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PLACERES LIGEROS por NYUSATSU NO AI

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Notas del capitulo:

Hazme de todo, menos perder el tiempo. Dime que me quieres todos los días, que me quieres de todas las maneras.

Relata Eren.

Últimamente las madrugadas tenían algo en mí contra, resultaban ser crudamente frías. Rodé con brusquedad sobre mi cama intentando envolverme mejor entre los edredones, pero terminé estampándome contra algo sólido, entreabrí los ojos y vi que se trataba de Meghan. Su cuerpo relajado descansaba a mi lado, inmediatamente pude sentir el punzante olor a alcohol que despedía. Intente alejarme, el olor me mareaba,  pero sus brazos me atraparon y sin la más mínima consideración, prácticamente se colocó sobre mí, sus piernas se envolvieron en torno a mi cuerpo y sus manos me estrujaron con rudeza mientras él intentaba acomodarse. Ahora mismo, compadecía a cada una de sus almohadas que noche a noche tenían que soportar esto.


– Meghan, estas aplastándome… – Intenté quejarme mientras luchaba por liberarme de su pesado cuerpo.


Mi hermano se removió sobre mí, y en un mal movimiento de mi parte, terminé con el rostro sobre el colchón y Meghan boca abajo sobre mí. Su pecho contra mi cabeza me impedía respirar. Intente levantarlo, siquiera moverlo un poco, pero era un gigante en comparación  conmigo, lo único que logré liberar fue una de mis manos y comencé a golpear el colchón deseando hacer el suficiente ruido para despertarlo a él o cualquiera de los vecinos, estaba comenzando a sofocarme. Lo siguiente que escuché fue la risa de Eric. – ¡Quítamelo! – Intente decir, pero mis palabras sonarón confusas.


– ¡Meghan! Despierta… – Le habló bajito – Meghan… – Sí, claro, como no era él quien se estaba ahogando. – ¿Meghan? ¡Hey, te estoy hablando! – Lo sentí removerlo.


– ¡Uhm! 


– ¡Estas aplastándolo! Meghan… – Reuniendo todas mis fuerzas, intente volver a levantar su cuerpo con el mío,  pero el resultado volvió a ser el mismo. – Lo estas lastimando… ¡Suéltalo!


– ¿De qué hablas? Déjame dormir…


– Estas aplastando a Eren…


Todavía se tomó el tiempo de meditar en las palabras de Eric, hasta que finalmente decidió comprobar por él mismo que en efecto me estaba ahogando. Posteriormente me soltó, quería, la situación requería que le  insultará, pero era más grande mi necesidad de tragar aire.


– Mira como te dejo… – Agregó divertido Eric mientras me acomodaba el cabello. – ¿Quieres un poco de agua? – Me ofreció mientras se daba la vuelta y serbia un poco en el vaso.


– Es un…. ¡aaaah! – Grité mientras comenzaba a golpearlo con una de las almohadas, el muy canalla ni siquiera se inmuto, le vi sonreír y con la misma me dio la espalda y volvió a dormirse. La risa de Eric llenó el lugar. – ¡Eric, no es gracioso! Me estaba ahogando…– Me quejé. – Es una bestia, por eso odio que duerma que conmigo, siempre lo hace, ya le dije que no soy su maldita almohada…


– Si, si… ya, tranquilo. – Intentó calmarme mientras me daba el agua, pero no podía dejar de reír, con estos amigos, para que quieres enemigos. – ¿Quieres cambiar de lugar? Pobrecito te ha dejado hecho un lio…


– Ya mejor ni me digas, que lo aventaré al piso…– Debí hacer algún gesto que le causara gracias porque Eric volvió a reír a lo grande. – Únicamente quería enrollarme en la sabana, porque tengo frio.


– Me encanta cuando haces esos gestos… Toma – Dijo mientras se quitaba su abrigo y me lo daba. – Ya no sentirás frio con esto.  


– Pero y ¿tu?


– Hey, ustedes dos, ya cállense… algunos tenemos cosas que hacer temprano… – Nos regañó mi hermano mientras volvía colocarse de frente a nosotros.


– ¡Idiota! Todo esto es tu culpa… – Le acusé.


– No soy yo el bebé que tiene frio…


Iba a responderle pero una mejor idea me cruzó por la cabeza, además, me serviría para resolver ciertas dudas que comenzaban a rondarme. Solo de pensar que fueran ciertas me hicieron reír, y de no serlo ya buscaría otra manera de fastidiarlo.


– Eric, no puedo dormir… – Hablé con voz plañidera. – ¿Me abrazas? – Los ojos de mi hermano refulgieron de tal manera que aun en medio de la oscuridad de la habitación pude notar su brillo.


–Si cariño, ven aquí…


– No, mejor si quiero cambiar de lugar. – La molestia en el rostro de Meghan fue un delicioso elixir que disfrute a lo grande beber. Eric quedó en el que había sido mi lugar, es decir, en medio. Me resguarde entre su pecho pero coloque mi rostro sobre el suyo, de manera que alcanzaba a mirar de frente a Meghan.


Le sonreí de manera burlona, Eric que me tenía entre sus brazos, le daba la espalda. Me abracé más a él mientras disfrutaba de mi venganza. Meghan me miro con furia y me mostro su dedo medio pero poco me importó. Esta batalla la había ganado yo. 


Obviamente mi victoria no fue eterna, ni siquiera, duró el resto de la noche, estaba comenzando a dormirme cuando los brazos de Eric dejaron de protegerme, Meghan se lo había llevado y lo envolvía de manera posesiva contra su pecho. Lo miré receloso mientras presa del coraje me sentaba en la cama, él se burló de mí y como queriéndome dar la última estocada me aventó una sábana a la cara mientras se encogía de hombros. Su estúpida sonrisa me hizo temblar de coraje.


Los observe un largo roto, estaba enojado, pero creía que se veían bien juntos. Meghan quien en algún momento había dejado de burlarse y me sostenía la mirada, me extendió una mano como invitándome a acercarme, negué de inmediato, no quería interrumpir ese momento tan de ellos. Mi hermano lo reclamaba como suyo, y Eric parecía estar de acuerdo con esto, no sería justo que me entrometiera. Me cubrí con la sabana y les di la espalda, estaba feliz por ellos, pero también dolía. Porque yo también quería estar entre los brazos de quien me reclamaba como suyo.


Mi mente trajo su nombre a mi cabeza, y supe que por esa noche, ya no podría conciliar el sueño.  Y no me equivoque, el primer recuerdo que tuve fue el de nuestra primera noche en la cabaña, esa cena tan ostentosa, las velas y las antorchas enterradas en la arena, la música, el mar, aquella noche estrellada y Christopher incomodó, todo fue tan perfecto. La manera aprensiva con la que me miraba y ese tono dulce con el que me preguntó si me sentía incómodo. Si, también recordaba al estúpido mesero que no le quitaba la vista de encima. Y después aquel primer beso, tan inocente y al mismo tiempo tan lleno de sentimientos. Nuestra discusión en la tina, la primera vez  que me mostré tan insinuante y descarado con él, la forma en la que intenté seducirlo, sacar lo peor de su carácter, pero lejos de lo que planeaba, Christopher únicamente me reclamo por lo sucedido con Han. La primera noche en su departamento, nuestras conversaciones, incluso nuestras pelas, todo eso lo añoraba justo ahora.


Aun nos faltaba tanto por vivir, innumerables lugares por visitar, incontables noches que pasaríamos uno en compañía del otro, tantos “te quiero” que necesitaba escuchar de sus labios. Las cosas no podían terminar de esa manera, no podía perderlo ahora, no quería, la vida no podía negarme el placer de disfrutar de ese pedacito de cielo que él representaba para mí. Aun si con el alma, me negaba a creer que una nueva posible enfermedad sería la que finalmente me alejaría de él, si mañana los resultados salían positivos, no habría vuelta atrás. y todos mis anhelos quedarían truncados.


Pero le pediría un último abrazo, un último beso. Entonces comprendí que no deseaba perderlo, no cuando ahora sabía que estoy bien, siempre y cuando le tenga a mi lado, entonces ya no tenía miedos, ni dolor, no, no existían si él me miraba. Si en sus ojos podía ver el reflejo de los míos y entonces podía sentir que volaba. Si en esa mirada castaña podría mirar el cielo y de su mano me mostraba lo que me estaba perdiendo, mi paraíso, un milagro, mi milagro. Él lo hace todo realidad, crea milagros para mí, todos lo que quiera. Y en este estrecho camino había venido a darme alas y mostrarme el camino al cielo.


Aun ahora en la distancia, puedo sentir sus cálidos besos, y el latir de su corazón. Como desearía tenerlo aquí ahora y hasta que amanezca. Resguardarme en sus brazos y embriagarme de su olor. Ese que me roba suspiros y deseo que quede impregnado en mi piel, quedar lleno de olor a él. De sus manos por mi cuerpo, despertándola, haciendola arder, gemir ante el peso de su cuerpo sobre el mío. Nuestro secreto, sintiéndolo caliente y dulce, dándome lo que quiero, como se lo pido, haciendo que todo encaje bien. Estando juntos hasta que llegue la mañana, olvidando la timidez y entregándome a él como siempre lo desee. Haciéndole sentir que es mi todo, mientras hacemos el amor.     


Me removí agitado sobre la cama, el calor que sentía en mi cuerpo me estaba comenzando a trastornar. Necesitaba uno de sus besos, obtener una muestra de su éxtasis, de lo demás me encargaría yo, haría crecer la magia mientras nuestros se mezclaban. Con la excitación desbordándose en mí, miré hacia donde Meghan y Eric dormían abrazados, necesitaba privacidad, pero no tenia  tiempo de buscarla. La vergüenza ante la posibilidad de ser descubierto me aplastaba, pero el calor y mis ganas me ganaban. Otra mala jugada de mi mente y parecía que tenía a Christopher frente a mí, parado al pie de mi cama. Una sensual alusinación.


– ¡Tócate para mí! – Susurró y a pesar de estar lejos sentí su vos sobre mi oído y un estremecimiento me recorrió. ¿De qué se trataba esto? ¿Cómo era posible? – ¡Vamos! Sé que tú también lo quieres…    


Me pareció verlo cruzarse de brazos mientras su lengua relamía sus labios. – No puedo ver que tan hermoso eres con toda esa ropa encima… quítatela. – La orden había sido dada, debía ser un buen chico y cumplirla. Sin apartar la vista de esa falsa imagen suya retire la sabana que me cubría y el abrigo de Eric, dejando caer las prendas con premura sobre el piso. La camiseta de seda que llevaba debajo bastó con ser levantada, una de mis manos recorrió mi rostro, mientras que la otra descendía lentamente por mi cuello, mi piel, al ligero tacto de mis dedos se erizaba, ambos manos bajaron inquisidoras por mi pecho hasta mi estómago, iban haciendo pequeños círculos que me causaban cosquillas, bajaron un poco más hasta mi vientre bajo, una quiso colarse por debajo del elástico del pantalón. – Aun no… – Negó el Christopher de mis perversiones. – Sé que puedes hacerlo mejor, incítame Eren. – Una orden, una súplica, un favor, no supe como tomar esas palabras que habían salido tan cargadas, tan como si fueran suyas. Comencé a tocarme como si mis manos fueran las de él, mi cuello, mis labios, humedecí mis dedos y acaricie mis pezones,  ambas manos se ocupan en darme placer, era una de mis zonas sensibles, al tacto de mis dígitos húmedos tuve que morderme los labios para no gemir, se sentía bien, aun prefería que fuera Christopher quien lo hiciera, pero igualmente era placentero. El Christopher frente a mí me miraba con una serenidad aplastante, nada parecía perturbarle, mientras que yo, sentía que si no me tocaba más abajo rompería enllanto. Él se saboreó mis ganas mientras sonreía. – ¡Duele! – Me quejé en un susurro lastimero.  –  Hazlo, pero solo por encima de la ropa. – No esperé a que lo repitiera, mi mano izquierda busco con desesperación mi hombría y comenzó el vaivén. – ¡Despacio! Hazlo muy despacio… – En ese momento me enoje, quien era él pare decirme cómo hacerlo, yo lo necesitaba rápido, fuerte. Y sin embargo, me descubrí bajando el ritmo. Mis pies se tallaban con fuerza sobre la sabana, mientras que mis piernas intentaban guardar con recelo mi virilidad. – Sepáralas, déjame que te miré hacerlo. – Las dejé caer a los lados, sus palabras eran dulces melodías para mí, me encendían, me llenaban de lujuria. El bulto debajo de la ropa comenzó a crecer, casi podía sentirlo palpitar entre mi mano. El subir y bajar seguía siendo lento, tortuoso y dolorosamente lento. El sudor hacia que los mechones de cabello se adhirieran a mi cuerpo, a mi rostro y me estorbaban. Sabiendo que no podría soportarlo mucho tiempo más, y desobedeciendo al que me guiaba, encontré la manera de bajar el pantalón hasta mis piernas, mi respiración entrecortada comenzaba a fatigarme, un intento más y la ropa interior también cedió, dejando a la vista algo de lo que podía sentirme orgulloso, lo sentía por mi espectador, este era mi momento, a partir de ahora, seria a mi modo o nada. Clave mi mirada en los ojos castaños que me robaban el sueño, y volviendo a humedecer mis dígitos, alcancé mi miembro endurecido y caliente. En respuesta al estímulo, un espasmo violento me sacudió. Me centre en la punta, y mientras más rápido frotaban mis dedos esa parte excitable, más bruscos se volvían los espasmos, un poco más, solo un poco más y después, con la mano entorno a mi hombría comencé a masajear de la base a la punta, con rapidez, con prisa, logrando que los gemidos cada vez fueran menos posibles de ocultar. Mis labios dolían de lo fuerte que los mordía, mientras que mi mano libre cubría mi boca, y sin embargo, mis ojos no se apartaban del que atento no perdía de talle de todo lo que hacía. Me estremecí cuando comencé a sentirme húmedo, el líquido pre-seminal comenzaba a escurrir por las yemas de mis dedos, haciendo que los frotes fueran menos bruscos contra mi piel.


Sentía como si corrientes eléctricas recorrieran todo mi cuerpo, un espasmo más fuerte que el  anterior y un gemido que salió de lo más profundo de mi pecho, uno que no pude ocultar, por más que mi mano presionara con fuerza mis labios.  Eric se removió entre los brazos de mi hermano. Me detuve y contuve la respiración, como si con eso lograra que no se despertarán. Por primera vez aparte la vista de mi falso espectador, y centre mi mirada en los que dormían, debía estar loco por hacer esto en su delante, pero únicamente me cercioré de que no hubieran despertado, mi final estaba cerca podía sentirlo. Dejé de ser amable con respecto a lo que mi mano acariciaba, podía sentir mi rostro arder, mientras que cientos de sublimes sensaciones me invadían. Susurré su nombre dulcemente… – ¡Christopher!!Chris! – Mis ojos nuevamente sobre su serena imagen. – Aquí estoy… Guarda silencio, recuerda que no estamos solos. – Lo sabía, pero como podía callarme. – Es nuestro secreto – Aseguró. – Ya falta poco.


Y en efecto, aumente el ritmo de la fricción, y aun si sabía que no debía, gemí ruidosamente cuando alcancé mi limité. Fue más como un aullido agudo. Ni siquiera, tuve el cuidado de evitar no salpicar. La imagen frente a mi sonrió complacida justo antes de desaparecer. Le extrañaba. Cerré los ojos intentando calmar mi respiración, mi pecho subía y bajaba frenéticamente, me sentía tan agitado. Y aun así, busque la manera de cubrirme y limpiar mi desastre.


– Y yo que me quejaba del nuevo medicamento, me lo tomaría todos los días si siempre voy a tener este tipo de alucinaciones. – Declaré en voz baja mientras me reía. 

Notas finales:

Hola!!

Feliz primer día del año... Pues heme aquí, intentado hacer esto bien. Este cap es para mi chica de los review. Espero de corazón que te agrade, y que haya sido lo que esperabas. Insistó, no soy buena haciendo estas cosas, pero bueno, lo intentamos... Jajajajaa.

Han pasado muchas cosas, de un día para otro, pero aun así, gracias a todos los que me leen, son un gran apoyo y motivación. Nos seguiremos leyendo el proximos capis.


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