Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un amor inesperado. por dchermosilla

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tercer y ultimo capitulo del día, prometo mañana actualizar.

Una semana ya llevaba en Siria e increíblemente me había acostumbrado al caluroso clima y a la amabilidad de las personas que ahí vivían, a lo que aun no me acostumbraba era a estar rodeado de miliares y a sus armas, aunque siendo honesto uno de ellos me hacía temblar y poner nervioso.

 

 

 

Cuando aun no me terminaba de tomar mi taza de café una de las enfermera entro corriendo con el cuerpo de un niño que botaba espuma por la boca y se encontraba inconsciente.

 

 

 

-¿Que sucede?, dije moviendo la camilla para que lo dejara.

 

 

 

-No lo sé, lo encontré así, dijo ella dejando el cuerpo y haciéndose un lado para que lo revisara, sin dudarlo comencé a examinarlo, sus pulmones se veían limpios pero el niño no reaccionaba y habia comenzado a convulsionar.

 

 

 

-Vamos a tener que intubarlo, dije colocando la cabeza en posición y recibiendo los tubos para iniciar el procedimiento, justo cuando termine de hacerlo volvieron las convulsiones y tuvimos que darle un medicamento para evitarlas, pero sabía que en el fondo era solo tapar los síntomas, si no encontrábamos la causa el niño podría estar en grave peligro -Necesito ver donde estaba el niño y con quien jugaba.

 

 

 

Cuando llegue al lugar no vi nada anormal, camine unos metros y vi como los niños jugaban con piedras lo cual no era raro, de repente me vi con horror como los niños se llevaban las piedras a la boca, con rapidez me puse de pie y con un sudor frio recorriéndome la espalda me di cuenta lo que habia ocasionado todo, corriendo llegue adentro y hable.

 

 

 

-Denle dos unidades de quelantes y tendremos que irrigar el intestino del pequeño, es envenenamiento por plomo, dije aplicándole el medicamento directamente a la vena -Sigan aplicando el medicamento en el suero, cuando recobre la conciencia llámenme, ahora iré a alejar a todos los niños del plomo y traerlos para examinarlos.

 

 

 

Sin escuchar su respuesta salí al patio, sin saber cómo comunicarme con los niños decidí tomarlos y llevarlos uno a uno al bunker medico, cuando solo me quedaban dos me encontré con el moreno que hacía que mi corazón revoloteara.

 

 

 

-¿Qué haces?, dijo levantando una de sus cejas con diversión.

 

 

 

-Plomo, dije con cansancio sin quedarme a terminar de hablar, por suerte el entendió y rápidamente llamo a sus hombres para que revisaran el sector de punta a punta.

 

 

 

-Traten a todos los niños por igual, el envenenamiento por plomo a veces no tiene síntomas, así que no podemos arriesgarnos, apenas termine de hablar cada médico y enfermera se puso manos a la obra.

 

 

 

El día paso sin darnos cuenta, por suerte habíamos podido tratar a todos los niños pero mi cuerpo estaba agotado, sin darme cuenta me quede dormido en el suelo con la espalda afirmada en la pared, un leve movimiento en mi hombro me hizo abrir los ojos.

 

 

 

-¿No tienes una cama en la que recostarte?, dijo el moreno entregándome una taza con liquido caliente.

 

 

 

-Sí, pero es igual de duro que este suelo, dije sonriendo y dando un sorbo a lo que pensé era café, pero mi sorpresa fue grande cuando me percate que era sopa.

 

 

 

-Lamento no poder hacer nada con eso, dijo el tomando un sorbo de la suya -Te traje sopa porque me di cuenta de que no comiste en todo el día, apenas escuche aquello me sonroje, no me imaginaba que este hombre estuviera observándome a tal punto.

 

 

 

-Gracias, y estoy aquí por que mi paciente aún no despierta, dije bajando la mirada y desviando la vista a la taza.

 

 

 

-Con mis hombres hemos limpiado toda la zona, así que puedes quedarte tranquilo, dijo suspirando y recién ahí caí en cuenta en la cara de cansancio que tenía el hombre a mi lado, por primera vez vi a un ser humano a mi lado y no a una maquina.

 

 

 

-Muchas gracias, dije guardando unos minutos de silencio -Perdón si estoy cruzando la línea pero ¿puedo preguntar a que se debe tu cara de cansancio?.

 

 

 

Su cara de asombro fue todo un poema, de seguro no estaba acostumbrado a que alguien se diera cuenta de sus cambios de ánimo -¿De qué línea hablas?, dijo desviando el tema, sin querer insistir le seguí la corriente.

 

 

 

-Bueno eres tan serio y distante que colocas una línea a tu alrededor, dije dando otro sorbo.

 

 

 

-Bueno digamos que tengo esa difícil personalidad de antes de unirme al ejercito, dijo mordiendo su labio -El entrenamiento solo lo acentuó.

 

 

 

-Puedo verlo, dije sonriendo  y nos volvimos a quedar en silencio, pero este era muy cómodo y casi reconfortante.

 

 

 

-Pero tú has dado un soplo de aire nuevo a mi estancia aquí, dijo con seriedad, sin saber que contestar mordí mi labio -Mañana tengo que ir a la ciudad, ¿quieres ir conmigo?.

 

 

 

-Me encantaría, dije con demasiada premura, justo cuando iba a volver a hablar mi paciente empezó a moverse, dejando la sopa de lado me puse de pie y tome mi estetoscopio y con una pequeña luz hice que la siguiera para ver su nivel de conciencia -¿Puede servirme de traductor?, dije mirando al moreno, este con un asentimiento se coloco a mi lado.

 

 

 

-Dile que mueva los dedos de los pies y los de las manos, dije cuando pude comprobar que su capacidad motora estaba intacta, seguimos con el examen de capacidad cerebral -Pregúntale en qué año estamos y quiénes son sus padres.

 

 

 

Después de 15 minutos quede satisfecho con el estado del niño salimos del bunker, la noche estaba demasiado estrellada y tranquila.

 

 

 

-¿Puedo preguntar a que se debe tu reticencia con los militares?, dijo de la nada haciendo que detuviera mi camino.

 

 

 

-Puedes, dije sonriendo -Lo cual no quiere decir que te conteste.

 

 

 

-Veo que no soy yo el que coloca una línea invisible, dijo siguiéndome el juego.

 

 

 

-Es solo que no estoy de acuerdo con seguir ordenes sin pensar, dije soltando uno de los aspectos que me molestaba de los uniformados -Además no soy partidario de las armas, yo lucho por la vida.

 

 

 

-Yo lucho por la seguridad del país, dijo el serio.

 

 

 

-Sí pero a costa de la vidas del resto, dije viendo que esta conversación no iba a acabar bien.

 

 

 

-Pero es gracias a mi trabajo que tú y tus amigos médicos duermen tranquilos, dijo molesto por la forma en la que yo me refería a su trabajo.

 

 

 

-Si también es gracias a ello que tenemos pacientes a los que tratar, dije quitándole el peso a la situación.

 

 

 

-Bueno doctor creo que nuestra conversación no nos llevara a nada, espero que duerma bien, dijo dándome la espalda y saliendo de mi vista.

 

 

 

-Adiós capitán, dije sintiendo una nueva brecha entre ambos, con cuidado me deje en la cama y medite porque me dolía que nuestra conversación hubiese acabo así.

 

 

 

Sin saber si la invitación de ayer aún seguía en pie me duche y salí en busca del moreno, por suerte este me habia esperado y se encontraba en el auto, con una tímida sonrisa me subí y con un débil buenos días tantee el terreno, fue en ese momento que descubrí que mi acompañante no era nada rencoroso ya que con suavidad me entrego una taza de café.

 

 

 

-La ciudad no es ninguna maravilla, pero al menos puedes encontrar algo de comercio, dijo mirando el camino con concentración.

 

 

 

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?, dije ignorando nuestra tensa conversación de ayer.

 

 

 

-Cuatro meses, dijo sonriendo sin desviar la vista del camino -Me quedan 6 meses más aquí si no sucede ningún percance.

 

 

 

-¿Después de aquí, volverás a Japón?, dije con sorpresa.

 

 

 

-Debería, dijo suspirando -Hace mucho tiempo que no tengo días libres.

 

 

 

-¿Y tú, que harás cuando vuelvas?, me dijo entregándome la pelota.

 

 

 

-No lo sé, dije bajando la cabeza y tomando la taza con fuerza -Renunciar no suena tan mal ahora que estoy aquí.

 

 

 

-¿Por qué habrías de renunciar?, dijo mirandome por primera vez, justo cuando iba a contestar el auto hizo un movimiento brusco y anormal, el moreno perdió control y nos estrellamos con fuerza contra un árbol.

 

 

 

Cuando el auto se detuvo del todo, solté el aire que inconsciente habia retenido en mis pulmones -¿Estás bien?, dije tratando de controlar el temblor de mis manos y soltar así mi cinturón.

 

 

 

-Sí, ¿y tú?, dijo ayudándome y dejándome libre, con una rapidez envidiable bajo del auto y miro lo que había sucedido -No bajes.

 

 

 

Sin entender del todo porque me prohibía bajar, me dedique a mirar su cara sudorosa y como mordía su labio, a los segundos pude darme cuenta que estábamos en una zona de minas terrestres, por eso no era seguro caminar por ahí.

 

 

 

-¿Quieres ayudarme?, dijo dándome la mano para bajar con seguridad.

 

 

 

-Claro, siempre puedo unir los pedazos de tu cuerpo cuando exploten, dije temeroso.

 

 

 

-Tranquilo eso no ocurrirá, dijo apretando mi mano -Ves estas banderas.

 

 

 

Dirigí mi vista a las banderas rojas que traía en su espalda, después de asentir el continuo hablando.

 

 

 

-Tendremos que llegar al lado del camino que es seguro, al ojo son unos 700 metros, por lo tanto iremos centímetro a centímetro peinando la zona, cuando encontremos una mina colocamos la bandera y así nos aseguramos que nadie se accidente.

 

 

 

No muy convencido asentí, poco a poco y muy pegado a la espalda del moreno me fui moviendo, nos demoramos todo el día, cuando ya estaba anocheciendo llegamos a zona segura y Sasuke  trato de llamar para que nos fueran a buscar de la base, pero la radio se habia estropeado.

 

 

 

-Lamento que tu primera salida de la base fuera así, dijo sentándose y bebiendo agua.

 

 

 

-Podría haber sido peor, dije sentándome a su lado, -En estos momentos desearía ser mujer.

 

 

 

-¿A qué se debe ese deseo?, dijo sonriendo y secándose el sudor.

 

 

 

-Han pasado varios autos y ninguno ha parado, si fuese mujer podría mostrar mi pierna y así al menos nos habrían dado un aventón, dije con simpleza.

 

 

 

-Pues yo si te pararía, dijo serio mirandome con profundidad, una que hizo que mi estomago se apretara y que mis piernas temblaran.

 

 

 

Sin saber que contestar mordí mi labio.

 

 

 

-Tenemos dos opciones, caminamos veinte minutos a la ciudad y pasamos la noche allí, o caminamos hacia la base, dijo mirando su reloj.

 

 

 

-¿Que tan lejos está la base?, dije mirando mis piernas.

 

 

 

-Caminando sin parar, a paso firme y rápido 4 horas, dijo suspirando.

 

 

 

-Quiero conocer la ciudad, dije caminando, con una sonrisa el moreno se coloco a mi lado y caminamos en silencio, de vez en cuando nuestros brazos se rozaban y una cálida energía recorría mi cuerpo.

 

 

 

Cuando llegamos a la ciudad mis piernas temblaban y mis muslos dolían, el moreno se acerco a un hotel de paso y con una llave se acerco a mí, se veía tan apuesto con el pelo desordenado y la piel aperlada por una fina capa de sudor.

 

 

 

-Tengo una mala noticia, dijo con una sonrisa, y juro que si cada vez que daba una mala noticia colocaba esa expresión, no quería saber anda bueno de su parte.

 

 

 

-¿Que sucede?, dije sintiendo un leve temblor en mi voz.

 

 

 

-Hay una sola habitación disponible, dijo mostrándome la llave -Supongo que no te molesta compartirla conmigo.

 

 

 

-Corro algún peligro haciéndolo, dije de manera picara y coqueta.

 

 

 

-Depende, dijo el siguiéndome el juego, coloco una mano en mi espalda y nos guía a la entrada del hotel, cuando llegamos a la pieza nos dimos cuenta que era muy modesta, pero al menos la cama de dos plazas era mucho más cómoda que mi cama de la base militar.

 

 

 

-Bueno esto será mejor que dormir a la intemperie y rodeado de minas terrestres, dijo sacándose la parte de arriba de su traje y quedando solo en una sudadera que se pegaba a su cuerpo como si fuera un guante.

 

 

 

Sin contestar me dedique a observar como cada uno de los músculos del cuerpo del moreno se tensaban cuando quitaba la prenda, por un momento el tiempo se detuvo y fui consciente de cada detalle del cuerpo del hombre que me acompañaba y sin quererlo me empezó a faltar el aire y la pieza se volvió demasiado pequeña para ambos.

 

 

 

-¿Quieres ducharte primero?, dijo levantando una de sus cejas.

 

 

 

-No, hazlo tu, dije reaccionando de mi estupidez momentánea, cuando vi que me daba la espalda y entraba al baño me acorde de respirar.

 

 

 

Con cuidado me lance a la cama y comencé a pensar que hace mucho tiempo que no me sucedía esto, mi último novio fue en la época de la universidad y terminamos porque ya no teníamos tiempo para vernos tanto como queríamos, de ahí solo me había dedicado a trabajar como un animal.

 

 

 

Y si creía que el paraíso era el moreno sudado y agitado, cuando lo vi salir del baño con una diminuta toalla cubriendo sus partes intimas y diversas gotas recorriendo su blanquecino cuerpo, me di cuenta de mi error.

 

 

 

El moreno consciente de lo que provocaba en mi, camino con soltura y se sentó a los pies de la cama, dándome una imagen completa de su ancha y varonil espalda, con cuidado y sin pensarlo me acerque a él y con la punta de mis dedos roce una de sus cicatrices, con cuidado la recorrí y acaricie, como queriendo borrar los malos momentos que paso cuando se la hizo.

 

 

 

-Una piel asi linda no debiera estar tan marcada, dije sin saber que estaba exteriorizando mis pensamientos.

 

 

 

-Eso es una consecuencia de mi trabajo, dijo tomando mi mano y dirigiéndola a su pecho donde otra cicatriz se mostraba.

 

 

 

-Podrías haber sido perfectamente un modelo, dije acariciando su cuello y cada trozo de piel que podía.

 

 

 

-Prefiero salvar y proteger a mi nación que posar frente a una cámara, dijo el achicando sus ojos y disfrutando de las caricias.

 

 

 

-Cuál es tu sueño, Sasuke, dije hipnotizado por la energía que exudaban nuestros cuerpos.

 

 

 

-No morir lejos de mi país, dijo de manera solemne -Aunque ahora uno más grande ha llegado a mi mente.

 

 

 

-¿Más grande que no morir?, dije dejando uno de sus negros mechones tras su oreja.

 

 

 

-No morir antes de besarte, dijo en un susurro y de pronto tenía sus labios sobre los míos, en un comienzo la caricia fue suave y delicada, pero cuando su lengua toco la mía no fue suficiente, con una confianza que no sentía me puse sobre él y agarre su cuello acercándolo más a mí.

 

 

 

Un leve mordisco en mi cuello me hizo darme cuenta de que estaba haciendo y como si el moreno quemara me aleje, un poco turbado me afirme en la pared y con la mirada baja comencé a hablar.

 

 

 

-Disculpa, dije entrecortado.

 

 

 

-No lo hagas, dijo el tajante -No te estoy pidiendo disculpas así que no me las des.

 

 

 

Sin saber que mas acotar me dirigí al baño y me metí en la ducha, estaba tan inmerso en mis pensamientos que tarde 10 minutos en darme cuenta de que el agua estaba helada, así que salí con rapidez de ella, sin saber que colocarme tome una polera ancha que estaba dispuesta para los huéspedes, me la coloque y lave mi ropa a mano, en el fondo lo único que quería era ganar tiempo y no tener que enfrentarme al moreno.

 

 

 

Cuando salí parecía un delincuente, camine en puntillas y cuando me di cuenta que el moreno dormía en la cama suspire, con cuidado me acosté a su lado y apague la luz, al menos por hoy había zafado de tener que hablar con él.

 

 

 

 

Notas finales:

Ultimo capitulo del día, prometo mañana volver a actualizar, mcuhas gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).