovechando la ocasión para poner la mano resbaladizamente sobre la espalda del muchacho_
−Sígueme… _soltó Naruto resignado y se encamino por las escaleras_ Si le haces algo, voy a matarte _advirtió con una voz sorpresivamente macabra, deteniéndose en el segundo escalón y pese a su seriedad a Kabuto se le hizo encantador_
− ¿De quién se trata? _pregunto el peliblanco a modo de plática, observando a detalle la espalda y trasero del blondo_
−Es mi amigo… Estaba bien hace un rato, pero… _se detuvo delante de la puerta de la habitación llevándose la mano a la cabeza abatidamente_ realmente no entiendo que le pasa.
El chico lucia realmente preocupado, era una buena oportunidad para ganarse su confianza y quizás conseguir invitarlo a un par de tragos. Nada mejor para doblegar a un hetero y en eso el peliblanco tenía experiencia, porque, ¡oh sí! algo tenían los heterosexuales que lo volvía loco y ya muchos habían cruzado la línea a merced de su miembro; era algo de lo que se sentía orgulloso y sin duda Naruto iba para su lista. O eso pensó hasta que se topó con aquel precioso azabache que Naruto presento como Sasuke.
Tal vez lo mejor era planear un buen trio. Sonrió para sus adentros al pensarlo, después de todo ese medico ilegal siempre había creído que debía pensar en grande. No por nada arriesgaba tanto el pellejo atendiendo criminales en los bares; algún día juntaría el dinero suficiente para viajar a Paris y empezar su sueño.
−Mucho gusto Sasuke _pronuncio al sentarse en el banco plegable que Naruto le ofreció, mientras le daba una mirada rápida a su paciente, que ya hacia sentado en la orilla de la cama con una postura un tanto rígida_
El muchacho en general lucia bastante sano, aparte de algo golpeado. No entendía aun el motivo por el que lo habían llamado, pero luego de un par de segundos noto algo peculiar en la forma en la que sus ojos se movían.
El pelinegro no se molestó en responder, tan solo ladeo el rostro suponiendo que el hombre estaba sentado frente a él y seguidamente se sobresaltó, al sentir una mano posándose en su rostro.
− ¿Eres ciego de nacimiento? _pregunto el peliblanco inclinándose hacia su maletín para sacar un linterna, luego de inspeccionar sus ojos levente y notar que algo andaba mal_
−No, desde hace unos treinta minutos… _respondió Naruto por él_ puedes notarlo por el color de sus pupilas. ¿Estás seguro de que puedes con esto? ¿Tienes un título, verdad? _cuestiono observando muy de cerca sus movimientos, de pie junto a él y con los brazos cruzados_
Naruto generalmente no era exigente con los extraños, pero el asunto lo tenía bastante alterado. Lo último que necesitaba era un charlatán haciéndolo perder el tiempo.
−De hecho, no. Me expulsaron de la facultad poco antes de graduarme. ¿Vez algún punto de color, cariño? _pregunto pasando la luz frente a los ojos del azabache. El muchacho negó secamente_ ¿Podrías quitarte la camisa?
Se inclinó a su maletín para sacar el estetoscopio y algunas otras herramientas de uso general. Las marcas en la piel de Sasuke le habían llamado la atención. Al principio pensó que la repentina ceguera podría deberse a una lesión física, pero luego de notar la naturaleza auto provocada de las heridas descarto la opción.
−Así que ejerces sin licencia… _dijo Naruto en un tono pensativo mientras observaba el torso desnudo de Sasuke, la herida de la bala, aún no había empezado a cicatrizar._ Debió ser grave…tebbayo.
−No realmente. Todos se han acostado con un profesor, pero el mío resulto ser un homo de armario y hermano de un abogado. ¿Bebes o fumas regularmente? _le pregunto al azabache abandonando la revisión para aplicar desinfectante sobre las heridas y poner algunas gasas. El azabache nuevamente solo negó_
− ¡Eso es horrible, hombre! _exclamo Naruto indignado_ Es absurdo lo rígidas que pueden ser las normas en este país con los gay. El sistema judicial necesita una reforma, estamos en pleno siglo veintiuno… _oh si, allí iba su preocupación social_ Ese bastardo, no tenía derecho a truncar tu carrera por sus inseguridades.
Tanto Sasuke como Kabuto se sorprendieron al oír la fuerte opinión del rubio, porque Naruto no era alguien a quien se tomaría por concienzudo o interesado en la ley, pero al parecer estaba muy al tanto y le preocupaban las injusticias; eso último, claro, muy propio de él y de sus instintos de héroe.
Era una cualidad tractiva, pero más allá de eso, algo admirable que de alguna forma suavizo un poco al azabache. Naruto a veces podía ser tan trasparente que disipaba su desconfianza.
−Son cosas que pasan, pero no por eso me voy a detener _soltó Kabuto ganándose la simpatía del rubio_ ¿Qué hay de ustedes? Debieron estarlo pasando muy mal, mis clientes no son del tipo legal que pueda pasearse por un hospital estatal, imagino que es su caso _dijo señalado con el bolígrafo que saco de su bolsillo, la herida en el hombro de Sasuke_ Esa sutura es muy buena, por cierto _Empezó a escribir en una pequeño recetario_
−Algo así… las cosas han estado algo agitadas _dijo el blondo sobándose la cabeza antes de apresurarse a ayudar al pelinegro a ponerse de nuevo la camisa_ Tal vez debí ser doctor, ¡tebbayo! _sonrió orgulloso de su trabajo_
Sus manos se deslizaron sobre el muchacho teniendo cuidado de no lastimarlo, le retiraron algunos mechones del rostro y finalmente dejaron sobre su cabeza una leve caricia. Un gesto que no paso de apercibido para el peli plateado que de inmediato empezó a cuestionar la palabra “amigo” en la descripción que Naruto uso.
−Bien, el problema parece ser bastante sencillo. Va a tomar un par de días, o quizás unas semanas que recupere su visión. Todo depende de su estado emocional _dijo extendiéndole una receta a Naruto, quien se paró a su lado tratando de descifrarla_
− ¿Qué es lo que tiene? _cuestiono haciendo el trozo de papel a un lado para escuchar la tan misteriosa razón_
−Una ceguera temporal, creo no equivocarme al pensar que tu amigo ha estado bajo mucho estrés. He visto casos como este, suele ocurrir como consecuencia de un gran impacto emocional. Con algo de tranquilidad y ayuda estará bien.
− ¿Estás seguro de que es eso?
−Vi tu fotografía en la estación. No creo que estén en términos, precisamente tranquilos con la ley, así que no me sorprende que la condición emocional de este muñeco se haya tornado tan severa. Procuren evitar las emociones fuertes por algún tiempo, muchachos _se puso de pie y se inclinó hacia Sasuke para despedirse_ Vendré a visitarte durante estos días para ver tu progreso _recibió un gesto malhumorado del pelinegro y eso le basto, el chico era precioso_ ¿Rubio, podríamos hablar sobre la paga? _se giró encaminándose a la puerta_
Naruto le dio un apretó en el hombro al Uchiha para indicarle que se iba, lo vio meterse de nuevo en la cama y en seguida salió con Kabuto.
El muchacho lo llevo hasta su auto, estacionado frente al pórtico, para darle unas aspirinas y gasas que traía en el baúl.
− ¿Esta bien un cheque? _pregunto el rubio comprobando el contenido de la bolsa con la receta_
−En realidad, de lo que quiero hablarte es sobre Sasuke. Mantenlo vigilado. Las heridas que vi en su rostro y pecho, eran auto infringidas, estoy seguro de que lo notaste. Él se hizo daño a sí mismo y lo más probable es que ni siquiera lo haya notado. En casos como este recomiendo que el paciente no confronte de inmediato el motivo de su estrés. Debe estar muy afectado emocionalmente y necesita aclarar su mente con calma. ¿Tienes alguna idea de lo que pueda estarle molestando tanto?
−Quizás… _dijo el rubio pensando en la subasta, y en los hechos que habían implicado los últimos días_ sí… _rectifico, seguro de lo difícil que debía estar siendo para el azabache dejar su antigua vida de golpe_ ¿El de verdad estará bien?
−Está perfectamente sano, quizás tenga una anemia leve o necesite comer más sano, pero no veo por qué no debería de estarlo. Su mente le está dando una mala pasada, es todo _saco una tarjeta negra con su número de teléfono_ Si quieres consultarme algo o ir por algunos tragos, solo llámame. Estoy disponible para ayudarte con lo que necesites, precioso.
−Oh, Gracias, pero creo que me quedare con Sasuke hasta que esté mejor. Mi nombre es Naruto, por cierto.
Satisfecho con el acercamiento inicial y a la expectativa de sus próximas visitas, Kabuto se despidió y el muchacho de ojos azules volvió a la casa. Todo el lugar estaba a oscuras, al parecer los Sabaku se habían ido a la cama, por lo que decidió esperar hasta el otro día para preguntarle a Gaara por la receta, era su médico, seguro entendía su letra.
Aun se sentía algo inquieto con respecto a Sasuke y es que pese a saber el motivo de su ceguera, no lograba entender que de todos los eventos que habían surgido como bombas en esos últimos días lo tenía tan mal. Podría ser simplemente todo, porque por favor… el muchacho a cavaba de escapar de su vida y sus deudas en el bajo mundo, había dejado su ocupación y acabado envuelto en una persecución con peligro de muerte. O y como eso si no fuera poco, ofrecido en una subasta. Su pobre azabache debía estar completamente estresado. ¿Cómo no lo vio venir? Se sentía tonto al pensar en las discusiones y desacuerdos que habían tenido, al recordar la forma en la que le revelo sus sentimientos apenas a tres días de conocerlo y de cómo las cosas había acabado en una especie de amistad con sexo. De alguna forma todo se había enredado y ya no sabía cómo componerlo. Pero tenía que empezar por alguna parte.
El escandaloso tono de mensajes de su móvil lo hizo brincar justo cuando estaba por abrir la puerta. Era Shikamaru. Sonrió de lado al ver su aburrida foto de perfil y su peculiar escritura con puntos suspensivos cada dos palabras.
Estaba realmente agradecido con el muchacho, en estos últimos días se había portado como un verdadero amigo y de no ser por el quizás ya no tendría al azabache.
Fue gracias a que el chico se tomaba muy en serio sus promesas, que habían dado con la subasta. Al parecer estuvo investigando sobre las transacciones que la empresa del padre de Naruto hacia y por causalidad se topó con la página, entre algunos otros sitios en línea ilegales con lo que al parecer el hombre estaba implicado. Y por su puesto, se quedó tan atónico como Naruto, al toparse con la llamativa fotografía del pelinegro.
El rubio se sentó en las escaleras tecleando efusivamente. Intercambiaron mensajes por casi media hora y entre cosas sin sentido, novedades y planes casi olvidaron el rumbo inicial de la charla que competía a al terrible problema económico al que Naruto acaba de meterse. Porque, ¡sí! Había evitado menciónale a Sasuke un pequeño detalle sobre la subasta y ese detalle era que en su billetera no tenía más de cinco mil dólares. Le quedaban veinte horas para efectuar el pago y todo lo que se le ocurría hasta el momento para reunir la desorbitante cantidad de dinero que había ofrecido, era asaltar un banco.
“¡¿Cómo que le hiciste un oral…?!”
Leyó el último mensaje de Shikamaru riendo por lo bajo, la conversación se había desviado bastante. Y Nara no era de ir por allí oyendo las aventuras sexuales de otros, pero ya en la confianza de una plática de amigos y a través del móvil, podía ser muy curioso y bueno dándole ideas. Y sería el calor de la noche, pero la narración se tornó bastante descriptiva. Shikamaru era su mejor amigo, joder…. tenía que contárselo con detalle.
Estaba por llegar a la mejor parte, que según él era haber visto a Sasuke tan colaborador y lascivo mientras succionaba su miembro. Luego tendría tiempo también para contarle sobre su confusión y pesar al respecto, quizás se había apresurado mucho. Pero antes de que lograra teclear los por menores de como hizo venirse al pelinegro, oyó la puerta de la habitación que compartía con él, abrirse.
Apenas tuvo tiempo para abalanzarse y atrapar al pelinegro justo cuando estaba por pisar las escaleras.
− ¿Qué diablos haces, Dobe? _pregunto irritado el azabache, en una incómoda posición donde Naruto practicante lo sostenía contra la pared_
Empujo su cabeza sintiendo la inconfundible sensación de su cabello y tratando de incorporarse mientras el chico se retiraba sentándose de nuevo en el escalón.
− ¡Eso es peligroso! _exclamo el rubio inclinándose para tomar al pelinegro de la mano_ Pudiste haber caído por las escaleras… si quieres algo, pídelo, e iré por ti a traerlo.
−Puedo bajar unas estúpidas escaleras sin tu ayuda…._se defendió el Uchiha poniéndose de pie para probar su punto_
− ¡Cuidado con el…!
El rubio no termino de pronunciar la oración y el azabache se paró sobre la pantalla de su móvil, que había volado un par de escalones abajo durante su última intervención. Resbalo sobre él y cayo sentado, ante lo que a pensar de su preocupación, Naruto no pudo evitar reír.
Sasuke normalmente no era nada torpe, así que verlo equivocarse de vez en cuando y sobre todo con una mueca tan linda, era de lo mejor.
El pelinegro frunció el ceño y como todo un señorito orgulloso, se puso de pie otra vez y paso de largo al rubio demostrándole que podía hacerlo perfectamente bien solo.
− O vamos… _dijo el blondo atravesándose frente a él con una amplia sonrisa_ No se moleste en caminar su majestad, su caballero está aquí para complacerlo… _su voz de novela barata, endulzo su terrible osadía al tomar al Uchiha en brazos y alzarlo_
Puede que le costara un par de golpes, insultos o incluso la muerte, porque oh, si Sasuke estaba hecho una furia. Pero lo valía, cualquier castigo estaba bien por ver esa encantadora expresión rayando entra la vergüenza y la cólera en su rostro. Quizás fuera un placer un tanto suicida, pero amaba molestar al azabache.