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Al Final (Pausado) por Princess Yaoi

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Notas del capitulo:

Y alfin apareci con la continuacion. Lamento mucho el retraso. El capititulo lo tenia escrito desde hace un par de semanas y solo le hacian parte un par de retoques, pero parecia que cada vez que iba a sentarme a hacerlo el universo conspiraba contra mi. Pero en fin, lo e traido despues de todo. Gracias por la espera. 

−Sasuke… _escucho la voz jadeante del blondo recorriéndole la piel, mientras su mano se enredaba en su cabello suavemente_

Sus músculos se tensaron al toque de esos dedos juguetones y algo torpes, que tocaban su cuello de vez en cuando ofreciendo una caricia cariñosa. Un gesto delicado, de esos que crispan la piel de ser dados en el momento preciso, de esos que delatan la cercanía entre dos extraños, de esos que Sasuke desconocía, pese a las larga y diversa lista de experiencias sexuales que  le precedían. 

Y es que no era lo mismo arrodillarse en el sucio piso de un bar, que hacerlo en la intimidad de una habitación compartida con un amigo, si es que los gemidos que llenaban sus oídos daban lugar a usar esa definición para describir al rubio que se revolvía debajo de él; empujando sus caderas acompasadamente hacia su boca.  Donde su hábil y certera lengua hacía temblar sus terminaciones nerviosas, lanzando por la borda todo intento del rubio de frenar la situación.

Ese torpe e improvisado encuentro matutino  se le había ido de las manos al blondo. De mano de un caliente azabache que sabría dios en qué diablos estaba pensado, había acabado tumbado contra el piso, y sin el más mínimo control sobre su cuerpo.

No había vuelta atrás, en el momento en el que Sasuke poso sus labios sobre su miembro, todo se fue al carajo. La sensación de esa húmeda cavidad cerrándose contra su extensión lo llevo directo al éxtasis.

Esos pálidos labios, descendiendo con maestría sobre su falo, ese fino cabello negro cosquilleando contra su pelvis. Esas largas pestañas extendidas bajo los parpados cerrados de ese hermosos azabache que con cada succión lo hacía sentir el vértigo de una caída segura, la emoción de una experiencia nueva y adictiva, el peligro y el palpitar acelerado de lo prohibido.

Una felación lenta, que atacaba cada centímetro de su piel sensible con malicia, tomándose el tiempo para dar pequeñas lamidas, chupetones y uno que otro beso fugaz, que acabo por completo con su resistencia en la primera oportunidad, dejándolo a merced de la maestría de la lengua del pelinegro. Un jodido demonio que en un corto momento lo  desbarato todo, adormeciendo las quejas de su mente en la humedad de su boca, mientras grababa con fuego en su memoria, su imagen lasciva, sostenido su miembro contra su boca, ocasionalmente curvada en una sonrisa. Y la sensación era gloriosa, sin duda  hacia mérito a los años de oficio de ese orgulloso Uchiha, que con una mirada traviesa balanceaba su moral sobre un filo peligroso. Haciéndolo cada más afín a lo “incorrecto”. Y es que no iba a negar la delicia de ese placer culposo.

Que más daba lo que creía bueno, lo complicado de su relación y todo el palabrerío que habían sostenido para llegar a un acuerdo. Si al final, su lazo con ese pelinegro era tan sencillo y claro como eso. Como un ajetreado y brusco toqueteo por la mañana, como un beso largo y apasionado sin dialogo alguno que pretendiera explicar nada, como un golpe, como un insulto. Tan solo algo espontaneo, producto de la casualidad, algo a lo que nunca le hallarían sentido de querer dialogar, y es que realmente, solo eran un par de desconocidos juntos por el mero placer de desafiar la libertad.   

Nada más que improvisación, rebeldía y deseo, resumido perfectamente en ese o en cualquier otro precipitado encuentro sexual que hubieran tenido, y de seguro, en los mucho que vendrían. Porque su recién definida amistad, no era posible sin sexo y caos, sin lo brusco y crudamente sincero, lo escandaloso y lo doloroso que implicaban sus similitudes y diferencias y el apego extraño que implicaba su vínculo de “amor-odio”. Era lo que había tratado de explicarle al azabache, cuando impuso su acuerdo de “solo sexo”. Su relación implicaba sentimientos caóticos que era imposible desligar del revuelo de sensaciones que los empujaban a lo sexual. Pero también envolvía un dolor inevitable.

Lo entendió claramente, mientras la imagen de Sasuke se perdía por el cuarto, limpiándose con el brazo el rastro de semen que mojaba la comisura de su boca. Tan frio y mecánico, que  lo hizo sentir solitario. Y no es que esperara verlo acurrucarse a su lado para pasar el resto de la mañana melosamente al terminar, pero la frialdad con la que le dio la espalda, fue desoladora.

Ese era Sasuke en su ambiente natural, tan casual e inmutable luego de haber hecho una fantástica felación, que solo pudo dar crédito a la costumbre y los gajes que venían con el oficio. Un chico acostumbrado a huir luego de obtener su paga y no voltear atrás, alguien a quien de seguro no escucharía recitar un “te quiero” en la cama o un “lo siento” luego haber destrozado sus limitantes morales, arrastrándolo al sexo. Pero que más daba. Contuvo sus palabras y su impuso de confrontarlo cubriéndose el rostro con el antebrazo, mientras se preguntaba en qué momento se enamoró de eso y se hizo tan emocionante caer en su juego.

La puerta del baño se azoto dejando a Naruto solo, aun extendió sobre el piso, con un tibio charco de semen cubriéndole el vientre.

Era gracioso como un increíble trabajo oral, podía hacerlo sentir tan maravillosamente y desbaratarlo al mismo tiempo. Sasuke se había salido con la suya esta vez. Y debía sentirse muy satisfecho, pensó. Pero no pasaron más de un par de minutos para que su expresión cambiara y una enorme sonrisa de victoria se instalara en su rostro.

Un gruñido rabioso delato desde el otro lado de la puerta del baño que el Uchiha estaba tan frustrado como él. Y su acuerdo de “solo sexo” no estaba saliendo tan bien como planeaba.  

__________________

Secamente cerró la puerta del baño. La imagen del blondo desapareció del otro lado dándole la lejanía suficiente para pensar con calma, caminar hasta la tina y abrir el grifo. Como lo hacía cada madrugada luego de una sesión de trabajo.  

Llevándose la mano al rostro con un leve temblor, se dejó caer sobre la orilla de la bañera. Paso la vista por las esquinas del pintoresco baño decorado pon tapetes tejidos a mano y luego bajo el rostro hacia su entrepierna, donde una vergonzosa erección se erguía urgente. No puedo evitar soltar un gruñido, molesto por las terribles implicaciones que ese mojado bulto en sus pantalones, tenía.  

Algo estaba mal, algo definitivamente estaba muy mal, si su cuerpo había reaccionado de esa forma. Esa felación, que por motivos aparentemente prácticos, le hizo al rubio,  no se había sentido como las otras mil, que seguramente había hecho ya, y su pene estaba duro, tan tenso y dolorosamente duro, como jamás había estado por tomar en su boca el miembro de otro chico.  

Había sido extrañamente llevadero; emocionante, si pensaba en la forma en la que los ojos de Naruto lo miraban.  La imagen mental que aun tenia de rostro, su miembro erguido, reluciente en un tono dorado ligeramente más oscuro que el resto de su piel bronceada y él fino camino de vellos rubios casi invisibles que marcaban a contra luz el camino hacia su entrepierna.  Eran  malditos e inesperados detalles recién descubiertos, que no dejaban su cabeza y lo tenía gravemente perturbado.

Y es que, si bien, el toqueteo preliminar hizo gran parte del trabajo, llegar a tal punto luego de saborear a otro hombre, no era natural para él. Se trataba de un acto, tan rutinario y común para el Uchiha, que sentirse afectado estaba fuera de lugar totalmente. Era trabajo. Algo que podía hacer sin descanso por horas, y jamás le dejo más que una sensación salada y nauseas.

Docenas de hombre habían metido su miembro en su boca, y decir que Naruto tenía algo diferente o que eso algo había sido especial era ridículo. El blondo era un chico como cualquier otro con el que se hubiera enredado alguna vez. Con un cuerpo y un rostro atractivos, pero uno más a fin de cuentas, que no lograba explicarse, como llego a afectarlo tanto. Serian el lugar, el momento, las circunstancias, la forma en la que empujo sus caderas suavemente hacia su boca, la sensación de sus dedos acariciando su cuello, el olor natural de su cuerpo mezclado con un toque de vainilla, o el efecto retardado del alcohol de media noche, pero de cualquier forma, había sido excitante.   

Un placer que lo hizo sentir avergonzado, mientras deslizaba la mano dentro de sus pantalones, donde su miembro espera palpitante por algo de atención.

Se estiro sujetándose del borde de la bañera, sumergido en el lento frote de su mano. Respiro agitado elevando lentamente el ritmo con ayuda de sus recuerdos más calientes. Y por unos cuantos minutos pudo perderse en la sensación de su palma, la única que había logrado confortarlo realmente bien en todos esos años y la única compañía en la que podía confiar para liberarse del estrés.  

Porque aunque cualquiera pensaría que con semejante vida, la lujuria y el éxtasis estarían a la orden del día, la verdad era que el único placer genuino que Sasuke conocía lo había tenido en solitario. El sexo fuera de eso, implicaba dinero, peligro, dolor y habito. Noches con bailarinas o meseras, cuya idea de un coito era llorar por horas quejándose de sus problemas para finalizar en un polvo rápido, no era precisamente lo más satisfactorio y el sexo por dinero, era tan mecánico y unilateral que difícilmente había logrado un par de orgasmos durante sesiones con sus clientes más caprichosos.

La vida sexual de Sasuke, por lo tanto, no era la mejor. Y el azabache podría incluso jurar que su libido estaba agonizando. La satisfacción física, después de todo, no era algo a lo que le diera mayor importancia, cuando venderse era la única forma de seguir subsistiendo día a día.

La prostitución era un negocio duro, donde esnifar dos gramos de cocaína, cada noche o perder la sensibilidad hasta apenas notar la diferencia entre una caricia y un golpe; era la única forma de ser seguir en el juego. Algo que descubrió rápidamente y casi acaba con él;  y es que la vida allí afuera no era nada fácil.

Verse forzado por un grupo de enfermos en un club o soportar los maltratos de algún cliente habitual con fetiches extraños, son cosas que pueden llegar a quebrar a alguien rápidamente. Algo que tuvo que enfrentar a muy corta edad y cambio por completo su perspectiva sobre la vida.

Tuvo que madurar rápido, ser astuto, lamer muchos penes, engañar, robar, mentir, abandonar e incluso deshacerse de un par de cadáveres para llegar vivo hasta allí. A ese colorido baño en medio de un pueblo recóndito, donde un ingenuo blondo de sonrisa brillante creía que el amor y el sexo iban de la mano.  

−Joder…  _exclamo, frustrado mientras agitaba su mano de arriba abajo sin conseguir acercarse al clímax_

Había hecho uso de todo su repertorio mental, de su mejor técnica manual y toda su concentración, pero estaba tan malditamente molesto, avergonzando y cabreado con Naruto que era inútil.

Fueron unos largos minutos sumamente desesperantes hasta que ­finalmente lo consiguió. Vio su mano cubierta del líquido blanquezco  y soltó un suspiro.

Parecía que Naruto había estado reanimando de a pocos sus ganas de follar. Pero no solo eso, había creado un caos tal, que ni luego de llegar al clímax, logro deshacerse de la horrible sensación que le oprimía el pecho haciéndolo sentir jodidamente frustrado y necesitado de más.

Todo lo que pudo formular, luego de exhalar un gruñido molesto, fue que ese desgraciado rubio estaba arruinándolo.  

____________________

El silencio, amenizado pacíficamente por el agua y el eco del baño, se rompió luego de unos buenos veinte minutos, perturbado por algunas voces y el sonido de los platos en la cocina.

Al parecer Naruto había reanimando la energía en la casa, iniciando el bullicio de una plática sin importancia con Temari y el Sabaku mayor, que se quejaba ruidosamente de su resaca.

Sasuke suspiro incorporándose hasta sacar los hombros fuera del agua. Su ducha se había tornado bastante tendida. Casi consiguió deshacerse de su enojo y ahora todo lo que deseaba para pasar equilibrado el resto del día, era un poco de tabaco. Quizás debería ir por uno.

−Temari te envía ropa y una toalla… _escucho exclamar al rubio al otro lado de la puerta, unos minutos después_ Voy a dejarla aquí.  

Los ojos del Uzumaki se abrieron como platos al ver a Sasuke abrir la puerta desnudo y sin la más mínima pisca de pudor, para tomar la toalla. Sin dirigirle la mirada se dedicó a secar su cabello y tomar prenda por prenda hasta vestirse del todo delante de él.   

Fue una visión hipnótica. Ese níveo cuerpo  delicadamente esculpido se movía tan ágil y sutilmente que observarlo colocarse una simple camisa era un deleite. Y ni hablar del resto de las prendas. La tela de un bóxer negro ciñéndose a su trasero, o la forma de unos pantalones de tela blancos quedaban perfectamente contorneados sobre sus piernas, era endemoniadamente sensual.

Estaba seguro que en cualquier momento el pelinegro lo reprendería por mirar tan embobado su entrepierna, pero en cambio solo paso de largo junto a él.

 −La comida casi esta lista _pronuncio recobrando la facultad del habla, en cuanto lo vio alejarse directo hacia al pasillo_

−No tengo hambre… _soltó el muchacho a secas_

−Es más de medio día,  debes comer algo, tebbayo _lo alcanzó en las escaleras, viendo desconcertado como se acercaba a la puerta del frente y tomaba la perilla_  ¿A dónde vas?

−Por un cigarro…

−Voy contigo _ofreció entusiasta_

El azote de la puerta fue un rotundo “no” que el blondo no estaba dispuesto a recibir. Sin pensarlo dos veces atravesó el portal directo a la acera donde estuvo a punto de alcanzar al azabache. Pero la voz de Temari lo detuvo en seco.

− ¡Hey, Naruto! _la oyó gritar desde los escalones del pórtico sosteniendo su celular hacia él_ ¡Es un tal Shikamaru, dice que es urgente!

La mención del nombre de su amigo lo alerto de inmediato. El no haber recibido noticias de él  luego del desastre con los traficantes lo tenía algo tenso. Y oír su voz, luego de lo que pareció una eternidad no fue de lo más grato. Así, mientras sostenía el teléfono contra su oído, con una expresión contrariada por las palabras peligrosas que salían de la boca del muchacho, vio a Sasuke alejarse sin poder hacer nada.

Su corazón se estrujo al tener que girarse y correr hacia la casa, en busca de una computadora, dejando a la suerte la partida del Uchiha, y es que no estaba seguro de que ese rebelde y orgulloso azabache fuera a volver.

 

Notas finales:

Las cosas estan algo tensas, y lamento que sea asi despues de la larga pausa que tubo el fic. Pero todo tiene una razon de ser, y pronto Naruto descubrira una faceta del azabache que quizan ni sospechaba. 

Nos espera el inicio de una aventura, y lo que Shikamaru tenia por decir desatara todo. Asi que esperen, por saber que les depara a nuestros chicos y que pasara con su "acuerdo". 

Hasta la proxima semana. Recuerden que un comentario puede hacer la diferencia. Gracias por su apoyo. 


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