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Give Me Love por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Sábado de actualización~

—Es perfecta. —Kibum murmuró cerca de él. —Es cercana a tu edad, le gusta cocinar y aparte practica deportes, además de que cada hombre estaría loco por tener una cita con ella. —Kibum mordió su labio inferior y bajó la mirada. —Eres afortunado.

 

Minho sintió como sin un golpe hubiera impactado contra él. Debería dejar de jugar, decidió, debería dejar de hacer que Kibum le buscara señoritas disponibles para casarse, porque él sólo estaba interesado en el dueño de la agencia.

 

—¿Afortunado? —Su mano viajó hasta su corbata y frunció el ceño, mientras le acomodaba mejor. —¿Estás seguro?

 

—Por supuesto.

 

Kibum se veía exquisito en traje, Minho decidió.  El color negro le sentaba a la perfección, y su piel lucía tan blanca y perfecta para dejar marcas, que Minho tenía la imperiosa necesidad de quitarle el traje y desnudarle pronto.

 

—¿Tú crees que saldrá bien? —Él preguntó, y se movió más cerca, hasta quedar detrás de Kibum. —¿Crees que será la esposa perfecta? O ¿Crees que ella y yo seremos compatibles?

 

Kibum se removió en su lugar y las manos de Minho picaron con la necesidad de rodear su cintura. Su deseo por Kibum incrementaba a pasos agigantados y si no daba con la señorita perfecta cuanto antes, no sabía cuánto más podría resistir.

 

Justo en ese momento, no lo estaba llevando tan bien. El aroma de Kibum impregnaba sus pulmones y su piel que se veía tan perfecta le llamaba silenciosamente.

 

La tenía mal. Tanto que ni siquiera había mirada a la señorita perfecta.

 

—Ella tiene todas las cualidades que tú buscas. —Kibum le miró esta vez, sus pequeños y salvajes ojos brillantes. —Estarías loco si dejaras pasar una oportunidad como esta.

 

Kibum frunció el ceño y a Minho se le antojo adorable. De pronto, quería probar sus labios acorazonados y rodear su cintura, caer sobre él y perderse en sus labios como si no hubiera mañana.

 

Kibum le llamaba silenciosamente. Sus ojos salvajes, sus labios listos para ser besados, su piel suave y blanca, sus pómulos marcados, su cuerpo delgado, todo le llamaba para zambullirse en él.

 

—¿Es así?

Los ojos de Kibum le miraron directamente y sintió como sí por un momento tratara de decirle algo. Minho quería desesperadamente dejar todo atrás y llevarse a Kibum con él. Lejos, para decirle, para besarle, para pedirle que deje de buscar a la señorita perfecta, porque había encontrado al hombre que quería besar.

 

—Ella es como la perfección hecha mujer. Todos la aman. —El movió su mano, haciendo un medio circulo. —Además es muy bonita.

 

Minho no la había notado, pero debería ser muy bonita si Kibum era capaz de decir eso.

 

—No estoy realmente seguro. —Minho contestó, pero no estaba realmente seguro de por qué lo decía. Era por querer dejar todo atrás o era porque no estaba seguro de las palabras de Kibum.

 

—¿Por qué? —Kibum preguntó, y sus labios tiraron de una sonrisa.

 

Su corazón latió por esa sonrisa, y de pronto Minho tenía una idea de lo que realmente quería hacer en ese momento.

 

—Oye, Kibum, —Se acercó un poco más. —Gracias por todo. —Su índice recorrió la mejilla de Kibum y los ojos de éste se abrieron ante el tacto, y en ese momento no estaba seguro de quién estaba más sorprendido de sus actos, si él o Kibum. —Pero…

 

—Ella viene. —Los ojos de Kibum pasaron de él, mirando detrás suyo. —Me tengo que ir.

 

Kibum giró, dándole la espalda, pero Minho no podía dejarle ir tan fácilmente. Sus dedos se cerraron contra su brazo e impidió su huida.

 

—Espera. —Kibum giró de nuevo. —¿Me vas a dejar aquí? Kibum, yo no sé si...

 

—No esperes que me quede aquí, ¿o sí? —Kibum enarcó las cejas y Minho lo hubiera encontrado divertido, si no estuviera a punto de encontrarse con una mujer, que ahora no quería conocer. —Eres tú él que busca una esposa, no yo.

 

Kibum huyó después de eso y Minho miró su espalda perderse entre las personas a su alrededor. Quería correr tras él y no sabía por qué, aparte de querer besarle las palabras.

 

—¿Minho? —Una voz demasiado suave dijo a su espalda. Minho se tensó y obligó a su cuerpo a girar. Sus labios pretendieron una sonrisa y sus ojos miraron unos más pequeños y rasgados. —¿Choi Minho?

 

 

Kwon Yuri era como la perfecta primera dama hecha persona.

 

Tenía esa elegancia que todas las mujeres querían lograr combinada con una mirada poderosa que le hacía parecer sexy también. Una combinación letal, que estaba seguro, cada hombre quería en su mujer.

 

Ella tenía una sonrisa perfecta, de comercial, mostrando cada uno de sus dientes, encantadora, sensual, suave. Tenía ojos pequeños y rasgados, como los de Kibum, sólo que los de ella se alargaban rectos en las esquinas. Sus labios eran carnosos, sin embargo, no demasiado, rosados y bonitos, una boca perfecta.

 

Era hermosa, más que hermosa. Su piel bronceada ligeramente, envuelta en un vestido dorado que tenía un escote recatado, era perfecto y hecho a la medida.

 

Y si cierto miembro de su cuerpo hubiera despertado como cuando veía los labios de Kibum, Minho hubiera pensando que había encontrado a la esposa perfecta.

 

Su piel era suave, lo sabía por qué había besado su mejilla y un aroma fresco inundó sus pulmones a la vez.

 

Era también encantadora, no ocultaba la sonrisa detrás de sus manos y sus pequeños ojos resplandecían. Y por todo lo que había hablado con ella, a Minho le hubiera gustado tenerla como amiga.

 

También, por qué no, aceptó que sería la esposa perfecta. No se aburriría con ella, podría entrenar con ella, charlar y si Kibum tenía razón, podría cocinar para él como si de un maldito chef se tratara. Si Minho no estuviera tan mal por Kibum, le hubiera pedido matrimonio ya y acabar con todo el juego que su a padre aún le gustaba controlar.

 

—No es como si hubiera una regla escrita, ¿no es así? —Ella bebió de su copa, sus largos y delgados dedos cerrándose contra el cristal. —No tengo prisa por contraer matrimonio, no he encontrado el adecuado. —Sus ojos sonrieron hacía él. —¿Por qué mi madre está desesperada de todas maneras?

 

—No sé qué decirte, mi madre no abandona el tema ahora. —No era del todo mentira, su madre había estado detrás suyo cada día preguntándole si ya tenía una posible nuera para ella, Minho no entendía por qué, no es como si temiera por la pérdida de su empresa de todas maneras. —Pero es lo que las madres quieren, ¿no? Ver a sus bebés casados y con nietos. Pareciera como si un día más, fuera un año menos. —Repitió lo que Kibum había dicho, y sintió que lo entendía, un poco mejor ahora.

 

Yuri rió, su sonrisa inundó en lugar, pero no quiso escucharla una vez más como cuando Kibum dejaba escapar el sonido.

 

—Creo que quieren nietos. —Ella frunció el ceño después. —Aunque, si te soy sincera, no creo que sea el caso de mi madre. —Frunció los labios también y negó con la cabeza después. —No es una mala madre, pero no es del tipo cariñosa, nunca lo fue, así que… —Ella se encogió de hombros y dejó que sus palabras flotaran entre ellos.

 

—No creo que sea el caso de mi madre tampoco. —Minho cerró sus dedos contra su bebida, su mirada fija en el líquido oscuro. —Aunque, no pueden quedar mal ante la sociedad, ¿no es así?

 

Yuri rió más fuerte, y asintió, comprendiéndole.

 

Minho se dio cuenta que tenían un montón de cosas en común. Como sus madres y la forma en que habían crecido, como el deporte y lo competitivos que eran, como el trabajar por la aprobación y dar lo mejor de sí mismos.

 

Era como una versión de sí misma de él, sólo que era una versión más suave y hermosa, muy femenina e independiente. En ese momento, el pensamiento de no querer a alguien como él, le atacó.

 

Quería algo más como labios acorazonados y ojos gatunos.

 

—Fue un placer conocerte, Minho. —Ella murmuró, cuando Minho le besó la mejilla en despedida. El aroma a flores le atacó de nuevo, su nariz cosquilleó y por un momento, su padre se rió de él.

 

Ella era lo que buscaba para tener la empresa. Ella era con la que se ataría si tuviera que hacerlo. Ella… era adecuada. Si tan sólo no estuviera muriendo por besar a Kibum y si tan sólo no le gustaran los hombres, Minho estuviera casándose en ese momento.

 

—Lo mismo digo.

 

La sonrisa de Yuri era todo dientes y labios felices, sus ojos brillantes y el contraste de su piel contra el dorado de su vestido, le hacían parecer lo más hermoso que había en ese momento.

 

—Me encantaría volver a verte. —Sus ojos se mostraron tímidos por un momento tan rápido que pretendió que no fue real. —Me la pase muy bien hoy.

Él también, no podía negarlo.

 

—Me encantaría verte de nuevo también, Yuri.

 

Aunque no estaba seguro en qué condiciones.

 

 

 

 

Kibum se dejó caer en sofá con una taza de té en las manos. Las luces estaban apagadas y lo único que ilumina el espacio era las luces de las calles y las ocasionales luces de los automóviles.

 

El traje había desaparecido y ahora sus piernas llevaban un viejo pantalón deportivo demasiado cómodo.

 

Había estado pensando en Minho y cómo le había abandonado en esa gala benéfica con Kwon Yuri. Recordó su arrebató de ira, como si estuviera reclamándole por buscar una esposa y no estar ahí tendido con él y té entre sus manos.

 

Se pensó como una pareja celosa, y se había sentido así. No tenía por qué estarlo, ya que Minho no era más que un cliente, a pesar de todas las insinuaciones y coqueteo mal disimulado entre ellos.

 

Pensó también el toque de Minho, su dedo largo acariciándole la mejilla suavemente, ¿a qué se debió eso? ¿Por qué lo hizo?

 

Suspiró, dejando té el olvidado en la mesita de centro. Cerró los ojos y pensó que pronto todo terminaría.

 

Kwon Yuri era perfecta, él lo sabía, era la chica que Minho estaba buscando. Había tardado en dar con ella, pero cuando le miró la primera vez, pensó que sería la adecuada.

 

Ahora ellos deberían estar charlando, y sonriéndose, entonces…

 

El timbre sonó, seguido de unos golpes contra su puerta.

 

Kibum negó con la cabeza, y se incorporó pensando en que más valía que quién estuviera tras la puerta tuviera una buena razón. ¡Era su noche libre!

 

Kibum abrió la puerta, dejando a ver a Minho tras ella.

 

Sus ojos se abrieron, sus labios se separaron ligeramente y su corazón comenzó a latir frenéticamente.

 

—¿Qué estás haciendo aquí?

 

Eso era muy descortés, Kibum pensó que su abuela desde donde quiera que estuviese estaría molesta con él. Negó con la cabeza, pero ninguna disculpa salió de sus labios.

 

—Sólo quería darte una noticia. —Minho se encogió de hombros y Kibum tuvo una ligera idea de la gran noticia de Minho.

 

Mordió su labio inferior y las yemas de sus dedos se cerraron contra su camisa.

 

—¿No podía esperar hasta mañana?

 

Sigue así, Kibum, tu abuela estará tan orgullosa de ti.

 

—En realidad no. —Minho dio un paso más cerca, sus hombros chocando con el marco de la puerta.

 

—¿Qué es tan importante que no puedes esperar?

 

Los labios esponjosos de Minho se curvaron ligeramente y Kibum sintió que el espacio se hacía más pequeño.

 

—Ya puedes dejar de buscar a la persona perfecta para mí, —Las esquinas de sus labios se alzaron en una sonrisa completa. —creo que ya no necesito buscar más.

 

El corazón de Kibum latió por todo, por la cercanía de Minho y por sus palabras y decidió, ese era el fin. No habría más sonrisas de infarto, ni café por las tardes, ni charlas sobre citas fallidas.

 

Ella era la elegida, y una vez más había hecho su trabajo bien.

 

—Yuri es perfecta, ¿no es así? Sabía que ella lo seria para ti.

 

Minho arrugó el ceño ligeramente y una divertida sonrisa bailó en sus labios.

 

Algo no estaba bien.

 

—Yo no estoy hablando de Yuri.

 

Fue el turno de Kibum para fruncir el ceño.

 

—¿Entonces es Sulli? O ¿decidiste que Soojung podría ser mejor?

 

—Tampoco dije que fuera una chica.

 

—¿Uh?

 

—A veces eres realmente tonto.

 

Minho sonrió después de sus palabras y antes que Kibum pudiera parpadear los labios de Minho se estrellaron contra los suyos.

 

 

Notas finales:

Pueden tachar besarse de la lista :)


¡Nos leemos pronto!


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