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PLACERES LIGEROS por NYUSATSU NO AI

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Notas del capitulo:

Ámame sin preguntas, que yo te amaré sin respuestas.

 

 MARTES

 

El corazón es un niño: Espera lo que desea.

Relata Eren.

 

Christopher jugaba Asphalt en la Tablet, mi dotación de libros pendientes por leer ya los había agotado desde ayer y no quería ver una película más. Tampoco quería dormir, ni hojear revistas y menos las de Chris que solo eran de videojuegos o autos. Les había mandado muchos mensajes tanto a Meghan como a Eric, hasta que terminé hartándolos y ambos dijeron que tomarían una siesta. Ann había ido a hacer un trabajo en equipo y se disculpó por no poder venir a visitarme, hasta mañana.

Incluso estuve intercambiando mensajes con Steven, hasta que el Idiota de Dante se dio cuenta y me llamó para advertirme de que me alejara y que no volviera a mandarle mensajes. No podía continuar un minuto más en este encierro y sin hacer nada.

Me senté sobre la cama, escaparía de ser necesario.

– ¡Amor! Recuestate… – Al momento lo vi dejar la Tablet en el mueble y se acercó a la cama. Al parecer también tenía ojos en la espalda o de otra manera no me explico cómo se dio cuenta.

– ¿Es enserio? ¿Me vas a tener aquí encerrado? – No quería enojarme, pero tampoco quería estar acostado.

– Mi ángel, te dijeron… “Reposo absoluto” – Hizo énfasis en esa frase. En mala hora se me había movido el piso y tuve que caerme.  – ¿Te lo dijeron sí o no?

– ¡Chris! Solo fue una torcedura… ¡Ya ni siquiera me duele!

– Pero tu tobillo aun esta inflamado…

– Pero no me duele, de verdad… Además, ya me aburrí. – Me sonrió con su dulzura habitual. Y sentándose a mi lado me dejo un beso rápido en la frente. Hacía contrapeso con su cuerpo para obligarme a que recostara.

– Te funcionó durante dos días, no esperes que siga cediendo con eso… – Le advertí mientras intentaba alejarlo. Me gustaba escucharlo reír como ahora, que siendo travieso y acariciándome como lo hacía, lograba endulzarme la vida.

No importó nada de lo que dije y lo mucho que me resistí. Al final solo fue cosa de poner un poco más de empeño, y cuando empezó a esparcir besos por mi rostro, terminé cediendo y volví a recostarme. Ahora mismo no sabía cómo había podido vivir tanto tiempo lejos de él, de sus tiernas caricias, de sus besos y sus cuidados, aún si rallaban en lo excesivo. Lejos de todo ese mar de sentimientos que se desbocaban en mi interior y me trastornaban el juicio.

– ¡Te quiero! – Susurró y sus labios apenas y si tocaron los míos. Quería más, lo quería todo. – ¡Ahora descansa! – Lo hacía a propósito, sabía que no podía seguirlo porque el estúpido tobillo aun me dolía.

– ¿Qué? ¿A dónde vas?

– Si me quedo cerca no vas a descansar… – Explicó. – Ambos sabemos que es así, es mejor para ti…

– ¡No! – Le contradije – ¡No quiero descansar! ¡Llevó dos días en cama!

– Eso te pasa por estar viendo chicos guapos…

– ¡Te veía a ti! – Le rebatí. Solo se reía porque sabía que fue de esa manera.

Cuando salíamos del aeropuerto después de despedir a su familia. La ropa le quedaba bien o quizá fue la ternura que me provocó verlo tan triste, que no me di cuenta de donde pisaba y terminé brincándome un par de escalones, que en ningún momento note que estuvieran ahí y me doblé el tobillo. 

Sin la más mínima de las contemplaciones volvió a su juego, ignorándome. Como podía ser capaz de semejante bajeza.  – Si de perdida me tuvieras atado y amordazado… Con alguna vaga esperanza de que intentaras propasarte conmigo o siquiera repetir lo del viernes en la noche…

Se avergonzaba, era demasiado fácil intimidarlo.

– No que me tienes aquí… como un volcán apagado. – Más quejas pero nada que cediera. – En vez de que aproveches que no puedo moverme y me quites la ropa…

– ¡Eren!

– ¿Qué? – Lo enfrenté. – ¿Acaso no quieres jugar con algo en verdad interesante?

– Voy a amordazarte pero no para lo que piensas… – La amenaza se escuchó sería.

Tuve que desistir, había intentado de todo Pero Christopher es un hueso difícil de roer. Aun así no podía quejarme, estar en su compañía era muy agradable. Aun si prefería su Tablet a jugar conmigo, tan solo verlo, me hacía feliz. Algo bueno debí haber hecho y él ha sido mi más grande recompensa.

Podía perderme en mis pensamientos pensando en él. Me había costado tanto dejar mis dudas, pero ahora estaba convencido de haber hecho lo correcto, lo quería, cada día un poco más y era un sentimiento que parecía no tener final. 

Quería olvidar el pasado y simplemente pertenecerle, deseaba que fuera el único, sabía que ambos merecíamos que fuera de ese modo. Era darme la oportunidad de convertirme en alguien digno de merecer su amor, de estar entre sus brazos y de detener el tiempo en el instante en el que Christopher me besara.

– ¿Molesto? – Me asusto el haber quitado mi mirada del techo y verlo a mi lado. No lo había escuchado acercarse.

– ¡No! Solo pensaba…

– ¿Entiendes que hago esto por tu bien?

– Si, lo sé… – Respondí sin mirarlo.

– Solo tengo videojuegos… Pero si quieres podemos improvisar un juego de mesa. ¿Quieres intentarlo? – Asentí de inmediato.

Camino hasta su escritorio y me trajo unas hojas en blanco y bolígrafos.

– Escribe en forma de pregunta, diez cosas que quieras saber de mí. Cada pregunta debe ir en una tira de papel que vas a enrollar y después la pondrás en esta cajita. También lo haré yo, de manera que nuestras preguntas se mezclaran. Sacaremos un papel de manera alternativa y vamos a leer la pregunta, entonces el otro debe contestarla o en su defecto, tendrá que cumplir un reto…

– Y ¿Qué pasa si por ejemplo, sacas una pregunta que escribí yo?

– La tienes que responder tú y ya después si yo me niego a responder alguna, puedas pedirme que la responda como parte del reto o podrías pedirme otra cosa.

– ¿Cómo se llama el juego? – Le pregunte curioso mientras hacía mis tiras de papel.

– Verdad o Reto…

– ¡Oh! ¿Cómo el Strip Poker? – Christopher me miro como si hubiera dicho algo malo. Sí solo es juego donde te quitas la ropa.

– ¿Por qué sabes de eso?

– ¡Meghan! ¡Meghan! El me conto… – Lo acusé. Y era verdad, él me había dicho que a veces hacía ese tipo de cosas con sus clientes.

– Algo así, pero nosotros no vamos a desvestirnos… – Iba a decirle que si iba a ser de ese modo, ya no quería jugar, pero me contuve.

Se fue a la cocina por un momento y cuando volvió tría consigo varias cosas, pude distinguir fruta picada, hielo, crema batida y algo que parecía chocolate. Bien, voy a retirar lo que pensé, si quiero jugar. Puso todo en una charola junto a la cama, y no voy a restarle el mérito de que se estuviera esmerando en que esto resultara.

– ¿Ya tienes todas tus preguntas?

– Solo me faltan siete…

– ¿Solo? – Bromeó.

– ¿Acaso tú ya tienes las tuyas? – Le reté.

– Por supuesto… Son cosas que he querido saber desde que te conocí. – Cosas que había querido saber… Tal vez no era una buena idea.

Lo observe hacer más de diez tiras, y cuando le pregunte porque escribía tantas me dijo que iba a agregar otras divertidas. Terminé las mías y las puse en la cajita, entonces vi como las revolvía. También escribió los retos y los puso en una bolsita de plástico. Me ayudo a acomodarme, colocando unas almohadas en mi espalda y después se subió a la cama sentándose frente a mí.

– ¿Listo? – Me preguntó. Asentí de inmediato – ¿Te importa si comienzo yo?

– ¡Adelante! – Tomó uno de los papelitos y lo desdobló. Su expresión lo dijo todo, había sido una de sus preguntas.

– En tu experiencia más reciente: ¿Te has tocado pensando en algún conocido? ¿Quién? – Hasta aquí llegó el juego. – ¿Verdad o Reto?

 

Hablo con él como si hablara conmigo mismo… Ah ese nivel de confianza.

 

Relata Christopher.

 

Todo su hermoso rostro se tornó rojo e inclusive contuvo el aliento, no sé exactamente que preguntas esperaba que le hiciera, pero esta era la idea de jugar. Saber cosas que de otra manera no nos diríamos.

– ¿Y bien? – Le presioné.

– ¡Reto! – Me decepcionó un poco que eligiera reto, esa parecía ser una grandiosa declaración.

– ¡De acuerdo! – Tomé la bolsita de plástico y se la acerqué. – Escoge tu retó. Y leelo.

Eren tomó una de los papelitos y volvió a avergonzarse.

– Reto: Responde a la pregunta que se te hizo. – Lo leyó y su mirada suplicante me hizo reír – ¡No es justo! ¿Eso es válido?

– ¡Responde! – Contesté, él guardo silenció, a cada segundo su vergüenza se hacía más evidente.

– ¡Sí, fue contigo! – Soltó de golpe – Ya… lo dije, siguiente pregunta.

– ¡No, espera! Tienes que relatarlo…

– Ni en mil años… – Me refutó. – ¡Es mi turno! – Tomó otro papelito, pero las manos le temblaban, yo también estaba frenético, se había tocado pensando en mí.  ¿Quién lo diría? Después buscaría alguna manera de obtener más detalles. Sacó una de sus preguntas. – Danny dijo que tus papás te llaman por un apodo ridículo… ¿Cuál es?

– Reto… reto. – Le respondí sin siquiera dejar que terminara de leer su pregunta. Tomé mi papelito y en serio, no podría creer mi mala suerte. En mala hora se ocurrió escribir eso.

– ¿Qué dice? – Preguntó ansioso.

– Llamá al primer número que este en tu lista de interacciones resientes y preguntarle: ¿Qué es masturbarse? – Eren se hecho la carcajada, él había estado jugando con mi teléfono.

– ¡Llamalo, llamalo! 

– ¿Quién es?

– ¡Dante!

– ¿Por qué le mandabas mensajes a Dante?

– Se los mandaba a Steven, pero él llamó para advertirme que no siguiera hablando con Steven. Pero esa es otra historia… ¡Llamalo!

– Quiero verte igual de emocionado cuando te toque a ti cumplir tus retos…

Fue más que vergonzoso, internamente deseaba que Dante no me contestara, pero después de unos segundos, su voz se escuchó del otro lado de la línea. Puse el teléfono en alta voz. – ¿Christopher? ¿Christopher eres tú? – Preguntaba.

– Si, hola… ¿Qué significa masturbarse?

– ¿Qué? –También me reí. La forma en la que pronunció ese “¿Qué?” Había sido muy gracioso.

– ¿Qué es masturbarse? – Repetí la pregunta.

– ¿Es una broma o algo así? – Su voz se escuchaba adormilada, quizá lo habíamos despertado.

– Solo responde…

– Es lo que deberías estar haciendo en vez de estar molestando… – Colgó justo después de eso.

– ¿Se enojó? – Preguntó Eren con cierta complicidad.

– Así parece… – Respondí sin prestarle mucha atención a lo sucedido. – Mi turno… – Canté. – ¿Te has enamorado antes? ¿Cómo fue? – Fue una de sus preguntas, todo rastró de humor se le fue del rostro, se estiró para alcanzar la bolsita con los retos, pero logré quitársela de entre las manos. – ¡Contesta! – Le pedí. – A cambió también voy a responder… No, en el pasado no quise involucrar sentimientos, era más fácil de ese modo.  Esa es la verdad, ahora quiero saber de quién te enamoraste.

– No lo vas a dejar a pasar… ¿cierto? – Negué de inmediato. – ¡Lo sabía! – Agregó resignado. – Fue hace muchos años… Me enamoré de Meghan. – Suponía algo como eso, la vez que hablamos Meghan dijo que si hubo o no un pasado entre ellos eso ya no era asunto mío. – ¿Cómo fue? Fue terrible Christopher… de las peores cosas que me han pasado. Él nunca me correspondió.

– ¿A qué te refieres?

– Le confesé lo que sentía, porque ya no podía ocultarlo más, aún si para mí y los que nos rodeaban era muy obvio, Meghan dijo que nunca lo noto, y que de seguro estaba confundido por todo lo que había hecho por mí. – Sé rio con cierta nostalgia y robó un pedazo de fruta de la charola. – Mi turno… – Tomó de la cajita otro papelito y de nuevo volvió a sonreír. – Dicen que la vida es un hueco… de todos los huecos que conoces. ¿Cuál es tu hueco favorito?

– No voy a responder a eso… Reto, elijo reto. – El papel decía, lamer. ¡Por fin! Pensé que nunca iba a salir. – ¿Miel, Crema Batida o Cajeta? – Le pregunté mientras señalaba lo que mencionaba.

– ¿Para qué?

– ¡Solo elige el que prefieras! Y no… adelantándome a tus pensamientos diré que no se pueden los tres.

– ¿Cómo sabes que pensaba en eso?

– Por qué ya voy conociéndote… ¡Volcán apagado!

– ¡Cajeta!

Por supuesto, él si sabía de cosas deliciosas, haciendo a un lado los papelitos, me acerqué lo suficiente como para poder apartar el edredón que lo cubría. Solo llevaba un suéter que le quedaba ancho y unos shorts cortos que se le ceñían a los muslos.

Lindo, en verdad se veía lindo. – Cajeta… mi ángel… Elegiste cajeta. – Con cuidado le saqué la ropa, sus cabellos se alborotaron un poco pero pronto acomodé todo en su lugar.

– ¿Qué significa? – La pregunta le salió de los labios al mismo tiempo en que le esparcía la cajeta por el abdomen.  

– Significa que olvide traer una cuchara…

Sé que hubiera hecho algún reparo de habérselo permitido. Pero mi lengua comenzó a limpiar el camino de cajeta que había hecho sobre piel. Nunca la cajeta había me había resultado tan deliciosa como ahora que la recogía de él.

Eren se estremecía y con ligeros temblores se removía en la cama. Dejé un momento lo que hacía y subí a sus labios. Le di un beso lento, calmado, con mis manos sobre su rostro y en un movimiento suave ladeé su cabeza, para poder profundizar nuestra caricia. Sus labios me buscaban desesperados y se batían con rudeza contra los míos, mientras sus manos se aferraban a mi cabello sujetándolo con fuerza. Apenas y si se separó unos segundos, jadeando sobre mis labios y dejando que la calidez de su aliento me acariciara el rostro.

Mantenía los labios entreabiertos, no pude soportar mucho tiempo más esa lejanía y aventurándome por su boca, introduje mi lengua, tomando posesión de toda su cavidad. Deleitándome con su sabor y dejando él también probara de mí, ese intercambio de sabores fue excitante. Eren intentaba corresponder pero la mayor parte del tiempo solo se dejaba guiar. Mi lengua jugueteó con la suya, reconociéndola, seduciéndola, mientras él me premiaba con algunos de esos ruiditos que tanto me gustaba escucharle.

Alcancé un pedazo de fruta y lo alimente con esto, cuando mis labios volvieron a su laborioso trabajo. En más de una ocasión tuve que succionar y chupar para retirar el exceso, pero en general, mi lengua se las arregló para limpiarlo. – Siguiente pregunta…

– ¡Reto! – Respondió de inmediato mientras me atraía hacía él.

– Pero aun no…

– Igual voy a elegir reto… Quiero más de esto.

– ¿Cajeta?

– Si, también de eso… Pero sobre todo, quiero más de ti.

Sus manos bajaron por mi pecho y su mirada suplicante me pedía en silencio que no me alejara. – ¿Y si ahora probamos el helado? – Le pregunté siguiéndole el juego. – Pero leeremos las preguntas y ambos las vamos a contestar. ¿De acuerdo?

 

Son dos niños que juegan a seducirse.

 

Tercera Persona.

 

Christopher mantenía ese especial interés en complacer cada uno de los deseos de Eren, pocas cosas le resultaban más importantes que esto. Cualquier cosa, en verdad, cualquier cosa… con tal de conservar esa sonrisa en los labios de aquel a quien cariñosamente llamaba su ángel.

Las reglas del juego cambiaron por completo, pero el momento no perdió su magia ni la intimidad que tanto anhelaban ambos. Christopher terminó ocupando el lugar de Eren y a este último lo recostó sobre él, de manera que ambos pudieran mirarse y continuar con las preguntas.

La siguiente fue: ¿Cómo te diste que me cuenta que me querías?

– ¡Esa es mía! – Cantó mientras se llevaba otra cucharada de helado a la boca. Eren por su parte, se había ensañado con las fresas y ya casi se las terminaba. Ofreció un pedazo a Christopher y este no dudó en aceptarla.

– Me di cuenta porque cada vez que te veía me enojaba – Confesó Eren, mientras dejaba ese pedazo de fruta en los labios de Christopher. – ¡No te rías! – Lo regañó – Es enserio, cada vez que te veía me descontrolaba, perdía el control de mí mismo y de lo que decía, por eso me enojaba.

– Yo me di cuenta porque te extrañaba… – Fue el turno de Christopher de ponerse serio – ¡Esos días fueron en verdad muy malos! Me hiciste mucha falta Eren, extrañaba incluso que me pelearas por todo… – Ambos dejaron de comer y se miraron por un largo momento. – ¡No vuelvas a hacerme algo así! Si de momento te harto, dímelo y te daré tu espacio…  

– No digas eso… – Los dedos de Eren rozaron con ternura los labios de Christopher, obligándolo a callar. – Tú no me hartas… ¡Lo siento! Lamento todo lo que hice y dije, también me hiciste mucha falta.

Hubo otro fugaz beso y fue el turno de Christopher de leer la otra pregunta, en esta ocasión salió una de las que escribió Eren. – ¿Por qué no quieres intimar? – Leyó. – Si quiero mi ángel, pero… También quiero hacer las cosas bien, darte tu lugar y respetarte, aún si tú no me ayudas mucho. Pero para mí eres especial, quiero que cuando suceda sea todo perfecto…

– ¿Y si nunca logra estar todo perfecto…?

– Yo lo haré perfecto para ti.

– ¡Hazlo ahora! – Le pidió. – No necesito que sea perfecto, no si eres tu quien lo hace…

– Dame un poco de tiempo.

– ¿Cuánto? ¿Una semana? ¿Tres meses?

Christopher intentó evadir la presión que Eren le hacía sentir y tomó otro papelito pero el que estaba sobre él, se lo quito y lo aventó lejos junto con la cajita y la bolsita de plástico que contenía los papelitos con los retos.

– Deja eso… – Exigió – Vamos a hacernos preguntas serias… Voy a empezar yo. – Eren había tomado el control de la situación de una manera tan sorpresiva que Christopher no tuvo más que asentir. – ¿Qué hubo entre Alexa y tú? ¿Se besaron?

– Sí… Nos besamos una vez. – Confesó Christopher incomodó. Eren sintió que la sangre le hervía, pero no tenía caso enojarse, de una u otra manera se sentía responsable.  – Pero ella nunca me intereso.

– ¿Y con Mark?

– Eren…

– ¡Contesta!

– ¡También! – Como si algo lo repeliera, Eren se incorporó intentando alejarse de Christopher. – Un par de veces… ¿Pero qué hay de ti y ese tal Soren?

– ¡Sí, nos besamos! – Espetó sin el más mínimo remordimiento.

– ¡Bien por ti! –Sin importar las palabras el reproche venía implícito. Christopher no estaba dudando en mostrarle su molestia. – Espero que haya valido la pena…

– No lo valió… – Respondió Eren. – No importa cuanto lo intentó, llegó tarde. Yo solo podía pensar en los labios de quien se besuqueaba con una zorra.

– ¿Y qué hay de Eric? – Eren no se tomó a bien que Christopher metiera a Eric en este asunto. Que le hablará como si entre ellos hubiera algo más.

Se tomó su tiempo para responder, primero rebusco en lo que aún quedaba en la charola. Nada se le antojaba, por lo que tomó un pedazo de hielo y se lo llevó a la boca.

– Es mi familia… Lo quiero. – Respondió – Nada más.

– Lo que dijiste cuando estuvimos en el hospital…

– ¡Mentira! – Le interrumpió Eren. – Todo lo que dije fue mentira, no quería aceptar mis sentimientos y con tal de no hacerlo me hubiera valido de cualquier cosa. No voy a defenderme o a decir que soy una buena persona, a estas alturas creo que está claro que no hago reparos con tal de hacer valer mi voluntad. – Confesó – ¿Qué hay de lo que me dijiste cuando nos peleamos por la broma que le hice a Mark?

– Estaba sorprendido por eso, pero no… No fue verdad. Lo que menos quería era dejarte. – Eren tomó otro pedazo de hielo y se lo llevó a la boca. – Tengo un reto para ti… ¿Lo aceptas?

– ¿De qué se trata?

– La primera pregunta… Quiero detalles.

– No te los mereces… – Respondió Eren, pero casi al mismo tiempo se deslizo de nuevo por el cuerpo de Christopher y se acomodó entre sus brazos. – No podría relatarlo, pero si me ayudas te lo puedo mostrar.

– Si acepto… ¿Qué tendría que hacer?

– Solo no me toques…

Eren se apartó de nuevo del cuerpo tibió de Christopher y enrollando su suéter le vendó los ojos a Christopher. – No puedes quitártela… Y sin importar nada, no puedes tocarme. – Eren no esperó por la aprobación de Christopher y cuidando de no lastimar su tobillo, se deshizo de las pocas prendas que le quedaban.

Una vez desnudo, se sentó sobre las piernas de Christopher, inmediatamente, este quiso tocarlo, pero Eren se lo impidió. – Una de las preguntas que había escrito era para saber cuál era tu mayor fantasía sexual… – Le explicó – Ya no pude saber cuál era tu respuesta, pero esta es una de las mías.

Paso una de sus manos por el cuello de Christopher y la otra descendió lentamente por su cuerpo, ahora desnudo. Envolviendo su miembro con su mano libre comenzó a darse a placer. Christopher reaccionó al momento, Eren no dejaba de besarlo, lo hacía con suavidad, con calma, dejando tiempo entre un beso y otro. Pero el ritmo constante estaba abajo, el calor que comenzaba a envolverlo y el cosquilleó que le recorría el cuerpo y le provocaba suspiros aislados que se convertían en masculinos gemidos que se quedaban atorados en la boca de Christopher.  – Así fue esa vez, estaba pensando en ti, que eres tú quien me tocaba…

Fue el turno de Christopher de gemir cuando Eren mordió su labio inferior. Sentía el calor que emanaba el cuerpo pequeño sobre él, quizá no podía verlo, pero lo escuchaba fuerte y claro y su cuerpo reaccionaba como si tuviera voluntad propia. – ¿Y te gusto? – Preguntó con voz ronca.

– Me gusta más ahora… – Eren tembló cuando sus muslos se contrajeron a tal punto, que incluso Christopher pudo sentirlo. Al instante se quitó la venda improvisada, pero no pudo ver nada, Eren tenía recargada la frente contra su pecho, mientras que continuaba con ese vaivén descontrolado.

– ¿Por qué te gusta complicarme la vida? – Le cuestionó mientras deslizaba su mano por sobre la de Eren, quien al sentirlo levantó la vista y se topó con esos ojos de caramelo, que lo miraban de una manera que él no supo descifrar. – ¡Despacio! – Le susurró mientras lo besaba – No hay prisa mi ángel… Tenemos toda la vida. – Eren se dejó guiar, ahora era Christopher quien sin tocarlo realmente, dictaba ritmo de ese vaivén. Que no decir verdad, no duró mucho tiempo más, Eren terminó con un gemido esplendoroso que llevo a Christopher a imitarlo.

El mayor sostuvo con delicadeza el cuerpo desnudo de su ángel, lo recostó a su lado y lo cubrió con los edredones. Eren aún mantenía los ojos cerrados, pero los abrió cuando sintió que Christopher lo besaba.

Los ojos de Eren le resultaban preciosos a Christopher, para él, era como ver un par de diamantes brillantes. Los ojos grises del menos resplandecían como si tuvieran luz propia. – ¡Pervertido! – Le acusó. Eren río complacido. – Es increíble la manera en que distorsionaste mi inocente juego…

– ¿Qué tiene de inocente untarme cajeta para después quitarla con tu lengua?

– ¿Jugamos de nuevo? – Preguntó emocionado Christopher.

– ¿Verdad o Reto?

– Si, eso también… 

Notas finales:

Jajajajaa al final ya no sé que hice, solo espero que haya sido bueno. 

Saludos!!


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