Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 11: “¿Es demasiado tarde?”:

 

 

—Naruto, ¿estás bien? —preguntó Sakura con preocupación, observando el perfil repentinamente tenso del chico.

 

Despertando de su ensimismamiento, Naruto le dedicó una fugaz sonrisa.

 

—No es nada, Sakura-chan. ¿Me hablabas sobre algo’ttebayo?

 

La chica liberó un suspiro que parecía más un bufido de irritación, tentada a golpear a su amigo. Acababan de salir del instituto y caminaban hacia sus hogares. Desde hacía unos días, Naruto se había estado comportando de forma extraña a la salida del instituto, como si estuviera nervioso y preocupado. Pero por más que le preguntaba, aseguraba estar bien.

 

—Desde hace unos días estás extraño. Shikamaru y los demás también lo han notado. ¿Qué ocurre? —Frunció el ceño al pensar en una posibilidad—. ¿Se trata de ese bastardo de Sasuke de nuevo?

—No —respondió veloz—. ‹‹…creo››, pensó con cierta inquietud.

 

Desde aquella noche que se topó con Sasuke por la calle no le había visto más. Había sido cuidadoso para no encontrárselo por el parque o en cualquier otro lugar. Había pasado un tiempo desde aquello, ¿quizá como veinte días? Pero el problema no era ese. Días después de haber visto a Sasuke por última vez, junto a ese tipo de cabellos blancos y dientes afilados, ese hombre no había dejado de buscarle.

 

Días después apareció frente a él “por casualidad” cuando caminaba del instituto hacia su casa. Se anunció como Hōzuki Suigetsu, amigo de Sasuke y de Karin desde la infancia… o quizá la adolescencia… no recordaba bien. El tipo había empezado a hablarle como si se conocieran de toda la vida mientras caminaba a su lado.

 

A Naruto aquello le dio un mal presentimiento. Siempre había sido un chico sociable, podía entablar conversación fácilmente con cualquier persona. Pero ese Suigetsu era amigo de Sasuke y Karin, y era aquello lo que le daba mala espina.

 

A ese día le siguieron muchos más en los que Suigetsu le esperaba a la salida del instituto, justo donde su camino y el de sus amigos se separaba y él quedaba solo. Y ese día no era la excepción, había visto a Suigetsu cómodamente sentado en un banco, seguramente esperando a que se quedara solo.

 

Salió de sus memorias, percibiendo que de nuevo Sakura estaba hablando y él no la estaba escuchando. La chica parecía decir algo sobre lo preocupados que estaban sus amigos con respecto a su actitud cambiante. Por momentos parecía estar animado como siempre, pero a la salida del instituto su estado de ánimo cambiaba drásticamente.

 

—Y eso en ti es muy extraño, Naruto. Precisamente tú, que desde que te conozco casi haces una fiesta cuando es hora de volver a casa.

—No te preocupes, Sakura-chan, todo está bien. —Trató de sonar lo más convincente que pudo, dedicándole una sonrisa. Su respuesta había sido mecánica, en realidad apenas la había escuchado.

 

Pero la chica le dedicó una mirada de desconfianza.

 

—Si se trata de nuevo de ese Sasuke… —comenzó a decir, estrellando un puño en la palma de su otra mano.

—¡N-no! Y ahora ¿podríamos dar el tema por zanjado? —preguntó apremiante. A esa distancia Suigetsu podría escucharles mencionar a Sasuke.

 

Poco convencida, Sakura afirmó y sin más se despidió, tomando un camino que salía a su izquierda. A partir de ahí sus caminos se separaban. Cuando no hubo rastro de la presencia de su amiga, Naruto inspiró hondo, apretó los puños mientras se daba valor a sí mismo, y por primera vez fue al encuentro de Suigetsu.

 

La sonrisa del hombre no pasó desapercibida para Naruto, parecía estar complacido con el hecho de que él se hubiera acercado.

 

—Esto es una novedad —comentó Suigetsu sonriendo entre dientes—. Normalmente soy yo quien tiene que buscarte. —Palmeó el espacio vacío a su lado, indicando al rubio que tomara asiento junto a él, quien declinó la petición negando con la cabeza.

—Dime la verdad’ttebayo —fue todo lo que dijo, descolocando al otro que no entendió absolutamente nada.

—¿Ah?, ¿qué verdad?

—Sasuke tiene algo que ver en todo esto, ¿cierto? —afirmó convencido—. Dile que…

—Hey, espera, espera —interrumpió acelerado, agitando las manos en el aire. Cuando obtuvo el silencio que deseaba, clavó una mirada llena de curiosidad y confusión en los ojos azules—. ¿Sasuke?, ¿qué tiene que ver Sasuke en todo esto?

—¡Eso es lo que quiero saber! —exclamó. Si ese tipo quería burlarse de él no le daría ese gusto

 

Naruto estaba convencido de que todo aquello era algún tipo de plan de Sasuke. O quizá de Itachi y Sasuke. Probablemente querían usar a Suigetsu para poder acercarse a él de nuevo y continuar humillándole.

 

—A ver, creo que aquí hay un malentendido. —Se acomodó, apoyando un codo en el respaldo del banco—. Para empezar, ¿de qué conoces tú a Sasuke?

 

Respondió un poco inseguro sobre lo que decir.

 

—Nuestras madres son amigas… desde antes de que yo naciera dattebayo.

 

Suigetsu le envió una mirada suspicaz.

 

—¿Sólo esa relación? Sasuke parecía tener confianza contigo esa noche que te vi por primera vez, pero tú nunca has hablado de él o de la relación que tenéis.

 

Queriendo dar la conversación por finalizada, Naruto dio media vuelta. No quería dar más explicaciones.

 

—No sé qué pretendes, pero deja de buscarme, Suigetsu.

 

Al ver que Naruto se alejaba con paso decidido, no tardó en incorporarse y darle alcance en algunas zancadas, ganándose una mirada de molestia del menor.

 

—¿Eres sordo? He dicho que me dejes —insistió intranquilo. Después de todo, a pesar de los días transcurridos, Suigetsu era un completo desconocido para él, y para rematar era amigo de Sasuke y Karin. Era mejor mantenerse alejado.

—¿Pero qué mosca te ha picado? —En un gesto despreocupado, sacudió una mano—. Sólo quiero conocerte. Me han hablado muy bien de ti.

 

Aquello había captado el interés de Naruto por completo, quien miró al más alto con curiosidad.

 

—¿De verdad?, ¿quién?

 

Suigetsu sonrió con cierta picardía antes de responder.

 

—Te daré esa información si aceptas que nos conozcamos mejor. Tal vez una cita en un… —Sin darle oportunidad a terminar de hablar, Naruto se había marchado corriendo—. De acuerdo. Me tomaré eso como una negativa —se dijo a sí mismo, resignado por el momento.

 

Naruto no se detuvo hasta tener la certeza de que estaba a salvo. Respirando jadeante comprobó que ese tipo acosador no le estuviera siguiendo, y aliviado percibió que no era así.

 

Sólo con escucharle decir que quería que se conocieran mejor en una cita, un escalofrío le había recorrido por completo y su instinto le gritó que lo mejor era huir. Debía admitir que ese Suigetsu le estaba asustando con sus contantes acosos. Nunca le había hecho algo malo, todo lo contrario, hablaba sobre trivialidades con él para intentar mantener una conversación. Aun así no le transmitía confianza.

 

Y ahora Suigetsu había dicho que alguien le había hablado sobre él. ¿Quién? Esa persona debía conocer tanto a Suigetsu como a él. Tal vez… ¿Sasuke? Lo dudaba. Sasuke tenía un pésimo concepto de él, jamás diría algo bueno. ¿Pero y si Sasuke había enviado a Suigetsu para, tal vez, enamorarle y que así se olvidara de él y dejara de molestarle?

 

Sacudió la cabeza, descartando esa opción. No, no, eso era algo muy rebuscado y absurdo.

 

¿Y Karin? Era todavía más improbable que hubiera sido ella quien habló bien de él a Suigetsu. Su prima le odiaba. No. Imposible.

 

¿Pero entonces quién? No venían a su mente más personas a las que conocía y que también pudieran conocer a Suigetsu.

 

Suspirando con pesadez, lo único que pudo pensar con claridad es que deseaba no volver a ver a ese tipo en una larga temporada.

 

Pero una vez más, la suerte no estaba de su lado.

 

Horas más tarde, cuando estaba en el parque jugando un partido de fútbol con sus amigos, Suigetsu había aparecido por allí asegurando que el encuentro había sido totalmente casual. De ninguna forma creyó esa obvia mentira. Para colmo ese hombre había decidido sentarse en las gradas y observarle jugar, cosa que le tenía totalmente desconcentrado. Tanto, que incluso llegó a caerse en pleno partido, aunque no fue nada aparatoso. ¿Y si Suigetsu era un pedófilo?

 

Decidió marcharse a casa un poco más tarde de lo que tenía planeado con la esperanza de que Suigetsu se aburriera y se marchara antes que él. Pero eso no parecía suceder nunca, y ya estaba anocheciendo.

 

Una de las conocidas y violentas nalgadas de Kiba le arrancó un grito de dolor.

 

—¡Has estado muy distraído, Naruto! A pesar de todo has marcado dos goles.

—¡Kiba, bastardo! —le gritó irritado, tomándole de la pechera y zarandeándole. Lejos de molestarse, Inuzuka estalló en animadas carcajadas que le provocaron más enojo—. ¡No es divertido!

—Sí que lo es —refutó pellizcando la nariz de su amigo, quien por el dolor le soltó. Antes de que Naruto intentara atacarle de nuevo, le interrumpió con un repentino tono confidente—. Oye, Naruto —llamó con curiosidad—. ¿Quién es ese tipo que se te acercó hace rato? Desde entonces ha estado ahí en las gradas sin quitarte los ojos de encima.

 

Preocupado, Naruto miró a las gradas, donde al instante Suigetsu alzó una mano para saludarle. Nervioso apartó la mirada de inmediato.

 

—Kiba, acompáñame a casa’ttebayo.

 

Sin esperar respuesta, tomó a su amigo del brazo y tiró de él. No era una petición, era una orden. Confundido, Kiba se dejó arrastrar.

 

—¡Pero yo vivo en dirección contraria a ti! —protestó intentando liberarse, pero Naruto mantenía su brazo atenazado.

—¡Me lo debes! —masculló entre dientes, negándose a soltarle.

—¿Y por qué se supone que yo te debo a ti…?

—¿Ya vas para casa, Naruto?

 

La voz de Suigetsu le sacó un escalofrío al rubio, quien giró a verle con una tensa sonrisilla.

 

—Sí. Mi amigo Kiba me acompañará —aclaró, por si a ese tipo se le ocurría hacerle algo. ¿Quizá se estaba preocupando demasiado?

 

Curioso y jovial, Kiba llamó la atención del recién llegado.

 

—Soy Inuzuka Kiba, amigo de Naruto —se presentó al ver que su despistado amigo no tenía intención de hacerlo.

 

Suigetsu tomó la mano que el otro le extendió.

 

—Hōzuki Suigetsu —fue todo lo que respondió.

 

Entonces Kiba vio su oportunidad para librarse de tener que dar un gran rodeo para ir a su casa. Él vivía mucho más lejos que Naruto de ese parque, en dirección contraria además. Ya había anochecido, hacía frío, y no es que fueran precisamente muy abrigados. Todos los adolescentes de ambos equipos vestían apenas un sencillo pantalón corto y una fina camiseta de manga larga, junto con unas cómodas zapatillas. El partido se había alargado más de lo esperado.

 

—Estás de suerte, Naruto. Tu amigo Suigetsu puede acompañarte a casa…

—¡Kiba bastardo! —interrumpió Naruto mascullando, pero no lo suficientemente bajo como para no ser escuchado por los otros dos.

—¿Qué? ¡Tengo hambre y frío! —replicó.

—Yo acompañaré a Naruto —accedió Suigetsu, aunque de todas formas pensaba hacerlo.

—¿Ves? —dijo Kiba en tono obvio—. Él te acompañará, ¿cuál es el problema? No seas miedoso —se burló.

 

En su mente Naruto visualizaba mil y una formas de vengarse. ¡Para una vez en su vida que le pedía que le acompañara a casa y el idiota le dejaba solo! Los tres caminaron hacia la salida del parque, momento que Naruto aprovechó para caminar junto a Kiba, dejando a éste en medio.

 

—¿Desde cuándo conoces a Naruto, Suigetsu? —Decidió iniciar una conversación para no caer en un incómodo silencio.

—Desde no hace mucho. Casi un mes. Todavía nos estamos conociendo, pero Naruto es… un poco tímido.

 

Kiba rió burlón, ganándose una mirada molesta del rubio.

 

—¿Naruto?, ¿tímido? Naruto es un huracán. A veces pienso que hasta podría hacer hablar a las piedras, nunca para de hablar.

—Como tú dattebayo —replicó ofendido.

—Más quisieras.

 

Entonces Kiba miró a Suigetsu y se preguntó cuántos años tendría. Parecía ser mucho mayor que Naruto y él. ¿De qué se conocían? Pensaba que ese desquiciado de Sasuke era el único amigo mayor que Naruto tenía, pero parecía haber más de uno. Naruto era extraño seleccionando amistades.

 

Una vez abandonaron el parque, Kiba se detuvo para despedirse. Nunca imaginó que tras avanzar algunos metros, se toparía con la persona que ocupó sus pensamientos minutos atrás: Sasuke. Inconscientemente aceleró el paso y cruzó al otro extremo de la calle peatonal con la esperanza de que ese tipo no reparara en su presencia.

 

Pero al parecer eso era demasiado pedir.

 

—¿Has estado con Naruto?

 

La pregunta escueta del adulto le hizo detenerse en seco, enviándole una mirada desconfiada.

 

—¿Por qué lo preguntas? ¿Me vas a agredir de nuevo si digo que sí? —respondió a la defensiva.

 

Sasuke rodó la mirada. Había preguntado aquello porque, viendo la ropa que vestía el chico, era obvio que había estado jugando fútbol y tenía la esperanza de que quizá Naruto todavía estuviera en el parque.

 

—Tenía un mal día y lo pagué contigo —fue todo lo que dijo, mientras se acercaba, para excusarse por lo ocurrido en el hospital—. No prestes atención a eso.

 

La mirada de Kiba se afiló con enojo. ¿Que no prestara atención a eso? Primero le amenazó por hacer sentir mal a Naruto, después casi le incrusta en la pared del hospital según él por la forma en que miraba y tocaba a Naruto; y para rematar un día tras darle una nalgada a su rubio amigo, Sasuke le había mirado con ganas de matarle y en un principio había ido tras él, pero al parecer algo le detuvo.

 

Aquello no eran productos de “un mal día”, ¡ese tipo estaba loco!

 

—Claro… —masculló.

—¿Has estado con Naruto? —insistió.

—Ah, eso… —balbuceó, fugazmente intimidado ante el tono serio—. Sí. Justamente ahora él iba a su casa, un amigo le acompañaba… —Sin dejarle terminar de hablar, vio a Sasuke retomar el camino—. Bastardo… —susurró para sí. Pero después suspiró hondo, había terminado sano y salvo.

 

Por otro lado, Naruto caminaba cada vez más despacio, meditando que no quería que Suigetsu viera dónde vivía. Eso sería peligroso. Podría engañarle diciéndole que vivía en otra casa. ¿Pero y sí el hombre esperaba hasta verle entrar? No podía entrar en una casa que no era suya. Hasta ahora había logrado mantener su casa oculta de Suigetsu, y quería que eso continuara así.

 

—No se te da mal jugar fútbol —comenzó a decir el mayor para romper el pesado silencio—. Aunque parecías un poco distraído, tuviste una caída tonta.

 

Naruto contestó con una risita desganada, abrazándose a sí mismo para darse un poco de calor. Estaba empezando a sentir frío.

 

—He tenido caídas peores —aseguró.

 

En ese momento, Naruto juró que casi le da un infarto cuando un dedo de Suigetsu frotó ligeramente una de sus mejillas. De un salto se alejó, mirándole alterado. ¡Como sospechaba, ese tipo era un pedófilo!

 

—Estabas manchado. ¿Te he incomodado? —Lejos de molestarle, a Suigetsu le resultó graciosa la reacción de Naruto. El chico parecía ser inocente. ¿Un simple frote en la mejilla le había hecho reaccionar así?

 

Aunque ni siquiera llegaba a sospechar que Naruto no estaba avergonzado, sino asustado.

 

—¿Ma-manchado? —reiteró serenándose mientras se tocaba la cara. Por la caída tenía la ropa y la cara con restos de polvo.

 

Naruto miró a su alrededor, ¿por qué la calle estaba desierta en ese momento? Al menos podría pasar un poco de gente, así no se sentiría tan inseguro.

 

—¿Suigetsu?

 

Al reconocer la voz de Sasuke con un sutil tono de sorpresa impreso en ella, Naruto no supo si maldecir su mala suerte o alegrarse. Era obvio que Sasuke era la última persona a la que deseaba ver, pero si tenía que elegir entre Sasuke o Suigetsu…

 

—Sasuke, qué casualidad —saludó, mostrando sus afilados dientes en una sonrisa—. ¿Qué haces tú por aquí?

—Mis padres viven cerca, iba hacia allí —respondió tratando de encontrar una explicación a esa escena. ¿Naruto y Suigetsu juntos?—. ¿Y tú?

 

Suigetsu asintió, recordando que en alguna ocasión había ido a casa de Sasuke, cuando todavía eran unos estudiantes. Pero hacía años de aquello.

 

—Acompaño a Naruto a su casa. Te lo presentaría, pero parece que os conocéis, ¿no? Después de todo, vuestras madres son amigas.

 

Tratando de disimular la tensión que empezaba a acumularse en sus hombros, Sasuke metió las manos en los bolsillos de la chaqueta. ¿Suigetsu acompañando a Naruto a casa? ¿Desde cuándo su amigo estaba haciendo eso? Aquello no le agradó en absoluto. Su instinto le gritó que debía alejar a Suigetsu de inmediato.

 

—Nos conocemos —concordó asintiendo en un sutil movimiento de cabeza—. Casualmente, Naruto y mis padres viven cerca. Puedo acompañarle a casa.

—No te preocupes, ya lo estoy haciendo yo.

 

Los labios de Sasuke se cerraron en una línea tensa, disgustándole la respuesta. Suigetsu parecía muy interesado en acompañar a Naruto. ¿Qué pensaba Naruto al respecto?, ¿estaba de acuerdo?

 

—Necesito hablar con Naruto un asunto urgente—. Al ver que su amigo iba a replicar algo, añadió—. A solas —recalcó.

 

Teniendo en cuenta la situación, Naruto no pudo evitar comparar a Sasuke con su tabla de salvación. Realmente no quería hablar con él, pero era preferible estar a solas con Sasuke.

 

—No hay nada que se pueda hacer, Suigetsu —comentó Naruto encogiéndose de hombros—. Sasuke me acompañará’ttebayo.

—Está bien —accedió con cierto disgusto—. Te veo mañana —se despidió, sin saber que había creado inquietud en el rubio con esa sencilla frase—. Inoportuno Sasuke, debería estar con esa bruja de Karin, no aquí estropeando mis planes —susurró, pero Naruto que todavía estaba a su lado logró escucharle.

 

Con un movimiento tosco de cabeza, Sasuke apremió a Suigetsu a marcharse, haciendo que éste chasqueara la lengua con molestia mientras se alejaba.

 

Cuando Suigetsu estuvo lo bastante alejado, el rubio suspiró hondo, llevándose una mano al pecho. Odiaba admitirlo pero Sasuke le había salvado, debía estar agradecido. Estaba por continuar su camino cuando la voz de su acompañante le detuvo.

 

—¿De qué conoces a Suigetsu?

 

A Naruto no le gustó el tono empleado en la pregunta. ¿Era su imaginación, o había sonado autoritario?

 

—¿Seguro que no sabes nada de eso? —respondió escéptico.

—¿Qué insinúas? —Se acercó unos pasos, acortando la distancia entre ellos.

—Ese tipo es amigo tuyo. Seguro que le has pedido que se acerque a mí por algún motivo.

—¿Qué? —Frunció el ceño. No entendía a dónde quería ir a parar el otro—. ¿Por qué haría algo tan estúpido, dobe?

—¿Entonces ese tipo es un pedófilo? —preguntó inquieto. Si Sasuke no le había dicho a Suigetsu que se acercara a él, no veía otra explicación para el repentino interés del hombre en él.

—¿Pedófilo? —reiteró al instante sin poder ni querer ocultar un tono de preocupación. No conocía una faceta así de su amigo—. ¿Suigetsu te ha hecho algo? —Se acercó más, quedando a un escaso paso de distancia.

 

Ante la cercanía, Naruto retrocedió un paso mientras negaba con la cabeza.

 

—Apareció un día sin más frente a mi instituto, y desde entonces no ha dejado de acosarme en cada esquina’ttebayo.

 

El entrecejo de Sasuke se arrugó profundamente en respuesta, desagradándole la imagen mental de Suigetsu buscando constantemente a Naruto mientras él desconocía todo eso.

 

Había decidido darle un poco de espacio a Naruto para que su enojo se suavizara, y ahora se encontraba con la desagradable noticia de que su amigo había estado rondando al chico que le interesaba. Suigetsu sólo había visto a Naruto unos segundos esa noche, ¿fueron suficientes para captar su atención?

 

Ante el pesado silencio, Naruto volvió a tomar la palabra. Sasuke parecía sumido en sus pensamientos.

 

—¿Seguro que tú no tienes nada que ver en eso?

 

Los ojos negros se clavaron en los azules con seriedad. ¿De verdad Naruto pensaba que él haría algo tan estúpido como ordenarle a Suigetsu que se le acercara? Si el simple hecho de ver a alguien innecesariamente cerca de él lograba provocarle celos irracionales.

 

—No tengo nada que ver en eso —respondió malhumorado.

 

¡Estúpido Suigetsu…! Le partiría el cuello con sus propias manos cuando tuviera oportunidad. Ahora que se había decidido a acercarse a Naruto, iba el idiota y aparecía para tratar de quitárselo. Pero claro, pensándolo más fríamente, Suigetsu no tenía ni idea de la clase de sentimientos que él tenía hacia Naruto. No podía reprocharle nada a su amigo.

 

Aunque en realidad tampoco podía quitárselo, ni siquiera tenían una relación.

 

Maldita sea… La situación se le estaba yendo de las manos. Debía actuar rápido o jamás tendría oportunidad de estar junto a Naruto.

 

—Tenemos que hablar —instruyó, sacando al menor de sus propios pensamientos.

—¿Sobre qué?

—Sobre nosotros.

 

Naruto tragó saliva con pesadez, meditando si sería conveniente mantener esa charla. Para empezar, no había ningún “nosotros”. ¿Qué se suponía que tenían que hablar?

 

—Mejor no. Tengo que ir a casa dattebayo —se excusó—. Hace frío.

 

Apenas avanzó dos pasos cuando sintió un firme agarre en el brazo que le hizo encarar al mayor de nuevo. Liberó un gruñido, conteniendo a duras penas las ganas de insultarle. Ese idiota no iba a obligarle a hacer algo que no quería.

 

—Necesito aclarar unos malentendidos.

—¡No hay nada que…!

—¿Por qué no quieres saber nada de Itachi? —soltó una de las dudas que le habían carcomido desde hacía semanas—. Mi hermano habló conmigo, me confesó la conversación que tuvo contigo. No te comprendo, dobe, mi hermano trató de ayudarte y se lo agradeces así.

 

Con molestia, Naruto intentó liberarse del agarre de Sasuke, pero éste no se lo puso fácil.

 

—¿Ayudarme? ¡No me hagas reír, bastardo! Itachi y tú… Karin también… sólo pretendíais humillarme. ¡Y ahora suéltame!

 

Pero Sasuke ignoró aquella orden y se limitó a seguir con sus preguntas, afirmando el agarre cada vez que el rubio se removía con violencia.

 

—¿Karin? ¿Qué tiene que ver ella en esto?, ¿te ha hecho algo?

—¿Cómo puedes ser tan hipócrita?

—¡Si no me lo explicas es imposible que pueda entender de qué hablas! —exclamó ante la frustración que le provocaban las respuestas huidizas del otro. Pero no pensaba dejarle ir hasta aclarar toda esa situación. Menos ahora que se sentía amenazado por Suigetsu.

 

Naruto respiró de forma ruidosa debido al creciente enojo que comenzaba a recorrer sus venas. Sin meditarlo demasiado, empuñó su mano libre y apuntó directamente a la mejilla de Sasuke con la intención de darle un contundente puñetazo. Para su total coraje y frustración, el mayor detuvo su puño apenas a unos centímetros de su cara empleando también su mano libre.

 

Entonces todo fue rápido para Naruto. Sintió como su brazo era doblado de forma violenta tras su espalda, arrancándole una queja ahogada de dolor. Trató de forcejear para liberarse, pero eso aumentaba su molestia. Gritó un insulto, y como respuesta recibió un firme empujón que le obligó a caminar hacia un estrecho callejón situado a su derecha.

 

—¡Suéltame! —masculló amenazante, pero no logró inmutar lo más mínimo al mayor.

 

Cuando estuvieron dentro del callejón, Sasuke dio otro firme empujón y mantuvo a Naruto de cara a la pared. Aquello sólo aumentó el mal humor del rubio, sacándole un gruñido. Pero con el brazo doblado tras la espalda no podía moverse mucho sin que doliera horrores.

 

—Te soltaré cuando me digas lo que quiero saber —aseguró con total seriedad, quería que el otro creyera en su palabra—. ¿Qué tienes contra Itachi?

 

No recibió una respuesta inmediata como habría deseado. Ese rubio era terco. ¿Pero de qué se sorprendía? Si algo había aprendido a estas alturas de su vida, es que los Uzumaki son tercos por naturaleza.

 

Empujó un poco más el brazo de Naruto, aumentando el dolor que éste sentía y arrancándole ahora sí un grito de dolor.

 

—¡Mi hombro! —protestó—. ¡Me lo vas a dislocar, bastardo!

—¿En serio? —se mofó con descaro—. Tienes suerte de tener a un médico cerca que conoce tan bien el esqueleto humano, podría acomodarlo en su lugar sin problema… siempre y cuando me digas lo que quiero saber.

 

La tensión en el cuerpo de Naruto se suavizó conforme la presión ejercida en su brazo era disminuida por Sasuke, pero no fue liberado.

 

—No puedo creer que estés haciendo esto dattebayo, ¡teme! —farfulló todavía adolorido—. ¿Hasta dónde piensas llegar para que te responda algo que ya sabes?

—Es mejor que no me pongas a prueba, Naruto —aconsejó con temple—. Y créeme si te digo que te pregunto porque no sé qué está ocurriendo.

 

Después hubo un pequeño silencio en el que Naruto meditaba si Sasuke decía la verdad. Por experiencia sabía que los hermanos Uchiha no eran de fiar. Pero por otro lado… Sasuke había asegurado que le soltaría cuando le dijese lo que quería escuchar. Cuanto antes lo hiciera, antes podría marcharse.

 

Suspiró hondo. Empezaba a pensar que habría sido mejor volver a casa con Suigetsu.

 

—Itachi me mintió —comenzó a decir, resignado—. Me aseguró que entre Karin y tú no hay nada. Me hizo creer que me iba a ayudar a acercarme a ti.

—Itachi iba a ayudarte —aseguró—. Conozco a mi hermano. Siempre cumple su palabra.

 

Si Naruto hubiera podido girar la cabeza, le habría dedicado la peor mirada de su repertorio. Arrugó el entrecejo, prefiriendo mejor dar la conversación por finalizada.

 

—Ya te he dicho lo que querías saber. Ahora suéltame.

 

Tras dudar unos segundos, Sasuke suavizó el agarre hasta soltarle. Al instante, Naruto se acarició el hombro lastimado mientras una mueca de dolor adornaba su cara. Despacio giró, encarando a Sasuke para dirigirle una mirada de enojo.

 

—Bastardo… —masculló. Empezaba a preguntarse seriamente qué demonios había visto en Sasuke como para terminar teniendo sentimientos por él.

—Te he soltado, pero todavía no puedes irte. —Al ver que el otro no tenía intenciones de obedecerle, añadió—. No hemos terminado de hablar.

 

Lo único que pasaba por la cabeza de Naruto en ese momento, es que Sasuke se merecía un puñetazo. ¿Acaso estaba tan aburrido que no tenía nada mejor que hacer que joderle la existencia?

 

—Ya he tenido suficiente de ti por hoy. ¿Por qué no vas a buscar a Karin y me dejas en paz?

 

En cuanto hizo ademán de marcharse, una mano le tomó del brazo y le obligó a permanecer en su lugar. ¡Suficiente!, se dijo, le iba a dar el puñetazo de su vida a ese teme.

 

—Entre Karin y yo no hay nada.

 

En otro momento esas palabras hubiesen hecho a Naruto inmensamente feliz, pero en ese instante le causaron el efecto contrario. La palabra de Sasuke no tenía valor para él. No después de que éste le mintiera con anterioridad. Esa afirmación le había causado un déjà vu. Ya tuvo una conversación similar con Sasuke, meses atrás:

“Sólo hemos ido al hospital juntos, o a la biblioteca a estudiar. ¿Eso son citas? No soy un romántico, pero creo que el concepto de cita no es ese. Soy consciente de lo que Karin siente por mí, pero…

—¿Pero…? —le animó a continuar cuando guardó silencio.

—Yo no siento lo mismo.”

 

Sí. Aquella situación ya la había vivido antes. Sasuke le aseguraba no tener nada con Karin, y después, la verdad le estallaba en la cara cuando descubría que en realidad esos dos sí mantenían una relación.

 

“Está bien —le interrumpió—. Te mentí —confesó lo obvio.

—¿Pero por qué? —La frustración volvió a él tras escuchar a Sasuke admitirlo—. ¿¡Por qué!? —insistió al no recibir respuesta—. ¿Cuánto de lo que me dijiste es mentira?

—Todo. Karin es mi novia —contestó, como si esa escueta frase lo explicara todo.”

 

Después de descubrir la verdad, se sentía humillado y patético durante días; hasta que en algún punto volvía a inspirar hondo y llenarse de valor para intentarlo de nuevo con ese amor imposible que era Sasuke.

 

¿Acaso iban a estar así toda la vida? Empezaba a maldecir el momento en que le confesó a Sasuke que tenía sentimientos por él. Sin duda, lo mejor que había hecho es dejar de lado a los hermanos Uchiha y a Karin.

 

El brazo de Naruto se movió tan rápido que Sasuke no pudo detenerle esta vez. El sonido del puño estrellándose en la blanca mejilla hizo un suave eco en el vacío callejón. A Sasuke le había tomado totalmente desprevenido, lo último que esperaba tras esa confesión era un golpe. Se tocó la comisura del labio, donde había una diminuta gota de sangre. Tenía una pequeña herida en el labio y la mandíbula palpitaba de dolor.

 

—Eres despreciable dattebayo —masculló con resentimiento, tomando al otro de la pechera con agresividad. Iba a dejarle claro a Sasuke que no podía jugar con él cada vez que se le antojara—. No soy el mismo ingenuo de antes…

—Dobe —interrumpió—. Cálmate y escúchame —ordenó, pero fue ignorado.

—Ya conozco tu juego. Me dirás que no tienes nada con Karin, que ella no te gusta, y luego no será más que una mentira.

 

A Sasuke toda esa situación no podía resultarle más irónica. En un principio era él quien pensaba que Naruto estaba jugando, y ahora era Naruto quien le acusaba a él de estar jugando. También era un poco desesperante, ya que ese dobe no le dejaba explicarse y le estaba provocando dolor de cabeza. ¿O quizá el dolor era a consecuencia del puñetazo? Era muy probable.

 

—Esta vez no. Voy a decirte la verdad —aseguró, pero sus palabras no lograron calmar la indignación del menor.

 

En parte podía entenderle. Le había mentido y rechazado varias veces, era comprensible si ahora Naruto no saltaba a sus brazos a la primera oportunidad.

 

Con un resoplido, Naruto trató de serenarse y liberó al otro de su firme agarre. Retrocedió un paso y se abrazó a sí mismo, tratando de darse calor. Sus piernas desnudas comenzaban a temblar ligeramente debido a la baja temperatura.

 

—Si hay algo, o no, entre mi prima Karin y tú, ya no me importa. Lo único que quiero es que me ignores, como hiciste todos estos años’ttebayo.

 

La voz de Naruto sonó tan determinada, que en el fondo Sasuke temió haberle perdido antes de haber presentado batalla. ¿Había actuado demasiado tarde? Observó cómo trataba de darse calor en vano abrazándose a sí mismo, vestía poco abrigado para la época del año en la que estaban. ¿A quién se le ocurría ir en pantalón corto en pleno enero? Se retiró la chaqueta y sin miramientos se la lanzó a Naruto, que la atrapó lleno de desconcierto.

 

—Póntela, o te dará una hipotermia.

 

Una de las rubias cejas se arqueó con confusión. ¿Hipo qué? Pero sacudió la cabeza y al instante le lanzó la chaqueta de vuelta.

 

—No la quiero. —En cuanto Sasuke la atrapó se la devolvió, lanzándosela a la cara—. ¡Teme, he dicho que no la quiero! —protestó irritado. ¿A qué venía aquella repentina amabilidad? Le daba mala espina.

 

Con movimientos firmes Sasuke tomó la chaqueta y la pasó sobre los hombros de un confundido y sorprendido Naruto, acomodándola con contenido mal humor. Ese idiota iba a usar la chaqueta sí o sí.

 

—Más te vale no quitártela, o esta vez sí que te dislocaré el hombro. Te aseguro que una luxación de hombro es muy dolorosa —amenazó seriamente, calmándose un poco al ver que el terco rubio accedía a regañadientes y pasaba los brazos a través de las mangas.

 

En el fondo Naruto agradeció el calor que la prenda despedía, lo necesitaba. Pero no iba a decirlo en voz alta.

 

—Ya está. ¿Satisfe… cho…?

 

Su mal humor quedó en un segundo plano y su voz terminó en un murmullo apagado cuando al encarar a Sasuke, percibió la innecesaria cercanía entre ambos. Pero la sorpresa desapareció segundos después, logrando relajarse. En su interior, no pudo evitar soltar una risa de burla hacia sí mismo cuando por un momento pensó que en esa escasa distancia, Sasuke podría besarle. Pero entonces recordó lo evidente: Sasuke jamás le había besado, y tampoco había querido que él le besara. Siempre rechazó sus besos. Sus repulsivos besos.

 

No pudo evitar que sus comisuras se levantaran ligeramente. Sakura-chan tenía razón, a veces era demasiado ingenuo. Sasuke nunca haría algo como eso.

 

Pero Sasuke también vio aquella diminuta sonrisa y confundió totalmente la causa por la que Naruto sonreía. Dio por sentado que el menor sonreía porque le agradaba la cercanía entre ellos en ese momento.

 

Por eso decidió ir más allá.

 

Despacio se inclinó un poco para eliminar la distancia entre ellos. Entonces la tenue sonrisa desapareció y los ojos azules le observaron estupefactos.

 

—¿Qué…? ¡No! —atinó a balbucear Naruto, incrédulo cuando sus labios amenazaban con rozarse.

 

Ladeó la cabeza para evitar cualquier contacto, esforzándose en ignorar el hormigueo intenso en sus labios que ansiaban tocar los contrarios. ¡Qué demonios…! Aquella estaba siendo una broma muy pesada de parte de ese teme. Un Sasuke en sus cinco sentidos jamás permitiría esa cercanía entre ellos, y mucho menos iniciaría lo que a todas luces parecía un beso. ¿Acaso estaba ebrio? Pero no apestaba a alcohol.

 

En medio de toda aquella maraña de pensamientos, Sasuke vio su oportunidad para tomar el bronceado rostro con una mano y presionar los labios contrarios, con calma, durante unos segundos. Despacio se alejó lo suficiente como para encararle. Apenas había sido un ligero contacto y ya podía apreciar un sutil rubor en Naruto, podía sentir la cálida temperatura bajo la mano que mantenía en la mejilla del menor. Los ojos azules le estudiaban llenos de sorpresa, y su boca amenazaba con querer abrirse para decir algo.

 

Él no se quedaba atrás. Bajo esa máscara de aparente indiferencia también estaba nervioso. Quizá más que su compañero. Era la primera vez que cedía a sus sentimientos respecto a Naruto, la primera vez que daba un paso como aquel y se atrevía a iniciar un beso. La situación era tan inquietante para él, como para Naruto.

 

—S-Sa…

 

No tuvo oportunidad de pronunciar el nombre porque sus labios fueron capturados. En esta ocasión no fue un casto beso. Los labios contrarios masajeaban los suyos, inmóviles, en suaves caricias que le incitaban a entreabrir la boca. Había anhelado ese contacto por tanto tiempo, y ahora no sabía cómo responder. Era tan irreal… ¿acaso estaba soñado?

 

Trató de moverse un poco hacia atrás para alejarse, aturdido. Pero la mano en su mejilla se deslizó presta hacia la nuca, impidiendo cualquier huída, incluso atrayéndole más hacia su dueño.

 

En medio de pensamientos contradictorios, acabó permitiéndole acceso a la inquieta lengua que con insistencia exigía juguetear con la suya. En respuesta su cerebro pareció desconectarse, y automáticamente sus brazos rodearon a Sasuke, casi clavándole los dedos en la espalda para obligarle a mantenerse un poco inclinado sobre él. Su lengua respondió la demanda de la contraria, conociendo a su compañera con ímpetu, incluso buscando más contacto.

 

El sonido húmedo que hicieron sus bocas al separarse, provocó que los vellos de sus nucas se erizaran. Rozaron sus labios entreabiertos, tentándose mutuamente a iniciar otro beso. Finalmente Sasuke decidió llevar su mano libre, que no había sabido dónde poner en todo momento, dentro de la chaqueta y posarla en el costado de Naruto. Acarició con movimientos sutiles arriba y abajo. La camiseta era tan fina, que parecía una segunda piel adherida al cuerpo contrario.

 

Naruto libero un pequeño suspiro y un agradable estremecimiento le sacudió de pies a cabeza. Le brindó dos efímeros y castos besos. Quería más. Ansiaba todo de Sasuke. Había soñado cientos de veces cómo sería recibir un beso suyo, o que correspondiera los que él le daba.

 

Pero eso era antes de descubrir la clase de bastardo que era Uchiha Sasuke.

 

Un poco más puesto en sus cinco sentidos, se alejó ligeramente, con el corazón latiendo a mil y la mente llenándose de nuevo de pensamientos contradictorios. No daba crédito a lo que acababa de ocurrir.

 

—¿Ahora me crees?

 

Obligándose a bajar de su nube, Naruto enfocó los ojos negros cuando escuchó aquella pregunta.

 

—¿Eh? —atinó a murmurar, confuso. Sus piernas todavía temblaban, pero ahora no era de frío precisamente.

 

Se vio sorprendido por un rápido y fugaz beso de Sasuke.

 

—Entre Karin y yo no hay, ni hubo nada. Y sé, que entre Sakura y tú tampoco hubo nada.

 

Inquieto, esta vez no quiso entregarse al beso que Sasuke trataba de iniciar de nuevo. ¿Acaso le había besado para que creyera su repetitiva versión de que entre Karin y él no había nada? Retrocedió un paso, topando su espalda con la pared, haciéndole sentir como un animal acorralado. Pero no se dejó amedrentar. Una vez más dirigió su puño a la golpeada mejilla, siendo detenido por Sasuke que le tomó de la muñeca.

 

—No sé qué pretendes con todo esto dattebayo.

—Lo mismo que tú cada vez que me buscabas.

 

Dio un firme tirón a la muñeca que todavía sostenía, atrayendo a Naruto lo suficiente como para poder besarle de nuevo. Casi al instante supo que no obtendría el mismo nivel de entrega de parte de Naruto, ya que la lengua contraria se empeñaba en rehuir a la suya.

Sin esperarlo, ahogó una queja de dolor cuando el menor mordió su lengua con saña y rompió el beso de inmediato. Sin darle tiempo a protestar o insultarle, Naruto le había tomado de la pechera, obligándole a inclinarse lo suficiente como para estrellar sus frentes en un ruido sordo que les provocó un ligero mareo a ambos. Aturdido, Sasuke retrocedió hasta que su espalda chocó con la pared tras él. Cerró los ojos y sofocó una queja, el golpe había sido fuerte. No sabía si le dolía más la mandíbula, la lengua o la frente.

 

¿¡Por qué demonios había reaccionado así!? Le había asegurado que no tenía nada con Karin. ¡Acababa de besarle! ¿Acaso ese idiota pensaba que iba por la vida metiéndole la lengua en la boca a cualquiera?

 

—¡Estoy cansado de ti y de tus mentiras! —exclamó cuando estuvo recuperado del ligero mareo. Pero su frente todavía palpitaba de dolor—. ¡Sólo déjame en paz!

 

Aprovechó que el mayor todavía se encontraba algo indispuesto para marcharse corriendo.

 

Debiste haber visto lo que Sasuke hizo después de irte. Corrió al baño a lavarse los dientes —explicó soltando una sonora carcajada—, aseguraba que ese beso fue repulsivo. Aunque no lo creas te aprecio, Naruto, es por eso que te daré un consejo: olvídate de Sasuke. Estamos saliendo. De hecho llegaste en un momento muy inoportuno, interrumpiste nuestro momento a solas, justo cuando Sasuke estaba más fogoso…

 

La voz de Karin retumbaba en su cabeza, aumentando su malestar. La garganta le quemaba, quería gritar, maldecir, ¡patear algo o a alguien!

 

No entendía nada. ¿Qué ganaba Sasuke lastimándole de aquella forma tan cruel? Ya había dejado de molestarle con sus “repulsivos besos”, ¿por qué ahora le buscaba? ¿Por qué le había besado? Tampoco comprendía esa insistencia suya en asegurarle que no tenía nada con Karin si al final siempre era mentira.

 

“¿Cuánto de lo que me dijiste es mentira?

—Todo. Karin es mi novia.”

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Hola! Quería actualizar ayer, pero por alguna razón el cofestúpidoWordcof me daba problemas. No me guardaba los cambios de las correcciones en el texto, y ya me tenía de mal humor el condenado.

 

Bien, respecto al capítulo… creo que algo así es lo que muchas ya estaban esperando. Acercamiento time XDu Os dejo unas dudas para pensar: ¿qué creéis que pasará entre Sasuke y Naruto?, ¿y entre Suigetsu y Naruto?, ¿y entre Karin y Naruto?, ¿y entre Suigetsu y Sasuke?, ¿y entre Sasuke y Karin…?, ¿y entre…? Nah, ya paro, jaja XD

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).