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Engaño y salvación. por Maby de Sagitario

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Notas del capitulo:

¡ Hola n.n!

Como siempre agradezco a todas las bellas personas que han seguido esta historia, la cual ya se acerca a su final.

Espero que les guste este capítulo.


Por suerte o por que tal vez el destino se puso de su parte, Camus y Milo lograron la adopción de Hyoga e Isaac luego de un minucioso trámite y visitas de la trabajadora social a la casa comprobando que la pareja tenía todo lo necesario para mantener y darles lo necesario a los pequeños al igual que amor, gracias a Sage quién expuso los argumentos válidos para que la pareja sea quién tenga la custodia de los mellizos. Como buen amigo, Saga los acompañó, para ese tiempo logró que Mu aceptara ser su novio mientras que Shura batallaba para captar la atención de Aioros que seguía sin entender las intenciones del secretario de Sage.

Todo estaba listo para que los pequeños se mudaran a su nuevo hogar, pero antes, Camus debía resolver el asunto de su paternidad....

Sala de los Tavalas.

—creí que era una fiesta—refunfuñaba el padre de Milo.

—tú siempre pensando en fiestas, Alejandro—lo reprendió su mujer.
Albert que estaba cerca suyo, negó con la cabeza, si su cuñado supiera lo que vendría.

Una media después llegó Dégel más serio que de costumbre, desde hacia un buen tiempo la casa de Milo era el centro donde se llevaba a cabo todas las reuniones o algo que surgía de último momento.

—¿ Están todos aquí?—preguntó Camus apareciendo en la sala.

—sí, querido—respondió Kaileena por todos.

Los mellizos no se hallaban en casa, estaban en la escuela.

Era el momento, la hora cero, el momento crucial para Dégel....
Albert y Milo intercambiaron miradas, que no pasó desapercibida para Kaileena que sospechó que sería algo muy delicado.
Dégel se puso de pie, Camus supo que una vez que su padre biológico comenzara a explicar el meollo del asunto, no habría vuelta atrás....
Su corazón palpitaba más de lo normal, no era taquicardia, era el hecho de que al fin esa farsa que mantuvo por años y en la que involucró a su hermano terminaría ese día.
—la razón por la que estan aquí es....—miró a Albert que asintió con la cabeza—es que hay algo que deben saber sobre Camus.
Todas las miradas se volcaron hacia el mencionado que deseó hacerse chiquito pues estas eran intensas y curiosas.
—¿qué está pasando aquí?—la madre de Milo afiló su mirada que representó un puñal para Dégel—¿qué ocultas Dégel?
—hermana—Albert intervino—por favor no juzgues a Dégel, lo que va a decirles es sumamente delicado y difícil para él.
Exhaló sacando el aire que le oprimía, llamó a todo su autocontrol mientras a su garganta afloraban todas las palabras.
—soy el padre de Camus.
Un terrible y lúgrube silencio cayó como manto pesado sobre los oyentes con excepción de Milo y Albert, Camus sentía que a pesar de haberla oído el día de su boda, dolía más que un dolor de cabeza.
Sorpresa.
Confusión y en cierta parte un poco de rabia por parte de Kaileena que no podía creer lo que estaba oyendo ¿ cómo pudo estar todo ese tiempo como si nada?
—¿es cierto eso Camus?—rompió el silencio Alejandro mirando a Dégel con una mezcla de horror y reprobación—Dégel es tu padre.
—lo es....—quería gritar, sacar la espantosa opresión de su pecho—me dejó con mi.. tío cuando yo tenía siete meses....
—¿qué diantres pensabas....? si no lo querías hubieras....—Kaileena despedía ira que sin pensarlo se levantó y abofeteó a Dégel.
—lo hice por que servicios infantiles me lo iban a quitar—estaba llorando como un pequeño niño aterrado—su madre me dejó y yo no tenía más para mantenerlo, aparte de que era aún un adolescente..... y mis padres me echaron por que representaba una carga.
Kaileena detuvo su mano justo cuando iba a darle otra bofetada.
—días después cumplí 18 y pude irme a Inglaterra, mientras estuve ahí Albert me enviaba cartas con fotos de mi hijo, siempre supe que con él estaría bien—guardó silencio esperando otro ataque o comentario negativo pero nada ocurrió—yo sólo quiero tu perdón.
—para esto Camus—Milo le pidió evidentemente conmovido—suficiente con que mis padres lo miren con desaprobación, es humillante.
—hijo—esta vez fue Albert—Dégel ya hizo lo que querías, deja ese maldito orgullo y acéptalo.
Recordó cada uno de los regalos, miradas y gestos de cariño de Dégel hacia su persona, las veces en que se convirtió en su confidente y a quién se mostraba vulnerable cuando habían cosas que ni a Albert era capaz de comentarle, él había sido quién supo sus sentimientos hacia Milo y le dio una mano.
—necesito un momento a solas....—abandonó la sala en busca de aire fresco para ordenar sus ideas—ya vuelvo.
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En algún parque de Atenas.
—Mu—un fustrado Shura se acercó al joven novio de Saga que venía del supermercado—Aioros no entiende mis señales.
—Aioros es más inocente que una paloma—respondió Mu—aparte de que su trabajo le impide siquiera pensar en enamorarse de ti.
—¿en qué trabaja?
—es maestro de niños de primaria.
Como si lo invocaran el mencionado apareció junto a su hermano Aioria que traía una sonrisa de oreja a oreja, al ver a Shura el castaño menor más la ensanchó mientras le daba un codazo a su hermano.
—oye hermano—señaló a Shura que había enmudecido de repente mientras se ocultaba detrás de Mu quién se hizo a un lado mientras ponía sus compras sobre una banca—ese no es tu vecino acosador.
—¿ por qué acosador?—preguntó interesado Aioros.
—ay hermano—se golpeó la frente—eres inocente, ven te muestro por qué.
Lo jaló hacia los dos hombres que aguardaban, Shura era un manojo de nervios, se estrujaba las manos mientras veía acercarse al amor de su vida, según sus palabras. Intercambiaron saludos, cuando le tocó al español saludar al griego mayor, las manos le temblaban por los nervios cosa que divertía Aioria ya que él si había advertido cada una de las miradas, encuentros " inesperados" entre varias cosas más que le hicieron sospechar que su adorado consaguíneo hacía suspirar como chiquilla enamorada a Shura.
—bueno, este ¿ qué les parece si Mu y yo vamos por unas cervezas mientras ustedes hablan?—propuso Aioria guiñándole el ojo a Shura que entendió que era su oportunidad.
—no vamos a beber en un parque Aioria—reprochó Aioros—daríamos un mal ejemplo.
— es para beber en mi casa—dijo Mu con una sonrisa que para el español era " este es tu momento o te friegas por menso".
Fue entonces que entendió que era ahora o nunca.
—bien.
Se quedaron solos.
—este yo.... mejor sentémonos—dijo nervioso.
—¿pasa algo?—preguntó visiblemente preocupado.
—verás Aioros, yo... es decir... tú....
—estás hiperventilando, calma.
—tú.... TÚ ME GUSTAS—gritó a todo pulmón.
Aioros no podía creer lo que había oído, ¿ le gustaba a Shura?, bueno no es que el español no tuviera lo suyo, pero ¿ de verdad?
—yo no sé qué decir.
—no estás obligado a responderme, yo sólo queria que lo supieras—dijo un poco desesperanzado pues no obtuvo la respuesta que esperaba.
De repente los brazos del otro lo rodearon, quién depositó un beso en sus labios, ante aquella muestra su corazón revivió, literalmente por que el castaño correspondía a sus sentimientos. Su sueño se hacía realidad.
—esperaba que dijeras eso....
—pero tú...
—ya no importa—ven vamos a ver a los muchachos.
—pero antes—lo detuvo—¿ quieres ser mi novio?
—claro, quiero ser más que eso—respondió con convicción.
" Gracias muchachos, por fin lo logré..."

           ******************************

La suerte estaba echada, Dégel cumplió lo que le pidió así que él debía hacer algo al respecto.
Durante escasos minutos afuera de la casa, sacó todos esos enemigos que le impedían ver a Dégel como su padre, comprendió que el pasado a veces es bueno, a veces es malo, que las heridas debían cerrarse y aceptar lo que la vida depare.
Entró a la casa, sus suegros, esposo y sus padres lo miraron con expectación, más Dégel que deseaba ese ansiado perdón.
Sin decir nada, se acercó a su padre de sangre y ante su sorpresa lo abrazó rompiendo en llanto, este también lloró al sentir luego de 23 años a su hijo de vuelta, lo apretó contra su pecho no deseando separarse jamás de él. Kaileena reprimió un sollozo ante el cuadro conmovedor protagonizado por padre e hijo.
—lo siento.... yo sólo queria una mejor vida para ti..... te amo y nunca más te dejaré, mi niño.
—me porté como un majadero contigo.... no tengo nada que perdonarte... ¡ PAPÁ!
Media hora duró aquella reconciliación, Milo emocionado hizo un brindis por la familia y por el amor y el perdón. Finalmente todo se arreglaba.
—tengo dos padres—comentó Camus sentado entre los dos.
—y yo dos consuegros—dijo Kaileena con su caraterístico humor.
Después del engaño venía la salvación y la salvación era el perdón y la compresión....

 

 

 

 

 

Notas finales:

Besos y abrazos gatunos :)


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