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Give Me Love por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Hola~


Es domingo justo ahora, y me he pasado por media hora del sábado, pero tenía montones de tarea amontonadas y salí, y cené y leí y para cuando me di cuenta ya era demasiado tarde y ahora estoy en domingo actualizando.


En fin, un poco tardío, pero actualización de todas maneras. 

Era justo como lo imaginó. Tal vez un poco mejor. Los labios de Kibum era suaves y se presionaban contra los suyos de una manera agradable, de esa manera en que una corriente eléctrica caminaba por su espalda.

 

Minho quería besar esos labios toda la noche y envolver a Kibum entre sus brazos y tal vez caer en la cama, para sólo sostenerle.

 

Sintió como si fuera la primera vez que besaba a alguien. Tal vez porque era alguien que realmente quería. Minho en los últimos años, lo había pasado con chicos que no podían ser parte de su vida, y él lo tenía claro, no era más que encuentros ocasionales y rápidos, pero Kibum... Kibum era diferente. Quería que fuese diferente.

 

Algo en Kibum le llamaba y le invitaba a conocerle más. Quería escuchar esa risa estridente que pocas veces dejaba escapar y ver su sonrisa. Minho quería muchas cosas, y parecía un buen momento para tenerlas.

 

Dejó escapar los labios de Kibum y separó su cuerpo un poco, sin dejarle ir del todo. Kibum tenía los ojos cerrados y los labios rojos y era la más bonita imagen que hasta ahora tenía de él.

 

—¿Qué fue eso? —Los ojos de Kibum se abrieron y Dios, era tan adorable, que Minho tuvo unas intensas ganas de besarle de nuevo.

 

—¿En verdad no te has dado cuenta?

 

Kibum frunció el ceño después de sus palabras y se alejó de él. Minho contuvo el impulso de alargar la mano y tomarlo de nuevo entre sus brazos.

 

Kibum se alejaba de él y Minho se vio a sí mismo siguiéndole dentro del lugar. Era suficientemente grande, con el toque de Kibum en cada rincón y a Minho le gustó de inmediato.

 

—No me refiero a eso. —Las manos de Kibum fueron hasta sus caderas y Minho tuvo un mal presentimiento de lo que estaba por venir. —Me refiero al por qué.

 

Minho sonrió, deteniéndose cerca del sofá.

 

—Porque me gustas. Y porque tengo tiempo queriendo besarte. Ese es el porqué.

 

Kibum frunció el ceño de nuevo, sus labios sonriendo sin querer. Negó con la cabeza y después lentamente avanzó hacía él.

—¿Y qué? —Preguntó y se detuvo frente a él. —¿Lo hiciste porque querías? Y ni siquiera pensaste en lo quería. —Negó con la cabeza una vez más y su dedo golpeó su pecho. —¡He estado buscando una esposa para ti! He aguantado tus caprichos y ahora vienes y me besas como si nada.

 

Bueno, Kibum tenía razón, y además se veía malditamente caliente molesto. Minho quería besarle y a la vez explicarle todo, pero llevaría mucho tiempo y no estaba seguro de cuanto debería contarle a Kibum.

 

—Puedo explicarlo. —O al menos intentaría. —Kibum…

 

—¿Puedes, Minho? —Bufó, y se alejó de él. —He estado todo el tiempo preguntándote que buscas en una mujer, buscando a la señorita perfecta para ti y ahora vienes a mi casa, a besarme. Lo siento, pero los chicos no comienzan a gustarte de la noche a la mañana. 

 

Ah, Minho estaba seguro de eso. No había nacido de la noche a la mañana, tampoco podía llamar amor a lo que sentía por Kibum, pero era fuerte y quería seguir sintiéndolo y ver hacia donde le llevaba.

 

Y había tantas cosas que quería decirle a Kibum, como lo que su padre había hecho, como lo que su padre le había impuesto, como que su madre no le conocía y que en realidad en ese momento se encontraba tan perdido, que lo único que lo mantenía, era verle a él, aunque sea algunos días.

 

—Lo hice, porque mi madre quería, porque pensó que sería bueno, porque…—Minho negó con la cabeza, decido a mostrarle de otra manera. —Me gustas, Kibum, —Tomó a Kibum por la cintura, sus respiraciones mezclándose. —No nació de la noche a la mañana, me gustan los chicos y en este momento, el único hombre que me gusta eres tú.

 

Kibum humedeció sus labios, su mirada cayendo de sus ojos hasta su boca, Minho quería sonreír, pero decidió que no sería lo más inteligente por hacer.

 

—¿Por qué debería creerte?

 

Minho no tenía la respuesta correcta para eso, no sabía qué decirle exactamente a Kibum… pero podría mostrarle.

 

—Es tan simple como suena, me gustas, Kibum.

 

Y entonces le besó, esta vez memorizando sus labios y su sabor, esta vez con sus manos sosteniendo su cintura. Kibum se relajó contra él y Minho acarició la cintura con la yema de los dedos. Los labios de Kibum le recibieron y lo sintió más dulce.

 

Mordió y le dejó ir, y de nuevo se maravilló con la imagen de Kibum después de ser besado.

 

—No lo sé. —Él murmuró, y Minho no estaba seguro de si era su respuesta o si hablaba con sí mismo. —¿Tu madre sabe?

 

—No. Nunca le he dicho.

 

Y no estaba seguro de cuándo debería decirle o si debería hacerlo en absoluto. Ella era diferente a su padre sí, pero de nuevo, no era el tipo de familia común.

 

—¿Es por tu madre? ¿Tu madre quería que buscaras una esposa?

 

—Algo así. —Mintió, mientras su labio inferior era atrapado por sus dientes. Minho quiso decir algo más, pero en ese momento, quería que Kibum sólo se quedara con eso. Y tal vez más adelante, él podría dejar escapar todo. —Es realmente complicado.

 

—¿Tanto para tener que casarte?

 

—Uno espera cosas en esta clase de familia.

 

Kibum asintió, y sus ojos dejaron de verle enojado. Había un brillo compasivo en sus pequeños ojos, y a él no le gusto verlo. No quería lastima, ni compasión, Minho sabia como era su vida, y no quería a Kibum involucrado en esa parte. Minho quería que Kibum fuera la parte brillante de su vida.

 

—Lo siento.

 

—Está bien. —Se encogió de hombros, restándole importancia.

 

—Aun así, no puedes esperar a que todo esté bien, ¿no es así? —Minho rió, mientras las mejillas de Kibum se colorearon suavemente. Era realmente encantador y parecía un desafío para querer tomar.

 

—¿Debería llevarte a citas y regalarte flores? —Los ojos de Kibum brillaron divertidos con sus palabras. —¿O tal vez escalar tu balcón y besarte cuando llegue a la cima? —Los labios de Kibum se curvaron, su sonrisa hizo que su corazón latiera. —¿Debería, Kibum?

 

Kibum mordió su labio inferior, sus ojos nunca dejando ese brillo entre feliz y travieso.

 

—Tal vez deberías.

 

Y después de eso, Minho pensó que realmente debería aprender a escalar un balcón.

 

 

 

 

—Ayer hable con el abogado Park. Lo siento, Minho, pero tu padre realmente pensó en esto.

 

Minho lo imaginaba, él había estado tras el abogado hablando de sus posibilidades y demás, pero siempre llegaba a lo mismo, el matrimonio a cambio de su empresa.

 

—Lo sé.

 

—El tiempo pasa también, querido, falta mucho menos para tu cumpleaños 30. ¿Cómo van las cosas?

 

—Realmente bien.

 

Él podría decir excelente. Las cosas con Kibum iban a un ritmo lento, pero estaba bien, porque Minho no tenía planeado un casamiento pronto ni jurarle amor eterno, sin embargo, pensamientos de él y Kibum haciéndose grandes le atacaban a veces y se preguntaba si podría llamarle amor.

 

No quería complicarse, pero entre sus cenas y cafés por la noche en la oficina de Kibum, Minho estaba disfrutando de su tiempo con él. Kibum hablaba y le dejaba entrever cosas de su pasado, como la muerte de sus padres, como su abuela, como sus sueños y como le gustaban los besos sabor a café, justo debajo de la puerta de su oficina.

 

—Me alegra escuchar eso. —Su madre sonrió, pero Minho no pudo devolver la sonrisa. —¿Kibum lo está haciendo bien? Es tan encantador y prometió él mismo buscar a la señorita adecuada.

 

Kibum era más que encantador, Minho quería decirle a su madre. Kibum era la risa que había perdido y los besos que se habían dejado de sentir bien desde que era joven. Kibum era la noche que anhelaba y el abrazo debajo del cielo nocturno.

 

—¿Te gusta Kibum?

Su madre arrugó el entrecejo, pero rápidamente asintió, sus labios se curvaron suavemente, y Minho dejó el café que estaba a punto de tomar, para escucharle.

 

—Es un chico agradable, sí, y se portó realmente bien conmigo la última vez que nos vimos. —Su madre negó con la cabeza, y tomó una taza de café entre sus manos. —Parece un buen chico, ¿está todo bien con él, o no están trabajando bien juntos?

 

Sí besarse hasta tener los labios hinchados contaba, entonces sí, ellos estaban trabajando bien juntos. Minho ocultó una sonrisa contra la taza y asintió a su madre.

 

—Oficialmente hemos dejado de trabajar juntos.

 

Su madre abrió los ojos, la taza sólo a mitad del camino, Minho se arrepintió de sus palabras en ese momento. Ella preguntaría, y él no estaba seguro de qué tanto podía decirle, de sí debía decirle al menos.

 

—¿A qué te refieres, Minho?

 

Minho mordió su labio inferior y maldijo para sí mismo. Por un momento las palabras quisieron escapar de sus labios, pero tal vez debería hablar con Kibum primero y escuchar lo que él pensaba.

 

Pero ya había hablado y su madre preguntaría, tal vez llegaría hasta Kibum y todo podría salirse de control. No porque Kibum fuera a decirle a su madre, sino porque ella podría decir las cosas incorrectas.

 

Se dio cuenta que tendría que solucionar sus problemas rápido, buscar una solución pronto. Necesitaba hacerlo, el problema era no saber dónde comenzar. Minho no estaba seguro de qué hacer primero y que no hacer.

 

—Me gusta alguien.

 

Estaba bien para empezar, él podría dejarle saber pequeñas cosas y entonces ella no estaría tan sorprendida el día en que él le dijera la verdad sobre sí mismo.

 

—¿En verdad? Estoy tal feliz, querido, sabía que funcionaria. —Ella se incorporó para darle unas torpes palmeadas en la espalda, y un beso rápido en la mejilla. Seguía sin ser una madre común, pero Minho mentiría si dijera que no le había removido el corazón con sus gestos torpes. —¿Quién es ella? Quiero conocerla, Minho, siempre has sido muy celoso con tu vida privada, pero ella puede ser parte de nuestra familia.

 

—¿Quién es ella? —Él no había pensado en eso, pero ahora que su madre lo mencionaba, no estaba tan seguro de qué debería responderle. Tomó la taza y ocultó sus pensares detrás de ella, mientras su madre esperaba con la emoción burbujeando de su elegante ser.

 

—Por supuesto, Minho, quiero saber quién es. —A Minho se le escaparon las palabras. —¿Es Yuri no es así? Ella estaba encantada contigo, la vi hace unos días, y me dijo que eras tan encantador. Minho, ella es perfecta.

 

Minho se perdió con sus palabras, se perdió con todo lo que ella decía y se vio a atrapado entre sus propias palabras, esas que no eran del todo ciertas y de las que no podía hablar libremente.

 

—Yuri es linda. Me gusta, pero…

 

—Sabía que ella sería perfecta. Kibum ha hecho un buen trabajo, ¿no? —Su sonrisa se extendió, pero Minho no encontraba las palabras para detenerle. —Deberíamos reunirnos todos y tener una cena.

 

—Es demasiado pronto. No estoy seguro que Yuri y yo…

 

—¡Tonterías! —Su madre lo deshecho con un ligero movimiento de sus manos. —Yuri está encantada contigo, y Minho, ella es una gran elección, ustedes son tan parecidos, serian un gran matrimonio.

 

Serian un gran matrimonio. Lo serian, de eso no había duda, su madre estaba en lo cierto, Kibum también lo estaba cuando la había encontrado. Y ella parecían tan encantada y dispuesta y en un segundo él podría tener la vida que quería antes de encontrar a Kibum, pero…

 

Pero Kibum estaba en su vida. Kibum le golpeaba en el brazo cuando bromeaba con él. Kibum le llamaba estúpido cuando decía cosas sin sentido. Kibum le besaba la sonrisa cuando todo se volvía cursi. Kibum lo echaba de su casa cuando sus manos jugueteaban debajo de la ropa. Y Kibum le había hecho pensar en escalar balcones.

 

—No creo que sea lo correcto, madre. Déjame manejar las cosas por ahora, ¿está bien?

 

Ella suspiró, mientras sus labios formaban una fina línea recta, pero terminó por aceptar.

 

—Está bien, Minho, pero quiero conocerla pronto. —Ella dejó el café olvidado, y dejó un besó más contra su piel. —Recuerda que el tiempo se agota.

 

 

Notas finales:

¡Nos leemos el próximo sábado!


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