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Desechos tóxicos... por chibibeast

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Notas del capitulo:

Hey yo~

Algo no anda bien en mí, tengo mis razones para no actualizar "Un frágil corazón", algún día lo sabrán.

Por ahora, me centraré en el DIK.

Resumen:

Takanori pasó por una de las peores etapas por la que ha pasado a lo largo de su vida. Yutaka ofrece ayudarlo voluntariamente (obligado) o morir en el proceso. ¿Cuándo acabará la tortura?

  KAIxRUKI

En un apartamento ubicado en alguna parte de Tokio, para ser precisos, en una habitación especial que contenía una variedad de instrumentos: 3 guitarras, 5 micrófonos con sus respectivos pedestales, 2 baterías armadas y 1 piano, lo demás eran piezas de repuestos u otros instrumentos desarmados… Eh, esto no viene al caso, como sea, continuemos.

En dicha habitación, un pelinegro se encontraba sentado golpeando los tambores de su instrumentos favorito, repartía golpes a diestra y siniestra; obviamente, siguiendo el ritmo previamente establecido en su mente. Agitaba los brazos con tanta fuerza y velocidad, los músculos de los brazos, espalda y abdomen se remarcaban con cada movimiento; su piel brillaba debido al sudor, sus cabellos negros un poco largos se batían de un lado a otro, sus piernas largas y torneadas se movían frenéticas, haciendo que sus pies pisaran los pedales de la batería. Su semblante denotaba una mueca de gozo total, podría decirse “orgásmica”. 

Un excelente y alucinante solo batería era ejecutado, tantos adjetivos o sinónimos que podrían utilizarse para describir tal pieza, pero el batero era modesto y prefería usar sólo esas dos palabras.
Llegando al final, dio un último golpe con la baqueta al platillo situado a su diestra, pero no sonó como debería hacerlo. Desconcertado, observaba primero la baqueta y luego el platillo, el sonido emitido no fue el estruendosamente agudo que normalmente, sino se escuchó más como si fuese un grito. Acercó la baqueta al objeto dorado, de nuevo, un grito lo hizo saltar sobre el banquillo; no entendía lo que pasaba, no sabía por qué el platillo sonaba así… porque ese era el sonido del instrumento, ¿no? No podía ser nada más, se encontraba en una habitación insonora, cualquier ruido que hiciera ahí dentro no se escucharía en el exterior y viceversa.

Rascó su cuero cabelludo, confundido. Otro grito, esta vez no había hecho nada, sostenía las baquetas cerca de su cabeza, así que… guío la mirada hacia la puerta, la cual estaba apenas abierta.

Eso lo explica…

Lanzó lo que sostenía y salió detrás del enorme instrumento, echó a correr fuera de ahí. Preocupado se dirigió hacia… no sabía de dónde habían provenido los gritos, sin embargo, un espeluznante alarido rasgó el silencio del pasillo y la tranquilidad de la noche; rápidamente, localizó el lugar de procedencia. 

Cierta puerta ubicada a medio pasillo se encontraba totalmente abierta, era el baño. Se adentró y encontró con una escena que no imaginó.    

Frente al espejo de cuerpo completo, estaba Takanori, su actual pareja, con una mueca de horror plasmada en su rostro; traía puesta bata de baño blanca, que le quedaba algo grande, su cabello húmedo goteaba sobre sus hombros.

Acaba de salir de la ducha, entonces ¿por qué tanto escándalo?

− Takanori, ¿qué pasa?− se acercó al lado del castaño− ¿Te llamó tu mamá? Ay, no, esa señora me odia. ¿O llamó la casera? Le dije que mañana le daría el pago.− habló de corrido, pero al ver la mirada asesina que su pareja le dedicaba, lo tomó de los hombros e intentó “calmarlo”− Taka, deja de verme así y dime por qué gritabas, me asusté mucho ¿sabes?− quiso abrazarlo, abrazo que el menor impidió. 

− Yutaka estás sudado, hueles feo, no me toques.− se alejó tres pasos del batero.

− Qué cruel.− fingió una carita triste, el vocal tenía razón, aun así no es como si la actividad anterior la hiciera solo con los ojos para no sudar.− Bueno, dime qué te pasó.

Takanori regresó a la mueca de espanto, fue a un rincón del cuarto de baño, hizo una seña para que el otro se acercara a ver. Yutaka le siguió, al revisar no había algo extraño, se preguntaba qué tenía que buscar, no veía más que una báscula.

 − Taka, aquí no hay nada, sólo la báscula que marca 65kg.

El vocal, molesto por el desentendimiento del batero, le dio un puñetazo en el brazo.

− Idiota. ¿No lo estás viendo? Peso 65kg, cinco más de lo que pesaba y es por tu culpa.− infló sus mejillas en un puchero.

− ¿Mi culpa?− mientras soba la zona afectada− ¿Cómo podría yo ser culpable de lo que tú hallas hecho?

− Por favor, no te hagas. Es por la comida de tu madre.

− ¿La comida de mi madre? Pero si ella no ha enviado nada, es más ni me ha avisado de algún envío.

Takanori apartó la mirada del pelinegro un poco nervioso, mientras balbuceaba incoherencias hasta que finalmente responder:

 − Bueno, yo… Ay, está bien, desde hace una semana tu mamá ha estado mandando platillos y algunos postres que… estaban tan deliciosos, que no quise compartirlos… ¡Tú los comiste a lo largo de tu vida!, así que me levantaba a media noche o los comía en el día a escondidas.− cruzó los brazos sobre su pecho y se balanceaba sobre sus talones, viendo al piso.

− ¿Qué tú qué?− preguntó un, ya de por sí, descolocado Yutaka− Nunca sospeché que tú harías algo así. Ahora que lo recuerdo, anoche mamá me llamó preguntando acerca de un pastel pequeño cubierto y relleno de chocolate.

− Estuvo dulce.− el menor relamió sus labios, como saboreándose.− Bien, no nos salgamos del tema. Es tu culpa, esto demuestra que no me prestas la suficiente atención, puedo hacer lo que sea a tus espaldas y ni cuenta te das. ¡Responsabilízate por tu descuido!− le apuntó con el dedo índice, acusándolo.

− ¡Responsabilizarme, el trasero en forma de corazón de Yuu!− el vocal lo miró con cara de “WTF”− Ni que estuvieras embarazado, sólo así me haría responsable; al contrario yo no tengo qué ver con tu sobrepeso, fuiste tú quien se atragantó la comida sin permiso, que también era para mí.− cruzó los brazos y frunció el ceño. 

− Pero tú no te diste cuenta, afronta tu responsabilidad o… no habrá sexo durante una semana.− sonrió ladino, con eso aseguraba su victoria.

− Sabes que lo necesitas más que yo.− metió las manos en los bolsillos de su pantalón despreocupadamente, a la vez que dio una sonrisa de superioridad.

Takanori gruñó, luego su rostro se iluminó.

− Entonces, te quedarás en abstinencia de mayonesa y sin pisar la cocina durante… un mes.

Ante tal amenaza, no le quedó más que aceptar “su culpa”; es que no podía permitir que fuese el menor quien se encargara de los alimentos, no es que cocinara mal, pero ya una vez casi incendia el apartamento. Más vale prevenir que lamentar. Y acerca de la mayonesa, él ya no era tan adicto como antes, así que podía vivir un tiempo sin su “amada”.

− De acuerdo, yo pago la liposucción.− hizo cuentas mentales de cuánto dinero debería gastar y de cuánto le quedaba en sus ahorros.

− ¿Qué? ¡Estás loco! No dañaré mi cuerpo con artificios y conservadores, tampoco dejaré que me atraviesen la piel con una maldita aguja de quién sabe cuánto tenga de grosor y largo. ¡Nunca!− pisó fuerte el azules con su piel descalzo para dar énfasis a la negación.− Lo haremos a la antigua.

− ¿Haciendo “ejercicio” todos los días?− lo dijo con tono insinuante, por ejercicio se refería a sexo.

− Sí, lo haremos con ejercicio, así que prepárate porque empezaremos mañana temprano.− Takanori se retiró a la habitación que ambos compartían, dejando una extraña mezcla de decepción y asombro en Yutaka.

Decepción, porque pensó que sí se trataba de sexo, además que le parecía una excelente manera para hacerlo bajar un par de kilitos y disfrutar en el proceso, pero no. Takanori quiere hacer ejercicio de verdad.  

Asombrado, justamente porque el vocal quisiera esforzar a sus músculos. A él no le gustaba correr, saltar, sudar… ¡Vamos! Que eso no lo hacía a menos que estuviera parado en el escenario, además que en ocasiones, ya de plano ni caminar porque hacía que el bajista lo cargara en la espalda.

No sabía si alegrarse o preocuparse.

 

 

 

*

 

 


Al día siguiente, a las 4am, Yutaka dormía como un tronco, nada podía arruinarle aquel maravilloso sueño que proyectaba su cerebro… nada podía, pero sí “alguien”.

− ¡Yutaka! ¡Por el trasero abultado que Akira quisiera tener y no tiene, levántate que es hora del ejercicio!− Takanori daba brincos sentado a la orilla de la cama, al lado donde el batero estaba acostado.

− …nori, ¿Qué demo…?− todavía adormilado, abrió un ojo para ver al menor.

− Es hora de salir a calentar el cuerpo.− el vocal iba vestido con un traje deportivo de la marca //Adidas//,que consistía en: sudadera negra y pants del mismo color, ambos con estampado de lunares blancos, calzaba zapatillas deportivas blancas.− Levántate y vístete con celeridad.

− Mejor que me caliente la cama, además el sol todavía no…− intentó replicar el mayor.

− Ahora.− eso fue un grito, no lo pareció, pero sí lo fue.

El pelinegro se levantó veloz de la cama, mientras se vestía con una camisa sin mangas color azul, un pants gris y deportivos blancos, cuestionaba con la mirada al castaño.

− Todo lo que haremos está apuntado en esta pequeña lista.− le mostró una hoja de papel tamaño carta, llena de palabras en inglés y unas pocas en japonés− Primero necesitamos energía, por eso te preparé un batido con ciertos ingredientes, de los cuales olvidé el nombre y que le dieron esa contextura espesa, color verde musgo y en el centro ese morado casi negro.− extendió el vaso de vidrio en dirección al mayor con una gran sonrisa− Tómatelo todo, ya.

Después de negarse por vigésima vez, Takanori lo hizo tragar esa asquerosidad a la fuerza, sentía que moriría si no expulsaba eso de su sistema. A los minutos partieron a la “aventura”. 

 

 


*

 

 


En cualquier otra ocasión, Yutaka, disfrutaría de ver cómo a Takanori se le marcaba el trasero en aquellos pants semi ajustados, pero no pudo ver nada; el menor le obligó a hacer sentadillas y lagartijas, de las cuales perdió la cuenta al llegar a 250.

Fueron caminando en dirección a un pequeño parque ubicado a un par de cuadras del apartamento que compartían, obviamente cuidando que no los reconociera alguna fan. Trotaron y corrieron durante quién sabe cuánto tiempo alrededor del parque, de frente, de espalda, al lateral… a cómo pensara el vocal; el mayor no pudo replicar por la mención de una simple palabra: abstinencia (e imaginar su apartamento ardiendo como el infierno), en cualquier contexto esa palabra hacía temblar a cualquiera.   

Luego regresaron al edificio, hicieron uso del gimnasio personal perteneciente al batero, quien al ya estar acostumbrado a hacer pesas para fortalecer sus brazos y no tener problemas al tocar su amado “mastodonte” (batería), le fue muy fácil; pero Takanori molesto porque a él le era difícil, comenzó a ponerle más peso al mayor hasta que ya no pudo seguir levantado las pesas él mismo.

Estuvieron saltando la cuerda durante 30 minutos, aproximadamente, desplazándose por toda la sala de estar.

Cuando el vocal mencionó “baño”, el batero suspiró aliviado pensando que la tortura al fin terminaba, quería entrar a la tina llena de agua espumosa, sentar a Takanori desnudo entre sus piernas y relajarse después de medio atrofiarse la masa muscular; sin embargo, el menor lo metió a un sauna metálico para rebajar grasa, que no tenía mínima idea de dónde lo sacó.

Después del fabuloso baño, nótese el sarcasmo, desayunaron. El desayuno incluyó: ensalada de lechuga con aderezo, mayonesa para Yutaka, una rebanada de queso panela y un vaso con agua.

Durante toda una semana repitieron aquel suplicio, para desgracia y consuelo del batero.

− Hora de ver el resultado.− dijo, mientras frotaba sus manos y ponía cara de maníaco.− Más vale que sea resultados agradables.− el vocal subió su estilizada figura a la báscula y… 68kg marcaba la máquina. Takanori empezó a caminar disimuladamente hacia la salida del baño, mientras Yutaka estaba distraído viendo su descubierto abdomen semi marcado frente al espejo, justo en ese momento el menor volteó y terminó abalanzándosele; el mayor lo atrapó abrazándolo.

− Yuta, soy un cerdo.− decía contra el pecho del pelinegro, con voz angustiada.

− Tranquilo, no es el fin del mundo. Todo está proporcionado en ti, no veo nada fuera de lugar. Eres guapo, Taka, expides sensualidad por cada poro, en cada movimiento. Sé que vivimos de nuestra imagen, pero lo que en verdad importa es nuestro trabajo, más que cualquier cosa, es tu voz grave y seductora la que atrae a las personas; puede ser que el arreglo visual les atraiga, sin embargo es tu voz lo que los hipnotiza y los deja colgados por horas escuchando nuestra música. Para mi gusto, cuando tu carita luce redondeada, es lo mejor, tus mofletes rellenitos me dan ganas de morderlos.− posó una mano encima de la mejilla izquierda y dio un suave mordisco en la mejilla derecha, haciendo reír ligeramente a Takanori.− Si quieres lucir delgado, está bien, mas recuerda que lo que me enamoró de ti no fue específicamente tu cuerpo.− pasó a elevar la barbilla del castaño, inclinó la cabeza hasta topar sus labios con los de contrario. El beso fue corto, cargado de sentimientos mutuos.

Al separarse, se observaban de manera tierna hasta que por azares, de a saber qué demonio, Takanori reparó en un grupo de discos/pesas apilados detrás de la puerta del baño.

− Yuta, ¿qué hacen tus pesas aquí?

− Ah, verás, algunos discos no traían algún número que identificara el peso, entonces, los traje aquí para pesarlos y parece que olvidé llevármelos.− contó para finalizar con risa forzada, nerviosa.

− ¿Tocaste la maldita máquina y no acomodaste el balance al terminar de usarla?− esa mirada furiosa no auguraba futuro alguno para el pelinegro.

− Algo así…

Corre, Yutaka Tanabe, corre, aunque quedes como un cobarde cuando le cuentes tu historia a tus generaciones futuras.         

− ¡Tanabe, por tu jodida imprudencia me duelen partes del cuerpo que no sabía podían doler o que siquiera existían!  
  

Notas finales:

Quiero aclarar algunos puntos:

- Deo meo!!!! No saben lo emocionada que me puse al describir a Kai tocando la batería *-* o su "mastodonte" 7u7

- El traje de ejercicio que usa Ruki es el mismo del que subió foto a su instagram la semana pasada, creo. Para quienes creían que son brillitos, pues no, en realidad la tela es rugosa.

- El batido que hizo Ruki me recuerda al anime The Prince of Tenis (El príncipe del Tenis), en el que Inoue hacía batidos matadores para el equipo, pero sólo Fuuji los bebía sin asco xD

- Se menciona a Reita dos veces (bajista/Akira) porque... Yolo(?)

-  El final es verdad también, fue un twit de Ruki del años pasado cuando compitió con Kai y un miembro del Staff al saltar la cuerda... Competencia que ganó Kai, por supuesto uwur

- Ruki reshenito es amorsh~

Y no sé qué más .w.

Nos leemos en otra~

Bye bye bi~


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