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PLACERES LIGEROS por NYUSATSU NO AI

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Notas del capitulo:

No suele decirme que quiere, mucho menos, suele gritarlo. Pero suele mirarme y de esa manera me hace sentir querido. Supongo que el silencio, es mejor que el estruendo.


Relata Christopher.

– Christopher… ¿podemos hablar un momento? – Su voz apagada llamó mi atención, eso y ver que estaba solo.


– ¡Hola, Steven...! – Le saludé, mientras le sonreía. Por más que quise ocultarlo, mi saludo se escuchó forzado. – La verdad es que yo también quería hablar contigo, disculparme, más que nada…


– ¿Disculparte? Y tú… ¿Por qué? – Cuestionó ligeramente descolocado. – Era yo quien venía a disculparme, lo que dije sobre Eren, no fue verdad. Estaba muy enojado, pero no opino eso realmente. – Se veía avergonzado y nervioso. Mientras hablaba, jugaba con sus manos o alisaba el saco de su uniforme. – Sé que es importante para ti… no me gustaría que creyeras que soy un hipócrita o una mala persona. Es solo que no buscaba como…


– ¿Defenderte? – Terminé la frase por él y en respuesta Steven inclino la mirada, ese nuevo compartimiento de su parte tan enclenque y triste no me gustaba. Él es muy serio y sosegado pero ante todo, había demostrado tener un carácter fuerte, requisito indispensable para soportar la impulsividad de Dante. – Ni lo digas, creo que yo hubiera hecho lo mismo si Dante llegara a tratarme de la manera como lo hizo contigo.  – Nuevamente me miró dejándome apreciar esa expresión derrotista de su parte.


Steven no soporto mucho más y desvió su mirada castaña de la mía. Podría jurar que el brillo de sus grandes ojos estaba comenzando a apagarse y lo lamente internamente, sus ojos eran bonitos, aun si soy un hombre, puedo reconocer una belleza como la de Steven cuando la veo. Suspiro pesadamente, parecía demasiado afectado por algo de lo que no estaba convencido si decirme o no, comenzaba a conocerlo y a reconocer sus gestos. Volvió su mirada a mí, que estaba atento a cada uno de sus movimientos, volvió a dudar y su vista se perdió entre los arboles del patio. Por alguna extraña razón, verlo tan expuesto me provoco cierto afecto. De manera espontánea y valiéndome que había gente a nuestro alrededor, reduje la distancia entre nosotros y lo cubrí en un abrazo protector, nada que nos hiciera parecer sospechosos, solo quería que se sintiera seguro. Steven se tensó casi de inmediato, pero no me aparto. – Puedes hablarme de cualquier cosa que necesites, voy a escucharte. – Asegure sin soltarlo. – Voy a confesarte que me asusto mucho la manera en que te gritaba, por un momento creí que te golpearía, y aun si no quiero entrometerme en lo que no me incumbe, quizá no deberías dejar que te trate de esa manera.


– Lo se… – Fue su única respuesta.


– Nunca lo había visto tan molesto, me sorprendió. Pero más que tú no le respondieras nada, aceptaste sus insultos y jaloneos sin siquiera chistar nada. – Steven elevo una de sus manos y lo sentí aferrarse a mi espalda, como si a pesar de su mutismo, estuviera gritando con estruendo su necesidad de ser protegido, comprendido. – Estoy muy preocupado, en un primer momento creí que él te cuidaba demasiado, pero ahora no sé qué pensar…


– Lo único que debes pensar en es como soltarlo… – La voz iracunda detrás de mí, hizo que Steven se erizara, para justo después,  refugiarse en mi pecho, como no queriendo ver nada. – ¿Ya no te es suficiente con el homicida ese, ahora también lo quieres él?


Voltee para poder mirar a Dante, pero cuidando de colocar a Steven tras de mí, y seguí sujetándolo. Decir que Dante estaba molesto, seria quedarme demasiado corto. La furia en su rostro le daba la apariencia de que sus ojos ardían del coraje. Francamente no me di cuenta de que Steven y yo habíamos mantenido aquella breve conversación mientras le abrazaba, hasta que Dante ordenó que le soltara y me sorprendí de haberlo hecho, sobre todo cuando miré a nuestro alrededor y algunas personas nos miraban interesados, entre todos ellos pude distinguir a dos, Mark y el tal Soren, al ver al segundo, me maldije internamente, seguro iría con el chisme a Eren y le inventaría quien sabe que tanta cosa. Sin embargo, no consideraba como algo malo el abrazarlo. Sobre todo porque Steven llama mi atención de una manera muy particular, es decir, me provoca demasiada ternura. Aun si su seriedad en ocasiones resulta ser aplastante, él tenía ese actuar apacible y delicado. Las primeras veces que lo miré, noté que era algo que únicamente mostraba delante de Dante o siendo más específico, solo era de ese modo con él. En parte porque este siempre lo mantenía ocupado en cualquier cosa que le involucrara directamente y también, porque no se tomaba a bien que Steven, interactuara con nadie o siquiera cruzara unas cuantas palabras, según lo dicte la cortesía.  Pero con el paso de los días, Steven comenzó a actuar de esa misma manera conmigo, específicamente, en las escasas ocasiones en las que Dante lo deja solo, en verdad escasa, pero había disfrutado de nuestro tiempo, juntos y le consentía lo que fuera que llegara querer, Steven me recordaba a mi ángel, esa dulzura y delicadeza propia de bellezas como ellos.


– ¿A qué te refieres? – Le pregunté como restándole importancia al asunto.


– Sabes perfectamente a que me refiero. – Inquirió con cierto desdén. – Y tu ¡Ven aquí! – Bramó y la forma en la que miro a Steven resulto ser muy filosa.


Siendo franco, esperaba ver un poco de ese carácter rudo que Steven mostraba cuando alguien se atrevía a ordenarle que hiciera algo, de la misma manera en que Dante lo hizo, le había visto imponerse, pero fue decepcionante verlo salir de su escondite tras mi espalda y con la vista clavada en el piso avanzo hacia él, su derrotismo fue atroz y definitivo.


– ¡Discúlpame, pero Steven no es tu propiedad! – Inquirí fingidamente molesto. Mientras lo sujetaba  del brazo para que no avanzara.  – Además, no estamos haciendo nada malo. Únicamente hablábamos.


– No quiero olvidarme del afecto que tengo Christopher, así que será mejor que lo sueltes de una buena vez. No pienso repetirlo…


Dante parecía estar dispuesto a iniciar una pelea y me cuestioné mentalmente su actitud tan posesiva y fuera de lugar. Sus brazos empuñados me hicieron reflexionar en si en verdad se atrevería a golpearme, ¿tanto así le importaba Steven? Y de ser así ¿Por qué le trataba de manera tan fría y hostil?


– ¿Quieres ir con él? – Steven se limitó a negar con la cabeza y volvió a bajar la mirada.


– ¡He dicho que vengas! – Gritó junto a nosotros, asustándonos porque no le escuchamos ni notamos en qué momento se había acercado tanto. – Si digo algo, entonces tú lo cumples, lo sabes Steven… – Agregó mientras lo sujetaba por su brazo libre, lo sacudió con más fuerza de la necesaria, tuve que soltarlo por miedo de lastimarlo, Dante tiraba de él con brusquedad, empeñado en apartarlo de mi lado, Steven por su parte, se limitó a cerrar los ojos con fuerza, nuevamente no intento defenderse.


– Oye, no tienes…


– ¡No te metas! – Ordenó mientras me gritaba – Tu mismo lo dijiste, esto no te incumbe.


– Me meto porque él me importa… – Steven se sorprendió por mis palabras casi tanto como Dante. Guarde silencio, parecía que si seguía hablando diría alguna estupidez. – Me importa… – Repetí con cierta inseguridad. – Es tan amigo mío como lo eres tú, y no voy a permitir que le trates con tal falta de respeto. – Aseguré ya un poco más tranquilo – Al menos, no lo harás en mi delante. Si él no quiere ir contigo, sus motivos tendrá y no serás tu quien lo obligue, sobre todo si estoy aquí para defenderle.


Dante enfureció aún más, iba a contestarme, incluso soltó a Steven y avanzo con brusquedad hacia mí, presentí lo peor y me preparé mentalmente para recibir el primer golpe, pero con la misma agilidad con la que se había movido, se detuvo. No me miraba a mí, sino a alguien que estaba detrás de mí. – ¡Eren! – Le nombro Steven, como contestando a la pregunta  que yo no había alcanzado a pronunciar.


En efecto, al voltearme, Eren estaba a pocos pasos detrás de mí, en su mano derecha llevaba un cuchillo que supuse había tomado de la cafetería, era de metal, de los no muy filosos, sin embargo, cualquier cosa en las manos de Eren resultaba de peligro extremo. Dante ya lo había comprobado en su momento. Quizá esa era la razón por la que se había detenido tan de repente, hubo un cruce de miradas entre ellos, de esas que une cree que si fueran estancas, ambos estarían muertos en este preciso momento. Un movimiento más de Dante, quien por cierto,  fue el primero en romper el contacto visual y Eren hablo.


– Ni lo pienses… – Le habló a Dante con suma tranquilidad y con una expresión tan seria y determinante que de verlo daba cierto miedo. – Sabes que antes de que si quiera le toques ya te abría cortado la mano entera.


Dante no se tomó a juego lo dicho por Eren, y rindiéndose ante a su amenaza se dio la vuelta y sujeto a Steven del brazo, casi arrastrándolo terminó llevándoselo, no sin antes dedicarnos una última mirada de fastidio a Eren y después a mí.


Me giré nuevamente para quedar frente al que me había defendido, pero justo cuando voltee Mark llego a mi lado y tomándome de la mano se aferró a mí, mientras me dejaba un beso en la mejilla. Mi sorpresa ante su acción no supero la de Eren, quien abrió demasiado sus ojos dejándome ver con claridad esas orbes grises, como cristales que casi se perdían en la blancura que los rodeaba. El gesto fue excesivo y pronto paso de mostrarse sorprendido a ofendido. Su molestia fue tal que empuño con mayor fuerza el cuchillo en su mano mientras avanzaba  hacia nosotros. En ningún momento me preocupe por mí, pues su vista estaba puesta sobre su objetivo, Mark se dio cuenta de que su vida corría cierto peligro y sin soltarme del todo se resguardo detrás de mí, mientras sonreía.


– Así que realmente está loco… – Bromeó y la verdad, no me dio ni un poquito de gracia. Ya había comprobado que el carácter volátil de Eren no era algo para tomarse a broma.


Eren no se detuvo, mientras avanzaba parecía estudiar sus movimientos, fue un estrategia demasiado ligera y efectiva, que francamente no lo vi venir, únicamente lo sentí rodearme y acto seguido, Mark se quejó, mientras envolvía su muñeca con su otra mano. Había cortado su palma. Eren ya no le miraba, su vista iba de la sangre que se escurría de la mano de Mark a la que había quedado en el cuchillo. Era como si el color le llamara demasiado la atención.


– Espero no tener que repetirlo, no vuelvas a tocarlo…


– Estás loco… eres un enfermo, psicópata…  – Eren sonrió con una malicia que no le conocía. Lejos de ofenderse por lo que se le decía, para sentirse alagado.


– Para nada, solo no me gusta que se metan con lo que es mío…


– ¿Tuyo? No niño, tu sí que estas más que confundido… – La sonrisa se le borro del rostro. Quise intervenir, el giro que esa conversación estaba tomando se tornaba peligroso y nada bueno saldría de todo esto. – ¿En verdad no lo has notado? Estas a punto de perderlo y no has querido darte cuenta. Lo has descuidado en el peor de los momentos, Christopher esta tan confundido que solo es cuestión de tiempo para que explote y te grite en la cara todo lo que no le gusta de ti. – La forma en la que Mark le hablaba dejaba en claro lo poco o nada que Eren le agradaba –  Así me lo dijo a mí… – Aseguró, Eren me miro herido, yo intente negar las palabras de Mark pero este me impidió hablar. – Ya no lo niegues Christopher, él debe saber que ya estas arto, que no planeas seguir soportando los caprichos y arranques de un niñito insolente. Pero no te preocupes chiquillo, mientras tú jugabas, yo me he encargado de darle el calor que tú no le brindas, ahora yo cuido de él, así que no le cortes las alas, y deja el camino libre para alguien que lo ama con locura como lo hago yo. – Nuevamente esa sorpresa que desfiguraba su hermoso rostro se hizo presente, sus ojitos se comenzaron a llenar de lágrimas que el lucho por no derramar. –  Estas a punto de perderlo y yo le estoy rogando al cielo que llegue ese momento.


– Es suficiente, yo no he dicho nada de eso… – Fueron sus labios sobre los míos los que me hicieron callar, no estaba listo para esto, al único hombre que había besado en mi vida, era a Eren y había sido muy, muy distinto. Los labios hambrientos de Mark besaban con rudeza los míos. No me gusto y recobrando la conciencia lo empuje con rudeza.


– ¿Qué haces? – Pregunté tontamente.


– ¿Qué no es obvio? – Respondió de lo más normal. – Para que perder el tiempo en alguien como él, cuando cualquier otro podría ser mucho mejor… Debes de saber que no es el único, tienes muchas otras opciones Christopher, yo por encima de todos.


Él era para mí, mi asesor, un buen amigo, pero jamás, jamás le había visto de otra manera y tampoco le había dado motivos para que actuara de esa manera. Busque a Eren con la miraba, él nos observaba con fijeza a una distancia segura, no había expresión alguna en su rostro, pero sus fieros ojos ardían de una manera antinatural. Mark volvió a intentar llegar a mis labios, pero esta vez logré impedírselo.


– ¡Ya basta! – Le grité – Discúlpame pero yo no…


Eren levanto la mano en señal de que me callará, obedecí de inmediato, entonces, camino con suma paciencia hasta donde se encontraba Mark, quien le miraba con cierto recelo, y a la expectativa por si Eren intentaba volver a herirlo, pero cuando paso a mi lado, me entregó el cuchillo y buscando entre su saco, lo que después vi que era un pañuelo blanco, se detuvo frente Mark, tomó su mano herida, la envolvió con el pañuelo.


Entonces le miró desde abajo y le sonrió. Su rostro entero era un hermoso gesto de ternura. Mark descolado por el extraño actuar, arrebató su mano con brusquedad de la Eren.  Quien así como se había cercado, se alejó sin decir nada más.


– ¡Esta loco! – Le escuche decir.


– ¿Qué ha sido todo eso? – Le cuestioné molesto.


– Solo te ayudaba, todos estos días te has mostrado tan afectado, que decidí echarte una mano. – Mintió. Aquel beso le había delatado.


– Tú eres el que está loco…


No sabía que Soren y Mark se conocían y la idea de que así fuera no me agrado ni tanto, el primero se acercó a mi asesor y reviso su herida. – ¡Estas en problemas! – Aseguró.


– ¿Es profunda?


– No me refiero a la herida, él va a volver por su pañuelo, ¿no lo entiendes? – Tanto Mark como yo le miramos interesados,  a lo que Soren sonrió complacido. – Te acaba de declarar formalmente la guerra. Y no se va a detener hasta acabar contigo. Sinceramente, espero que ese beso haya valido la pena…


Soltó la mano de Mark y se fue por donde vino, ni siquiera se tomó la molestia de mirarme y no es como si quisiera que lo haya hecho.


– ¿Es verdad? – Me preguntó con cierta preocupación en la voz.


– Ni idea…

Notas finales:

Hola!!

Aquí la continuación, bien dos cosas importantes, para los que creain que Dante era una monada, la verdad es que no. Y segunda, van a comenzar rodar cabezas. 

Nos leemos en el siguiente capitulo que espero y confio que este listo para mañana.


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