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Engaño y salvación. por Maby de Sagitario

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Notas del capitulo:

Estoy feliz por la ceptación de este fic, aparte de que estoy de onomástico y quiero compartirles este nuevo cap que hice con mucho cariño.

 

El pitido de su celular interrumpió lo que Milo hacía junto a Camus, que era ordenar la biblioteca de su padre, había olvidado que ese día hablaría con Saga y en la que pondrían punto final oficialmente su relación. Dejó una pila de libros sobre una mesa desvencijada y contestó la llamada.

—sí, ya voy para allá.

—¿quién era?—quiso saber Camus.

—Saga, olvidé que hoy nos veríamos para charlar.

Podría enojarse ante la mención de Saga, más no representaba ningún peligro para su relación recientemente formada, Milo era suyo y de nadie más. Tan concentrado estaba en sus pensamientos que no se dió cuenta que Milo tenía una mirada picaresca.

—Camussssss—dijo con voz sensual—¿ en qué piensas?

—Milo, ¿ qu-qué ha-ces?

Lo acorraló contra los estantes ocasionando que algunos libros que ya estaban ordenados cayeron como fichas de dominó al suelo. Si no ponía un alto, no tendría boda y su tía Kaileena lo exiliaba pues ella fue muy clara al no querer besos ni nada por el estilo antes de casarse.

—Milo contrólate.

—hagamos cosas malas, mamá no está.

—no, falta poco para casarnos, paciencia.

—no puedo esperar más, Camie—dijo haciendo un puchero—nadie lo sabrá.

" Athena ayúdame"

Como si la diosa hubiese oído sus plegarias, la voz de la señora que ayudaba en los quehaceres de su casa, lo salvó de ser tentado por un bicho de ojos celestes que lo inducía a saltarle encima.

—joven Camus, joven Milo, el almuerzo está listo—dijo entrando a la biblioteca.

—touché.

—¿ van a almorzar ahora o....?

—después.

—entonces me voy.

—puedes irte Cirene.

—gracias—dijo retirándose de ahí.

—¿ te acompaño?—dijo Camus.

—claro.

Cuando salieron Cirene ya no estaba, su hora de trabajo finalizó por lo tanto no quedaba nadie en casa.

Cafetería Taurus.

Saga miraba su reloj impaciente, temía que Milo se haya echado para atrás y que no viniera a la reunión. Para no estar a cada rato chequeando el tiempo pidió un pastel de zanahoria mientras aguardaba su llegada, a los pocos minutos divisó la figura de Milo a su lado venía Camus agarrado de su mano.

—ahsssss, el pegoste—farfulló.

Antes de que siguiera insultando, Camus se desvió en otra dirección en tanto Milo caminaba hacia la mesa. Tuvo el impulso de saludarlo como lo hacía cuando eran novios.... con un beso.

—disculpa, no vi la hora—comenzó a modo de saludo.

—no te preocupes, comprendo.

Una mesera se acercó a tomar el pedido de Milo quién pidió un expresso y Saga un capuccino. El tiempo que pasó luego de esa noche en que perdió el amor por jugar con él y el otro joven fue largo a su parecer, sin duda alguna Milo encontró la forma de superarlo y salir adelante.

—¿ cómo te va con Camus?—preguntó.

—excelente.

—supe que te vas a casar.

—en tres meses y luego iremos de viaje por toda Europa.

Un suspiro nostálgico salió de los labios del mayor, por inercia posó sus manos sobre las del menor quién las apartó bruscamente.

—lo nuestro terminó, Saga, ahora estoy con Camus.

—¿ lo amas?

Milo achicó los ojos dando a entender que la pregunta era necia y obvia.

—si, más o quizá con la misma intensidad que a ti

Bajó la cabeza avergonzado, era la declaración más sincera que había oído en su vida, ni siquiera  el otro chico con el que andaba no le contestaba, sus llamadas se las mandaba al buzón de voz o si se lo tropezaba en algún lugar simplemente cambiaba de vereda.

—lo siento, no quería lastimarte.

—sabes, lo que más me dolió fue oírte decir que sólo me querías para ayudarte en las finanzas y que nunca me amaste.

—créeme que ahora me odio por haberte perdido, sí al principio no te amaba pero ahora....

—ya es tarde, mi corazón pertenece a Camus y él me ha probado que me ama como lo dice—sus pupilas viajaron hacia varias mesas más atrás deteniéndose en las de Camus quién le sonrió—y yo lo aprendí a querer con la misma intensidad.

Después de esas palabras ambos quedaron en completo silencio, Camus se presentó en la mesa diciendo que lo esperaba en la casa y que no se demorara mucho. Una mirada de advertencia fue la señal que envió a Saga antes de marcharse.

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Casa de Dégel Du Pont.

Revisando varias cajas abandonadas en la bodega de su casa, Dégel halló un álbum que creyó perdido, el mismo contenía varias fotos de Camus siendo un bebé antes de que pasara de ser su hijo a su sobrino. Era increíble que pasaron 23 años desde aquel día lluvioso.

Flashback.

Envuelto en una mantita celeste claro y caminando apresurado pues amenazaba con llover más fuerte, Dégel apretaba contra su pecho al pequeño de siete meses  que se aferraba buscando su protección. Al fin divisó la casa de su hermano Albert donde vivía con su esposa, tocó la puerta la cual fue abierta por su cuñada quién lo hizo pasar sin perder tiempo.

—Dégel....

—ya no puedo más, ya no puedo Albert.

Los esposos se miraron buscando respuesta. El infante jugueateaba con varios mechones del cabello de su joven padre cuyos ojos mostraban cansancio y tristeza.

—hermano ¿ qué sucede?

Una lágrima bajó a su mejilla mientras extendía al bebé cuya blanca piel le hacía parecer un muñequito de porcelana, todo en él era perfecto.... sus grandes ojos azules, sus peculiares cejas partidas enamoraron a la esposa de Albert que lo tomó.

—todo lo que tenía se acabó,no puedo mantenerlo.

—estás diciendo que....

—cuídalo, dale una buena vida, es mi más grande tesoro—secó con la manga de su camisa sus lágrimas—dile que lo amo y que me perdone por esto.

—no puedes estar hablando en serio—intervino su cuñada.

—me lo quitarán si no tengo un trabajo fijo, por eso es mejor que se queden con él—lentamente se alejaba sin que el pequeño se diera cuenta.

—mmmmmmm.

—j´et amie, mi niño.

Desesperado el pequeño Camus trataba de zafarse del agarre de su ahora madre pues su padre biológico se alejaba sin motivo, extendía sus manecitas para que lo cogiera. Dégel rompió en llanto al verlo luchar, su alma se estaba partiendo en mil pedazos, Albert quiso detenerlo más él se negó entregándole la manta y dando la espalda abandonó el hogar.....

—lo siento.... pero es lo mejor para ti.

Alzó la vista al cielo gris, las gotas de agua bañaron su bello rostro mezclandose con sus lágrimas, dolía desprenderse de una parte de su vida, más ya no estaría en zozobra por que se lo quitarían, además su hermano le daría todo el amor que necesitare.

Días después partió a Inglaterra, donde buscaría una mejor vida, regresó al cabo de cuatro años y lo primero que hizo fue visitarlos. Grande fue su sorpresa al comprobar que era un niño sano, inteligente y lleno de vida en cuyas orbes habitaba la inocencia y la calidez de un ángel. Con el dinero que hizo en ese país, compró una casa de campo que readecuó conforme a su estilo y gusto, de vez en cuando el pequeño lo iba a visitar.

Fin Flashabck.

De un cajón sacó un juego de fotos, las cuales eran desde cumpleaños, fiestas familiares, navidades, años nuevos, logros de Camus hasta su graduación y una que otra de su trabajo. Las acomodó en una sección destinada para ese fin cuyo rótulo era " Petit". Cuando terminó esa tarea, guardó las cajas y dejó el álbum sobre su mesita de noche. Iría a visitar a su hermano ya viudo con el que no hablaba desde hacía meses, tenían mucho de qué hablar.                                                                                                                                                                                                                                                                           

                             **********************

Se aburrieron de estar sentados así que una vez terminados sus pedidos, pagaron la cuenta, dejaron propina y siguieron conversando por el camino como si de dos grandes amigos se trataba.

—no has conocido a nadie más ¿ verdad?

—para serte sincero, no.

Milo se detuvo abruptamente, cuando Saga le iba a preguntar por qué se detuvo, vio que el joven se agachaba a coger a un pequeño gato de pelaje amarillo que maullaba al parecer por comida y agua.

—lo han abandonado—murmuró revisando al felino por si tenía heridas—son insensibles.

—de esos hay muchos Milo.

—mejor me lo llevo—lo acomodó en su camisa mientras emprendían la marcha.

—estará bien contigo—revolvió el pelaje del minino quién ronroneó satisfecho—¿cómo lo llamaras?

—Terry.

—bonito nombre.

Caminaron otros 20 minutos entre risas, bromas y gestos amistosos, cualquiera que los viera pensaría que se trataba de dos grandes amigos de años que nunca se habían distanciado. De qué valía que dos amigos que un día fueron novios  cabía el rencor.

—hasta aquí fue mi compañía—miró la fachada de la casa de Milo—cuídate.

—gracias por tu compañía Saga—dejó a Terry en el suelo.

—para mi fue un placer charlar contigo—apretó su mano—Camus se llevará un ser único.

—bueno.... yo ya... este ¡ adios!

—¡ adios! , fuiste mi primer amor....

De regreso analizaba todo lo acontecido, Milo si quería lo mandaba al infierno y nunca más ni en mil vidas le hablaba, más el joven demostró que era digno del perdón.

" Espero que seas feliz y que lo hagas feliz"

Palabras dirigidas a Camus que el viento se encargaría de transmitirlas, tal vez las oiría o se desvanecerían en el espacio....

                                                     

 


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